jueves, 11 de diciembre de 2014

La denominación nocturno, también nombrada en italiano ‘notturno’ se le daba en el siglo XVIII a una pieza tocada generalmente en fiestas de noche, sin que la pieza tuviese nada que ver con la evocación de la misma. Sin embargo, el género ‘nocturno’, siendo considerado como una pieza para piano solo, de un único movimiento, con un carácter inicialmente evocador de la noche, surge en el siglo XIX, y es un género muy característico del Romanticismo. Los nocturnos son generalmente piezas tranquilas, expresivas y con un carácter lírico, y a veces llegan a ser algo oscuras.

Nocturnos de Chopin

A pesar de ser John Field el primero en componer esta clase de piezas, el que más los expandió y popularizó fue Chopin, considerado el máximo exponente de este tipo de obras, y quien compuso en total 21 nocturnos, tres publicados póstumamente. Tampoco fueron concebidas como un conjunto, sino que están agrupados en diversos opus; en 1870 los 21 fueron publicados juntos por primera vez (nº 20 no llevaba el nombre de “nocturno” originalmente).


Chopin admiraba a John Field, ya que después de escucharle sus nocturnos quedó impresionado por ellos, y tuvo bastante influencia de su música, por lo que los nocturnos de Chopin tienen algunas similitudes con los de Field. Chopin sigue utilizando la técnica de una melodía cantábile, así como el acompañamiento arpegiado y el pedal. Sin embargo, lo más importante respecto a esto nocturnos son sus innovaciones. Por ejemplo, Chopin hace un uso más libre y fluido del ritmo, y también utiliza como recurso el contrapunto, lo que contribuye a dar mayor tensión y drama a la obra. Además, la complejidad melódica, y sobre todo armónica de estas piezas es mucho mayor que en las de Field, todo en caminado de nuevo a crear más tensión.


Esto es una gran característica de estas piezas. Mientras que los nocturnos de Field tenían un carácter tranquilo, y en ocasiones melancólico, los de Chopin convierten esa melancolía en tensión, creando una cierta inquietud, incomodidad, alcanzando un grado de “sufrimiento” del que carecían las obras de Field. Liszt (en el prólogo de los nocturnos de Field) nos dice: “Chopin en sus nocturnos nos ha hecho escuchararmonías que no sólo son la expresión de nuestros más inefables deseos, sino también de nuestra inquietud, sufrimiento y tristeza, que demasiado a menudo están combinados. Su vuelo es más alto, pero sus alas están más gravemente heridas, y la suavidad se convierte en una dulzura desgarradora, que deja entrever la desolación”.


Respecto a la estructura formal de estos nocturnos, es común la forma ternaria (A-B-A), pero no como una estructura fija con determinados temas, como por ejemplo en las sonatas, sino que hay una primera parte, después una sección central, que suele ser muy contrastante en temas, ritmo, tonalidad, etc, y una repetición variada de la sección inicial. El tempo de los nocturnos es lento, lo que contribuye a crear dramatismo (la única excepción es el nº 3: Allegretto). Las tonalidades son tanto mayores como menores, aunque respecto a los de Field, el número de obras en tonos menores aumenta considerablemente.


La melodía en este tipo de obras comienza siendo sencilla, pero en los nocturnos de Chopin abundan los adornos melódicos, y es muy común que comiencen con una melodía más simple que se vaya repitiendo, pero más ornamentada. También hay que notar la utilización del rubato como recurso expresivo; sin embargo, esto no debe interpretarse como una desviación total del tempo, sino todo lo contrario. En palabras de Chopin: “la mano derecha puede desviarse del compás, pero la mano acompañante ha de tocar con apego a él. Imaginemos un árbol con sus ramas agitadas por el viento: el tronco es el compás inflexible, las hojas que se mueven son las inflexiones melódicas”; se sabe que Chopin rechazaba la exageración y el amaneramiento respecto al rubato y a otros aspectos interpretativos.




http://amanielalpiano.blogspot.com.ar/2011/02/los-nocturnos-en-el-romanticismo.html


No hay comentarios.:

Publicar un comentario