jueves, 18 de diciembre de 2014

Beethoven: Concierto para piano N° 4


Por la misma época en que el público vienés lo tenía en su más alta consideración como el compositor más prestigioso de la capital del Imperio, Ludwig van Beethoven se iba quedando irremediablemente sordo, cuando el siglo 
XIX aún no completaba su primera década. El año 1808 marca su última presentación en público como solista, dirigiendo desde el piano una improvisada orquesta para el estreno del Concierto N° 4 en sol mayor.

Las fuerzas napoleónicas habían invadido Viena en 1805 y lo harían nuevamente en 1809. Tal vez intuyéndolo, los vieneses disfrutaban de un intermezzo de relativa paz cuando se programó la maratónica sesión del 22 de diciembre de 1808 en el nuevo pero increíblementemente gélido Theater an der Wien, administrado por el empresario y ex libretista de Mozart, Emanuel Schikaneder.
El mismo día estaba programado en el Burgtheater un concierto en ayuda de una Fundación de viudas de los músicos. Por ello Beethoven se las vio negras para lograr armar una orquesta que lo acompañara en un concierto en beneficio propio (amén el de Schikaneder y los músicos), cuyo programa sólo contemplaba obras de su autoría.

Pero la velada se realizó y en ella Beethoven estrenó la Quinta y Sexta sinfonías, la Fantasía Coral, la Misa en do mayor y el Concierto para piano N° 4. Como era habitual, el programa incluyó además una Escena Italiana para voz femenina. El público vienés, quizá consciente del paréntesis histórico, soportó con hidalguía el frío implacable durante las cuatro largas horas que duró el concierto.

Concierto para piano y orquesta N° 4 en sol mayor
Compuesto en 1806-07, el concierto gozó de una función privada bastante anterior a su estreno público, en marzo de 1807, en casa del príncipe von Lobkowitz, uno de los amigos nobles de Beethoven. Está dedicado a su pupilo, también amigo y mecenas, el archiduque Rodolfo de Austria, a quien el compositor favoreció con numerosas dedicatorias, entre otras, las del Concierto Emperador, el Triple Concierto, y varias sonatas.

Si bien la crítica lo consideró en su momento el concierto más admirable, personal y complejo que Beethoven había compuesto hasta entonces, la obra fue olvidada por largo tiempo hasta que un año antes de su muerte Felix Mendelssohn lo interpretó en su última visita a Londres, en 1846. Hoy, es una página ineludible del repertorio estándar de la literatura concertística para piano.

Movimientos:
00        Allegro moderato  Inusualmente, es el piano el que introduce el tema, rítmicamente cercano al célebre motivo de la Quinta Sinfonía.
21:22  Andante con moto  Solista y orquesta dialogan en este movimiento simple y sencillo aunque lleno de contrastes.
27:01  Rondo. Vivace  Alegre y optimista, es abordado sin pausa después del Andante.

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