Otro
aspecto que contrastaba con la tendencia de la época y que Brahms exploró y
expandió de manera significativa fue la Música de Cámara. Veinticinco obras
publicadas constituyen su más profundo legado. En manos de Brahms la música de
cámara logró una personalidad única; Es aquí donde se refleja uno de los más
altos desarrollos creativos de Brahms. Además en este género es donde más se
refleja su predilección por innovar dentro de la tradición. Por ejemplo, todo
trabajo excepto uno comienza con una compleja forma sonata-allegro; sólo el
Trío de Trompa Op.40 es diferente, al comenzar con un Andante con estructura de
rondó. También sus finales, en su mayoría, en forma sonata, casi siempre en un
tiempo más marcado que los movimientos iniciales, estando precedidos por
introducciones dramáticas y lentas. Se excluye de tal tendencia el tercer
Cuarteto de Cuerdas Op.67, el Quinteto de Clarinete Op. 115 y la segunda Sonata
para Clarinete y Piano; éstos concluyen con variaciones de un tema. Los dos
primeros tienen la cualidad de finalizar el ultimo movimiento con el tema que
comienza la obra. La mayoría de sus trabajos de cámara están estructurados en
cuatro movimientos. En trece de ellos un movimiento lento precede a uno con
tempo tipo danza (o su substituto); en otros siete trabajos la estructura es a
la inversa. Los movimientos lentos del segundo Sexteto de Cuerdas Op.36, el
segundo Trío de Piano Op.87, son variaciones de un tema; de otra parte que
predomina es la forma ABA. Aunque no todo el tiempo utilizaba el calificativo
'scherzo', muchas de las obras -que no lo usan- contienen un movimiento que,
aunque sin llamarlo así, muy bien se adhiere a esta tradición. Por otro lado el
'Quasi Menuetto' es utilizado en el Cuarteto en la menor Op. 51 no.2; Y el
Cuarteto de Cuerdas Op. 51 no.1 y el tercer Trío de Piano Op.101, ambos en do
menor, Brahms utiliza tiempo binario en vez de ternario, en los habituales dos
movimientos internos. Hay cinco obras donde Brahms utilizo el formato de tres
movimientos; La primera Sonata para Violonchelo Op.38 -la cual incluye un
'Quasi Menuetto' y no tiene movimiento lento (por lo menos publicado, pues sí
lo compuso) ; La primera Sonata para Violín y Piano Op.78 excluye el movimiento
tipo "danza"; el primer Cuarteto de Cuerdas Op.88 y la segunda Sonata
para Violín y Piano Op.100 combina elementos de los movimientos internos
tradicionales en un movimiento central; y la segunda Sonata para Clarinete y
Piano concluye, como antes mencionado, con variaciones en un tempo lento
moderado.
El papel que jugó Brahms en su época fue de
suma importancia pues mantuvo la tradición de la música de cámara en momentos
donde la atención estaba orientada hacia el drama musical y los poemas
sinfónicos. Aun así Brahms no estaba solo pues muchos de sus amigos
-pertenecientes a su circulo profesional- como Carl Reinecke, Bernard Scholz,
Otto Dessof, Robert Fuchs y Heinrich von Horzogenberg, contribuyeron al
ambiente musical con obras de cámara, las cuales eran ejecutadas en distintos conciertos
privados y públicos, en ciudades donde la influencia política estaba del lado
de estos "conservadores". Pero en el caso de ellos al entrar el siglo
XX sus obras quedaron casi olvidadas. Con Brahms fue distinto. Quizás fue el
aspecto serio y disciplinado con que utilizo el lenguaje tradicional y la
calidad e innovación con la que lo introdujo, lo que hizo mas tarde que
compositores como Schoenberg lo considerasen un progresista. La cualidad de
Brahms para construir temas basándose en el principio de lo que se conoce en
ingles como 'developing variation' y que se encuentra inmerso en la densidad
temática unificadora y en su complejo esquema temático, representa
probablemente el estado evolutivo entre la balanceada forma arquitectónica de
finales del siglo XVIII y la estricta forma lógica de la teoría dodecafónica de
Schoenberg. Especialmente será la música de cámara la que se nutrirá de ese
argumento.
Sin embargo la crítica de la época fue injusta
con la música de cámara de Brahms. Algunos, como Eduard Hanslick , argumentaban
que sus temas eran "insignificantes, dándole mas importancia a la
viabilidad contrapuntistica que al motivo mismo, produciendo un sonido seco y
prosaico". Otros como Ludwig Bishoff no concebían la "complejidad rítmica
y armónica que hacia difícil inclusive reconocer alguna tonalidad". En el
presente la música de cámara de Brahms es repertorio de gran popularidad entre
el público amante de la música seria. Sus obras de cámara son estudiadas a
fondo para lograr un mejor entendimiento musical no solo del Romanticismo, sino
de la filosofía musical en general. Tanto un compositor como un instrumentista
debe analizar la música de Johannes Brahms para poder entender y visualizar las
formas musicales, su evolución, y la importancia de trazar ciertos márgenes a
la música para que ésta no se salga del contexto matemático que la envuelve. A continuación un breve análisis de una de las
ultima obras de cámara que Brahms compuso: el Quinteto de Clarinete en si menor
Op.115.
En diciembre de 1890 Brahms le envió a su
publicador Fritz Simrock su Quinteto de cuerdas Op.111 y la revisión del Trío
de Piano Op.8 (1854). A sus 57 años, Brahms anunciaba en una carta adjunta a
las piezas, su intención de retirarse de la composición porque según él "…era
tiempo de parar…". Pero esos dos trabajos distaban de lo que realmente
iban a ser sus últimas obras. Pocos meses después (verano 1891) inspirado por
la experiencia de haber escuchado al clarinetista principal de Orquesta de la
Corte de Meininegen, Richard Mühlfeld, Brahms compuso el Trío en la menor para
Piano, Clarinete y Violonchelo Op.114, y el Quinteto para Clarinete y Cuerdas
Op.115. Tres años después compuso las dos Sonatas para Clarinete y Piano en fa
menor y mib mayor, Op.120. Con estas obras cerró Brahms su larga producción de
música de cámara, y su vida como compositor. Ésta anécdota le hace eco a un
suceso muy parecido con W.A. Mozart. Éste conoció al clarinetista Anton
Stadler, resultando tal encuentro en la composición de sus últimas dos obras maestras:
el Quinteto para Clarinete y Cuerdas K.581, el Concierto para Clarinete y
Orquesta, K.622. Probablemente fue su admiración por los clásicos lo que llevó
a Brahms a escoger la combinación de clarinete y cuerdas. El Quinteto Op.115 de Brahms es una de las
obras de mayor distinción que hay en el repertorio de música de cámara; la
impresión que dejó en el público de la época fue profunda. Después de publicado
en 1892, se publicó arreglada para piano a cuatro manos; como sonata para
violín y piano y como sonata para clarinete y piano. Inclusive en el estreno de
la obra que contó con la participación del Cuarteto Joachim y Münhfeld en el
clarinete, se tuvo que repetir el apacible segundo movimiento.
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