viernes, 19 de septiembre de 2014

Robin Hood: ¿historia o leyenda?

Algunos historiadores creen que los relatos del héroe-duende están vinculados con el espíritu de los bosques, que forma parte de la mitología pagana.
Robín era un nombre que los paganos daban generalmente a los seres sobrenaturales, y el color verde, que era el que distinguía la vestimenta del héroe, es el color tradicional atribuido al espíritu del bosque. También está extendida la teoría según la cual Robín Hood era sencillamente uno de los personajes de las antiguas ceremonias del primer día de mayo, que a través de los años pasó a ser primero una leyenda y luego un presunto personaje histórico. La doncella Mariann, que comparte las aventuras del héroe, puede ser una derivación de la Reina de mayo en esas mismas celebraciones paganas.
Sin embargo, las pruebas documentales indican que entre los siglos XIII y XIV un hombre llamado Robín Hood vivió en Wakefield, en el condado de York; él puede haber sido el proscrito de la romántica leyenda. Robín Hood (cuyo nombre de bautismo era Roberto) nació alrededor de 1290; su padre, Adam Hood, era un guardabosque al servicio de John, conde de Warenne y lord del señorío de Wakefield. El apellido del guardabosque y de su hijo figura en los antiguos documentos de juzgado con distintas grafías: a veces aparece como Hod, otras como Hode o Hood.
El 25 de enero de 1316, según indica un documento, la criada de Robín Hood aparece acusada de robar madera seca y vert (antiguo término inglés que designa a los árboles reservados para dar refugio y alimento a los ciervos) de un viejo robledal. Se la condenó a pagar una multa de dos peniques. En otros registros judiciales, de 1316, consta que Robín Hood y su esposa Matilde tuvieron que pagar una multa de dos chelines «por permitir que se construyera una casa de cinco habitaciones en una parcela vacía perteneciente al señor del condado».
En 1322, el amo del país de Robín era Thomas, conde de Lancaster. El conde convocó a sus súbditos a las armas para rebelarse contra el rey Eduardo 11; los súbditos no tenían más opción que la de obedecer incondicionalmente.
Robín se unió a las tropas del conde como arquero; la revuelta fue aplastada y Lancaster fue capturado, juzgado por traición y decapitado; sus propiedades fueron confiscadas por el rey y se proscribió a sus seguidores. Robín se ocultó en el bosque de Bamsdale, que en esa época cubría unos 48 kilómetros cuadrados y terminaba uniéndose al bosque de Shenvood, que ocupaba otros 40 kilómetros cuadrados en el condado de Nottingham. Los bosques estaban atravesados por la Gran Ruta del Norte, construida por los romanos; esa ruta proporcionaba pingües ganancias a los ladrones de caminos. En esta región nació la leyenda de Robín Hood.
En una de las supuestas aventuras de Robín Hood a lo largo de la Gran Ruta, el papel de antagonista corresponde al arrogante obispo de Nereford, que viajaba hacia York cuando vio al cabecilla proscrito y a algunos de sus hombres en trance de asar un venado para la cena. Tomándolos por campesinos y enfurecido por su flagrante violación de las leyes del bosque, el obispo los increpó. Los proscritos le contestaron con toda calma que no los molestase, porque estaban a punto de cenar. Entonces el obispo de Nereford ordenó a los guardias de su escolta que apresaran a Robín Hoody los suyos.
Los proscritos rogaron clemencia, pero el clérigo juró que no la habría para ellos. Fue en ese momento cuando Robín hizo sonar su cuerno y, en un abrir y cerrar de ojos, el desdichado obispo se vio rodeado por arqueros; el episodio ocurrió en el prado de Lincoln. Los proscritos tomaron prisionero al dignatario y a sus guardias y pidieron por ellos un rescate. Mientras permaneció cautivo, el obispo fue obligado a bailar la jiga alrededor de un gran roble; el árbol ya no existe, pero el sitio donde se levantaba es conocido hoy como la Raíz del Árbol del Obispo.
En Bamsdale y Sherwood hay otros robles vinculados a Robín Hood y su banda: del llamado Árbol Central, a mitad de camino entre Thoresby y Welbeck, se dice que constituía el punto desde el cual surgía la red de caminos secretos de Robín Hood, que se extendía por todo el bosque. Pero el árbol más famoso es el Roble Mayor, en Birkland. Se afirma que tiene 1000 años y es por lo tanto anterior a la conquista de Gran Bretaña por los normandos; tiene un diámetro de 9 metros. Lord Alfred Tennyson visitó este roble, el siglo pasado, y en su poema Los leñadores lo utiliza como metáfora para referirse al Pequeño John; el poema habla de éste como «ese roble en cuyo follaje pueden ocultarse nueve hombres sin tocarse.
Entre las anécdotas que se han transmitido a lo largo de los siglos acerca de la valentía de Robín Hood, figura la visita que Robín, acompañado de su íntimo amigo Pequeño John, hizo a la abadía de Abbey. El abad les pidió a ambos que mostraran su pericia con el arco; Robín y Pequeño John dispararon desde el tejado del monasterio y las flechas cayeron, una frente a la otra, a ambos lados de una calle de Whitby Lathes, a más de un kilómetro y medio del monasterio. El abad hizo erigir pilares de piedra en los sitios donde se clavaron los venablos; estos pilares sobrevivieron hasta fines del siglo XVIII. Los campos donde cayeron las flechas fueron llamados desde entonces Cercado de Robín Hood y Cercado de Pequeño John.
Pequeño John, segundo de Robín, recibió su irónico apodo a causa de su gran estatura. Se afirma que murió en Hathersage, en el condado de Derby; la tumba en que yacía fue abierta en 1784 y en ella se encontraron los huesos de un hombre excepcionalmente alto.
Robín y sus hombres se hicieron célebres, entre otras razones, porque desplegaron una actividad incesante en un territorio muy amplio. La bahía de Robín Hood, que dista muchos kilómetros de las costas del condado de York, fue bautizada así en recuerdo del proscrito, cuya banda tenía fondeadas allí numerosas barcas, que utilizaba para pescar y, eventualmente, para huir de las autoridades.
Durante uno de sus viajes, Robín visitó la iglesia de St. Mary, en Nottingham; una monja de la congregación lo reconoció y dio aviso al sherijf. Robín echó mano a su espada y, antes de ser capturado, mató a 12 soldados. No pudo ser llevado a juicio porque Pequeño John, al frente de un numeroso grupo de proscritos, cayó sobre Nottingham y rescató a su jefe; de paso, buscaron a la monja y le dieron muerte.
Pero lo que transformó a Robín Hood en un héroe popular fue su defensa de los desamparados. Se apoderó de las riquezas de los poderosos y las distribuyó entre los pobres; además, al burlarse de las impopulares autoridades de esa época, se ganó el apoyo de los campesinos oprimidos.
Uno de los más célebres relatos surgidos de los robledales de Sheewood, es la leyenda sobre el encuentro de Robín Hood con el rey Eduardo II. Narra que el rey, al saber que el número de ciervos reales de Whenwood disminuía debido al apetito de Robín Hood y su banda, decidió limpiar de proscritos el bosque. El rey y sus caballeros se disfrazaron de monjes y se internaron a caballo en el bosque. Cuando encontraron a Robín Hood y a parte de su banda, éstos les exigieron dinero; el rey les dio 40 libras y afirmó que eso era todo lo que tenía. Robín tomó entonces 20 libras para distribuir entre sus hombres y devolvió las otras 20 al rey. En ese momento, Eduardo II mostró a Robín el sello real y comunicó al proscrito que el rey quería verlo en Nottingham; Robín pidió a sus hombres que se arrodillaran ante el sello real y juraran fidelidad al rey. Más tarde, la banda invitó a los «monjes» a comer: la comida consistió en venado real a la brasa. Poco después Eduardo II reveló a todos su identidad y perdonó a los proscritos, con la condición de que se instalaran en la corte y se pusieran a su servicio.
La leyenda aparece en A Lvtell Geste of Robyn Hood, un libro publicado en 1459. Puede que todo esto no sea nada más que una leyenda; pero el rey estuvo realmente en Nottingham en noviembre de 1323, y el relato de su encuentro con Robín Hood es coherente con lo que se sabe de su personalidad. Además, el nombre de Robín Hood aparece meses después, en 1324, en los registros de la casa de Eduardo II. Allí figuran constancias de los salarios que se pagaron a Robín hasta noviembre de ese mismo año. A partir de esa fecha, el nombre de Robín desaparece de los documentos oficiales para sumergirse nuevamente en el folklore. Es posible que, después de disfrutar durante tanto tiempo de la libertad en el bosque, Robín fuera incapaz de ponerse al servicio de nadie, ni siquiera de su rey.
Las aventuras de Robín Hood en los bosques continuaron hasta cerca de 1346; se dice que murió en ese año, en el monasterio de Kirklees. Parece que la priora aceleró la muerte de Robín cuando éste le pidió que pusiera fin a los dolores que padecía: la religiosa -se dice- practicó a Robín una sangra tan prolongada que ya no pudo recuperarse.
La historia termina cuando Robín Hood consigue hacer sonar por última vez su cuerno de caza, aportado por su fiel compañero, Pequeño John. Antes de morir, Robín disparó una flecha desde la ventana de su habitación, en dirección al bosque, y pidió que lo enterraran en el sitio donde la flecha hubiese caído. Aún hoy es posible ver el sitio que Robín eligió como tumba.
La de Robín Hood es una historia romántica, que se ha mantenido viva y ha sido narrada y vuelta a narrar durante 600 años. Pero si se trata de un mito o de una historia real, de un hecho histórico o de una leyenda, es algo que permanece en el misterio.
Las hazañas de Robin Hood se narran en una serie de baladas que fueron transmitiéndose de forma oral, durante siglos y siglos. La balada es el género medieval de la literatura inglesa equivalente a los romances de nuestra literatura. En ellas se contaban las distintas aventuras de un héroe.
Las baladas son anónimas y fueron concebidas para ser cantadas o recitadas por los juglares. Por eso, debido a la transmisión oral y a la intervención de numerosos juglares, las baladas presentan diversas versiones sobre un mismo hecho.
En el caso de Robin Hood, sus hazañas se narran en más de treinta baladas. Éstas fueron recogidas en un verdadero poema épico: The gest of Robin Hood.
La balada se compone de cuatro historias:
- Robin y el Caballero: La historia de Sir Ricardo. 
- Robin, pequeño John (Juan) y el Sheriff: El concurso de arquería con la muerte del Sheriff.
- Robin y el Rey: El Rey entra disfrazado en el bosque al encuentro de Robin.
- La muerte de Robin Hood: Su traición en Kirklee donde es condenado a morir.
La obra, impresa alrededor del año 1500, agrupa los distintos episodios sobre la vida del héroe. A lo largo del tiempo, las andanzas de Robin Hood han inspirado obras literarias -como es el caso de Ivanhoe (I8I9), de Walter Scott. Asimismo, la vida del héroe de Sherwood ha sido llevada al cine. Robin Hood ha sido protagonista de numerosas películas, algunas de ellas de dibujos animados.





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