La familia de los vientos de madera
En los
instrumentos de viento madera, la vibración del aire dentro del tubo produce el
sonido. La longitud del tubo determina la altura del sonido. Aunque agrupados
en el grupo de maderas, porque en su origen se construían de madera; en la
actualidad, algunos de estos instrumentos se construyen en metal. No obstante,
se siguen clasificando dentro de las maderas por su timbre y su sonido
característico.
Los
vientos de madera son el piccolo, la flauta, el oboe, el corno inglés, el
clarinete, el fagot, el contrafagot y el saxofón; los miembros no orquestales
son el caramillo, la armónica, el acordeón, la gaita, el órgano de tubos, la ocarina
y el humilde silbato.
Las dos ramas principales de los vientos de madera son: los instrumentos en que el ejecutante obtiene los sonidos soplando por el extremo del tubo, como la flauta, el piccolo y el caramillo; y los instrumentos cuyo tono se origina en el movimiento de una o más lengüetas.
Los vientos de madera (que no siempre están fabricados con madera) han aparecido en todas las regiones del mundo. Flautas o silbatos de piedra, hueso, caña y madera han aparecido en las excavaciones arqueológicas. Los instrumentos de lengüeta simple y doble se hicieron populares en los países del Mediterráneo oriental miles de años antes de la aparición del cristianismo. El "sheng" chino, que data del año 1000 a.C., era un grupo de lengüetas con resonadores de bambú, en los cuales el ejecutante soplaba. En Europa medieval y renacentista se formaron familias enteras de vientos de madera: los jaramillos, los "cromornes" (crumhorns o krummhorns), los "shawms" (predecesores del oboe), las "bombardas", que se convirtieron en los "fagottos" -los cuales a su vez derivaron hacia los fagotes- y el "chalumeau", un tosco antecesor del clarinete.
En la orquesta
La Flauta y su hermanito el Piccolo son los únicos vientos de madera orquestales ejecutados soplando por la boca del instrumento. Fabricados inicialmente con madera, la plata fue el material más común que se empleaba hasta que los solistas y virtuosos contemporáneos, el irlandés James Galway, el francés Jean-Pierre Rampal y la norteamericana Eugenia Zuckerman convirtieron a las flautas de oro en símbolos de jerarquía.
Los compositores han creado obras para la flauta desde el siglo XVII. Johann Quantz (1696-1773), fue el músico favorito de Federico el Grande; aunque hoy rara vez se escuchan sus obras, tiene el mérito de haber compuesto más de 500 piezas para el instrumento. La contribución de Bach es la Suite en si menor para Flauta y Cuerdas. Haendel y Haydn compusieron conciertos para flauta, y el Concierto para Flauta y Arpa (K. 299) de Mozart es uno de los más hermosos. Beethoven, Mendelssohn y Chaikovski incluyeron en sus obras importantes pasajes para flauta, y los compositores franceses impresionistas Debussy y Ravel incorporan sus tonos fríos para teñir sus composiciones. La obra de Debussy La siesta del fauno, es famosa por su sensual comienzo con un solo para flauta. Además de producir pasajes serenos y tranquilos, este instrumento recorre la escala y pasa de las notas altas a las bajas con enorme velocidad. La flauta es literalmente la "acróbata de la orquesta".
El Piccolo, que parece una miniflauta, es el miembro de timbre más alto de la orquesta. Haydn y Mozart lo usaron, y Beethoven consolidó su posición en la orquesta con algunos fragmentos de las Sinfonías Quinta y Novena. Berlioz lo combinó eficazmente con distintos pasajes de su Symphonie fantastique. Chaikovski aprovechó sus posibilidades en La bella durmiente y Cascanueces, y La consagración de la primavera de Stravinski exige la intervención de dos piccolos. El más sorprendente solo de piccolo es la marcha Stars and Stripes Forever de John Philip Sousa.
El Oboe es la soprano de las lengüetas dobles. El nombre proviene de la palabra francesa "hautbois", que significa "madera alta". Fabricado con ébano o palo rosa, el cuerpo tiene forma cónica, es más ancho en la "campana" (la base). El tono del oboe se obtiene por el paso del aire que envía el ejecutante entre dos tiras de lengüetas. Las lengüetas provienen de una caña que crece en Italia o Francia meridional, y los ejecutantes las rebajan de acuerdo con el grosor que ellos prefieren. Se unen las lengüetas con hilo y se las adhiere a un sostén que se encuentra en el extremo superior del instrumento. Antes de un concierto es necesario humedecer todas las lengüetas; por eso los músicos las chupan y las colocan en sus instrumentos en el último momento.
Es difícil tocar el oboe, y exige un gran control de la respiración. ¡Su antecesor griego, el "aulos", exigía que se sujetasen las mejillas de los ejecutantes con un cinturón de cuero, de modo que no reventasen! Uno de los actuales virtuosos del oboe es Heinz Holliger de Suiza.
El oboe moderno tiene una antigüedad de trescientos años. Fue creado en París durante la década de 1650 por Pierre Hotteterre, un gaitero de la orquesta de ballet de la corte. Como también trabajaba la madera, angosto el cuerpo del "shawn" medieval, lo dividió en tres secciones, perfeccionó la boquilla y agregó orificios a los tonos más altos. Lo usó por primera vez Lully en la orquesta operística de Luis XIV. A la mayoría de los grandes compositores los ha complacido crear para el oboe. El oboe da la nota la a la que se ajusta el resto de la orquesta.
El Corno inglés no es inglés ni es cuerno, sino un oboe contralto. En su forma actual tiene el cuerpo recto, pero antes de 1839 lo tenía curvo, y así se le asignó la errónea denominación de cuerno. En Francia se lo llamó "cors anglé", es decir "cuerno anguloso", y como la palabra francesa para inglés es "anglais", que se pronuncia del mismo modo, el error fue quizás inevitable.
Se lo utilizó primero en orquestas operísticas de fines del siglo XVIII. Rossini asignó al corno inglés un papel importante en su obertura de Guillermo Tell. Las principales manifestaciones del corno inglés son el solo al comienzo del tercer acto de Tristán e Isolda de Wagner, extensos pasajes del poema El cisne de Tuonela, de Sibelius, y la sonata para corno inglés y piano de Paul Hindemith.
El Clarinete es un instrumento versátil, que aparece en las orquestas, los grupos de música de cámara, las bandas de música de concierto y las bandas de música de baile. Tiene una longitud de unos sesenta centímetros, y un tubo bastante angosto con un sistema de teclas y palancas que cubren los orificios destinados a determinar el timbre. La lengüeta única se mantiene en su lugar gracias a una banda de metal de la boquilla. El extremo de la lengüeta puede vibrar libremente cuando se la coloca entre los labios del ejecutante.
Muy expresivo, el clarinete puede murmurar una melodía, pasar de los tonos suaves a los estrepitosos como la voz humana, y originar pasajes llenos de fragmentos acelerados y saltos. Inventado alrededor de 1700 por Johann Christian Denner, el clarinete mejoró gradualmente a partir de su timbre áspero de trompeta. Mozart lo utilizó en muchas de sus sinfonías tardías, y compuso un concierto para clarinete y orquesta destinado a su amigo Antón Stadler, clarinetista vienes. Las orquestas generalmente cuentan con tres clarinetes.
El papel jazzístico del clarinete comenzó en Nueva Orleans y llegó a ser un aspecto integral del dixieland. Algunos de los más famosos clarinetistas del jazz fueron Jimmy Dorsey, Woody Hermán y Benny Goodman, y este último también protagonizó la transición a la música clásica. El norteamericano Richard Stoltzman es uno de los principales clarinetistas clásicos.
El Clarinete bajo es muy largo y describe una curva para formar una especie de campana metálica rebatida. Tiene un tono intenso y oscuro. Su solo más famoso es un fragmento del ballet Cascanueces de Chaikovski.
El Fagot de lengüeta doble es el bajo de la familia de los vientos de madera. Su longitud de casi dos metros y medio rebate para formar una "U", de modo que el ejecutante puede alcanzar todas las llaves y todas las palancas. Una correa alrededor del cuello sostiene el instrumento, de modo que las manos quedan libres. Inventado alrededor de 1600, se lo denominó "el payaso de la orquesta". Esta imagen se ve reforzada por su papel en El aprendiz de brujo, de Paul Dukas. Pero la Quinta Sinfonía de Chaikovski demuestra que el fagot puede producir una melodía tierna. En su Sexta Sinfonía, la Patética, expresa sentimientos profundos y trágicos.
El Contrafagot es un instrumento enorme y complicado. Su tono más grave está a sólo medio tono de la nota más grave del piano. No se lo escucha con mucha frecuencia, pero representa un papel importante al principio de la Primera Sinfonía de Brahms.
El Saxofón es un instrumento de bronce, pero es parte de la familia de los vientos de madera a causa de su boquilla con una sola lengüeta, análoga a la del clarinete. Se lo toca mediante teclas acolchadas que cierran los orificios. Hay cuatro tamaños principales; el que corresponde al soprano es recto, y el contralto, el tenor y el barítono se curvan para formar una amplia campana.
Inventado en 1846 por Adolphe Sax, clarinetista de origen belga, el instrumento pronto se popularizó en su país adoptivo, Francia. Bizet lo utilizó en la Suite Nº 1 La Artesiana, y Debussy compuso una Rapsodia para saxofón y orquesta. En Estados Unidos se convirtió en pieza normal de las bandas de vientos a partir de la década de 1870. De allí pasó a las bandas de jazz de la década de 1920. Jimmy Dorsey y Charlie Parker son algunos de los grandes saxofonistas de jazz de los últimos tiempos.
Aunque el instrumento no ha encontrado un lugar permanente en la orquesta sinfónica porque tiende a forzar las cuerdas, se lo ha incluido en la Sinfonía doméstica de Richard Strauss, en la Sexta Sinfonía de Vaughan Williams y el Bolero de Ravel.
Excepto el saxofón, la orquesta actual generalmente tiene tres instrumentos de cada tipo de viento de madera, y los ejecutantes se sientan en el centro, frente al director, pero generalmente detrás de las violas.
Las dos ramas principales de los vientos de madera son: los instrumentos en que el ejecutante obtiene los sonidos soplando por el extremo del tubo, como la flauta, el piccolo y el caramillo; y los instrumentos cuyo tono se origina en el movimiento de una o más lengüetas.
Los vientos de madera (que no siempre están fabricados con madera) han aparecido en todas las regiones del mundo. Flautas o silbatos de piedra, hueso, caña y madera han aparecido en las excavaciones arqueológicas. Los instrumentos de lengüeta simple y doble se hicieron populares en los países del Mediterráneo oriental miles de años antes de la aparición del cristianismo. El "sheng" chino, que data del año 1000 a.C., era un grupo de lengüetas con resonadores de bambú, en los cuales el ejecutante soplaba. En Europa medieval y renacentista se formaron familias enteras de vientos de madera: los jaramillos, los "cromornes" (crumhorns o krummhorns), los "shawms" (predecesores del oboe), las "bombardas", que se convirtieron en los "fagottos" -los cuales a su vez derivaron hacia los fagotes- y el "chalumeau", un tosco antecesor del clarinete.
En la orquesta
La Flauta y su hermanito el Piccolo son los únicos vientos de madera orquestales ejecutados soplando por la boca del instrumento. Fabricados inicialmente con madera, la plata fue el material más común que se empleaba hasta que los solistas y virtuosos contemporáneos, el irlandés James Galway, el francés Jean-Pierre Rampal y la norteamericana Eugenia Zuckerman convirtieron a las flautas de oro en símbolos de jerarquía.
Los compositores han creado obras para la flauta desde el siglo XVII. Johann Quantz (1696-1773), fue el músico favorito de Federico el Grande; aunque hoy rara vez se escuchan sus obras, tiene el mérito de haber compuesto más de 500 piezas para el instrumento. La contribución de Bach es la Suite en si menor para Flauta y Cuerdas. Haendel y Haydn compusieron conciertos para flauta, y el Concierto para Flauta y Arpa (K. 299) de Mozart es uno de los más hermosos. Beethoven, Mendelssohn y Chaikovski incluyeron en sus obras importantes pasajes para flauta, y los compositores franceses impresionistas Debussy y Ravel incorporan sus tonos fríos para teñir sus composiciones. La obra de Debussy La siesta del fauno, es famosa por su sensual comienzo con un solo para flauta. Además de producir pasajes serenos y tranquilos, este instrumento recorre la escala y pasa de las notas altas a las bajas con enorme velocidad. La flauta es literalmente la "acróbata de la orquesta".
El Piccolo, que parece una miniflauta, es el miembro de timbre más alto de la orquesta. Haydn y Mozart lo usaron, y Beethoven consolidó su posición en la orquesta con algunos fragmentos de las Sinfonías Quinta y Novena. Berlioz lo combinó eficazmente con distintos pasajes de su Symphonie fantastique. Chaikovski aprovechó sus posibilidades en La bella durmiente y Cascanueces, y La consagración de la primavera de Stravinski exige la intervención de dos piccolos. El más sorprendente solo de piccolo es la marcha Stars and Stripes Forever de John Philip Sousa.
El Oboe es la soprano de las lengüetas dobles. El nombre proviene de la palabra francesa "hautbois", que significa "madera alta". Fabricado con ébano o palo rosa, el cuerpo tiene forma cónica, es más ancho en la "campana" (la base). El tono del oboe se obtiene por el paso del aire que envía el ejecutante entre dos tiras de lengüetas. Las lengüetas provienen de una caña que crece en Italia o Francia meridional, y los ejecutantes las rebajan de acuerdo con el grosor que ellos prefieren. Se unen las lengüetas con hilo y se las adhiere a un sostén que se encuentra en el extremo superior del instrumento. Antes de un concierto es necesario humedecer todas las lengüetas; por eso los músicos las chupan y las colocan en sus instrumentos en el último momento.
Es difícil tocar el oboe, y exige un gran control de la respiración. ¡Su antecesor griego, el "aulos", exigía que se sujetasen las mejillas de los ejecutantes con un cinturón de cuero, de modo que no reventasen! Uno de los actuales virtuosos del oboe es Heinz Holliger de Suiza.
El oboe moderno tiene una antigüedad de trescientos años. Fue creado en París durante la década de 1650 por Pierre Hotteterre, un gaitero de la orquesta de ballet de la corte. Como también trabajaba la madera, angosto el cuerpo del "shawn" medieval, lo dividió en tres secciones, perfeccionó la boquilla y agregó orificios a los tonos más altos. Lo usó por primera vez Lully en la orquesta operística de Luis XIV. A la mayoría de los grandes compositores los ha complacido crear para el oboe. El oboe da la nota la a la que se ajusta el resto de la orquesta.
El Corno inglés no es inglés ni es cuerno, sino un oboe contralto. En su forma actual tiene el cuerpo recto, pero antes de 1839 lo tenía curvo, y así se le asignó la errónea denominación de cuerno. En Francia se lo llamó "cors anglé", es decir "cuerno anguloso", y como la palabra francesa para inglés es "anglais", que se pronuncia del mismo modo, el error fue quizás inevitable.
Se lo utilizó primero en orquestas operísticas de fines del siglo XVIII. Rossini asignó al corno inglés un papel importante en su obertura de Guillermo Tell. Las principales manifestaciones del corno inglés son el solo al comienzo del tercer acto de Tristán e Isolda de Wagner, extensos pasajes del poema El cisne de Tuonela, de Sibelius, y la sonata para corno inglés y piano de Paul Hindemith.
El Clarinete es un instrumento versátil, que aparece en las orquestas, los grupos de música de cámara, las bandas de música de concierto y las bandas de música de baile. Tiene una longitud de unos sesenta centímetros, y un tubo bastante angosto con un sistema de teclas y palancas que cubren los orificios destinados a determinar el timbre. La lengüeta única se mantiene en su lugar gracias a una banda de metal de la boquilla. El extremo de la lengüeta puede vibrar libremente cuando se la coloca entre los labios del ejecutante.
Muy expresivo, el clarinete puede murmurar una melodía, pasar de los tonos suaves a los estrepitosos como la voz humana, y originar pasajes llenos de fragmentos acelerados y saltos. Inventado alrededor de 1700 por Johann Christian Denner, el clarinete mejoró gradualmente a partir de su timbre áspero de trompeta. Mozart lo utilizó en muchas de sus sinfonías tardías, y compuso un concierto para clarinete y orquesta destinado a su amigo Antón Stadler, clarinetista vienes. Las orquestas generalmente cuentan con tres clarinetes.
El papel jazzístico del clarinete comenzó en Nueva Orleans y llegó a ser un aspecto integral del dixieland. Algunos de los más famosos clarinetistas del jazz fueron Jimmy Dorsey, Woody Hermán y Benny Goodman, y este último también protagonizó la transición a la música clásica. El norteamericano Richard Stoltzman es uno de los principales clarinetistas clásicos.
El Clarinete bajo es muy largo y describe una curva para formar una especie de campana metálica rebatida. Tiene un tono intenso y oscuro. Su solo más famoso es un fragmento del ballet Cascanueces de Chaikovski.
El Fagot de lengüeta doble es el bajo de la familia de los vientos de madera. Su longitud de casi dos metros y medio rebate para formar una "U", de modo que el ejecutante puede alcanzar todas las llaves y todas las palancas. Una correa alrededor del cuello sostiene el instrumento, de modo que las manos quedan libres. Inventado alrededor de 1600, se lo denominó "el payaso de la orquesta". Esta imagen se ve reforzada por su papel en El aprendiz de brujo, de Paul Dukas. Pero la Quinta Sinfonía de Chaikovski demuestra que el fagot puede producir una melodía tierna. En su Sexta Sinfonía, la Patética, expresa sentimientos profundos y trágicos.
El Contrafagot es un instrumento enorme y complicado. Su tono más grave está a sólo medio tono de la nota más grave del piano. No se lo escucha con mucha frecuencia, pero representa un papel importante al principio de la Primera Sinfonía de Brahms.
El Saxofón es un instrumento de bronce, pero es parte de la familia de los vientos de madera a causa de su boquilla con una sola lengüeta, análoga a la del clarinete. Se lo toca mediante teclas acolchadas que cierran los orificios. Hay cuatro tamaños principales; el que corresponde al soprano es recto, y el contralto, el tenor y el barítono se curvan para formar una amplia campana.
Inventado en 1846 por Adolphe Sax, clarinetista de origen belga, el instrumento pronto se popularizó en su país adoptivo, Francia. Bizet lo utilizó en la Suite Nº 1 La Artesiana, y Debussy compuso una Rapsodia para saxofón y orquesta. En Estados Unidos se convirtió en pieza normal de las bandas de vientos a partir de la década de 1870. De allí pasó a las bandas de jazz de la década de 1920. Jimmy Dorsey y Charlie Parker son algunos de los grandes saxofonistas de jazz de los últimos tiempos.
Aunque el instrumento no ha encontrado un lugar permanente en la orquesta sinfónica porque tiende a forzar las cuerdas, se lo ha incluido en la Sinfonía doméstica de Richard Strauss, en la Sexta Sinfonía de Vaughan Williams y el Bolero de Ravel.
Excepto el saxofón, la orquesta actual generalmente tiene tres instrumentos de cada tipo de viento de madera, y los ejecutantes se sientan en el centro, frente al director, pero generalmente detrás de las violas.
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