Shostakovich: CONCIERTO Nº 2 PARA PIANO Y ORQUESTA EN FA MAYOR, OP. 102
Veinticuatro
años separan el Primer Concierto del Concierto para piano nº 2, op 102; en los
años precedentes a la muerte de Stalin el músico nos ha dejado una dramática y
virtuosística Sonata nº 2 y sus 24 Preludios y Fugas, introspección en el mundo
bachiano. En 1956, el año que simboliza el discretísimo comienzo del “deshielo”
artístico en la URSS, Shostakovich cumple cincuenta años. Al año siguiente nos
regala su Segundo Concierto; ESCRITO PARA SU HIJO MAXIM COMO REGALO DE CUMPLEAÑOS, SE ESTRENÓ
EL 10 DE MAYO DE 19 57,
EL DÍA EN QUE CUMPLÍA DIECINUEVE AÑOSescrito para su hijo Maxim
como regalo de cumpleaños, éste lo estrenó el 10 de mayo de 19 57, el día en que
cumplía diecinueve años, en el conservatorio de Moscú, en la primera actuación
relevante del joven pianista, que luego centraría su carrera en la dirección de
orquesta. Shostakovich escribe a Denissov, amigo por entonces, expresándose con
ironía: «Todos los días hay tormentas,
a veces muy fuertes. La lluvia cae en el tejado y los rayos cruzan el cielo.
Truena, pero día a día prosigo mi “labor creadora”». Otra vez
el conflicto se nos presenta aquí en forma de contraste: los dos Allegros son
joviales, enérgicos, de carácter juguetón e idénticos mundos sonoros; desde el
inicio del primero el guiño es evidente, abriendo paso a una orquestación
formulada con maestría técnica y ritmo arriesgado, y un pianismo que recuerda a
Prokofiev y resulta espectacular en la cadencia; la misma alegría e intención
lúdica transmite el segundo, de brillante escritura y nervio preciso.
Frente a ellos, el Andante central, de desolada hondura, de
llanto callado, de aceptación sombría, transparente, de romanticismo finamente
trazado y lleno de inspiración; tanta melancolía, tanta nostalgia, tan sutil…
«Nos encontramos por segunda vez en marzo de 1968. Fui a verle a
su casa con cierta antelación, por lo que estuve haciendo tiempo en la calle…A
la hora convenida llamé a la puerta; apareció la joven esposa de Shostakovich,
Irina, y, finalmente, llegó corriendo, literalmente corriendo, el dueño de la
casa…no había cambiado físicamente, sólo su cabello era claramente más gris.
Con gran sorpresa, me encontré un hombre completamente distinto: irradiaba
alegría de vivir, estaba contento…Shostakovich irradiaba una grandeza y una
bondad extrañas, como una especie de fuerza mágica irresistible…» (Krzysztof Meyer).
http://www.orquestadeextremadura.com/grabaciones/shostakovich-conciertos-piano/
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