Rigoletto - Verdi
Ópera compuesta por Giuseppe Verdi y que inició la trilogía que le
haría definitivamente popular aunque ya había cosechado algunos logros
anteriores como Nabucco, Ernani o Macbeth. En una Italia convulsa, camino de lo
que sería, dos décadas después, la unificación del país trasalpino, Verdi
comenzó a ser considerado un héroe gracias a coros tan famosos como el
"Va,pensiero!"(Nabucco),"Patria oppressa"(Macbeth) o
"Un patto,un giuramento" considerados como verdaderos gritos de
libertad del pueblo italiano deseoso de librarse del yugo del Imperio
Austro-húngaro en el norte o los Borbones en el sur. Así, de boca en
boca, el acróstico VERDI (Vittorio Emanuele Re D'Italia) era una manera de
evocar también a un compositor que no cesaba tampoco de dejar esa ilusión
unificadora que, diez años después(1.861) le llevó a ser senador en Turín.
La ópera se estrenó en el Teatro de la Fenice en 1.851 obteniendo gran
éxito popular desde el estreno. Basada en la obra del francés Victor Hugo,
"Le roi s'amuse", tuvo grandes problemas con la censura por
considerarla como inmoral y obscena. Tras un tira y afloja entre los censores y
el compositor, éste consiguió mantener lo fundamental y sólo cambió el
emplazamiento de la obra de Francia al ducado de Mantua y otras cosas menores.
Acto I
Tras un preludio de gran intensidad dramática se alza el telón con la vista
puesta en una fiesta que realiza el duque de Mantua en el que se encuentra toda
la gente noble de la zona. Por una de las puertas se observa la llegada
del duque y Borsa que conversan amigablemente. En este punto surge una de las
melodías más brillantes de la ópera que es entonada por el duque: la balada
"Questa o quella", un canto al amor libertino que firmaría
hasta el mismísimo Don Giovanni. Tras un breve cortejo del duque a la condesa
de Ceprano hace aparición el protagonista, Rigoletto, el bufón jorobado
de la corte, todo ello dentro de un ambiente festivo. Como era de
esperar, el bufón también es objeto de las burlas de algunos de los cortesanos
como Marullo que se ríe de que Rigoletto pueda tener una amante("gran
nuova, gran nuova"). Tras el cortejo frustrado, aparece el duque
molesto con el propio conde de Ceprano a lo que Rigoletto trata de ridiculizar
a éste último tratando de enumerar los posibles castigos que le podría
hacer. Esta actitud del bufón provoca que los cortesanos se unan contra
él mientras que el duque le advierte del peligro que puede sufrir
de persistir en esa actitud. Llega Monterone con el objetivo de alterar los
ánimos , Rigoletto trata de ridiculizarlo pero lo que consigue a cambio
es una maldición para él y para el duque. Mientras que el bufón se siente
maldecido ("che sento!, Horrore!") los guardias del duque
arrestan a Monterone y el resto de invitados lo increpa.
Aunque no consta en Rigoletto la división
de este acto en dos cuadros es preciso hacerlo para explicarlo mejor
Escena 2 (callejón cercano a la casa de
Rigoletto)
Con el recuerdo de esa maldición, marcha el
bufón de vuelta a su casa cuando se encuentra con un sicario llamado
Sparafucile. Este dúo, que será el primero de los tres consecutivos, tiene la
relevancia de que tendrá significado especial en el tercer acto. Cuando se
despiden, se queda Rigoletto pensando en su parecido con el sicario ("Pari siamo!...Io, la
ligua egli ha el pugnale!."..¡Iguales somos!, Yo tengo la
lengua, él el puñal). Es un fragmento de gran valía puesto que vemos, por
primera vez, al Rigoletto como ser humano que sufre ...y la demostración es
como le sigue mortificando el tema de la maldición.
Una vez llegado a casa le recibe su hija
Gilda con lo que podemos disfrutar de uno de los mejores dúos compuesto por el
maestro de Bussetto. Con una primera parte de gran vivacidad, una segunda más
sentimental donde el bufón explica quién es la madre de ella, una pobre mujer
que murió y que alcanza unos momentos de emotividad difíciles de no ser
sentidos por el oyente ("Deh, non parlarte al misero del suo perduto
bene..." Ah, no habléis al infeliz de su perdido bien), y una última
parte donde también interviene Giovanna, una ama de llaves, de gran nivel
musical. Con la mente aún puesta en la maldición, el bufón, pide al ama que
trate de velar a su hija para que nadie ni nada pueda dañarla. Tras la
despedida, ambas mujeres se quedan hablando y Gilda le comenta sobre cierto
joven que le siguió a la iglesia. Cuando comenta que le daría igual que fuese
pobre o rico, surge el duque que ha oído la conversación e inician el
último dúo lleno de romanticismo cuya cumbre es, sin duda, el fragmento "È il sol dell'anima, la vita
è amore..." El amor es la vida y luz del alma). Se da a conocer como
Gualtier Maldé ya que ella desconoce como se llama; en ese momento aparece
Giovanna advirtiendo de unos rumores de pasos...antes de partir se
despiden("Addio,speranza ed anima sol tu sarai per me" ...Adiós,adiós, tu sólo serás mi
esperanza y mi vida).
Ella se queda sola recordando el nombre de
su amado en una aría, que no dejará impasible al oyente por su belleza y
sentimiento ("Caro nome che il mio cor"...Querido nombre que
mi corazón..."), mientras se oye la presencia de Ceprano, Marullo, Borsa y
demás cortesanos que van a raptarla ya que es la amante de Rigoletto (Marullo y
compañía aún creen que es la amante de Rigoletto, error que se mantienen hasta casi
el final del segundo acto). Sin embargo, se quedan de piedra cuando llega
Rigoletto. Para evitar que sospeche, le comentan que van a secuestrar a la
condesa de Ceprano y se une a ellos aunque ellos le imponen que debe
enmascararse a lo que acepta gustoso. Una vez con la máscara y una venda puesta
lo llevan hasta su propia casa y secuestran a su hija mientras que él sostiene
la escalera...sólo al final se da cuenta de que ha sido objeto de burla
mientras que oye un lejano grito de socorro. Con el recuerdo puesto en la
maldición no puede más que exclamar un angustioso "Ah, la maledizione!"
Acto II
Tras haber vuelto para ver a Gilda y
encontrarse la puerta abierta y la casa vacía, llega el Duque a su palacio
lleno de ira hacia los raptores y de sentir hacia la adorada que él la
imaginaba con lágrimas ("Ella mi fu rapita...Parmi veder le
lagrime..." Me la han
raptado...Me pareció ver brotar las lágrimas). En este momento llegan los
cortesanos comentando que habían raptado la amante de Rigoletto y, mientras
escuchaba la narración del rapto, va confirmándose en su corazón que esa
raptada era Gilda y siente una alegría en su interior ("Possente amor
mi chiama"... Un
poderoso amor me llama, una bonita cabaletta que le gustará nada más
escucharla)
Llega Rigoletto apesadumbrado por el rapto
y tratando de buscar cualquier objeto, cualquier cosa que le revele que Gilda
está allí puesto que sabe de que pueda estar allí. Un paje buscando al duque y
las respuestas de los cortesanos ya confirman a Rigoletto que su hija está
allí. Los cortesanos le piden que buscar a otra amante por ahí...hasta que
Rigoletto estalla ("io vo mia figlia!..."yo quiero a mi hija)
y profiere gritos amenazantes ("Cortigiani,vil razza dannata!..." Cortesanos, vil raza maldita). Esta aria es uno de los
principales momentos, quizás el más impactante, del personaje de Rigoletto;
tiene dos partes una primera más enrabietada ante los cortesanos mientras
que la segunda es más de compasión hacia un padre que sólo tiene a su hija.
El reencuentro entre Gilda y
Rigoletto es más amargo que en el primer acto ya que ella ya ha
descubierto cuál es la verdadera cara del duque y él se siente molesto ante su
protector y empezando a albergar ideas sobre cierta conversación con el
sicario. La irrupción de Monterone, que va a la prisión lamentando que la
maldición que le soltó al duque haya caído en saco roto, le hace que se
confirme en cumplir la venganza contra su protector, contra aquél que deshonró
a su hija. Un deseo de venganza que se manifiesta a través de un pequeño dueto
con Gilda ("Sì, vendetta, tremenda vendetta"..., Si venganza,
tremenda venganza)
Acto III
Llegan tanto Gilda como Rigoletto a
una casa a las afueras de la ciudad ya que en ésta se encuentra hospedado
el duque "gracias" a sus anfitriones Sparafucile y Maddalena.
Mientras que bebe vino vuelve a tratar el tema de las mujeres como ya lo hizo
en el primer acto, con la balada, pero de forma más popular con el
celebérrimo "La
donna è mobile..." La mujer es voluble. Por atrás, Rigoletto empieza
a reunirse con el sicario para acordar la muerte del duque. En la sala
principal, mientras tanto, el duque empieza a cortejar a Maddalena ante la
mirada atónita de Gilda que observa, otra vez, cómo es de verdad el duque (un
gran cuarteto que le maravillará por su música..."Un dí ,se ben
rammentomi"...-más bien un dúo que se convierte en cuarteto cuando
Gilda y Rigoletto comentan lo sucedido dentro). Rigoletto le pide a Gilda que
abandone el lugar y se dirija a Verona mientras que él se debe quedar allí. Una
vez ha marchado su hija, se encuentra con Sparafucile para arreglar el crimen
mientras que, en el interior, sigue el intento de seducción del duque a
Maddalena. Cuando se retira a descansar el duque, se quedan Maddalena y
Sparafucile preparando el puñal y el saco para meter el cuerpo del duque una
vez que fuese asesinado. Durante la conversación Maddalena le pide que
mate al bufón y no al duque a lo que se niega Sparafucile porque
Rigoletto es el que el paga y le será fiel ("mi paga quest'uomo,fedele
m'avrà"...me paga este hombre, le seré fiel). Sparafucile le dice que
si alguien llega en la media hora que queda para la medianoche ocupará el
lugar del duque mientras que Maddalena se molesta porque no es posible la
llegada de alguien con ese tiempo infernal. Gilda, que escucha la conversación
de los dos hermanos, decide suicidarse por la vida de aquel que la traicionó y
por la pena de la otra mujer que llora con lo que se hace pasar por un mendigo.
Al entrar en la casa es asesinada por el sicario mientras que Maddalena la mete
en el saco a la espera de que llegue Rigoletto. Los dos tríos, que se
desarrollan de forma paralela, son de gran intensidad que impacta en aquel que
empieza a aficionarse en la ópera.
Rigoletto llega a medianoche, se encuentra con el sicario y le
paga la otra mitad pactada recibiendo el saco con el cuerpo inerte. Cuando se
queda sólo con el cuerpo se dirige al río mientras que disfruta del gran
momento ya que tiene delante el cuerpo del duque...hasta que escucha la voz del
duque no muy lejos de allí y se empieza a preguntar quién está dentro del saco
hasta que un rayo le revela la terrible verdad...la cara de su hija Gilda. Ella
sigue viva aunque próxima a morir lo que va a dar lugar al tercer último dúo
entre padre e hija en un ambiente más funesto ya que la muerte de ella se
percibe en cada nota. Lo más memorable es el último tramo del dúo, quizás más
emotivo, destacando ese "Lassù in ciel,vicina a la madre, in eterno per
voi ...preguerò" de
Gilda , rezando por él en el cielo junto a la madre y el tono dramático de
Rigoletto que siente su soledad y le pide que no muera. Al final, ella expira
mientras que Rigoletto vuelve a exclamar esa frase que le ha marcado en toda la
ópera: "Ah, la maledizione!!!"
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