lunes, 8 de septiembre de 2014

La columna de hierro Taylor Caldwell

Taylor Caldwell fue una famosa escritora británica que pasó la mayor parte de su vida en los Estados Unidos, país al que llegó a admirar profundamente, y no digo esto último porque sea un especialista en su biografía -poco me importan las vidas de mis escritores favoritos-, sino porque en su obra pueden verse los sentimientos que la unían a su segunda patria.
La columna de hierro es su novela más valorada hoy en día, fue publicada en 1965 y dedicada al infortunado presidenteJohn F. Kennedy. Se trata de una biografía novelada de Marco Tulio Cicerón, el gran abogado romano de los últimos tiempos de la Republica. He conocido a muchas personas que tienen esta obra entre sus libros favoritos, y también ocupa un lugar de honor en mi biblioteca, pero no  precisamente por su valor como obra literaria -en ese aspecto la calidad es poca-, su importancia radica en que se trata de una excelente critica al descomunal deseo del Estado por acapararlo todo, y aun sin ser tan directa como Rebelión en la granja, tiene páginas totalmente magistrales.
La novela inicia poco antes del nacimiento de Cicerón, un acaudalado niño romano que es educado, sin ser patricio, como tal, con preceptor particular y con un rígido adiestramiento para que perfeccionara  el griego y el latín, requisitos obligatorios en todo romano culto. Desde la niñez Cicerón conoce a dos personajes que serán cruciales en su vida, sobre todo en su carrera política: Lucio Sergio Catilina y Julio César. El primero lo adoptaría como enemigo a muerte y el segundo como su hermano mayor. Al llegar a ser un prominente abogado, Cicerón no duda en acosar a los poderosos y si salva la vida es porque la mano de su amigo César lo protege desde la oscuridad.
El Cicerón que Caldwell nos ofrece en sin duda mucho mejor que el original -aun siendo el original digno de admiración-: abogado de las víctimas del Estado, luchador incansable para que las instituciones no fueran absorbidas por el ejército y por alargar la vida de la desahuciada Republica. Tanto Cicerón como César sabían que el uno era un peligro para el otro y aunque tuvieron cada uno en su momento el poder para destruirse no lo hicieron. El uno no imaginaba su vida sin la Republica y el otro quería ser emperador; se obstaculizaban y se espiaban y sin embargo se querían bien, siempre tratándose entre ellos como “Julio” y “Marco”.  Esta amistad entre los dos titanes es, entre otras cosas, de lo que más bien logró Caldwell en la novela.
Pero sin duda lo mejor de la novela son las causas por las que tanto lucha Cicerón; sus discursos en contra del Estado megalómano y las leyes perversas son magistrales. En su amplia correspondencia con sus amigos, familiares y enemigos se esconde una filosofía que hace ver como un hombre de nuestro tiempo a aquél que vivió hace bastantes siglos.
Me llamó mucho la atención el desprecio que Cicerón muestra por los romanos de ocasión, hijos de aventureros que se acercaban a la poderosa Roma sólo por ser tal pero sin tener ningún vínculo con ella. Es evidente que allí se esconde una crítica de Caldwell a los norteamericanos hijos de emigrantes que en su tiempo desconocían hasta los nombres de los Padres Fundadores, porque ya en el prologo de la extensa novela nos avisa del parecido histórico entre la Republica romana y los Estados Unidos.
No es ésta una gran obra literaria, ya lo dije, su enorme extensión y el hecho de tener que apegarse fielmente a sucesos históricos provocaron que Caldwell cometiera errores, pero si la valoramos únicamente como obra filosófica su importancia es infinita.
http://elcriticodelrincon.blogspot.com.ar/2012/02/la-columna-de-hierro.html

La columna de hierro - Taylor Caldwell
http://tgabogadosbufetejuridico.bligoo.com.mx/media/users/10/544054/files/60419/Taylor_Caldwell_Janet_-_La_Columna_de_Hierro.pdf








La muerte de Cicerón

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