Historia del piano
Desde la
antigüedad hasta el piano de Cristofori.
Alrededor del año 1695 un italiano llamado Bartolomeo Cristofori comenzó a construir un instrumento que, aunque básicamente era de una especie similar al Clavicordio y al Harpiscordio, incluía en el diseño de su mecanismo un concepto revolucionario.
Alrededor del año 1695 un italiano llamado Bartolomeo Cristofori comenzó a construir un instrumento que, aunque básicamente era de una especie similar al Clavicordio y al Harpiscordio, incluía en el diseño de su mecanismo un concepto revolucionario.
Para
conocer el origen del instrumento que nos ocupa debemos remontarnos a la
consideración de algunos otros instrumentos musicales más antiguos de los
cuales el piano es, de alguna manera, una evolución.
El más
antiguo instrumento musical que inicia la línea evolutiva que culmina en lo que
hoy conocemos como piano es la Cítara. Este instrumento es originario de Africa
y del sudeste de Asia y se remonta a la Edad de Bronce (alrededor del año 3000
a.C.). Consistía en un conjunto de cuerdas dispuestas a cierta altura sobre una
pequeña tabla, que eran puestas a vibrar mediante las uñas de los dedos o algún
otro elemento punzante. Utilicemos un poco nuestra imaginación y tratemos de
pensar en un instrumento musical que sea como una gran cítara, con una gran
cantidad de cuerdas que, en lugar de ser puestas a vibrar por las uñas de los
dedos o por algún elemento punzante, son puestas a vibrar mediante la percusión
de un pequeño martillo sobre las mismas. El instrumento imaginado será un
piano.
Un
instrumento posterior a la cítara, aunque con ligeras variaciones, fue el
Monocordio (observe su fotografía en la página cinco del libro
"Piano"). Su construcción se basaba en la colocación de una sola
cuerda (de allí su nombre: Mono Una, Cordio Cuerda), considerablemente más
larga que las de la cítara, vibrando sobre una pequeña caja de resonancia
construida de madera. Sobre este instrumento fue que Pitágoras, el famoso
filósofo griego, realizó sus estudios sobre las relaciones entre los intervalos
musicales, entre otros. El siguiente paso evolutivo lo constituyó el Salterio,
un instrumento construido sobre los principios de la cítara pero con una forma
trapezoidal en función de las distintas longitudes de sus cuerdas. Poseía una
rudimentaria tabla armónica y pequeños puentes tonales. La forma trapezoidal
del salterio es la que más tarde se hace presente en el diseño de los primeros
harpiscordios.
Una
variación del salterio la encontramos en el Dulcimer que, siguiendo básicamente
los mismos principios de construcción que el salterio, estaba pensado para que
sus cuerdas no sean tocadas con las manos o con algún elemento punzante sino
para que sean percutidas. El piano tal cual lo conocemos hoy en día se basa,
entonces, en los principios de construcción de los instrumentos mencionados,
cuyas cuerdas no son ya tocadas con las manos sino percutidas por martillos.
Hay una
serie de elementos constitutivos de todos ellos que, si bien han ido variando
de forma, tamaño y material de construcción, se hallan presentes en el piano.
Estos elementos se pueden resumir en los siguientes: un bastidor, esqueleto o
estructura, un variado número de cuerdas tensadas a través de él que vibran a
una determinada altura de una tabla o caja que se ocupa de amplificar su
sonido. En los instrumentos más antiguos, salvo en el Dulcimer, estas cuerdas,
afinadas convenientemente y de muy distintas maneras a lo largo de la historia
y de las regiones geográficas, son tocadas con los dedos.
La idea de
interponer algún tipo de aparato mecánico entre las cuerdas y los dedos, de tal
modo que aquellas no tengan ya que tocarse directamente con los dedos, no es
tan antigua y conforma uno de los últimos pasos en la evolución del piano. Se
supone que los primeros intentos en este sentido tuvieron lugar alrededor de
los siglos XII y XIII.
Entre estos
instrumentos encontramos al Clavicordio, un instrumento en el cual las cuerdas
eran puestas a vibrar mediante un pequeño clavo o aguja metálico. Este clavo o
aguja era puesto en movimiento desde un teclado accionado por los dedos. Este
teclado, mediante sistemas más o menos complejos de piezas de madera o metal,
resortes y paños, transmitía su movimiento al clavo o aguja. Este último
"enganchaba" la cuerda y la liberaba inmediatamente poniéndola a
vibrar.
Un
desarrollo posterior aunque contemporáneo al Clavicordio produjo un instrumento
llamado Harpiscordio. La diferencia que encontramos entre ambos es que en este
último las cuerdas eran puestas a vibrar mediante un plectro o con la nervadura
de plumas de aves. Alrededor del año 1695 un italiano llamado Bartolomeo
Cristofori comenzó a construir un instrumento que, aunque básicamente era de
una especie similar al Clavicordio y al Harpiscordio, incluía en el diseño de su
mecanismo un concepto revolucionario. Puesto que tanto el Clavicordio como el
Harpiscordio ponían a vibrar las cuerdas mediante algún tipo de púa o plectro,
las cuerdas comenzaban a vibrar siempre con el mismo volumen y tono
independientemente de cuan rápida o lentamente se presionaran las teclas.
En el
instrumento desarrollado por Cristofori el elemento que ponía las cuerdas a
vibrar era una pieza de madera con la forma de un martillo cuya punta estaba
recubierta de cuero. Esto no producía un sonido metálico y estridente como en
el Clavicordio y el Harpiscordio sino un sonido mucho más dulce y sostenido.
Además, el mencionado martillo tenía un sistema de escape mediante el cual era posible variar tanto el volumen como así también el tono del sonido. En este instrumento estaba notablemente aumentada la capacidad expresiva musical ya que en él no era solamente posible producir un determinado sonido siempre al mismo volumen y tono, como se mencionó acerca de los dos instrumentos que anteceden al piano, sino que también era posible producir sonidos con más o menos volumen que otros y producir una muy ligera variación tonal. Y todo esto, claro está, era posible hacerlo desde el teclado, según como éste se tocara.
Además, el mencionado martillo tenía un sistema de escape mediante el cual era posible variar tanto el volumen como así también el tono del sonido. En este instrumento estaba notablemente aumentada la capacidad expresiva musical ya que en él no era solamente posible producir un determinado sonido siempre al mismo volumen y tono, como se mencionó acerca de los dos instrumentos que anteceden al piano, sino que también era posible producir sonidos con más o menos volumen que otros y producir una muy ligera variación tonal. Y todo esto, claro está, era posible hacerlo desde el teclado, según como éste se tocara.
Movimientos
rápidos y bruscos de la tecla producían sonidos de gran volumen y brillantes;
movimientos lentos y apaciguados producían sonidos de menor volumen y más
dulces en cuanto al tono.
Este fue
entonces el primer piano que se construyó. El señor Bartolomeo Cristofori lo
llamó "Forte-Piano", nombre que no significaba nada más que hacer
referencia a lo que acabamos de decir como sus principales características: que
el instrumento podía producir sonidos fuertes (forte) y suaves (piano). Hoy en
día utilizamos más comúnmente la palabra Piano para referirnos a este
instrumento.
Bartolomeo
Cristofori construyó tres pianos en toda su vida, el más antiguo de los cuales
se conserva en el Museo Metropolitano de Arte de New York y data de 1720.
Desde los
primeros pianos del italiano hasta los pianos actuales muchas mejoras y avances
se han hecho, pero el concepto y la idea fundamental para su construcción
continúan siendo las mismas. Se han optimizado materiales para lograr una mejor
calidad de sonido, se ha aumentado paulatinamente el número de notas para ampliar
la capacidad musical del instrumento y se ha mejorado el diseño para lograr una
mejor perfomance. Pero el concepto fundamental de Forte-Piano como un
instrumento capaz de lograr sonidos fuertes y suaves permanece siendo el mismo.
(c)
1998-2006 Hugo Jose Landolfi, todos los derechos reservados. Reproducido con
autorizacion del autor. www.pianomundo.com
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