El monte Palatino (en latín Collis
Palatium o Mons Palatinus) forma parte de
la llamada Roma Quadrata. El Palatino es la más
céntrica de las siete colinas de Roma
y es una de las partes más antiguas de la
ciudad. Se alza a 40 m1 sobre el Foro Romano, quedando entre éste y el Circo Máximo. En ella está el origen etimológico de la palabra ‘palacio’ en muchas lenguas (palazzo en italiano, palace en inglés, palais en francés).
EL PALATINO: LOS PALACIOS DE LOS EMPERADORES
ROMANOS.
La vivienda de los poderosos
llega a su máxima expresión en Roma con la institución del Imperio. Las domus
de la nobleza, quedaron pequeñas para la tarea de representación del soberano y
para albergar la burocracia que administraba el Estado.
El hecho de que Augusto hubiese
nacido en la colina Palatina marcó el destino de este monte y la denominación
de la vivienda imperial. El lugar también tenía su simbolismo, según la leyenda,
era donde Rómulo y Remo fueron acogidos por la Loba (Lupercalia) y donde el
primero de los hermanos, el fundador de Roma, instaló su cabaña (de las que los
romanos conservaron restos). Por todo ello, cuando Augusto consiguió el poder
compró al senador Hortensio una domus típica republicana al suroeste de la
colina, que amplió en años sucesivos con otras vecinas. Su idea era que al
instalarse allí el nuevo soberano se recuperara el sitio y el culto a los
orígenes del espíritu romano. La casa de Augusto fue, por tanto, un modesto
recinto residencial ampliado en medio de un barrio aristocrático. Sus sucesores
también eligieron este lugar para su vivienda por legitimar su poder, pero
además lo ampliaron considerablemente
hasta hacerse con la totalidad de la colina, creando los verdaderos
palacios imperiales.
Entre el siglo I y III d. C.
surgieron los palacios de Tiberio (ampliado por Calígula); el de Nerón (la
Domus Transitoria y la Domus Áurea que llegaba hasta allí); el de los Flavios
(la Domus Flavia y la Domus Augustana); y el de Septimio Severo. A finales de
la época imperial, el conjunto era un único e inmenso edificio denominado Palatium (Palatino), como la
colina.
La casa de Livia y la Casa de
Augusto.
Al noroeste de la colina (en el Germalus) hay un espacio ocupado por
un grupo de casas de fines de la República (casa de Livia y casa de Augusto),
que nunca fueron destruidas para dar lugar a los palacios imperiales. Este
hecho insólito, junto con las descripciones que se hicieron de la casa de Octavio
Augusto, ha hecho pensar que ésta fue su residencia. Se conservan habitaciones
de dimensiones modestas decoradas con frescos del estilo segundo.
El modelo no difería mucho de las
viviendas de cualquier noble de la época, si no fuera por los espacios sagrados
dependientes del sector público de su casa: la gruta donde la loba amamantó a
los gemelos o Lupercal, la cabaña de Rómulo, el templo de la Gran Madre
(Cibeles) y el templo de Apolo. Recientemente se ha descubierto el Lupercal y
han sido restaurados y reabiertos para
su visita pública los frescos de cuatro habitaciones de la Casa de Augusto.
La Domus Tiberiana y la Domus
Transitoria.
Tiberio construyó el primero de
los palacios imperiales, en la esquina noroeste del Palatino, y luego Calígula
lo amplió hacia el foro. Domiciano con un criterio monumental lo reconstruyó
por completo al mismo tiempo que la Domus Augustana. Desgraciadamente todo lo
que se puede ver hoy día son los cimientos entre los jardines Farnesio.
La Domus Transitoria fue diseñada
como parte previa del majestuoso proyecto de la Domus Áurea. Fue destruida,
como gran parte de la ciudad, por el gran incendio que arrasó Roma el año 64 d.
C. Era ya un conjunto que unía la Domus Tiberiana con el monte Esquilino a
través de jardines, columnatas y pabellones.
La Domus Áurea.
Tras el incendio, ya mencionado,
Nerón encargó a sus arquitectos Severus y Celer la construcción de un
palacio-villa aún mayor y más lujoso, la Domus Áurea. Esta construcción no
llegó a acabarse, sin embargo se sabe que pretendía tener un frente de más de
1500 metros de largo y 50 hectáreas de extensión. Sólo fue utilizada durante
unos pocos años, puesto que los Flavios renunciaron a esta residencia en favor
de construir otra en el Palatino. Además fue afectada por el incendio del año
104, por lo que se inutilizó y rellenó parte de ella con escombros para servir
de cimentación a las Termas de Trajano. Esta circunstancia la preservó en parte
de los ladrones de materiales de construcción y no fue redescubierta hasta el
Renacimiento.
Hoy podemos reconstruir algunas
dependencias e incluso visitarlas. En el vídeo podrás ver salas abovedadas,
decoradas con frescos del IV estilo sobre fondos dorados, blancos y negros. Se
recrean estilizados motivos vegetales y fantásticos, que inspiraron en el Renacimiento la decoración conocida como
grutescos (sacada de la gruta). También vemos la estatua de 36 metros de Nerón
como Apolo (el Coloso) y un lago artificial rodeado por una serie de pórticos.
El templo del Divino Claudioen el monte Celio fue transformado en un monumental
ninfeo, que también sirvió de fachada escénica para los jardines de la villa.
Del sector este son otras habitaciones cuyo
principal interés es una sala octogonal cubierta con una cúpula de hormigón y
óculo central, que precede temporalmente a la del Panteón de Agripa- Adriano.
Con toda posibilidad debió ser el gran comedor circular que rotaba y del que
hablaba Suetonio. Poseía además de un mecanismo que permitía derramar flores y
perfumes desde agujeros aplicados en las placas móviles de marfil que recubrían
la cúpula.
El palacio de Domiciano en el
Palatino. La Domus Flavia y la Domus Augustana.
Después del gran incendio del 80
d. C., Domiciano encargo al arquitecto Rabirius realizase sobre la cima sur de
la colina Palatina, junto a la Domus de Augusto y de Tiberio, un nuevo complejo
para servir como residencia imperial y lugar de dirección gubernamental. La
concepción es totalmente nueva puesto que se crea dos edificios paralelos y a
la vez unidos: la Domus Flavia, al Norte, como palacio representativo y
público, y la Domus Augustana, al sur, como palacio residencial. Ambos se
construyen según el principio del peristilo.
A la Domus Flavia se accedía por
el norte mediante un pórtico columnado sobre podium que dominaba una vasta
zona. Tras atravesar un vestíbulo espacioso se pasaba a un peristilo central en
torno al cual se abrían cuatro
secciones.
• El
ala este debió ser espectacular. Se componía de tres salas: el Aula Regia un
espacio sin compartimentar de 30 metros de ancho, ideal para los actos
oficiales, con magnífica decoración de nichos con estatuas y columnas de mármol
pavonazzetto contra los muros laterales y en el fondo un amplio ábside para el
trono. En el lado derecho tendría la
basílica del palaciodestinada a las audiencias y al Consejo de Domiciano. de
nuevo un ábside servía para delimitar el espacio del soberano y que la atención
arquitectónica se centrara en este lugar.
En el lado izquierdo estaría el Lararium o capilla donde se da culto a
los dioses de la casa imperial.
• El
ala oeste se levantaba la gran sala de banquetes, laCoenatio Jovis, entre dos
patios con fuentes o ninfeos. Era un triclinio dotado de un hipocaustum bajo el
suelo que calentaba la habitación en invierno.
• De
las dos alas de comunicación, la septentrional servía para dar entrada a la
zona pública de la antigua domus de Augusto (templos y bibliotecas), y la
meridional era el acceso al peristilo de la Domus Agustana o residencial.
La parte oriental del palacio, la
Domus Augustana, estaba exclusivamente reservada para la familia imperial.
Tenía dos niveles y, por lo general muchas habitaciones y de tamaño más pequeño
• En
la terraza superior, los cubículos se abrían a otro peristilo columnado con un
estanque y un pequeño templo en el centro, quizá dedicado a Minerva.
• El
otro nivel estaba situado 12 metros por debajo. Aquí también las habitaciones
estaban organizadas en torno a un amplioperistilo rodeado por pórticos a dos
niveles. En el centro había una gran fuente decorada con un motivo de peltas.
• Al
oeste el edificio se arqueaba formando una fachada cóncava que miraba hacia el
Circo Máximo. Se trataba de una gran exedra semicircular y columnata detrás de
la cual todavía se pueden ver restos de varias habitaciones con un extraño
diseño.
• El
cuarto sector de la Domus Augustana es el conocido comoEstadio. En realidad se
trataba de un rectángulo oblongo de unos 88 metros porticado en dos plantas. La
función del mismo sería quizás de jardín y de picadero a la vez.
Septimio Severo ampliará el
palacio hacia la fachada del Circo Máximo con termas y el famoso Septizodium ,
que era un fachada ninfea de unos 90 metros de largo con varios niveles sobre
la vía Apia. Este edificio aún se conservaba en parte en el siglo XVI, momento
en que fue demolido por orden de Sixto V par emplear los materiales recuperados
para diversas obras.
El palacio de Domiciano
permanecerá como centro oficial del Imperio hasta la reforma de Diocleciano en
293/297.
http://algargosarte.lacoctelera.net/post/2009/12/02 /el-palatino-palacios-los-emperadores-romanos-domus
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