“A la memoria de un ángel” - Lino Althaner
Abre un ángel la puerta
cuando ya desesperas
y clavado en tu sombra lo contemplas
como dueño más bien que como siervo.
Entonces el arco te alcanza.
Y preparas la flecha.
.
cuando ya desesperas
y clavado en tu sombra lo contemplas
como dueño más bien que como siervo.
Entonces el arco te alcanza.
Y preparas la flecha.
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Y si aciertas en el blanco
en el cielo se abre un orificio
más pequeño que el ojo de una aguja
de la aguja más pequeña
y caen palabras del cielo
que no son de tu lengua.
Y si aciertas en el blanco
en el cielo se abre un orificio
más pequeño que el ojo de una aguja
de la aguja más pequeña
y caen palabras del cielo
que no son de tu lengua.
Empapadas del rocío
que alimenta las flores de la tierra
¿qué mandato obedecen?
¿de qué reino?
¿y que afan las inquieta
mientras juegan en tus dedos?
que alimenta las flores de la tierra
¿qué mandato obedecen?
¿de qué reino?
¿y que afan las inquieta
mientras juegan en tus dedos?
¿Acaso el de horadar las superficies
y humillar las pobres apariencias?
¿Hacer de una pocilga una mansión
o un patán de un caballero?
¿Insinuar un portento en cada esquina?
¿Hacerte estremecer de realidad?
y humillar las pobres apariencias?
¿Hacer de una pocilga una mansión
o un patán de un caballero?
¿Insinuar un portento en cada esquina?
¿Hacerte estremecer de realidad?
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