jueves, 28 de agosto de 2014



CARTA DE UN LEÓN A OTRO – Chico Novarro


Perdona si te digo, hermano mío, 
que ganas de escribirte no he tenido. 
No sé si es el encierro, 
no sé si es la comida 
o el tiempo que ya llevo de esta vida. 

Lo cierto es que el zoológico deprime 
y el mal no se redime sin cariño. 
Si no es por esos niños 
que acercan su alegría 
sería más amargo todavía. 

A ti te va mejor, espero, 
viajando por el mundo entero 
por más que el domador, según me cuentas, 
te obliga a trabajar más de la cuenta. 

Tú debes entender, hermano, 
que el alma tiene de villano: 
al no poder mandar a quien quisiera 
descarga su poder sobre las fieras. 

Muchos humanos 
son importantes, 
silla mediante, 
látigo en mano. 

Pero, volviendo a mí, 
nada ha cambiado 
aquí desde que fuimos separados. 
Hay algo, sin embargo, 
que noto entre la gente; 
parecen que vivieran diferente. 

Sus ojos han perdido algún destello, 
como si fueran ellos los cautivos. 
Y sé lo que te digo, 
apuesta lo que quieras, 
que afuera tienen miles de problemas 

Caímos en la selva, hermano, 
y mira en qué piadosas manos. 
Su aire está viciado de humo y muerte, 
y quién anticipar puede su suerte 

Volver a la naturaleza 
sería su mejor riqueza: 
allí podrán amarse libremente 
y no hay ningún zoológico de gente. 

Cuídate, hermano; 
yo no sé cuándo, 
pero ese día viene llegando. 

                                                                         Carta de un león a otro - Chico Novarro

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