Los Ramesidas: reyes guerreros; reyes constructores
La falta de descendencia de Dyeserjeperura-Horemhab* le obligó, ya en los últimos años de su reinado, a asociar al trono a un militar de sangre no real, Paramessu, quien acabaría siendo su sucesor e iniciar una nueva dinastía. Pero a los 2 años de ascender al trono, Ramsés* (I), que así se hizo llamar el nuevo rey, desaparece, y es su hijo, el que ya fuera militar y gobernador de la ciudad fronteriza de Tjaru, el príncipeSethy*, quien haciéndose con el trono se vé obligado a mantener la influencia egipcia en Asia ante los importantes cambios geopolíticos que se sucedían, especialmente producto de la intervención del poder hitita en los reinos de la zona. En tales circunstancias, Menmaatra-Sethy* (I), ya en su primer año de reinado, envió a su ejército a sofocar una rebelión del rey de Hammath que acabó con su captura y toma de la capital, así como las de Beth-Shean y Yenoam, para en probablemente una segunda campaña alcanzar Tiro, Sidón, Biblos y Sumur, y parece entrar ya en combate con algunas tropas hititas asentadas en la región desde tiempos de Ajenatón*. También, y por la mención que de ella se hace en el Templo de Amón en Karnak, inició una campaña militar contra los pueblos libios que prácticamente todos sus sucesores ramesidas habrían de continuar. Pero sería en el año 5 ó 6 de su reinado cuando, Menmaatra-Sethy* (I), tuvo ocasión de entrar en directa confrontación con las tropas hititas. Fue en la ciudad de Qadesh, y a juzgar por una estela que se halló en el lugar, la victoria se fue del lado egipcio aunque no tardase en caer nuevamente en manos hititas tras lo que parece un tratado de paz entre ambos pueblos.
En lo que al interior del país se refiere, Menmaatra-Sethy* (I), reforzó extraordinariamente el papel del ejército, sustento base para todo el periodo ramesida, y preveendo la amenaza que le podrían representar los sacerdotes de Amón en Tebas, estableció una política de dispersión de los hijos de éstos a otros lugares de Egipto a la vez que potenciaba otros cultos.
Fue un gran constructor. Continuó la política de restauración de los templos dañados durante el periodo amarniense, así como amplió el Templo de Amón en Tebas, e inició la construcción de un gran templo dedicado a Osiris, aunque también a Amón, Isis, Horus, Ra-Horajti y Ptah en Abido, conocido como "Osireión", con el que pretendió la legitimización de la que carecía inscribiéndose como sucesor directo de los grandes reyes que le precedieron en la llamada "Lista Real de Abido" no sin antes eliminar todo rastro de los "herejes" reyes amárnicos. A él también se le debe la reconstrucción y ampliación de la antigua capital hicsa, Avaris, en el Delta Oriental, lugar en el que construiría un palacio lo cual le aseguraría una más rápida intervención en el área asiática que de hacerlo desde Menfis o Tebas.
Cuando en el año 27 muere Menmaatra-Sethy* (I), y su cuerpo sepultado en su imponente tumba del Valle de los Reyes, es su hijo de apenas 20 años quien le sucede tras abandonar su puesto de jefe de la armada egipcia. En sus primeros años de gobierno la actividad de Usermaatra-Setepenra-Ramsés* (II) se centró en proseguir la actividad constructora de su padre. Así, fue durante esos primeros años cuando se finalizó las obras que emprendiera su padre en el Osireión, Gurna y Karnak.
Pero las circunstancias que se sucedían en Asia, en dónde su rival, el rey hitita Muwatalli levantaba en armas una gran alianza contra Egipto, pronto hicieron que sus prioridades fueran otras, y si bien fue en el 4º año de su reinado cuando el otrora aliado egipcio, el influyente rey de Amurru, Benteshina, se levanta contra el rey egipcio, habría de ser en el 5º cuando tendría lugar la gran batalla entre egipcios e hititas.
Según nos narran ciertos textos de los templos de Abido, Karnak, Luxor, Ramesseum y Abu-Simbel, así como en el llamado "Poema de Pentaur", la victoria egipcia en, una vez más ciudad de Qadesh, no lo fue tanto, pues tras finalizar la contienda esos actos de agresión perduraron hasta al menos el año 10 del reinado de Usermaatra-Setepenra-Ramsés* (II), en un momento próximo a la muerte de Muwatalli. A ese rey hitita le sucedería su hijo Mursil (III), durante el cual parece no se produjeron agresiones, hasta que bajo el reinado de su tío Hatusil (III), su sucesor, se firmó un tratado de paz entre ambos reinos con la divisa de "Paz y Fraternidad" con el que se comprometían a no iniciar conflicto alguno, a establecer una alianza ante agresiones extranjeras, o a permitir la extradición de quiénes se refugiasen en el país contrario. Eso sucedía en el año 21 del reinado de Ramsés* (II), para en el 34 establecer fuertes vínculos familiares tras casarse el rey egipcio con la hija mayor de Hatusil (III), la princesa hitita Naptera (Maathorneferura). Las razones de esa paz nos son desconocidas, más se ha propuesto que bien pudieron ser debidas a la necesidad que tuvieron los hititas de establecer una amistad con los egipcios ante la amenaza que representaba para ellos el poder de asirio, y aún los "Pueblos del Mar", por entonces en franca expansión, e incluso su posible debilidad frente a la sequía que tanto afectaba a sus cosechas. Y por el lado egipcio, la posible enfermedad del monarca, ya por entonces de edad avanzada, quien podía padecer una "espondilitis anquilosante" (una grave enfermedad reumática) que le impediría tomar parte activa en sus ejércitos.
En su interés por controlar Nubia, también Ramsés* (II), y ya en su 8º año de reinado, hizo frente a una rebelión de Irem, y seguramente ese mismo interés fue el que también le motivó a construir o mejorar en sus fronteras, templos y fortalezas como ningún otro en la zona: Beit el-Wali, Abu-Simbel, Gerf Husein, Wadi es-Sebua, Derr, Aksha, Amara, Aniba, Faras, Buhen, o Gebel Barkal. Unas construcciones fronterizas que le permitían controlar de una manera más efectiva la región, y sus recursos. De hecho, nombró diferentes virreyes en la región para mantener el orden, velar por las construcciones reales, y administrar su territorio. Pero en lo que parece por unas duras condiciones climáticas, Nubia fue progresivamente abandonada al final de su reinado. Tampoco parece que las tierras líbias escaparan a su control; de hecho, también se preocupó de proteger la frontera occidental de incursiones meshuesh y de libu con varias fortalezas, así envió expediciones militares a las ciudades libias de Satuna, y Mutir.
Esa intensa actividad constructora también estuvo presente en todo el país. El templo funerario del Rameseo, un templo al lado del su padre en Abido, Karnak, Filas, Elefantina, Edfu, Ajmin, Matmar, Hermópolis Magna, Antinoópolis, Heracleópolis, Bubastis, Atribis, Tell el-Retaba, Menfis, Heliópolis, Pi-Ramsés o Tanis, fueron algunos de ellos, amén de otro buen número de representaciones personales en estatuas, estelas y otros restos que han hecho que este personaje sea considerado uno de los mayores constructores del antiguo Egipto, y por tal razón, difundida la teoría de su egolatrismo. Tan importante actividad, prolondada además durante tan largo tiempo al morir octogenario, hizo que se intensificara aún más la labor burocrática, de tal manera, que es de su reinado del que más y mejor se conserva su aparato administrativo entre el que se hallaría un buen número de extranjeros. Pero su longevidad, no en vano llegó a vivir más de 80 años, su numerosa prole (se le conocen cerca de 100 hijos), la formación de numerosos cargos hereditarios que posiblemente contribuyeron a agravar las cargas fiscales, la cesión al sacerdocio de Amón de numerosas tierras, o la importante autonomía que concedió al Virrey de Kush, Setau, hacen pensar que al final de sus días escapase a su control el gobierno, para pasar a ser un dios viviente, pero políticamente olvidado.
Ramsés* (II), que por su avanzada edad había visto desaparecer a su amada esposa Nefertari Meritenmut, y a un buen número de hijos, murió probablemente en la ciudad de Pi-Ramsés, y su cuerpo conducido a la monumental tumba que se había hecho construir en la necrópolis tebana del Valle de los Reyes. Con su muerte desaparecía una de las más importantes, aunque también más controvertidas figuras de la historia egipcia. Pero si bien por un lado dió muestras de gran estadista, no es menos cierto que su política, acrecentada por lo prolongado de su reinado, contribuyó de manera decisiva a la debilitación del país. Sea como fuere, su memoria perduró en en la de sus sucesores durante varias generaciones.
Al final de sus días, el mayor de sus hijos vivos, el decimotercero, el que hasta entonces ocupaba un discreto puesto de "Escriba Real" pasó a ser nombrado"General en Jefe", y a su muerte, heredero al trono de Egipto. En aquél momento Baenra-Merenptah*contaba con no menos de 60 años, una avanzada edad para hacer frente a la compleja situación política por la que atravesaba el Oriente Próximo con el avance de los "Pueblos del Mar", que seguían desestabilizando todos los reinos vecinos. Ese estado crítico en los pueblos limítrofes acabó también afectando a sus fronteras S. y O..
Así se sumaron insurrecciones nubias y la de diferentes pueblos del occidente egipcio que le obligaron a concentrar más sus fuerzas en el aparato militar que en el administrativo con el que mejorar las difíciles condiciones del país que había heredado. Baenra-Merenptah* se inició tomando las ciudades y territorios de Ascalón, Gezer, Yanoam e Israel, a las que seguirían unas campañas, no suficientemente aclaradas, en el Desierto Occidental que castigasen las incursiones que sus pueblos llevaban a cabo en el flanco occidental egipcio. Todo ello, y a juzgar por las fuentes egipcias, acabó en una dura batalla en "Periru" (o "Piyer"), un lugar próximo al Delta. De igual manera dirigió sus tropas contra los "medjay"en el "País de Uauat", en Nubia, a quien parece infligió los más duros castigos que cita texto egipcio alguno en su historia. Es decir, a Merenptah* le tocó vivir un momento especialmente duro con los reinos vecinos lo que acabaría por afectar gravemente al suyo propio. De hecho, es durante su reinado cuando queda marcado el inicio del declive egipcio. Pero resulta curioso observar que su nombre quizás es más citado en los textos que el de su padre, y no por una determinada actividad social o artística, que apenas las tuvo, sino por su especial interés en sustituir los nombres de sus antecesores por el suyo propio con los que pretendía paliar sus carencias.
La desestabilización producida ya en el reinado de su padre, y acumulada durante el suyo, derivó tras su muerte en un periodo de desórdenes dinásticos que acabaron por afectar a la propia estabilidad del país. Su hijo Userjeperura-Sethy* (II) heredó el trono, pero a los 2 años de gobierno un poco conocido personaje, Amenmeses*, se rebeló contra el rey y usurpó el poder real. Se desconoce el origen de Menmira-Amenmeses*, aunque es probable que fuera uno de los hijos de Sethy* (II) y la reina Tajat, ni tampoco se saben las razones por las cuáles quien fuera virrey del Kush, quizás con el nombre de Messuy, se alzase contra su padre (?), aunque no cabe duda que tuvo que estar sustentado en un probable malestar social, no en vano se tienen noticias de graves escándalos jurídicos, pues de otro modo hubiera resultado impensable. En cualquier caso fueron años de silencios en los que no se sabe del destino de Sethy* (II) durante los 3 años y 8 meses de reinado de su "usurpador", pasados los cuales volvió a reaparecer aun sin descartar la posibilidad de que en ese intérvalo de tiempo estuviera replegado en el N. de Egipto; quizás en la ciudad de Pi-Ramsés. De nuevo en el trono, Userjeperura-Sethy* (II), se dedicó a borrar la memoria de su antecesor aunque fuera durante un muy breve periodo de tiempo, pues poco después desapareció.
En ese contexto, una nueva incógnita política se vino a sumar a las ya múltiples existentes. El sucesor de Userjeperura-Sethy* (II), un muy joven príncipe (unos 10 años), y también poco conocido Ajenra-Siptah*, cuya legitimidad se desconoce pues no parece probable que fuera hijo suyo, sino por las alusiones que han llegado de su canciller Bay, quien se califica así mismo como "el que estableció al rey en el trono de su padre" hacen pensar en que tras algún conflicto interno el trono volvió a pasar al heredero legítimo del "usurpador" Amenmeses* tras la marcha de Sethy* (II). Al ocupar el trono siendo menor de edad y con una grave secuela de poliomielitis (tenía una malformación en un pie), se piensa que pudo actuar de corregente la mujer de Sethy* (II), la reina Tausert*, pero resulta curioso observar que mientras los escasos textos que se conservan de él se hallan en Nubia, que es dónde probablemente gobernara quien fuera su padre, los de Tausert se localizan al N. de Tebas. Es decir, que juzgando únicamente lo hallado hasta el momento pareciera como si el país hubiera sido dividido en dos. También resulta revelador que en los documentos de esta reina únicamente aparezcan las diosas Bastet y Neit, ambas originarias del Delta, y nunca a Osiris.
A los siete años de su entronización, Ajenra-Siptah* muere sin herederos, y por unas razones desconocidas que provocaron lo que parecen ciertas revueltas institucionales, es la reina Tausert* quien se hace con el trono. Se desconocen las causas de la muerte de tan joven rey, y también, la que condujo a Tausert * a ceñir la corona (ella decía que había sido un favor del dios Ra), más dedicándose a borrar sistemáticamente la memoria de su antecesor, y vinculando el suyo directamente al de su esposo, el rey Userjeperura-Sethy* (II), se explicaría una clara animadversión de esta reina hacia quien probablemente no considerase sino un usurpador. Así, en la gran tumba que se construyera ya en tiempos de su esposo en el Valle de los Reyes (una de las pocas reinas que lo hicieron), fue sustituído el nombre de Ajenra-Siptah* por el de Userjeperura-Sethy* (II). De la "Amada de Hathor", como así se hizo llamar Sitra-Tausert*, se han hallado objetos en diferentes puntos de Palestina, y el Sinaí, lo que hace pensar que durante su reinado se mantuvieron relaciones con sus vecinos asiáticos. Su nombre también aparece en Abido, Heliópolis, Hermópolis, Menfis, y Qantir, en dónde quiso construir su "Templo de Millones de Años". También nos es conocida Sitra-Tausert* por una serie de recipientes de oro y plata que fueron hallados en 1906 con su nombre en Bubastis. Tras un breve periodo en el que aún sin contar con las evidencias podría haber ocupado un importante cargo el viejo canciller Bay, quien también se construyera una tumba en el Valle de los Reyes, Sitra-Tausert* muere y parece se pone fin al oscuro conflicto dinástico que había permanecido latente durante todo su reinado, cuando un personaje desconocido, aunque seguramente emparentado con Ramsés* (II) (quizás nieto), paso a ser su rival, para a su muerte, sucederle. Userjaura-Sethnajt* inició una campaña de destrucción de su memoria, eliminó su nombre allí dónde lo hubiere, y usurpó su tumba en el Valle de los Reyes. Con ella finalizaba la XIX dinastía.
REYES
1 MENPEHTYRA-RAMSES* (I)
2 MENMAATRA-SETHY* (I)
3 USERMAATRA-SETEPENRA-RAMSES* (II)
4 BAENRA-MERENPTAH*
5 MENMIRA-AMENMESES*
6 USERJEPERURA-SETHY* (II)
7 AJENRA-SIPTAH*
8 SITRA-TAUSERT*
http://www.tierradefaraones.com/imperio_nuevo/dinastia_19/dinastia.htm
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