domingo, 31 de agosto de 2014

Canciones con historia: “Slave to Love” Bryan Ferry


Slave to Love” (O “Esclavo del amor”, un tanto libremente traducido) fue uno de sus temas más triunfales como solista. Publicado en la primavera de 1985, permaneció durante nueve semanas en los charts del Reino Unido, llegando a alcanzar la décima posición. Escrito por el propio Ferry y coproducido junto a Rhett Davies, se convirtió muy pronto en una canción de culto, “Versioneada” por otros artistas y utilizada en varias películas y series de televisión, aunque seguramente su más popular presencia en esos medios sea formando parte de la banda sonora de “Nueve Semanas y Media” (Nine ½ Weeks, Adrian Lyne, 1986), el conocido título “Softcore” protagonizado por Kim Basinger y Mickey Rourke, la pareja de amantes posmodernos, marchante de arte y “Broker” de “Wall St”, respectivamente. 

Espléndida muestra del “Pop” más sofisticado, compuesta en plena era del “Yuppismo” y el diseño, en ella la voz un tanto desvalida e implorante de Bryan Ferry, aliñada con unos suntuosos arreglos muy ochenteros (Es decir, “Jazzísticos” y en su punto de fusión, con punzantes saxos de videoclip lujoso o spot de perfume del caro), desgrana una historia de “Amour Fou” punteada por la percusión, que va in crescendo. La pasión amorosa, metafóricamente identificada con la más dulce de las esclavitudes, aparece como una prisión de la que no se puede escapar, y que “Vuelve débil al fuerte” y al rico “Lo convierte en pobre”, es decir, que actúa por encima de las diferencias personales y las barreras sociales, produciendo en todas sus víctimas los mismos y devastadores estragos, porque los protagonistas permanecen ajenos a todo mientras aman, aunque a su alrededor el mundo explote en mil pedazos y “El cielo se queme en un mar de llamas”. 

Balada de un exacerbado romanticismo urbano, más allá del correcto video oficial para el consumo televisivo resulta inseparable de las imágenes de Basinger y Rourke viviendo su amor a través de la ciudad, como en una vieja película sesentera de Claude Lelouch, y retozando en la intimidad con jueguecitos que hoy, casi 30 años después, nos parecen de una inocencia candorosa y de lo más light, aunque entonces fueran el “Summum” del erotismo e incluso los espíritus más mojigatos los calificasen de “Pornografía”. Un buen ejemplo, en todo caso, para explicar lo que fueron los años 80, musical, estética, y hasta moralmente. Y Brian Ferry estaba también allí, para levantar acta. 


http://cineultramundo.blogspot.com.ar/2014/02/recordando-slave-to-love-bryan-ferry.html


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