miércoles, 15 de octubre de 2014


“El Cuentacuentos” de Jim Henson


Seguro que muchos de vosotros recordáis “The StoryTeller” (1988) y os trae buenos recuerdos. El anciano Cuentacuentos junto al fuego con su perro hablador narrando historias llenas de monstruos y princesas, ogros y grifones, demonios y hechizos. Una imaginación desbordante con una puesta en escena impresionante.
Para los que nunca hayáis oído hablar de esta serie o sepáis que existe pero nunca la hayáis visto, os aseguro que es un buen momento para recuperarla. Si sois un poco mayorcitos y os da palo, siempre podéis poner de excusa a uno de esos miembros infantiles del hogar con el que no tenéis mucha relación, como vuestro hermano pequeño o vuestro hijo. Enseguida os daréis cuenta de que no es una serie tan infantil como os imaginabais.
Jim Henson volcó toda su vida en la creación de maravillosas criaturas de fantasía cuando la ciencia informática estaba en mantillas y lo mejor era recurrir a la tela y la madera de sus marionetas. De hecho, Henson basó su carrera artística en la máxima “Simple is good” y fue artífice de series tan memorables como “Barrio Sésamo” (Sesame Street) o “Los Fraggle” (Fraggle Rock) y películas de culto como “Dentro del Laberinto” (Labyrinth) o “Cristal Oscuro” (Dark Crystal).
Para tristeza de todos los soñadores del mundo, Jim murió en 1990 con solo 54 años. Sin embargo se convirtió en uno de los primeros “twitteros” de la historia anotando frases sueltas en una libreta durante más de tres décadas en lo que se ha venido a llamar “The Red Book”

Pues bien, “El Cuentacuentos” fue uno de sus últimos trabajos como director y aunque no es de los más conocidos (ya os imagináis que Barrio Sésamo es difícil de superar) es uno de los que más me gustan.
Del “Cuentacuentos” podemos destacar muchas cosas, por ejemplo las interpretaciones de John Hurt, Sean Bean, Miranda Richardson o Jonathan Pryce entre otros. Aunque evidentemente, me interesan mucho sus guiones. Seguramente no os lo vais a creer, pero toda la primera temporada fue escrita por Anthony Minghella,  oscarizado director y guionista de “El Paciente Inglés” o “El Talento de Mr. Ripley”.
Fueron nueve adaptaciones de cuentos populares celtas, rusos y alemanes con Emmy incluido a mejor serie infantil. La estructura era la misma para todas las historias: un Cuentacuentos sentado junto a un fuego y acompañado por su perro narraba una historia en cada capítulo. La forma de hacerlo era muy interesante, porque el Cuentacuentos se dirigía a la cámara o a su perro de forma aleatoria. A veces olvidando a la audiencia y a veces olvidando a su perro. Mientras el Cuentacuentos mantenía la voz en off dando cohesión al relato, los cuentos cobraban vida y se desarrollaban ante nuestros ojos. Se aprovechaban los tres actos naturales de los cuentos para introducir comentarios del Cuentacuentos y del perro entre los mismos, pero durante toda la narración se volvía una y otra vez a referencias de la sala donde se narraba el cuento y la historia continuaba en el reflejo del tazón de agua del perro, en un plato de porcelana sobre una alacena o entre las llamas del hogar consiguiendo preciosas e ingeniosas transiciones. Además se usaban mucho las sombras y los dibujos planos lo que añadía texturas y diversión.
LOS CUENTOS
Creo que uno de los mayores éxitos de esta serie fue la elección de los cuentos. Ninguno de ellos era demasiado conocido a excepción de “La Cenicienta” y en realidad, la versión que eligieron no tiene nada que ver con la que estamos acostumbrados a escuchar. Eso convirtió al “Cuentacuentos” en un elemento de referencia para los niños más allá de los acaramelados cuentos de Disney con historias únicas que en mi caso, han pervivido en el recuerdo durante años.
Los tres cuervos (The three ravens): una malvada bruja se casa con un rey y transforma a sus tres hijos en cuervos y ahuyenta a su joven hija, obligada a permanecer en silencio durante 3 años, 3 meses, 3 semana y 3 días para romper el hechizo de la bruja. Este cuento está basado en el de “La Hija de la Virgen María” y sin duda lo mejora porque toma las partes más interesantes e ignora las más aburridas, añadiendo a la bruja que como todo niño sabe, nunca sobra en un cuento.

http://guionporcomida.wordpress.com/2011/04/16/el-cuentacuentos-de-jim-henson/



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