domingo, 14 de diciembre de 2014

Historia del ballet El Lago de los Cisnes

El Lago de Las Doncellas Hechizadas.

El estreno tuvo lugar en el Mariinsky, el 27 de enero de 1895, casi dos años después de la muerte de Tchaikovsky, y de la primera presentación del “acto blanco” en el que Ivanov hiciera historia como coreógrafo.
¿Qué contribuye en el mundo de la danza clásica a que El lago de los cisnes sea el ballet más apreciado de todos los tiempos? Por más que su hechizante historia recorre toda la gama de emociones humanas, el consenso popular se inclina a señalar la música de Piotr I. Tchaikovsky, “el más admirado compositor de música de ballet en la tradición clásica que jamás haya existido”, como la mayor responsable, por estar repleta de ricas melodías muy apropiadas para danzar, y sumamente bellas y agradables de escuchar. Por otra parte, comenzando por las notas del tema melancólico y misterioso del oboe, que anuncia la presencia de la princesa-cisne junto al lago, los ritmos, ya sean rápidos o lentos, han inspirado (y aún inspiran) coreografías líricas, fluidas, y hasta un tanto dramáticas –si se quiere–que ofrecen gran oportunidad de lucimiento a los intérpretes.

Cuando el English National Ballet presente en el Teatro Real de Madrid El lago de los cisnes, el público asistente podrá constatar la riqueza de la producción y, al mismo tiempo, apreciar de primera mano el magnífico elenco que aparece en la escena. El historial de la compañía, fundada en 1950 por Dame Alicia Markova y Anton Dolin (usando el nombre original de London Festival Ballet), y hoy bajo la dirección artística de Wayne Eagling ha probado infinidad de veces su alta capacidad para interpretar con gran maestría los clásicos más respetados.
La primera presentación de El lago de los cisnes (Lebedinoe ozero), en cuatro actos, tuvo lugar en el Teatro Bolshoi de Moscú, el 4 de marzo de 1877. El guión es acreditado a Vladimir Begichev y a Vassily Geltzer; los diseños fueron originales de Karl Valz, Ivan Shanguine y Karl Groppius, y la coreografía tuvo como autor a Wenzel (Julius) Reisinger, de quien muy poco se sabe, a excepción de que era natural de Austria, pasó un tiempo en Praga enseñando ballet y fue maestro en la Escuela del Bolshoi entre los años 1873 y 1878. El personaje de Odette recayó en esa ocasión sobre Pelagia Karpakova, bailarina que no tenía categoría de principal, pero se cree que por motivos políticos consiguió ser exaltada a un rango más elevado. Sigfrido fue personificado por Stanislav Gillert.
Tchaikovsky nunca antes había escrito música para ballet, a pesar de tener en su haber infinidad de maravillosas composiciones (que incluyen tres ballets, seis sinfonías, diez óperas, tres conciertos de piano y uno de violín, música incidental para distintas obras teatrales y un número considerable de canciones y piezas para piano). Según escribiera a su amigo Nikolai Rimsky-Korsakov, Tchaikovsky aceptó el proyecto de componer la música del ballet, porque “necesitaba dinero, y hacía tiempo que deseaba tratar de componer música de ese tipo”. La partitura, que no estuvo completa hasta después de comenzados los ensayos (que durarían once meses), deleitó en principio a todos los que la escucharon, pero el entusiasmo no fue de larga duración. El estreno resultó un fracaso, según varias opiniones, incluyendo las de los críticos. No obstante, la obra subió a escena cuarenta y una veces, y años más tarde, en 1880 y 1882, el coreógrafo belga Joseph Peter Hansen idearía sendas nuevas producciones. El compositor, por su parte, debido al poco interés que su composición despertara, volvió la espalda a la danza y no escribiría más música para ballet hasta 1890, cuando La bella durmiente del bosque subió a la escena del Teatro Mariinsky, en San Petersburgo, con coreografía del francés Marius Petipa, que llevaba muchos años como director y coreógrafo principal del Ballet Imperial Ruso. Dos años más tarde, en 1892, Tchaikovsky compuso su último ballet, Cascanueces, de cuya coreografía, por enfermedad de Petipa, fue responsable su ayudante, Lev Ivanov. Los éxitos apoteósicos de ambas obras fueron instantáneos, ocupando un lugar importante en la historia de la danza clásica desde entonces.

En 1888 el segundo acto de El lago de los cisnes, hoy conocido como el “acto blanco”, sería producido nuevamente en Praga, por Augustin Berger; pero después de los triunfos de La bella durmiente y Cascanueces, los directores del Mariinsky tomaron interés en escenificar de nuevo la escena nocturna del lago, encargando a Petipa que realizara el trabajo. Sin embargo, el maestro francés, que no sentía afinidad por la música sinfónica y tan “nacionalmente rusa” de Tchaikovsky, puso la tarea en manos de su ayudante, Ivanov, quien se entregó a la labor con gran esmero, pese a que, durante el proceso, Tchaikovsky falleció repentinamente (el certificado oficial cita como causa el cólera) el 6 de noviembre de 1893. En una función de gala organizada para honrar la memoria del compositor, la cual tuvo lugar el 1 de marzo de 1894, fue presentado por primera vez el acto de los cisnes junto al lago, con la nueva coreografía que ya Ivanov había terminado. La bailarina italiana Pierina Legnani (1863-1923) aparecería como Odette, junto a Pavel Gerdt (1844-1917) como Sigfrido.

Motivado por el éxito de la gala, y cediendo a presiones ejercidas por la dirección del Teatro Imperial, Petipa mostró interés en presentar una nueva producción de largo metraje sobre la leyenda de la princesa-cisne, que constaría de tres actos: el Acto I, coreografiado en su totalidad por Petipa, estaría dividido en dos cuadros, el primero transcurre en el jardín del palacio, en el que aparecería un importante Pas de trois; el segundo cuadro tiene lugar en las orillas del lago, y mantendría la aplaudida coreografía de Ivanov. El Acto II, al cuidado de Petipa, sucede durante la recepción en palacio, que incluiría varias danzas folklóricas; en él las princesas pretendientes bailarían con Sigfrido, aunque la presencia de Odile y su engaño a éste culminarían la acción. Por último, el Acto III, bajo la responsabilidad de Ivanov, transcurre nuevamente junto al lago.

Para el nuevo libreto, Petipa requirió la ayuda de Modest, hermano de Tchaikovsky, quien revisó las notas originales de 1877, a las que añadiría sus propias ideas. Riccardo Drigo, hábil director y arreglista de la época, estuvo a cargo de la nueva orquestación, a la que añadiría otras piezas del propio compositor. La escenografía y el vestuario fueron encomendados a Mikhail Bocharov y Heinrich Levogt.
El estreno tuvo lugar en el Mariinsky, el 27 de enero de 1895, casi dos años después de la muerte de Tchaikovsky, y de la primera presentación del “acto blanco” en el que Ivanov hiciera historia como coreógrafo. Pese a las enormes contribuciones que el humilde maestro ruso prestara a la danza desde su posición subalterna, su nombre no sería mencionado en Rusia en ninguna presentación de este ballet hasta después de la Revolución Rusa de 1918.

El doble personaje de Odette/Odile estuvo a cargo de Legnani, quien ya había personificado a Odette en la gala en memoria de Tchaikovsky. Sin embargo, como Odile, la portentosa italiana, además de su lirismo exquisito, tuvo oportunidad de demostrar su brillantez técnica e intenso dramatismo, al implantar en el Pas de deux de “El Cisne Negro” el uso de los dinámicos treinta y dos fouettés (giros sobre una pierna, mpulsándose con la otra), que hicieron historia, y que, hasta el presente, son el patrón usado por el público para medir el virtuosismo de la bailarina. El príncipe Sigfrido de esa ocasión, Pavel Gerdt, había sido parte del reparto original de La bella durmiente y Cascanueces; no obstante, Gerdt ya estaba al final de su carrera, y su actuación esta vez se limitó a ser la de un elegante porteur. El ballet fue presentado dieciséis veces en la temporada de su estreno; después estuvo ausente de la cartelera por un año, y en los años que siguieron sólo subió a escena dos veces más. Por largo tiempo, nadie en Rusia pareció extrañar su ausencia.
El propio Tchaikovsky revisó la partitura en varias ocasiones, añadiendo fragmentos de música de algunas otras de sus obras, en especial el Adagio principal de la ópera Ondine, que él mismo había descartado años atrás. A principios del siglo XX este Adagio sería añadido a la famosa escena del lago de Ivanov, donde quedaría convertido hasta nuestros días en el conocido y admirado Pas de deux central de ese acto.
El rol de Odette/Odile sería exclusividad de Legnani hasta su retirada. En 1901 pasaría a Matilda Kschessinska (1872-1971), destacada prima ballerina assoluta de fines de la era zarista, y primera bailarina rusa en emular a Legnani en la ejecución de los 32 “fouettés” mencionados, si bien su fama provenía más de rumores de su supuesta relación amorosa con el Zar Nicolás II que de su condición de primera figura. Nicolai Legat (1869-1937), primer bailarín del Ballet Imperial Ruso de esa era, fue en muchas ocasiones el compañero de Kschessinska sobre las tablas.

Es difícil constatar cuántas versiones de este ballet han sido creadas hasta el presente, o cuántas existen activas en repertorios de compañías de la actualidad. Las que más éxitos obtienen se derivan del montaje de Petipa/Ivanov de 1895, considerado el definitivo. Nicholas Sergeyev, régisseur del Mariinsky durante varios años, llevó con él a Londres, a su partida definitiva de Rusia, anotaciones fidedignas de la coreografía original. Años más tarde, en 1934, Sergeyev montaría el ballet para el entonces llamado Sadler´s Wells Ballet (hoy conocido como Royal Ballet de Londres), a cuya escenificación añadiría los cambios intercalados hasta entonces por otros maestros rusos, entre ellos los que Alexander Gorsky hiciera para el Ballet del Bolshoi, en 1901. No obstante, el público londinense ya había visto por entonces los Ballets Russes de Diaguilev, encabezados por la pareja legendaria formada por Anna Pavlova (1881-1931) y Vaslav Nijinsky (1888 o 1889-1950), en la versión recortada de la obra que Michel Fokine diseñara en 1911. El público estadounidense, a su vez, vería por primera vez la producción completa en 1940, según el arreglo de William Christensen para el Ballet de San Francisco.

Entre las puestas en escena más comentadas de años recientes, existen las que llevan las rúbricas de figuras de gran prestigio como Rudolf Nureyev, hecha para el Ballet Estatal de Viena, en 1964; la de Erik Bruhn, Ballet Nacional de Canadá, 1967; Anthony Dowell, Real Ballet de Londres, 1987; Peter Shaufuss, Ballet Holstebro, Dinamarca, 1998; Kevin McKenzie, American Ballet Theatre y Patrice Bart, Ballet de la Ópera Estatal de Berlín, 1998, etc. A todas éstas podría añadirse la versión de 35 minutos compuesta por George Balanchine para el New York City Ballet, sobre el “acto blanco” de Ivanov, que data de 1951, y la de Matthew Bourne, que en 1995 agitó al mundo del ballet con la cuestionable presencia de cisnes masculinos en la escena. Estas conocidas figuras aportaron nuevos puntos de vista al extraordinario trabajo que un francés y dos rusos lograron en otro siglo.

http://www.danzaballet.com/historia-de-el-lago-de-los-cisnes/



sábado, 13 de diciembre de 2014

CANTA EL ESPíRITU DEL FUEGO

Surjo de pronto
entre dos cosas
enfrentadas, frotadas
rápidamente y con violencia.

Dicen de mí que ardo.
Me llaman fée
o feu
o fuego,
me llaman llama.
Toman mi nombre
y llaman fée a sus espíritus.

Soy pura consunción.
Voy en tumulto de las cosas
a las moléculas de la atmósfera:
¡Ah, sí: encaminarse a la extinción!
¡Qué alivio saber que naceré de nuevo!
En mí se encarna la revolución.

Estoy del todo madura
en el momento
del nacimiento.
Soy ya un rincón de calor peligroso
en el momento
del nacimiento.

No sólo eso:
Me pierdo a cada instante,
y no hay imagen mía
que pueda en un momento
atraparme del todo.
Como la gente misma es ilusión
no ve de mí más que una ilusión.

Soy la misma embriaguez transparente.
Me caso con la mujer llamada oxígeno
y cantando una canción de amor eterno
al instante me esfumo en el aire delgado.

Soy el fuego.

Soy el espíritu.


MAKOTO OOKA ~ versión de AURELIO ASIAIN


MACBETH (Macbeth, 1948)             
                       
La tragedia wellesiana

Shakespeare y Welles

Larga y fructuosa ha sido la obra del escritor inglés William Shakespeare sobre la vida y obra de Welles, tanto en el ámbito radiofónico, como en el teatral o el cineasta, que es el que realmente nos interesa. Si bien, desde siempre se ha hablado de la precocidad (y gran inteligencia) del joven Welles, que con nueve años ya montara una adaptación de El rey Lear (1), Welles ha llegado a interpretar y dirigir prácticamente la totalidad de las obras de Shakespeare:Enrique VI, Ricardo III, Romeo y Julieta, Ricardo II, El mercader de Venecia, Enrique IV, Enrique V, Las alegres comadres de Windsor,Julio César, Hamlet, Othello, Macbeth y El rey Lear (faltarían, entre otras, obras como Sueño de una noche de verano, Trabajos de amor perdidos o Coriolano -2-).

Así, la que sería su primera adaptación cinematográfica del maestro inglés, sería Macbeth, posiblemente, junto con Otelo yRicardo III, las obras más sangrientas y terribles de Shakespeare, con tres personajes claramente representativos de la encarnación del mal: Lady Macbeth, Iago y, el jorobado de Ricardo III. Como bien apunta Riambau, Welles en momentos de apuro recurría a materiales ya conocidos, como hiciera con El cuarto mandamiento tras la hecatombe de Ciudadano Kane (Citizane Kane, 1941) o en Campadas a medianoche (1962) tras la mala recepción de las hoy reconocidas obras maestras Sed de mal (Touch of Evil, 1958) y El proceso (Le procès, 1963). De esta manera entró entonces en el terreno de las adaptaciones de Shakespeare a la gran pantalla (de la que una vez el propio Welles llegó a renegar -3-), justo después del descalabro de su última producción, tras el sacrilegio de los distribuidores de Columbia encargados de La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, 1948), montándola a su gusto y creando así una mala impresión, tanto en el público como en el propio Welles.

Probablemente, sea de las tres adaptaciones de Shakespeare realizadas por Welles, Macbeth la más endeble, frente al mejor acabado de su Otelo (Othello, 1952) y las magnificencias de su Campanadas a medianoche. Y no es que la apropiación de las ideas de Shakespeare en el terreno Wellesiano se aborden mejor en Falstaff y Otelo que en Macbeth, si no más bien, la extrema simpleza en condiciones (tanto económicos como técnicos) que envolvió el rodaje del film, acabó por dejar una huella imborrable en este de sabor a poco aprovechada. En especial, viniendo del joven genio que había deslumbrado a todo el mundo con sus primeras y atrevidas obras.

Así Welles, dolido por la mala recepción que tuvo su Dama de Shanghai se cobijó bajo a un terreno conocido y quiso llevarlo a la pantalla lo más fidedignamente (y clásicamente) posible, lejos del, por lo visto, brutal Voodo Macbeth que realizara en 1936 con el Federal Theater de Nueva York.

Cinética del narcisismo: Welles-Kurosawa-Polanski
Welles contó con sólo 23 días de rodaje y un presupuesto nimio, totalmente ridículo, de 75000 dólares para llevar a cabo su adaptación. Dando constancia de tal masoquismo, el público de la época, en vez de aplaudir a Welles por su hazaña, se lo echó en cara, tal y como el mismo Welles afirma: «Los que se conocen este negocio saben que eso es rodar más que deprisa. La idea que me guiaba al hacer Macbeth no fue hacer un gran film y esto no es normal porque todo director, incluso cuando está rodando una estupidez, debería tener como meta hacer una gran película. Desgraciadamente ni un solo crítico en todo el mundo rindió tributo por mi rapidez. Pensaron que era un escándalo que se realizara en 23 días. Y tenían razón, pero no podía escribirles uno por uno y explicarles que no había quien me diera dinero para rodar un día más (...) No me avergüenzo de las limitaciones de la película»

El principal método de Welles en la adaptación basó en una escenografía rudimentaria, de cartón piedra, con armaduras y pieles totalmente rupestres, y cuernos y coronas de lo más estridentes y estrafalarias. De alguna manera el film de Welles es puramente teatral, ya no sólo por la falta de escenarios, si no por la adecuación de los pasajes, e incluso, por la tremenda focalización que Welles realiza sobre el propio Macbeth mucho más marcada que en la obra de Shakespeare (por algo era Welles quien la interpretaba), llegando prácticamente a borrar a los demás personajes, del que aún sigue sobresaliendo, obviamente, Lady Macbeth (una perfecta Jeanette Nolan), aunque en un grado ligeramente inferior al de la obra escrita.

Curiosamente, los otras veces que Macbeth ha sido llevada al cine, ha sido contemplada de una manera totalmente distinta. Si bien, mi preferida, es la brutal Trono de sangre (Kumohosojo, 1957) de Akira Kurosawa, posiblemente la menos fiel a la obra de Shakespeare, pero sin duda la más terrible a nivel psicológico y con una Lady Macbeth tan fría y distante que incluso su delirio final deviene en satisfacción para el espectador (algo que no ocurre en la obra de Welles, donde se acaba por sentir lástima de la desdichada Lady Macbeth). Kurosawa además, variaba de manera radical el final de la obra, al ser Macbeth asesinado en vez de por Macduff (con lo cual no adaptó una de las partes más sangrientas de la obra: aquella en que Macbeth acaba con la mujer e hijos de McDuff; todo lo contrario a lo que haría Polanski en el futuro), por sus propios hombres que habían dejado de creer en él. El Macbeth (Ídem, 1971) de Polanski, posiblemente el más endeble, pero también el más espectacular; es una excelente obra nacida de los infiernos del realizador (entre su anterior film, La semilla del diablo [Rosemary's Baby, 1968] y este, tuvo lugar la matanza de su mujer e hijo no nato a cargo del tristemente célebre Charles Manson), que se ven traducidos en el film en unas brutales escenas difíciles de aguantar para el espectador (en especial aquella en la que aparecen los cuerpos ensangrentados de los cuerpos de los hijos de Macduff, tras el brutal asesinato del primer hijo), incluso de manera muy tosca, como es el hecho de que el asesinato del rey Duncan sea representado, no estando así ni en la obra de Shakespeare. Sin duda Polanski, todos le conocemos, quiso acrecentar la maldad de Macbeth reflejando en vivo dicho asesinato. Si es necesario o no, casi es función de cada uno.

Volvamos a Welles, ¿qué nos ofrece así su menospreciado Macbeth? Para empezar, nos da, sin duda alguna, una de las mejores interpretaciones de Welles, a la altura de su increíble Quinlan o su no menos excelente Kane. Todo el metraje de la película, como he dicho antes, recae sobre sus hombros (hay muy pocas escenas en las que no aparece) y a Welles se le ve suelto entre tanta maldad y asesinato, disfrutando como un niño de un personaje, que por otra parte, se conoce muy bien. Su interpretación, contenida y estridente por igual, adornada por su maquillaje y su indumentaria vikinga, hacen del Welles de Macbeth el más feroz de todos los llevados a la gran pantalla. Seguramente, si Welles hubiera dispuesto de más dinero y tiempo habría hecho una obra significativamente diferente, pero las circunstancias fueron las que fueron, y pese a las pésimas condiciones del rodaje, a Welles le acabó quedando una excelente adaptación de la historia, y por tanto es digno de tantos elogios como cualquiera de sus otros films.

(1) La adaptación cinematográfica, precisamente de esta obra, sería el último sueño con el que moriría el realizador norteamericano.
(2) Hay una excelente relación de las obras de Shakespere realizadas por Welles en el magnífico libro sobre el cineasta que escribió Esteve Riambau: "El espectáculo sin límites". Colección Dirigido Por..., 1985. Barcelona.
(3) Hay unas declaraciones de Welles sobre la imposibilidad de las adaptaciones de Shakespeare por los norteamericanos, también perseguida por Al Pacino en su Looking for Richard, y es el hecho de la incapacidad de los americanos por entender la figura del rey. Según Welles, para ellos es una persona que un día se pone una corona y se sienta en un trono, y dice "Vamos a gobernar".
(4) Fragmento de la conferencia que diera Orson Welles en el curso de verano de la Escuela de Cine el British Film Institute recogida en las páginas de Nickel Odeon Nº16.                                 

http://www.miradas.net/0204/estudios/2002/08_owelles/macbeth.html

MacBeth (1948) Orson Welles Adaptation The Death of Macbeth


Macbeth  película
https://www.youtube.com/watch?v=8ZjDqPCJOaI

Macbeth – película española

https://www.youtube.com/watch?v=sX7SnFXbw7o




Macbeth - Shakespeare
Esta tragedia encinco actos, en verso y prosa, de William Shakespeare fue escrita probablemente entre 1605 y 1606, estrenada en 1606 e impresa en la edición infolio de 1623. El texto es poco satisfactorio por los indicios de retoques que parece presentar; probablemente hay cortes e interpolaciones. La fuente de la obra es la Crónica de Holinshed, que para los sucesos de Escocia se basa en la versión inglesa que hizo John Bellenden de las Scotorum Historiae (1527) de Héctor Bocce.
Macbeth y Banco (Banquo) son generales de Duncan, rey de Escocia. Volviendo de una victoriosa campaña contra los rebeldes, encuentran en una llanura a tres brujas que profetizan que Macbeth será "thane" (título nobiliario escocés semejante a "barón", con que se indica a los compañeros del rey) de Cawdor y luego rey, y que Banco engendrará reyes, aunque él no esté destinado a serlo. Inmediatamente después llega la noticia de que Macbeth ha sido nombrado barón de Cawdor.
Tentado por el cumplimiento parcial de la profecía y por ladyMacbeth, que excita en él la ambición, secando "la leche de la humana benevolencia", Macbeth asesina a Duncan, hospedado en su castillo, mientras duerme, pero en seguida es presa del remordimiento. Los hijos de Duncan, Malcolm y Donalbain, huyen, y Macbeth se apodera de la corona. Pero todavía queda un obstáculo en el camino de Macbeth: las brujas habían profetizado que el reino iría a parar a la dinastía de Banco, por lo cual Macbeth decide hacer desaparecer a éste y a su hijo Fleance, pero éste logra huir.
Perseguido por el espectro de Banco, que se le aparece durante un banquete, Macbeth consulta a las brujas, que le dicen que se guarde de Macduff, barón de Fife; que nadie nacido de mujer podrá hacer daño a Macbeth; y que sólo será vencido cuando el bosque de Brinam vaya hasta Dusinane.
Sabiendo que Macduff se ha unido a Malcolm, quien está reclutando un ejército en Inglaterra, Macbeth hace asesinar a lady Macduff y a sus hijos. Lady Macbeth, a quien le había caído de la mano el puñal al intentar, antes que su marido, asesinar a Duncan, y ver en él por un momento a su propio padre, pierde la razón e intenta en vano hacer desaparecer de sus manos la visión de la sangre; finalmente muere.
El ejército de Macduff y de Malcolm ataca el castillo de Macbeth: pasando por el bosque de Birnam cada soldado corta una rama y detrás de esta cortina de follaje avanzan contra Dusinane. Macduff, sacado del vientre materno antes de tiempo, da muerte a Macbeth. La profecía se ha cumplido y Malcolm sube al trono.
El drama es en parte un acto de homenaje a Jacobo I (enumeración de los futuros reyes escoceses en el acto IV, escena 1, y otros detalles). De las tragedias de Shakespeare, Macbeth es, sin duda, la más vigorosa. Como dijo muy bien A. W. Schlegel, después de la Orestíada de Esquilo, "la poesía trágica no había producido nada más grandioso ni más terrible".
Una atmósfera iracunda gobierna el drama desde los primeros versos hasta el cumplimiento de la profecía: el sortilegio infernal que revela al guerrero victorioso y ambicioso a través de la profecía de las brujas, y sus no confesadas aspiraciones, cierran sobre él una red inevitable. El guerrero sucumbe a la tentación, pero aun así se debate y conserva las huellas de su primitiva nobleza en medio de todos los excesos a que se ve arrastrado.
Pesa sobre los personajes de este drama el mismo clima de fatalidad que pesaba sobre la casa de los Atridas; la acción se desenvuelve quizás en varios años, pero toda consideración de tiempo desaparece ante el espectáculo, cuyo ritmo está medido sobre el horror y la congoja. Un sentido de misterio e incluso de irracionalidad (¿era realmente necesario el delito de Macbeth?; ¿no es un salto en el vacío precipitado por una fatal sugestión?) emana de este drama; domina en él la noche, con las frecuentes invocaciones a las tinieblas, y la evocación de las torpes criaturas furtivas y rapaces de la oscuridad; atmósfera sofocante de pavor y de duda; por esto la palabra "pavor" ("fear") aparece a menudo al lado de imágenes de violencia y sangre. 
La vida misma se ve como "un cuento contado por un idiota, llena de ruido y furia, que no significa nada", en unos versos célebres y frecuentemente citados (esc. 5, 26).
http://www.biografiasyvidas.com/monografia/shakespeare/macbeth.htm

Macbeth - Shakespeare
















Tesoros en el sótano del Museo de El Cairo

A 20 años de haberse fundado el Museo de El Cairo, la generosidad del bajá Abbas, que gobernaba Egipto, lo dejó, como a la Magnífica: "sin cosa alguna", al obsequiarle al archiduque Maximiliano de Austria, nuestro Max, todas las antigüedades que se encontraban en La Ciudadela, que ese fue el primer recinto del museo fundado en 1834 por Youssef Zia Effendi. Estas antigüedades se pueden admirar hoy en el Museo Egipcio de Viena.

Entre los siglos XVII y XVIII sólo unos cuantos reyes y magnates europeos poseían algunos objetos antiguos de arte egipcio, entre estatuillas, estelas y sarcófagos y nadie más. Entonces Napoleón llevó a cabo la expedición a Egipto, se descubrió la piedra Roseta que permitió la traducción de los jeroglíficos egipcios y así se conoció cómo era la cosa egipcia y ese arte milenario, y todo lo demás, se volvió un tesoro codiciado en el mundo.

Otra vez, los tesoros del museo estuvieron a punto de quedarse, ahora en Francia, en ocasión de la exposición de París en 1867 cuando la emperatriz Eugenia le pidió a Ismail Bajá la colección entera. Ismail no rehusó abiertamente, respondiéndole que la responsabilidad de hacerlo era una decisión de Auguste Mariette, el arqueólogo francés que había organizado el museo y era director de las excavaciones arqueológicas en Egipto. Mariette se negó entregar los tesoros y ya no permitió su salida, excepto pequeños objetos e imitaciones modernas de piezas antiguas para ser exhibidos en Viena, Filadelfia y París. En 1902, todo lo que contenía el Palacio de Gizeh, fue trasladado a Midan El Tahreer, donde fue edificado el actual museo, obra del arquitecto francés Marcel Dourgnon.

Así, a poco más de 100 años, Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, en 2004, al enterarse que en los sótanos del museo se habían acumulado sin que nadie les echara ni una mirada y empolvándose, aproximadamente 100 mil objetos, decidió que se necesitaba una relación más precisa del contenido y envió un equipo de curadores para que llevaran a cabo el inventario completo.

"Durante los últimos 100 años, los curadores se sentaron a tomar su té, pero no hicieron su trabajo", comentó Hawass.

Por su parte, Alí Radwan, catedrático de egiptología en la Universidad de El Cairo, aseveró: "Es una acumulación de 100 años de descuido. No es adecuado que un país como Egipto tenga un almacenamiento miserable para su historia".
El proceso de registro y recuperación ha sido lento en condiciones de trabajo muy difíciles. Hay poca ventilación y toneladas de polvo. "Es como si estuviéramos excavando de nuevo", señala Sabah Abdel Razek, curadora egipcia que supervisa la labor.

Hasta ahora se han inventariado 22 mil artículos, lo que representa alrededor del 20 por ciento de lo que está en el sótano. Se han encontrado 600 ataúdes y 170 momias y tres estatuas que datan del Antiguo Reino, hacia el año 2649 antes de Cristo. Las estatuas habían sido denunciadas como robadas del museo y aunque se hicieron las pesquisas y se detuvo a dos empleados de limpieza del museo, finalmente resultó que se encontraban en el citado sótano.
A la fecha nadie sabe qué no habrá sido robado con el paso de los años. En 2004, los funcionarios reportaron que habían desaparecido del sótano 38 brazaletes dorados de tiempos romanos.

Los tesoros irán siendo recuperados, clasificados y debidamente resguardados y almacenados y la tarea será lenta y permanente por mucho tiempo, ante la cantidad de objetos que allí se encuentran y al final será cosa buena por tratarse de uno de los mayores "botines" de antigüedades soterradas en el museo.
Habría que preguntarse si en nuestros museos, tal el Nacional de Antropología e Historia y otros, en sus sótanos y bodegas todo está bajo control, cuidadosamente clasificado, sin polvo y a la vista de los arqueólogos, antropólogos e historiadores. Todo es patrimonio cultural de la Nación.

Fuente: El Occidental
http://www.eloccidental.com.mx/eloccidental/051118/naci_inter/
96naci_inter.asp
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Encontrada la faraona Hatshepsut en el sótano del Museo de El Cairo

Hatshepsut fue, junto a Cleopatra y Nefertiti, una de las grandes reinas de Egipto. Pero, hasta hace poco, también era una incógnita arqueológica debido a que su cuerpo nunca fue encontrado en ninguna de las dos tumbas que se construyeron para ella en el Valle de los Reyes. No obstante, se acaba de descubrir que su momia, de 3.400 años, dormía anónima y humildemente en los sótanos del Museo Egipcio de El Cairo. Ha sido identificada gracias a un fragmento de muela por el mayor responsable arqueológico de las antigüedades faraónicas de Egipto, Zahi Hawass, que asegura haber desentrañado un misterio más del Antiguo Egipto. Una de las ironías de esta historia radica en que la momia desconocida, y ahora "bautizada", se encontró en su momento en la tumba del Valle de los Reyes, aunque no fuera reconocida.

http://www.unionprofesional.com/index.php/unionprofesional/sala_prensa/noticias_colegiales/cultura/encontrada_la_faraona_hatshepsut_en_el_sotano_del_museo_de_el_cairo
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La reina dormía en el sótano…
http://www.faraones.net/archivo%20noticias/elpais270607.pdf


Susurro Indiscreto - Wham


Ya no puedo más
Con tus caricias de una amiga
Y el querer gozar
De tu intimidad
De decirte la verdad
Del dolor que yo estoy sintiendo

Ya no lo soporto
Creo que TE AMO
Por todo este tiempo
Que llevas a mi lado
Ser tu amante fiel
Ser todo en tu vida
Que fueras mi mujer
Sentir todo tu cuerpo
Saber tu calor
Yo que confundí
Lo que tu llamabas amor
Me diste tu cariño
Pero no tu pasión
Me equivoque
Y ahora sufro por tu amor

Me siento inseguro
Presa de tu amor
Te llevo a la pista
Y en la oscuridad
Te veo llorar
Sé que estás pensando en él
Que no me amarás
Ya nunca bailare otra vez
Sin ti mi ritmo esta perdido
No es tan fácil comprender
Cuando se esta herido
Debí saber que no eras para mi
Y alejarme de tu vida
Se que nunca bailare otra vez
Como baile contigo

El tiempo no podrá
Borrar caricias que me hiciste
Y el querer gozar de tu intimidad
De saber que estas con el
No lo soporto más

Ya nunca bailare otra vez
Sin ti mi ritmo esta perdido
No es tan fácil comprender
Cuando se esta herido
Debí saber que no eras para mi
Y alejarme de tu vida
Se que nunca bailare otra vez
Como baile contigo

Se que nunca volveré a querer
Por que fuiste en mi vida
La única mujer
Un clavo tan profundo
En mi corazón
Es tan intenso
Todo este amor
Es tan difícil
No ser correspondido
Saber que todo el tiempo
Me viste como amigo
Sigo soñando
Que un día volverás
Por que como yo te amo
Nadie te amara

Esta noche quiero amar
Solo una noche
Nada más
Para llenarme de ti
Llenarte con el fuego
Que yo llevo en mí
Pudimos ser felices juntos
Y darle fin a este asunto
Y ahora quien me hará feliz?
Solo tú

Ya nunca bailare otra vez
Sin ti mi ritmo esta perdido
No es tan fácil comprender
Cuando se esta herido
Debí saber que no eras para mi
Y alejarme de tu vida
Se que nunca bailare otra vez
Como baile contigo

Como baile contigo
Toda la noche
Del amor hice derroche
Imaginando que hacíamos el amor
Que eras toda mía en la habitación
Sentí solo el olor de tu perfume
Y fue suficiente,
Para pararme en una nube
No se como es posible
Sentirte así tan cerca
Sin poder besarte
Sin poder tocarte
Lo único que me queda por hacer
Es mirarte




CANCIÓN DE LA LLAMA

Los que me tocan 
dan un grito, aterrados. 
Ignoro, sin embargo, 
si soy caliente o fría, 
pues no estoy un segundo en ningún sitio, 
ni es nada lo que fui hace un instante. 
Mi modo de partir es el incendio. 

Lucho contra lo oscuro, 
pero no llego a ningún lado: 
sólo vuelvo a lo oscuro. 

Me temen porque siempre, 
por alguna razón desconocida, 
busco el papel, la madera y la carne, 
los rozo y acaricio y voy comiendo, 
y yo misma 
perezco en sus cenizas. 
Es que soy desprendida hasta la médula. 
Los que me tocan dan un grito: 
para la gente 
mi amor es un escándalo. 

MAKOTO OOKA ~ versión de AURELIO ASIAIN


Oda al fuego