Libro I de la Historia de Heródoto:
Arión y el delfín
XXIII. A Periandro... siendo señor de Corinto, le sucedió la
más rara y maravillosa aventura: quiero decir la de Arión, natural de Metimna,
cuando fue llevado a Ténaro sobre las espaldas de un delfín. Este Arión era uno
de los más famosos músicos citaristas de su tiempo, y el primer poeta
dityrámbico de que se tenga noticia; pues él fue quien inventó el dityrambo, y
dándole este nombre lo enseñó en Corinto.
XXIV. La cosa suele contarse así: Arión, habiendo vivido mucho tiempo en la corte al servicio de Periandro, quiso hacer un viaje a Italia y a Sicilia, como efectivamente lo ejecutó por mar; y después de haber juntado allí grandes riquezas, determinó volverse a Corinto. Debiendo embarcarse en Tarento, fletó un barco corintio, porque de nadie se fiaba tanto como de los hombres de aquella nación. Pero los marineros, estando en alta mar, formaron el designio de echarle al agua, con el fin de apoderarse de sus tesoros. Arión entiende la trama, y les pide que se contenten con su fortuna, la cual les cederá muy gustosa con tal de que no le quiten la vida. Los marineros, sordos a sus ruegos, solamente le dieron a escoger entre matarse con sus propias manos, y así lograría ser sepultado después en tierra, o arrojarse inmediatamente al mar. Viéndose Arión reducido a tan estrecho apuro, pidióles por favor le permitieran ataviarse con sus mejores vestidos, y entonar antes de morir una canción sobre la cubierta de la nave, dándoles palabra de matarse por su misma mano luego de haberla concluido. Convinieron en ello los corintios, deseosos de disfrutar un buen rato oyendo cantar al músico más afamado de su tiempo; y con este fin dejaron todos la popa y se vinieron a oirle en medio del barco. Entonces el astuto Arión, adornado maravillosamente y puesto el pie sobre la cubierta con la cítara en la mano, cantó una composición melodiosa, llamada el Nomo orthio, y habiéndola concluido, se arrojó de repente al mar. Los marineros, dueños de sus despojos continuaron su navegación a Corinto, mientras un delfín (según nos cuentan) tomó sobre sus espaldas al célebre cantor y lo condujo salvo a Ténaro. Apenas puso Arión en tierra los pies, se fue en derechura a Corinto vestido con el mismo traje, y refirió lo que acababa de suceder. Periandro, que no daba entero crédito al cuento de Arión, aseguró su persona y le tuvo custodiado hasta la llegada de los marineros. Luego que ésta se verificó, los hizo comparecer delante de sí, y les preguntó si sabrían darle alguna noticia de Arión. Ellos respondieron que se hallaba perfectamente en Italia, y que lo habían dejado sano y bueno en Tarento. Al decir esto, de repente comparece a su vista Arión, con los mismos adornos con que se había precipitado en el mar; de lo que, aturdidos ellos, no acertaron a negar el hecho y quedó demostrada su maldad. Esto es lo que refieren los corintios y lesbios; y en Ténaro se ve una estatua de bronce, no muy grande, en la cual es representado Arión bajo la figura de un hombre montado en un delfín.
XXIV. La cosa suele contarse así: Arión, habiendo vivido mucho tiempo en la corte al servicio de Periandro, quiso hacer un viaje a Italia y a Sicilia, como efectivamente lo ejecutó por mar; y después de haber juntado allí grandes riquezas, determinó volverse a Corinto. Debiendo embarcarse en Tarento, fletó un barco corintio, porque de nadie se fiaba tanto como de los hombres de aquella nación. Pero los marineros, estando en alta mar, formaron el designio de echarle al agua, con el fin de apoderarse de sus tesoros. Arión entiende la trama, y les pide que se contenten con su fortuna, la cual les cederá muy gustosa con tal de que no le quiten la vida. Los marineros, sordos a sus ruegos, solamente le dieron a escoger entre matarse con sus propias manos, y así lograría ser sepultado después en tierra, o arrojarse inmediatamente al mar. Viéndose Arión reducido a tan estrecho apuro, pidióles por favor le permitieran ataviarse con sus mejores vestidos, y entonar antes de morir una canción sobre la cubierta de la nave, dándoles palabra de matarse por su misma mano luego de haberla concluido. Convinieron en ello los corintios, deseosos de disfrutar un buen rato oyendo cantar al músico más afamado de su tiempo; y con este fin dejaron todos la popa y se vinieron a oirle en medio del barco. Entonces el astuto Arión, adornado maravillosamente y puesto el pie sobre la cubierta con la cítara en la mano, cantó una composición melodiosa, llamada el Nomo orthio, y habiéndola concluido, se arrojó de repente al mar. Los marineros, dueños de sus despojos continuaron su navegación a Corinto, mientras un delfín (según nos cuentan) tomó sobre sus espaldas al célebre cantor y lo condujo salvo a Ténaro. Apenas puso Arión en tierra los pies, se fue en derechura a Corinto vestido con el mismo traje, y refirió lo que acababa de suceder. Periandro, que no daba entero crédito al cuento de Arión, aseguró su persona y le tuvo custodiado hasta la llegada de los marineros. Luego que ésta se verificó, los hizo comparecer delante de sí, y les preguntó si sabrían darle alguna noticia de Arión. Ellos respondieron que se hallaba perfectamente en Italia, y que lo habían dejado sano y bueno en Tarento. Al decir esto, de repente comparece a su vista Arión, con los mismos adornos con que se había precipitado en el mar; de lo que, aturdidos ellos, no acertaron a negar el hecho y quedó demostrada su maldad. Esto es lo que refieren los corintios y lesbios; y en Ténaro se ve una estatua de bronce, no muy grande, en la cual es representado Arión bajo la figura de un hombre montado en un delfín.
http://www.historiaclasica.com/2009/11/la-historia-del-delfin-que-salvo-al.html
Arión y el delfín
Ya en los escritos más antiguos de los
que tenemos constancia, encontramos los mitos, historias en las que realidad y
ficción se mezclan y confunden en una difusa franja que resulta imposible
volver a separar. Esta costumbre, seguramente tan antigua como el hombre, donde
plasma sus valores, inquietudes, anhelos, miedos y pasiones no se ha perdido
aún hoy. Desde pequeños ya aprendemos historias sobre Papá Noel y el hombre del
saco. Más tarde descubrimos toda clase de héroes, superhéroes y los más
extraordinarios mundos fantásticos o de los sueños. Hasta observar con más o
menos curiosidad y credulidad las leyendas o creencias sobre el más allá o la
vida después de la muerte. La literatura y el cine de hoy recurren con
asiduidad a estas historias. Ninguna de las artes ha dejado de tocar estos
temas, y la música no ha sido menos
En los tiempos de la música barroca, la
mitología griega y romana era la principal fuente de inspiración para los
libretos de las óperas así como de las cantatas profanas. Podemos encontrar a
casi todos los antiguos dioses, diosas, ninfas, musas, sátiros y héroes puestos
en boca de “Castratti”, sopranos, altos, tenores y bajos. Algo ensombrecido por
la fama del renombrado Orfeo, aparecía entre ellos un músico con una bella leyenda
llamado Arión.
Arion fue un famoso
músico ejecutante de cítara en la antigua Grecia; un poeta dionisíaco le
atribuye la invención del ditirambo: "Como una composición literaria para
coro ditirambo fue la creación de Arion de Corinto:"
Los isleños de
Lesbos lo reclamaron como su hijo nativo, pero Arion encontró un patrón de
Periandro, tirano de Corinto. Aunque destaca por sus inventos musicales, Arion
es recordado principalmente por el fantástico mito de su secuestro por piratas
y milagroso rescate de delfines, un motivo de cuento.
Herodoto dice
"Arion era insuperable de la lira en su tiempo y también fue el primer
hombre que conocemos en componer, dar nombre al ditirambo y enseñarlo en
Corinto". Sin embargo J.H. Sleeman observa del ditirambo o coro circular
", se menciona por primera vez por Arquíloco. Arion floreció al menos 50 años más tarde;
probablemente le dio una forma más artística, la adición de un coro de 50
personas, sátiros personificados que bailaban alrededor de un altar de
Dionisio. Era, sin duda, el primero en introducir el ditirambo en Corinto
".
Arion también se
asocia con el origen de la tragedia: de Solón Juan el Diácono informa:
"Arion de Methymna introdujo por primera vez el drama de la tragedia, como
Solón indicó en su poema titulado Elegías”.
La leyenda de
Arión.
Arión, hijo de Poseidón
e Ino y originario de la isla de Lesbos, cantaba y tañía la lira o cítara con
tal maestría que fue considerado como el mejor de su tiempo (s.VII a.C.).
Periandro, rey por entonces de Corinto, donde residió Arión la mayor parte de
su vida, le tenía en gran estima y le brindaba amistad y sustento. A pesar de
ello, Arión decidió un buen día ampliar horizontes y probar su arte allende su
lugar de origen. Así pues embarcó hacia Italia. Allí y en Sicilia deleitó con
su arte por doquier obteniendo gran éxito y fortuna.
Pero fue de regreso a
su tierra cuando sucedió lo fantástico de su historia. A pesar de contratar una
nave corintia para su regreso porque sus compatriotas le inspiraban mayor
confianza, la tripulación tramó deshacerse de él con el fin de apropiarse de
sus riquezas acumuladas tras exhibiciones y concursos. Según dicen algunos
avisado en sus sueños por Apolo, Arión hizo uso de su don para intentar
librarse de su fatal destino. Cuando los traidores mostraron sus intenciones,
éste les pidió un último deseo: Vestirse con sus mejores galas y terminar su
vida honrando a la música a la que había servido, cantando. No fue difícil
convencer a los piratas, seducidos por la idea de deleitarse con el último
canto de tan prestigioso músico. Arión, engalanado, vistiendo su túnica púrpura
y una corona triunfal que consideraba su más noble premio, de pie en el extremo
de la cubierta, comenzó a cantar su “Canción conmovedora”, de la que dicen que
exigía tales agudos que muy pocas voces podían ejecutarla. Los poetas dicen que
cuando cantaba en el bosque, el cordero y el lobo permanecían juntos
escuchando, el ciervo y el león, la liebre y los perros, mientras que arriba la
paloma y el halcón escuchaban en el aire. En esta ocasión, sus bellos sonidos
no solo conmovieron a los hombres de la tripulación, también a un grupo de
delfines que acudieron a escuchar escoltando la embarcación. Cuando Arión
terminó, se echó al mar como había convenido con los traidores para dejar este
mundo por su pie.
Lo que ellos no sabían
es que aquí no feneció su vida, sino que uno de los delfines lo llevó sano y
salvo hasta tierra firme asido a su lomo.
Regresó Arión a Corinto
donde el rey, no sabiendo si su fantástica historia era cierta o se trataba de
un impostor, aguardó hasta la llegada del navío. Cuando los marineros tomaron
tierra y fueron llamados por el Rey, interrogados acerca de Arión respondieron
con engaños. Cuando de pronto éste apareció vestido tal y como lo vieron por última
vez con su lira en mano, lo tomaron por un dios y se humillaron ante él
pidiendo clemencia. Pero el rey les impuso el más severo castigo. Luego mandó
erigir un monumento de bronce del delfín cabalgado por Arión.
Cuando Arión murió,
Apolo colocó su figura en el firmamento junto con la del delfín que le salvó,
formando ambos la constelación del delfín.
Cuenta Pausanias, un
viajero, geógrafo e historiador griego del siglo II, en su “Descripción de
Grecia”, que él mismo vio el monumento al delfín. Añade que conoció a un joven
que en una ocasión atendió y curó las heridas que un delfín había sufrido a
manos de un pescador, y que ese delfín lo llevaba en su lomo por el mar cuando
el joven deseaba.
La historia de
Heródoto se recogió en otra literatura.
Luciano de Samosata ingeniosamente imaginó el diálogo entre Poseidón y el
delfín que llevaba Arion.
Agustín de Hipona
afirma que los paganos "creían en lo que leen en sus libros" y
tomaron a Arion como un individuo histórico. "No hay una historicidad en
esta historia", también de acuerdo con Eunice Burr Stebbins, y Arion y los
delfines se dan como un ejemplo de "un motivo folklórico especial asociado
con Apolo" de Irad Malkin.
Sin embargo, hay muchos más relatos históricos
o menos fiables de muchos períodos de la gente de ser salvado por delfines.
Erasmus citaba a
Arion como uno de los temas del poeta tradicional que suenan como Historia en
lugar de fábulas, aunque recordaba que Agustín no había tomado la historia de
Arion como un ser histórico.
Paralelismos mitológicos
El episodio puede
ser visto como un doblete del destino de Melicertes, donde el salto al mar era
el de su madre, Ino. transformada en la "diosa blanca" Leucothea;
Melicertes se llevó más muerto que vivo a las costas, donde se celebran los
Juegos del Istmo en su honor, en la que ganadores fueron coronados con una
corona de abeto estéril. Se transformó en el héroe Palaimon,
Otro paralelismo
es el mito de Dionisio y los marineros, se relata en los himnos homéricos:
piratas del Tirreno intentan atacar el dios en el mástil, pero la madera en sí
comienza a brotar y el mástil está entrelazada con la hiedra, los marineros
saltan en el mar y son transformados en delfines. Esto es especialmente
interesante porque Arion se le atribuye la invención del ditirambo, una canción
dionisíaca.
Interpretaciones académicas
A la luz de los
paralelos anteriores, Walter Burkert interpreta la historia como un
acontecimiento importante en la historia del culto dionisíaco: "Liberado
de este panorama sombrío, la leyenda alegre y liberadora del siglo VI
desarrolló aún más la imagen de los delfines piloto en el marco del colores de
la renovación del culto de Dionisio. ". CM Bowra atado al mito del período
posterior a la expulsión de Corinto del Bacchiadae aristocrática, que remonta
su descendencia de Dionisio: "el culto del dios tuvo que desarrollar
nuevas y más formas democráticas."
Stewart Flory
identificó uso característico de Heródoto del episodio en un contexto de historización como un ejemplo de lo que
Flory llama sus "valientes gestos", un hombre frente a la muerte se
presenta con tranquila dignidad, realizando algún gesto enérgico pero
innecesario que demuestra desprecio por el peligro.
Usos posteriores
Existen otras
variaciones de la historia.
En 1994, fue
adaptado por Vikram Seth y Alec Roth para la ópera Arion y el delfín, encargado
por la Ópera Nacional de Inglés para los artistas profesionales con la
comunidad coro y coro de niños. Se estrenó en Plymouth en 1994 bajo la
dirección de Nicholas Kok y directora Rebecca Meitlis.
Arion es aludido
en la República de Platón a 453d, donde Sócrates dice: "Entonces, también,
debemos nadar y tratar de escapar del mar de la argumentación con la esperanza
de que, o bien alguna de delfines nos llevará en la espalda ..."
Arion se menciona
en el acto 1, escena ii Noche de Reyes de Shakespeare, donde el capitán asegura
a Viola que su hermano todavía puede estar vivo después del naufragio, porque
"Arion como en el lomo del delfín, le vi celebrar conocimiento de las
olas."
Arion se menciona
en la primera estrofa de Soledades de Luis de Góngora.
"Arion"
es un poema de Alexander Pushkin.
Arion es una
revista de humanidades y los clásicos publicados en la Universidad de Boston.
Jimmy Buffett
canción en su canción "Jolly Mon" se basa en esta fábula.
Hay una cantata creada
por el barroco francés compositor André Campra
para contar la historia de Arion
Arion en el delfín
es la huella de Houghton Mifflin Harcourt, los editores con sede en Boston y
Nueva York, la cifra fue utilizado anteriormente por el siglo XVI Basilea
impresora Johannes Oporinus como su dispositivo.
Desde noviembre de
2009, el banco islandés Nja Kauping desde que fue adquirida por el Estado
islandés ha sido rebautizado como Arion Banki.
Una cantata para
coro y piano de los niños, 'Arion y el delfín', por el compositor inglés Philip
Godfrey, se realizó por primera vez en 2003.
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