Concierto para Saxofón y Orquesta
en Mi b op. 109 - A. Glazunov
Escrito en junio
de 1934 en París, esta obra pasa por ser la última de Glazunov y está
desarrollado en forma lineal, sin cortes entre movimientos. El concierto fue
estrenado el 25 de
noviembre de 19 34 en Suecia por el saxofonista Sigurd Raschèr y
desde entonces se convirtió en uno de los clásicos del repertorio. A pesar de
su carácter anacrónico y romanticista — muy en la línea de Rachmaninov — el
concierto utiliza leves influencias del jazz y destaca, sobremanera, por el
extraordinario juego de tonalidades dentro de una estructuración continua. Al
parecer, Glazunov nunca escuchó en vida dicha pieza.
En Rusia, la
continuidad de la gran escuela musical que nacionalismo y romanticismo burgués
habían propiciado, no fue fácil y no todos los autores posteriores encajaron
con la misma fortuna en el postromanticismo. Sin duda, los dos principales
nombres de la generación postromántica rusa fueron los de Rachmaninov y
Scriabin. Al primero de ellos siempre le perjudicó el que fuera considerado
como un compositor del siglo XX cuando su verdadera ubicación debería estar en
el postromanticismo exuberante de raíz chaikovskiana.
Además, aunque emigró a Occidente con motivo de la Revolución, sus creaciones
más significativas fueron anteriores a la Primera Guerra Mundial. Dentro de
esta tendencia chaikovskiana también podríamos mencionar a Anton
Arenski (1861-1906) y Sergei Taneiev (1856-1915). Más cercanos al folklore
estuvieron Anatole Liadov (1855-1914), Alexander Gretchaninov (1864-1956),
Sergei Liapunov (1859-1924) y Mihail Ippolitov-Ivanov (1859-1935). Por su
parte, Scriabin fue un compositor postromántico de tendencias experimentales
cuya primera etapa estuvo del todo influida por la música de Chopin. Al lado de
Rachmaninov y Scriabin surgió una figura prestigiosa que, sin embargo, no acabó
de cuajar tanto como hubiera podido merced a sus grandes cualidades musicales.
Discípulo directo de Rimski-Korsakov, Alexander Glazunov representó un
nacionalismo ruso muy pulido pero, tal vez, ya pasado de moda.
Alexander Konstantinovich Glazunov nació el 10 de agosto de 18 65
en San Petersburgo en el seno de una acomodada familia de editores y libreros.
Mostrando un precoz talento musical, Glazunov fue enviado por Balakirev a
Rimski-Korsakov, de quien adquirió las técnicas necesarias de composición
(Glazunov jamás pisó un conservatorio durante su formación). De esta forma, con
apenas 17 años, Balakirev estrenó su primera sinfonía y poco más tarde
Rubinstein tomó parte en el estreno de su primer cuarteto. A partir de los 19
años, Glazunov empezó a dirigir sus propias obras, tanto en Rusia como en el
extranjero, llegando a visitar a Liszt en Weimar en 1884. En 1899 fue nombrado
profesor del Conservatorio de San Petersburgo (al igual que años atrás como
Rimski, sin tener ninguna titulación oficial) del que llegó incluso a ser
director entre 1905 y 1928. Durante esta etapa, Glazunov se mostró como un
profesor estricto pero muy preocupado y comprometido con sus estudiantes pese a
una legendaria fama de bebedor compulsivo que no está nada clara y que parece
que le colocaron como sambenito. Ese mismo año de 1928, Glazunov abandonó Rusia
y se estableció definitivamente en París. Allí, pese a que gozó de gran
popularidad, su rigor declinó rápidamente. Finalmente, el 21 de marzo de 19 36 Glazunov
falleció en la localidad parisina de Neuilly-sur-Seine.
Pese a que Alexander Glazunov consiguió, más que ningún
otro compositor de la escuela nacionalista, un equilibrio entre los elementos
rusos y europeos, su música ultraconservadora desentonó con las ideas
progresistas del momento. Fue un músico de un acabado y pulidez exquisitas,
pero ello conllevó a su vez a una estrechez y pesada uniformidad de
inspiración. Históricamente, Glazunov representa una amalgama, el fruto común,
entre la tradición del Conservatorio de San Petersburgo (nacionalista) y el de
Moscú (europeísta). Con todo, lo esencial de su aportación reside en una enorme
pureza compositiva del todo académica, con gran plasticidad y colorido
orquestal. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a la figura de este gran y
controvertido compositor.
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