domingo, 2 de noviembre de 2014

Concierto para Saxofón y Orquesta en Mi b op. 109 - A. Glazunov


Escrito en junio de 1934 en París, esta obra pasa por ser la última de Glazunov y está desarrollado en forma lineal, sin cortes entre movimientos. El concierto fue estrenado el 25 de noviembre de 1934 en Suecia por el saxofonista Sigurd Raschèr y desde entonces se convirtió en uno de los clásicos del repertorio. A pesar de su carácter anacrónico y romanticista — muy en la línea de Rachmaninov — el concierto utiliza leves influencias del jazz y destaca, sobremanera, por el extraordinario juego de tonalidades dentro de una estructuración continua. Al parecer, Glazunov nunca escuchó en vida dicha pieza.
En Rusia, la continuidad de la gran escuela musical que nacionalismo y romanticismo burgués habían propiciado, no fue fácil y no todos los autores posteriores encajaron con la misma fortuna en el postromanticismo. Sin duda, los dos principales nombres de la generación postromántica rusa fueron los de Rachmaninov y Scriabin. Al primero de ellos siempre le perjudicó el que fuera considerado como un compositor del siglo XX cuando su verdadera ubicación debería estar en el postromanticismo exuberante de raíz chaikovskiana. Además, aunque emigró a Occidente con motivo de la Revolución, sus creaciones más significativas fueron anteriores a la Primera Guerra Mundial. Dentro de esta tendencia chaikovskiana también podríamos mencionar a Anton Arenski (1861-1906) y Sergei Taneiev (1856-1915). Más cercanos al folklore estuvieron Anatole Liadov (1855-1914), Alexander Gretchaninov (1864-1956), Sergei Liapunov (1859-1924) y Mihail Ippolitov-Ivanov (1859-1935). Por su parte, Scriabin fue un compositor postromántico de tendencias experimentales cuya primera etapa estuvo del todo influida por la música de Chopin. Al lado de Rachmaninov y Scriabin surgió una figura prestigiosa que, sin embargo, no acabó de cuajar tanto como hubiera podido merced a sus grandes cualidades musicales. Discípulo directo de Rimski-Korsakov, Alexander Glazunov representó un nacionalismo ruso muy pulido pero, tal vez, ya pasado de moda.
Alexander Konstantinovich Glazunov nació el 10 de agosto de 1865 en San Petersburgo en el seno de una acomodada familia de editores y libreros. Mostrando un precoz talento musical, Glazunov fue enviado por Balakirev a Rimski-Korsakov, de quien adquirió las técnicas necesarias de composición (Glazunov jamás pisó un conservatorio durante su formación). De esta forma, con apenas 17 años, Balakirev estrenó su primera sinfonía y poco más tarde Rubinstein tomó parte en el estreno de su primer cuarteto. A partir de los 19 años, Glazunov empezó a dirigir sus propias obras, tanto en Rusia como en el extranjero, llegando a visitar a Liszt en Weimar en 1884. En 1899 fue nombrado profesor del Conservatorio de San Petersburgo (al igual que años atrás como Rimski, sin tener ninguna titulación oficial) del que llegó incluso a ser director entre 1905 y 1928. Durante esta etapa, Glazunov se mostró como un profesor estricto pero muy preocupado y comprometido con sus estudiantes pese a una legendaria fama de bebedor compulsivo que no está nada clara y que parece que le colocaron como sambenito. Ese mismo año de 1928, Glazunov abandonó Rusia y se estableció definitivamente en París. Allí, pese a que gozó de gran popularidad, su rigor declinó rápidamente. Finalmente, el 21 de marzo de 1936 Glazunov falleció en la localidad parisina de Neuilly-sur-Seine.
Pese a que Alexander Glazunov consiguió, más que ningún otro compositor de la escuela nacionalista, un equilibrio entre los elementos rusos y europeos, su música ultraconservadora desentonó con las ideas progresistas del momento. Fue un músico de un acabado y pulidez exquisitas, pero ello conllevó a su vez a una estrechez y pesada uniformidad de inspiración. Históricamente, Glazunov representa una amalgama, el fruto común, entre la tradición del Conservatorio de San Petersburgo (nacionalista) y el de Moscú (europeísta). Con todo, lo esencial de su aportación reside en una enorme pureza compositiva del todo académica, con gran plasticidad y colorido orquestal. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a la figura de este gran y controvertido compositor.

http://leitersblues.com/2012/06/alexander-glazunov-concierto-para-saxofon-op-109/


 


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