domingo, 5 de octubre de 2014

 El Jugador


En una calurosa tarde de verano, en un tren con destino a ninguna parte
Me reuní con el jugador. Los dos estábamos muy cansados para dormir.
Así que nos turnamos para mirar por la ventana a la oscuridad.
El aburrimiento nos alcanzó y él comenzó a hablar.


Dijo: "Hijo, he hecho una vida fuera de leyendo las caras de la gente.
Conozco que cartas son por la manera en que ellos tienen sus ojos.
Así que si no te importa que lo diga, puedo ver que estás sin ases,
Por un sorbo de tu whisky, te daré un consejo. "

Así que le entregué mi botella y se bebió el último trago.
Luego gorroneó un cigarrillo y me pidió lumbre.
Y la noche adquirió un silencio mortal, y su cara perdió toda expresión.
Él dijo, "Si vas a jugar el juego, muchacho, tienes que aprender a jugarlo bien.

Tienes que saber cuándo mantenerlas, saber cuándo doblarlas
Saber cuándo irse, saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero cuando estés sentado en la mesa.
Ya habrá tiempo suficiente para contar cuando el trato esté hecho.

Cada jugador sabe que el secreto para sobrevivir
Es saber qué tirar y saber qué conservar.
Porque cada mano es un ganador y cada mano es un perdedor
Y lo mejor que se puede esperar es morir en su sueño. "

Y cuando terminó de hablar, se volvió hacia la ventana,
Apagó el cigarrillo, se perdió en el sueño.
Y en algún lugar en la oscuridad, el jugador salió sin ganar ni perder.
Y en sus últimas palabras, encontré un as que me podía guardar.

Tienes que saber cuándo mantenerlas, saber cuándo doblarlas
Saber cuándo irse, saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero cuando estés sentado en la mesa.
Ya habrá tiempo suficiente para contar cuando el trato esté hecho.

Tienes que saber cuándo mantenerlas, saber cuándo doblarlas
Saber cuándo irse, saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero cuando estés sentado en la mesa.
Ya habrá tiempo suficiente para contar cuando el trato esté hecho.

Tienes que saber cuándo mantenerlas, saber cuándo doblarlas
Saber cuándo irse, saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero cuando estés sentado en la mesa.
Ya habrá tiempo suficiente para contar cuando el trato esté hecho.


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