Esta noche al oído me has dicho
dos palabras comunes.
Dos palabras cansadas de ser dichas.
Palabras que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces
que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca.
Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea
por mi cuello y no intento
moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo
-¡oh, qué bella, la vida!-
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos
sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo
imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.
Canciones con historia: Michael Jackson - Don't Stop 'Til You Get Enough
El paso de la niñez a la adultez supone una serie de cambios, entre los que se encuentran la creación de la identidad propia, y también la asunción de varias (al menos algunas) responsabilidades. Michael Jackson lo tenía presente en 1978, mientras veía que la carrera junto a sus hermanos en The Jackson 5 poco tenía para ofrecerle. No sólo se había vuelto una figura que opacaba al resto, sino que además sentía que ese proyecto y su repertorio no representaban las inquietudes que sentía al borde de sus 19 años.
Después de participar como El Espantapájaros en la adaptación de El Mago de Oz que encabezaba Diana Ross, Jacko comenzó a perfilar su por entonces abandonada carrera solista. Para romper un silencio discográfico de cuatro años, le preguntó a Quincy Jones, director musical del film, quién podría ser un buen productor para las canciones que estaba trabajando. Sin dudarlo, Jones se autopostuló para la tarea, y ambos comenzaron a escribir a cuatro manos las canciones de Off the Wall (1979), el primer álbum de Jackson en cinco años.
Dentro de una catarata de demos, apareció "Don't Stop 'Til You Get Enough", un tema que sintonizaba perfecto con la música disco, que en ese entonces se encontraba en una lenta agonía. Según el propio Michael, la melodía se le apareció de un momento al otro, y no pudo dejar de tararearla hasta volverla canción y, como sus dotes como músico eran limitados, le pidió a su hermano Randy que tradujera al piano lo que tenía entre manos. Cuando escuchó la canción, Katherine, la madre de ambos, puso el grito en el cielo. Ella, devota de los testigos de Jehová, estaba escandalizada por la letra, al encontrarla pletórica de connotaciones sexuales. Para aliviar las tensiones familiares, al poco tiempo Jacko declaró que la interpretación quedaba a merced de cada uno.
Tanto el tema como el disco representaron varios triunfos para Jackson. Fue su salto de sello de Motown a CBS; le dio una inyección adrenalínica a un género que estaba bajando la persiana; y le permitió mostrarle al mundo que era bastante más que el niño prodigio que todos habían conocido a principio de la década. Le valió su primer número uno en siete años (el anterior había sido con "Ben", en 1972), y también su primer premio Grammy al año siguiente, en la categoría de Mejor Performance Vocal Masculina en R&B. Tan sólo el principio de lo que vendría con los años...
Romeo y Julieta es una película basada en la obra teatral del mismo título de William Shakespeare. Es la historia de dos adolescentes, cuya incontenible y desbordada pasión coloca el amor por encima de la muerte. Su relación se ve dramáticamente marcada por el absurdo y ancestral odio que se profesan sus familias: los Montesco y los Capuleto. La lucha por llevar adelante su amor desencadenará en una tragedia que los unirá finalmente en la muerte.
Esta es quizás la película más famosa de su director, el italiano Franco Zeffirelli, quien intentó seguir al pie de la letra el texto original de Shakespeare. Su deseo de ser enteramente fiel con la obra le llevó a respetar incluso la edad real de sus protagonistas, que habitualmente eran encarnados por actores adultos. Así, Romeo y Julieta fueron interpretados por un actor de 17 años y una actriz de 15, los entonces desconocidos Leonard Whiting y Olivia Hussey. El filme, en su propósito de combinar romanticismo y realismo, incluía escenas de semidesnudo consideradas audaces para la época, y que el director consideró lógicas y hasta necesarias en un relato de amor pasional.
Además, la experiencia de Zeffirelli en la ópera y el teatro (fue amigo y colaborador de Maria Callas) se dejó notar en la realización del film, muy cuidado en su dirección artística, en su fotografía en color y también en su banda sonora, compuesta por Nino Rota. La melodía "A Time for Us" alcanzó un perdurable éxito y sigue siendo versionada por cantantes melódicos (como Josh Groban) y orquestas de música clásica.
Argumento
En Verona hay dos familias rivales, los Montesco y los Capuleto. Romeo, de la casa Montesco, conoce a Julieta, una hermosa joven, hija única de los Capuleto, y ambos se enamoran a primera vista. Se casan en secreto, con ayuda de Fray Lorenzo.
El mismo día de la ceremonia, Teobaldo insulta a Romeo; a pesar de ello, este rehúsa batirse en duelo. Pero Mercucio, el mejor amigo de Romeo, entabla duelo a muerte con Teobaldo. Romeo trata de separarlos y Teobaldo aprovecha para herir mortalmente a Mercucio. Romeo reta a Teobaldo y venga a su amigo matando a su adversario. El Príncipe de Verona condena a Romeo al destierro, por lo huye a Mantua después de una última conversación con su amada Julieta.
El Conde Paris, pariente del príncipe, pide la mano de Julieta y le es concedida. Julieta se niega y pide auxilio a Fray Lorenzo, quien le aconseja que acepte la boda y le entrega un elixir que la sumirá en un estado parecido a la muerte. Le indica tomarlo la noche anterior a la boda y se compromete a estar con ella cuando despierte en la cripta de su familia, acompañado de Romeo; después, ambos jóvenes escaparían. Fray Lorenzo envía un mensajero a Romeo para que venga por Julieta en el momento de despertar. Pero el mensajero no encuentra a Romeo, ya que éste, avisado por su criado de que Julieta ha muerto, ha salido inmediatamente hacia Verona.
Romeo llega al cementerio e ingresa a la cripta de los Capuleto; junto a Julieta, la besa por última vez e ingiere un veneno que acaba con su vida a los pies de su amada. En ese momento llega Fray Lorenzo.
Julieta despierta y el fraile trata de convencerla para que huya con él, pero la joven se niega al ver a su esposo muerto. Se acerca a Romeo, lo besa y se hiere con la daga de su esposo: muere abrazando a su amado.
En la última escena, el príncipe de Verona pronuncia un discurso en el que llama a la concordia a las dos familias enlutadas.
Reparto
•Leonard Whiting como Romeo Montesco.
•Olivia Hussey como Julieta Capuleto.
•John McEnery como Mercutio.
•Michael York como Teobaldo.
•Pat Heywood como La Nana.
•Bruce Robinson como Benvolio.
•Antonio Pierfederici como Sr. Montesco
•Esmerelda Ruspoli como Sra. Montesco
•Paul Hardwick como Sr. Capuleto
•Natasha Parry como Sra. Capuleto
•Roberto Bisacco como Paris.
•Roy Holder como Pedro.
•Keith Skinner como Baltasar.
•Laurence Olivier como Narrador.
•Milo O'Shea como El Padre Lorenzo.
•Robert Stephens como El Príncipe Escalus.
Premios
Ganó dos Premios Óscar en 1968:
•a la mejor fotografía
•al mejor vestuario,
y tuvo dos candidaturas más:
•al mejor director
•a la mejor película
Otras versiones destacables
•1916 - Romeo and Juliet, con la actriz vampiresa Theda Bara.
•1936 - Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, George Cukor). Buena versión de Cukor sobre los amantes de Verona. Primera adaptación estimable para el cine de esta tragedia.
•1966 - Romeo and Juliet, de Paul Czinner, con Rudolf Nuréyev y Margot Fonteyn como Romeo y Julieta en una filmación inglesa del ballet clásico.
•1996 - Romeo + Julieta (Romeo + Juliet, Baz Luhrmann). Protagonizado por Claire Danes y Leonardo DiCaprio. DiCaprio ganó el Oso de Plata a la mejor interpretación masculina en la edición número 47 del Festival Internacional de Cine de Berlín y Luhrmann fue nominado al Oso de Oro a mejor película.
Wikipedia
Romeo y Julieta (película de 1968)
http://www.dailymotion.com/video/x12bwix_romeo-y-julieta-version-de-zeffirelli-sub-espanol-parte-1_shortfilms
Romeo y Julieta - William Shakespeare
En Romeo y Julieta, Shakespeare cuenta la historia de dos jóvenes enamorados que a pesar de la oposición de sus familias, rivales entre sí, deciden luchar por su amor hasta el punto de casarse de forma clandestina. Sin embargo, la presión de esa rivalidad y una serie de fatalidades conducen al suicidio de los dos amantes.
Algunas fuentes señalan que Shakespeare comenzó la obra en 1591 y la finalizó en 1595, pero la opinión más generalizada sitúa la escritura de la obra en 1597.
Aunque la historia forma parte de una larga tradición de romances trágicos que se remontan a la antigüedad, el argumento está basado en la traducción inglesa de un cuento italiano de Mateo Bandello.
Shakespeare tomó varios elementos de estas obras, aunque con el objeto de ampliar la historia, creó nuevos personajes como Mercucio y Paris.
El lector actual encuentra la obra dividida en actos y escenas. Pero esa división no es original de Shakespeare, sino que fue hecha en el siglo XVIII, en un intento de dotar a la tragedia de una apariencia más digna, más "grecolatina". La obra muestra algunascaracterísticas representativas del genio de su autor, como la relevancia de los personajes secundarios, el uso de subtramas, el empleo de verso y prosa y, especialmente, la conversión de comedia a tragedia (a partir de la muerte de Mercucio en el acto III) y la precipitación del tiempo, que dan a la obra una gran tensión dramática. Se trata de una de las obras más populares del autor inglés y, junto a Hamlet y Macbeth, la que más veces ha sido representada
.
TEMAS DE ROMEO Y JULIETA
La temática de Romeo y Julieta es compleja, y probablemente no existe un tema central en la obra, sino más bien un entramado de temas que se complementan unos a otros, estrechamente interrelacionados.
El amor
El amor intemporal es uno de los elementos representativos de Romeo y Julieta. Con el paso del tiempo, sus protagonistas han pasado a ser considerados como iconos del "amor joven destinado al fracaso". Una fuerte pasión une a los amantes en una relación excesiva y delirante ya que en seis días se conocen, se enamoran, se casan, tienen su noche de bodas y mueren. La historia de este amor es trágica desde el comienzo porque los protagonistas tienen que verse a escondidas y terminan en un fallido plan que los lleva al desenlace fatal.
El elemento opuesto al amor de los protagonistas es la rivalidad entre sus familias: los jóvenes amantes ven imposibilitado el deseo de hacer público su amor por el odio que se guardan sus familias. Aquí los personajes desafían a la sociedad, a sus familias, incluso cuando saben que las cosas van a terminar mal. Cabe interpretar que lo que Shakespeare intenta demostrar es que el amor es más fuerte que todo, incluso más que la muerte, y por supuesto los protagonistas tienen que morir para que esto llegue a sus últimas consecuencias. Por otro lado, cabe también entender lo contrario: Romeo y Julieta es, en efecto, una historia de amor, pero en el centro de la imposibilidad de la unión de los dos amantes y en el despiadado destino final de ambos, está la consideración del odio como fuerza mucho más poderosa y devastadora.
La concepción del amor en la obra es eminentemente renacentista: el amor es una fuerza real, que mueve a la acción más allá de una consideración exclusivamente platónica e incluso a su consumación en el acto sexual. Contrasta la pasión de Romeo con su comportamiento hacia su primera amada, Rosalinda, casi una parodia del amor petrarquista. No obstante, aunque la pasión les domina, la pareja solo consuma su amor después de casados, cosa que les previene de perder la simpatía del público. Por otra parte, el lenguaje que utilizan es un contrapunto a esa naturaleza “real” de sussentimientos.
Es interesante observar también las relaciones de género de los protagonistas. Aun dentro de una relación idealizada, Shakespeare crea una Julieta decidida, capaz de tomar iniciativas, con cualidades que tradicionalmente se hubieran considerado masculinas.
Por contraste, Romeo aparece en ocasiones con un carácter femenino, con arrebatos de melancolía y desánimo.
El destino
El final trágico de la historia se debe fundamentalmente al destino, al azar, y no nace de los actos ni decisiones de los personajes. Éste es precisamente uno de los reparos que la crítica ha puesto tradicionalmente a la obra: no existe una fuerza trágica que emane de los personajes, sino que todo es resultado de la fatalidad, causa última de una serie de acontecimientos desafortunados que resultan trágicos por casualidad.
Shakespeare maneja aquí los conceptos isabelinos de la fortuna (fortune) y el destino (fake), fuerzas volubles que a veces nos favorecen y a veces actúan en nuestra contra,siempre sin motivo aparente y sin que nadie pueda escapar a sus designios.
Un papel relevante en la influencia del destino en la historia de Romeo y Julieta lo
desempeña el tiempo. Como marco de la acción, el tiempo es a la vez concentrado (unos pocos días) y acelerado. Es sujeto de la conversación de los enamorados, que a veces quieren que pase deprisa y a veces que se detenga. Pero sobre todo del tiempo depende la muerte fingida de Julieta y el tiempo desencadena la tragedia al no recibir Romeo la noticia del plan de Fray Lorenzo y despertar Julieta del letargo poco después del suicidio de Romeo.
El orden establecido
El amor de los protagonistas se ve dificultado por factores que conforman un orden
establecido: la familia, la sociedad y el poder político. La familia representa, en la
obra, el primer obstáculo para los amantes. Tanto Romeo como Julieta no tiene buena comunicación con sus padres: los Montesco recurren a Benvolio y los Capuleto al ama para conocer las inquietudes de sus hijos. Por otra parte, en el caso de Julieta, la autoridad paterna se impone a sus deseos personales.
El orden social se sustenta en una estructura medieval: el Príncipe en la cúspide, los amos y los criados. Tan sólo el boticario, con un papel importante pero muy breve, podría representar a la burguesía.
Por último, el poder político se manifiesta en dos elementos: la autoridad del Príncipey, sobre todo, la rivalidad entre las familias, el principal escollo que dificulta el amor de los protagonistas
ASPECTOS TÉCNICOS Y FORMALES DE ROMEO Y JULIETA
El principal rasgo estilístico de la obra es el cambio de la comedia a la tragedia. Esto lo podemos ver en el acto III donde antes de la muerte de Mercucio el guión tiende hacia una línea más cómica. Solo después de ese momento, adopta un tono serio y trágico. Aun cuando Romeo es desterrado, mientras Fray Lorenzo le sugiere un plan a Julieta para que ella pueda reunirse con su amado, la audiencia todavía puede esperar a que todo finalice bien entre ellos. El público queda en estado de suspense, lo que multiplica el sentimiento de tragedia final.
El dramaturgo utiliza una variedad de formas expresivas a los largo de la obra: prosa, verso blanco y pareados. La obra comienza con un soneto, aunque en su mayor parte está escrita en versos blancos. Shakespeare relaciona cada forma expresiva con situaciones diferentes: así vemos cómo Fray Lorenzo utiliza el sermón, mientas que el ama utiliza el verso blanco y un registro coloquial. Cuando Romeo habla sobre Rosalinda en el inicio intenta emplear el estilo de Petrarca. Este estilo poético también lo usa la Señora Capuleto para describirle a Julieta la apariencia física de Paris.
Los extremos de esta dualidad estilística son el lenguaje de los protagonistas y el del Ama y los criados. Las primeras intervenciones de Romeo, enamorado aún de Rosalina, son fiel expresión de los tópicos petrarquistas: dolor, distancia de la amada, rechazo de la compañía de otros, búsqueda de la soledad, idealización de la amada…
Cuando los amantes se encuentran, mantienen el estilo petrarquista y retórico, en contradicción con su vivencia del amor, más carnal y pasional que platónico e ideal.
Las dos figuras fundamentales son la metáfora y las imágenes antitéticas, que a veces se amontonan en los parlamentos de los enamorados. A este lenguaje literario y retórico se contrapone el lenguaje vulgar y hasta obsceno de los criados, el Ama y Mercurio.
Otro rasgo estilístico destacable en la obra es el humor, que Shakespeare crea por dos procedimientos distintos: determinados personajes, como los criados, al Ama, o el propio Capuleto, prototipos tomados de la comedia latina; y los juegos de palabras y réplicas ingeniosas.
Vigencia de Romeo y Julieta en la cultura occidental
Música y Ballet
Al menos unas veinticuatro óperas se han basado en Romeo y Julieta. La más antigua, Romeo und Julie, apareció en 1776. Esta producción omitió gran parte de la acción relatada en el guión, así como a la mayoría de los personajes, contando asimismo con un final feliz. Ocasionalmente, se retomó en la sociedad contemporánea. Por otro lado, la ópera más conocida es Roméo et Juliette de Charles Gounod, estrenada en 1867. Tras su debut, pasó a ser considerada como un "triunfo" por la crítica. A partir de entonces, se ha interpretado a menudo a Roméo et Juliette. En lo que corresponde a la versión más conocida para ballet corrió a cargo de Sergéi Prokófiev.
Literatura
De las obras de Shakespeare, es la que más ha generado variaciones, ya sean trabajos producidos en versos narrativos o en prosa, pinturas, dramas, óperas y composiciones corales, orquestales y de ballet, así como distintas versiones para cine y televisión. En la lengua inglesa, al igual que en muchos países de habla hispana, la palabra "Romeo" se considera como sinónimo de "amante masculino". Respecto a parodias, Romeo y Julieta fue satirizada en Las Dos Furiosas Mujeres de Abingdon (1598) de Henry Porter, y Blurt, Master Constable (1607) de Thomas Dekker, específicamente en la escena del balcón,donde una heroína virgen recita palabras indecentes. Desde otra perspectiva, la obra shakesperiana influenció también en autores como Charles Dickens: Nicholas Nickleby
Cine
La historia de Romeo y Julieta ha interesado al cine por sus valores románticos y dramáticos. Existen versiones clásicas, como el Romeo y Julieta de Franco Zefirelli (1968), y contemporáneas, como el Romeo+Julieta de Baz Luhrmannn (1997). La adaptación de la obra al cine exige siempre cambios: supresión de escenas, añadidos,cambios expresivos, cambios en los marcos escénicos…
Conclusión
La obra de Shakespeare, Romeo y Julieta, sin lugar a duda representa ser un clásico de la literatura universal, ya que la misma se presenta como una obra atemporal que representa los conflictos vigentes en todas las épocas, el tema central redunda en el amor, el odio, la venganza, la pasión, la muerte… es decir, los conflictos humanos más trascendentes y universales.
Romeo y Julieta - Shakespeare (incluye un muy interesante análisis previo)
http://www.biblioteca.org.ar/libros/88738.pdf
Romeo y Julieta- Shakespeare (descargar pdf)
http://www.literanda.com/romeo-y-julieta-william-shakespeare-pdf
El origen de la tragedia griega y sus autores.
Mucho antes que Sócrates se preguntara sobre el Bien y el Mal, sobre el destino de la vida y sobre la realidad de la muerte, muchos otros filósofos y escritores habían indagado acerca de los secretos de la existencia humana.
A lo largo de la historia, el hombre ha dirigido su atención hacia su propio mundo interior. Gracias a esta búsqueda de lo intrínsecamente humano hemos podido disfrutar de grandes producciones artísticas, como las tragedias griegas. Pues en ellas, se narran las aventuras del hombre, que explora los abismos y vericuetos del alma.
En el año 334 a.C. Aristóteles postuló que la tragedia (mediante una serie de circunstancias que suscitan piedad o terror) es capaz de lograr que el alma se eleve y se purifique de sus pasiones.
Este proceso, que se denomina "catarsis", es la purificación interior que logra el espectador a la vista de las miserias humanas.
El fondo común de lo trágico será la lucha contra un destino inexorable, que determina la vida de los mortales; y el conflicto que se abre entre el hombre, el poder, las pasiones y los dioses.
Sus temas, sin duda grandilocuentes, no solo no han perdido vigencia, sino que además se resignifican y materializan continuamente, en los distintos sucesos que padece la humanidad.
Sócrates
El nacimiento de la tragedia.
Los griegos fueron los creadores de la tragedia. En un principio, le confirieron un profundo sentido religioso, ya que la obra trágica nació como representación del sacrificio de Dionisios (Baco) y formaba parte del culto público.
Los teatros debían edificarse en las inmediaciones del templo del dios. Los actores y cantores eran considerados por los sacerdotes, personajes inviolables y sagrados.
Para los antiguos griegos, Dionisios era la divinidad protectora de la vida y símbolo del placer, el dolor y la resurrección. Durante la época de la vendimia en su honor se cantaban a coro distintos himnos llamados ditirambos. En los poblados y en las plazas, donde el público danzaba, 50 coreutas hacían una ronda alrededor del altar.
Representaban a los "hombres cabrones" o "sátiros" (seres mitológicos que tenían cuerpo de hombre y piernas de cabra) que lamentaban el sepelio del dios.
Primitivamente, sólo se trataba de una ceremonia mimética, pero con el correr de los años, las técnicas fueron evolucionando y la magia del disfraz enriqueció la puesta en escena.
Cuando los actores interrumpían sus lamentos para tomar aliento, se introducía entre las estrofas el "solo" de un recitante.
A partir de esta primera innovación, ya no sólo se conmemoraba la pasión de un dios sino también, todos los rasgos de la leyenda, que eran interpretados por gemidos que emitía la concurrencia a modo de acompañamiento. Esta ceremonia recibía el nombre de "coro cíclico".
Las ofrendas del público consistían generalmente en un macho cabrío, que era consagrado a Dionisios. Etimológicamente, la palabra "tragedia" tiene mucho que ver con este ritual. El nombre deriva de "trago día" (del griego tragos, que significa macho cabrío y de oda, que significa canto).
El primer trágico fue Tespis, que triunfó en el ano 536 a.C. en el Primer Concurso Trágico instituido por Pisístrato para las grandes dionisíacas (fiestas que se celebraban durante los primeros días de abril y que duraban 6 días).
Tespis reemplazó el pintarrajeo grosero de los coreutas por una máscara de género estucado. Las máscaras representaban las facciones de los distintos personajes. Las más primitivas estaban hechas de corteza de árbol luego de cuero forrado con tela y finalmente, de madera.
Los creadores eran verdaderos artesanos, la abertura de la boca era grande y prolongada como un embudo hecho de cobre. Este formato contribuía a aumentar el volumen de la voz en escena.
Hubo varias clases de máscaras: cómicas, trágicas y satíricas. Las primeras eran ridículamente toscas, con los ojos bizcos, la boca torcida y las mejillas desvencijadas. Las trágicas eran notablemente grandes, tenían la mirada furiosa, los cabellos erizados y las sienes o la frente deformes. Las satíricas eran las más repugnantes y representaban solamente figuras extravagantes y fantásticas, tales como cíclopes, centauros, faunos y sátiros.
Con las innovaciones que introdujo Tespis, la máscara griega dejó de lado el bestiario fabuloso y la tragedia adquirió un tenor más humano. A comienzos del siglo V a.C, la tragedia ya se había instalado como género dentro de la literatura.
Podría decirse que el eje central de toda obra trágica es el restablecimiento doloroso del orden, y el alumbramiento traumático del deber en su doble aspecto. Desde el plano religioso, desarrolla el antagonismo que existe entre el hombre y el cosmos. Y en el plano político explica la conflagración subyacente entre el hombre y el poder.
Tanto en un aspecto como en otro, la representación será el vértice del debate. No es casual, por ejemplo, que la figura más relevante de las obras clásicas sea la de los reyes. Esto se debe a que ellos representaban los blancos más visibles de la sociedad, y en consecuencia, eran los más susceptibles, ya que la vida privada de los monarcas, en un espectáculo público pertenecía a todo el mundo.
Este aspecto formaba parte de la mentalidad de los griegos. De hecho, la Polis era considerada como un todo, y la justicia, para este pueblo era un valor excelentísimo. Si no había justicia en sus gobernantes la Polis tampoco podía ser justa. Por eso, para los griegos, la política y los políticos eran los encargados de ejecutar justicia, pero en una dimensión propiamente humana. No había posibilidades de realización individual dentro de un régimen injusto.
La justicia era para ellos una perfección valiosa; algo que no se buscaba por sus ventajas, y cuyos designios, sin embargo eran implacables.
La finalidad de los festivales dramáticos era la de exaltar la tradición mítica, el patriotismo; aleccionar, conmover, marcar nuevos rumbos, como así también dar lugar a cuestiones honoríficas y cuando no, farandulescas. Muchos actores obtenían premios tales, como la corona de hiedra o placas recordatorias llamadas ex-voto.
Desde luego que tampoco faltaron los "intereses creados". En los teatros, en primera fila y en los palcos de honor, había un gran sitial destinado al sacerdote del dios.
El coro (coreutas) estaba a cargo de los ciudadanos ricos y hacendados, quienes corrían con todos los gastos del espectáculo, creyendo que cumplían así un deber de piedad patriótica" (piedad que, por cierto, contribuía también a la conquista de los sufragios populares).
Los asistentes eran clasificados por categorías: los sacerdotes, magistrados y generales; luego los ciudadanos y por último el pueblo.
Al entrar al teatro los espectadores entregaban a los revisores una ficha de hueso o de marfil, que con anterioridad habían comprado en la taquilla a un empresario, y que indicaba el sitio que debían ocupar. El publico podía, si quería, aplaudir la obra o silbar en señal de desagrado.
El precio de los asientos, que median unas 13 pulgadas de largo, era de dos óvolos para los de preferencia; todas las demás localidades eran gratuitas, y los indigentes recibían fondos del "Theoricon".
En los anfiteatros se utilizaron distintos mecanismos. Al principio fueron pocos y rústicos; luego se fueron perfeccionando e incluyeron plataformas móviles y todo tipo de parafernalias, gracias a las cuales los personajes adquirían mayor movilidad y desplazamiento sobre el escenario.
Principales trágicos griegos.
Sin duda, tres de los trágicos más grandes de la historia de la literatura son Esquilo, Sófocles y Eurípides. Cada uno, imbuido por los sucesos de su tiempo supo plasmar en sus obras las emociones, las angustias, las dudas y las pasiones de los hombres de su época, con exquisito talento.
Entre el siglo VI y V a. C vivió Esquilo. Este hombre, nacido en la ciudad de Eleusis, fue muy temeroso de Zeus. Los personajes de sus obras se mueven según los designios de este dios del Olimpo, y por una aguda fatalidad.
Esquilo luchó contra los persas en las batallas de Maratón y Salamina.
Introdujo las primeras reformas dentro de la estructura de la tragedia. Escribió 7 obras, de las cuales solo se conservan 5: La Orestíada; Las Suplicantes; Los Persas; Prometeo encadenado y Los siete contra Tebas.
Sus personajes dramáticos parecen tallados en bloques de granito. Su personalidad adusta no conoce términos medios, pues las figuras del teatro de Esquilo, de principio a fin permanecen idénticas a sí mismas: mueren o triunfan.
Sófocles nació en el 496 a. C en Colono, localidad cercana a Atenas. Si bien las informaciones acerca de su vida son relativamente escasas, es evidente que gozó de un gran prestigio entre sus compatriotas, conforme a numerosos registros históricos que narran como era su vida como ciudadano. Sófocles fue quizás, el que mayor supo reflejar en sus obras, los principios y dilemas espirituales de la Grecia clásica del siglo V a.C., cuando Atenas se hallaba en su máximo esplendor político, económico y cultural.
Hijo del acaudalado Sifilos, cuando solo contaba con 16 años llegó a ser encargado de dirigir un canto de gracia a los dioses por la victoria de la batalla de Salamina, contra los persas. Posteriormente se desempeñó en distintos cargos oficiales. En el 440 a.C. fue elegido como uno de los 10 estrategas o jefes militares del Ejército ateniense, y en calidad de tal participó de varias expediciones. Fue un estrecho colaborador del gobernante Pericles y del historiador Heródoto. Además asumió dignidades religiosas.
De todos modos, su reputación se sustentó fundamentalmente en la actividad teatral, a la que se dedicó toda su vida. En el 448 a.C. derrotó por primera vez al ya anciano Esquilo en el festival dramático anual. Obtuvo la victoria, cuanto menos en otras veinte oportunidades.
Sófocles estableció varias modificaciones en la forma tradicional de la tragedia fijada par Esquilo. Sustituyó las trilogías encadenadas por las libres (compuestas de tres piezas conexas, pero completas en sí mismas).
De Los 123 dramas se conservan solo siete: Ayax; Antígona; Edipo Rey; Las Triquinias; Filoctetes; Edipo en Colono y Electra.
Cabe destacar que el teatro de Sófocles siempre fue fiel a una determinada concepción del mundo, según la cual éste se halla regido por leyes eternas, encarnadas en sus obras por los dioses, a las que los hombres se encuentran sujetos. A diferencia de Esquilo, no centró su teatro en la inexorabilidad del destino, sino que destacó la capacidad humana para asumirlo y llevar una vida ligada a principios éticos. Para él no existía conflicto entre la necesidad cósmica y la libertad individual. La mayoría de sus personajes (Electra, Antígona, etc) ilustran la tesis de que es preciso soportar con nobleza las adversidades y los sufrimientos; y realzan la grandeza de la voluntad que se enfrenta a las consecuencias. Los protagonistas son de carne y hueso. No luchan contra los obstáculos exteriores o la fatalidad, sino contra las debilidades del corazón. Sin embargo, pese a todo, el idealismo de Sófocles, muchas veces influenciado por los héroes homéricos, fue capaz de crear adalides más que convincentes.
Sófocles murió en Atenas en el 406 a. C. Fue elogiado por Aristóteles que hizo de su obra el modelo de la tragedia clásica, como el mayor de los dramaturgos griegos. Su obra puede considerarse la fuente de todo el teatro occidental.
Eurípides vivió en una época de la cultura griega dominada por una profunda crisis. Esta crisis puso en peligro, y en algunos casos llegó a destruir, los valores que hasta ese entonces habían sido considerados como inmutables: el Estado, la cultura y la religión. Vivió en el momento más crítico de la evolución histórica de Grecia, durante la Guerra del Peloponeso.
Las tragedias de Eurípides reflejan, no sólo los cambios coyunturales de la nación, sino también el terrible cambio espiritual que se estaba gestando en Atenas, durante la segunda mitad del siglo V a.C.
Así como Ibsen, Nietzsche o Bertolt Brecht supieron retratar la profunda crisis del mundo contemporáneo, Eurípides fue el espíritu de su época, llamado a expresar en su obra la situación del hombre griego y la decadencia de un imperio.
Hasta bien entrado el siglo V a.C., la ideología dominante en toda Grecia era la concepción aristotélica de la vida, el "Ideal Dórico-délfico", encarnado principalmente en Esparta, en lo que se refiere a la política; y en Delfos, en lo que respecta a la religión (de hecho, la forma más antigua de tragedia fue la prolongación de la lírica coral doria).
Dos rasgos caracterizaron esa mentalidad: la sumisión del individuo a la colectividad y la limitación humana frente a Dios. Sin embargo, poco a poco, al lado de esta concepción un tanto arcaica si se quiere, comienza a desarrollarse una doctrine existencial mucho más libre y optimista. Será el legado del "espíritu jónico", que permitirá la elaboración de atrevidas síntesis, con un alto grado de valoración individual.
El ideal jónico se ocupó también de estudiar las costumbres de otros pueblos, llegando en algunos cases, a conclusiones relativistas sobre el valor de lo bueno y lo malo, lo decente y lo indecente, lo justo y lo injusto.
Otra característica propia de este espíritu fue el inicio de la reflexión sobre el hombre como tal, el investigarse a sí mismo. Sin duda fue un movimiento revolucionario para la época, con el que Eurípides logró identificarse y mediante el cual pudo ir tejiendo la trama de sus obras. Podría decirse que la generación a la cual perteneció este gran dramaturgo fue una generación "quemada", llena de desengaños. Esto se traduce en las tragedias de Eurípides. Sus personajes no creen ya en la grandeza humana. Se han acostumbrado a penetrar en el corazón humano, y no han sabido encontrar allí más que pasiones desbocadas, crueldad, ambición, etc. Y esa desconfianza en el hombre actual, no sólo se materializaba en tiempo presente, sine que también se retrotraía al pasado y se proyectaba hacia el futuro.
Para referirnos a la vida de Eurípides es necesario basarnos en fuentes de diversa procedencia. En Sátiro, que vivió en el siglo II a.C., o en eruditos romanos como Aulo Gelio y Varrón. Durante la edad bizantina, la Suda dedicó su atención a este autor (noticias de Eurípides proceden de Filócoro, léxico que vivió en el siglo III d.C).
Existen también fuentes epigráficas. La más importante es el llamado "Mármol de Paros", descubierto en el siglo XVII. Incluso hay testimonios literarios que proceden de la comedia; más concretamente, de las obras de Aristófanes, el gran detractor de nuestro trágico. Sin embargo tales testimonios deberían tomarse con precaución, ya que los métodos empleados por la comedia ática son conocidos: los hechos son vistos como a través de un lente que desorbita la realidad objetiva, convirtiendo muchas veces en algo especial aquello que en verdad es insignificante. De hecho, lo que construyen las comedies son caricaturas.
Aristófanes fue el gran opositor de Eurípides, pues veía en el poeta trágico, al representante típico y el portavoz de las "nuevas ideas" que invadían y contaminaban al mundo ateniense.
Cuentan todos estos testimonios que el padre de Eurípides se llamaba Mnesarco o Mnesarquides y su madre, Clito. Según las fuentes más antiguas, su padre era un tendero al por mayor, y de acuerdo con algunos pasajes aristofánicos, su madre verdulera. La exquisita educación que recibió nos permite suponer que su familia era acomodada (Eurípides fue el primer intelectual griego que dispuso de una biblioteca particular). Era un espíritu melancólico, poco amigo de las multitudes, y del bullicio de la vida mundana. Pasaba largas temporadas en una cueva de Salamina, isla donde sus padres tenían algunas propiedades.
Sin embargo, este ostracismo "auto-impuesto" no le impidió seguir con suma atención los hechos de su tiempo. Fue un lector apasionado de los grandes filósofos de la época: Arquelao, Anaxágoras, Pródico, Georgias, etc. Y al parecer fue muy amigo de Sócrates, del que ciertos testimonios dicen que colaboró en la elaboración de algunas de sus tragedias. Hacia el final de su vida, el poeta recibió la invitación del rey Arquelao de Macedonia, aunque poco y nada se conoce de su paso por la corte.
Un rasgo típico de la literatura clásica griega es el hecho de que muchos escritores se limitaban a cultivar un solo género, y Eurípides, trágico por vocación y convicción llegó a ser autor de innumerables tragedias. Compuso también algún epigrama y un canto triunfal, además de los dramas satíricos que contribuían al cierre obligado de las trilogías, que los trágicos presentaban en concurso.
Los antiguos le atribuyen 92 tragedias, de las cuales solo 17 se conservan: Alcestis; Andrómaca; Bacantes; Electra; Hécuba, Helena; Heracles loco; Heráclidas; Hipólito; Jon; Ifigenia en Aulide; Ifigenia en Táuride; Cíclope; Medea; Orestes; Fenicias; Reso; Suplicantes y Troyanas.
Dentro de las innovaciones introducidas por Eurípides se destacan los prólogos netamente narrativos y los coros (ejecutados por mujeres). En todos ellos desarrolla una verdadera lucha dialéctica entre los personajes de la obra. Modificó la técnica del deus ex machina (procedimiento del héroe salvador: personaje que pasa casualmente por el lugar de la escena, ya sea para resolver una situación cuando ya todos creían que no había solución o bien, para justificar la conducta de un personaje dentro de la obra).
Podemos observar en las obras de Eurípides, un marcado racionalismo. La tragedia eurípidea deja traslucir cierto perfil del autor como magnífico psicólogo de su época. Pues supo penetrar en lo más recóndito del corazón humano, hurgando en sus miserias y sus pasiones. Pareciera que sus héroes han perdido por completo la confianza en sí mismos; dan un paso adelante, para retroceder luego dos pasos atrás. El pesimismo es otro rasgo característico de nuestro poeta. Fue precisamente esto lo que lo condujo a realizar un análisis tan hondo y exhaustivo de la naturaleza humana. Y lo que vio de los hombres fue el reflejo de seres atormentados por la pasión; seres embarcados en la búsqueda acuciante y sin tregua de paz consigo mismos (...o de la paz interior).
Hay en sus obras un alto grado de realismo psicológico; los grandes héroes de la mitología se convierten en las tragedias de Eurípides en hombres tal cual son, con virtudes y falencias.
La Tragedia
La virtud del arte es, fundamentalmente provocar una multiplicidad de reacciones en el receptor; conmover, enojar, aleccionar o irritar. Las tragedias clásicas, pese a estar contextualizadas en un marco histórico determinado, retratan la personalidad del hombre y la fluctuación de sus emociones; las contradicciones universales, las dudas, los anhelos y un cúmulo de sentimientos que escapan de todo límite temporal-espacial.
La crisis de las ideologías, la falta de fe, la muerte de las utopías y la desconfianza son factores que siempre han rodeado la vida del ser humano, y que adquieren mayor o menor intensidad bajo nuevas formas y en distintas circunstancias.
Por eso, por plasmar los rasgos más puros y definitorios de la raza humana, podría decirse que los trágicos antiguos han sido verdaderos visionarios, profetas y patriarcas de la memoria, que se niega a perecer.
Esquilo, Sófocles y Eurípides son, sin duda los más grandes referentes, no ya de la literatura, sino del modo existencial del pensar y del ser.
Es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer más allá del tiempo necesario, perderás la alegría y el sentido de todo lo demás.
Cerrando círculos, cerrando puertas o cerrando capítulos.
Como quieras llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos.
Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?
¿Se acabó la relación?
¿Ya no vives más en esa casa?
¿Debes irte de viaje?
¿La amistad se acabó?
Puedes pasar mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en regresar la cinta y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos destinados a ir cerrando capítulos.
A pasar la hoja.
A terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué.
Lo que pasó, pasó.
Y hay que soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
No.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, dar presentes, cambiar de casa.
Romper papeles, tirar documentos, vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos internos de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.
El pasado ya pasó.
No esperes a que te devuelvan, no esperes a que te reconozcan, no esperes a que ”alguna vez se den cuenta de quién soy yo”.
Suelta el resentimiento; al prender tu “televisor” personal para ver y volver a ver el asunto, lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte.
La vida camina hacia adelante, nunca hacia atrás.
Porque si andas por la vida dejando puertas abiertas, “por si acaso”, nunca podrás desprenderte ni vivir el hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no terminan, posibilidades de “regresar” (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que te invadieron.
Si puedes enfrentarlos ya y ahora… ¡Hazlo! Si no, déjalos ir, cierra
capítulos. Di para ti mismo que no, que no volverá.
Pero no por orgullo ni por soberbia, sino porque tú ya no encajas allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio… Ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.
Cierra la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo.
Ni tú serás el mismo ni el entorno al que regreses será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Es salud mental, amor por ti mismo, desprenderte de lo que ya no está en tu vida.
Recuerda que nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir
porque cuando viniste a este mundo, llegaste sin ese accesorio, por lo tanto, se ha vuelto una costumbre vivir pegado a él y, es un trabajo personal aprender a vivir sin ese accesorio humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr porque, repito, nada ni nadie nos es indispensable. Se trata de costumbre, apego, necesidad.
Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir hacia adelante con tranquilidad.
¡Esa es la vida!
A QUIEN CORRESPONDA
Un servidor, Joan Manuel Serrat, casado, mayor de edad, vecino de Camprodon, Girona, hijo de Ángeles y de Josep, de profesión cantautor y natural de Barcelona, según obra en el Registro Civil, hoy, lunes, 20 de abril de 1981, con las fuerzas de que dispone, atentamente
EXPONE dos puntos
Que las manzanas no huelen, que nadie conoce al vecino, que a los viejos se les aparta después de habernos servido bien. Que el mar está agonizando, que no hay quien confíe en su hermano, que la tierra cayó en manos de unos locos con carnet. Que el mundo es de peaje y experimental, que todo es desechable y provisional. Que no nos salen las cuentas, que las reformas nunca se acaban, que llegamos siempre tarde donde nunca pasa nada.
Por eso y muchas deficiencias más que en un anexo se especifican, sin que sirva de precedente, respetuosamente
SUPLICA
Se sirva tomar medidas y llamar al orden a esos chapuceros que lo dejan todo perdido en nombre del personal. Pero hágalo urgentemente para que no sean necesarios más héroes ni más milagros para adecentar el local. No hay otro tiempo que el que nos ha “tocao”; acláreles quién manda y quién es el “mandao”. Y si no estuviera en su mano poner coto a tales desmanes, mándeles copiar cien veces: “Esas cosas no se hacen”.
Gracia que espera merecer del recto proceder de quien no suele llamarse a engaño, a quien Dios guarde muchos años.