viernes, 10 de octubre de 2014

                                                Elegía a Granada - Federico García Lorca

"Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada,
como la pena de ser ciego en Granada."
(Francisco de Icaza)

Elegía a Granada, de Federico García Lorca

Tu elegía, Granada, la dicen las estrellas que horadan desde el cielo tu negro corazón. La dice el horizonte perdido de tu vega, la repite solemne la yedra que se entrega a la muda caricia del viejo torreón.
Tu elegía, Granada, es silencio herrumbroso, un silencio ya muerto a fuerza de soñar. Al quebrarse el encanto, tus venas desangraron el aroma inmortal que los ríos llevaron en burbujas de llanto hacia el sonoro mar.
El sonido del agua es como un polvo viejo que cubre tus almenas, tus bosques, tus jardines, agua muerta que es sangre de tus torres heridas, agua que es toda el alma de mil nieblas fundidas que convierte a las piedras en lirios y jazmines.
Hoy, Granada, te elevas ya muerta para siempre en túmulo de nieve y mortaja de sol, esqueleto gigante de sultana gloriosa devorado por bosques de laureles y rosas ante quien vela y llora el poeta español.
Hoy, Granada, te elevas guardada por cipreses (llamas petrificadas de tu vieja pasión). Partió ya de tu seno el naranjal de oro, la palmera extasiada del Africa tesoro, solo queda la nieve del agua y su canción.
Tus torres son ya sombras. Cenizas tus granitos, pues te destruye el tiempo. La civilización pone sobre tu vientre sagrado su cabeza, y ese vientre que estuvo preñado de fiereza, hoy aún muerto se opone a la profanación.
Tú que antaño tuviste los torrentes de rosas, tropeles de guerreros con banderas al viento, minaretes de mármol con turbantes de sedas, colmenas musicales entre las alamedas y estanques como esfinges del agua al firmamento.
Tú que antaño tuviste manantiales de aroma donde bebieron regias caravanas de gente que te ofrendaba el ámbar a cambio de la plata, en cuyas riberas teñidas de escarlata las vieron con asombro los ojos del Oriente.
Tú, ciudad del ensueño y de la luna llena, que albergaste pasiones gigantescas de amor, hoy ya muerta, reposas sobre rojas colinas teniendo entre las yedras añosas de tus ruinas el acento doliente del dulce ruiseñor.
¿Qué se fue de tus muros para siempre, Granada? Fue el perfume potente de tu raza encantada que dejando raudales de bruma te dejó.¿O acaso tu tristeza es tristeza nativa y desde que naciste aún sigues pensativa enredando tus torres al tiempo que pasó?
Hoy, ciudad melancólica del ciprés y del agua, en tus yedras añosas se detenga mi voz.¡Hunde tus torreones! Hunde tu Alhambra vieja que ya marchita y rota sobre el monte se queja, queriendo deshojarse como marmórea flor.
Invaden con la sombra maciza tus ambientes. ¡Olvidan a la raza viril que te formó! Y hoy que el hombre profana tu sepulcral encanto, quiero que entre tus ruinas se adormezca mi canto como un pájaro herido por astral cazador.

http://es.wikiquote.org/wiki/Granada#Eleg.C3.ADa_a_Granada.2C_de_Federico_Garc.C3.ADa_Lorca


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