Canciones con
historia: Carly Simon - You're So Vain
...y su secreto
Carly Simon es recordada como una de las cantantes/compositoras más populares de
principios de los '70. Hija menor de una familia de clase alta de Nueva York (su padre, Richard Simon,
cofundó la casa editorial Simonand Schuster), empezó su carrera en la música formando dúo con
su hermana Lucy autora, más tarde, de la música de The Secret Garden, un show deBroadway.
Las
hermanas lograron instalarse en
las listas de ventas con el singleWinkin' Blinkin'and Nod. Corría
el año de 1964. Simon debutó
como solista en 1971 con un álbum que
tituló con su nombre y que incluyó su primer éxito,That's The Way I've Always Heard It Should Be, una canción militante contra el matrimonio. Su
segundo disco, Anticipation (1971),
incluyó un tema, con el mismo título del álbum, con el que la cantante gana el Grammy al Mejor Artista Nuevo, de ese mismo
año. Su tercer álbum, que llegó al puesto número uno, fue No Secrets (1972), que incluía la canción You're so Vain,
que despertó especulaciones en torno a la persona que describía Carly en la misma y cuya imagen quedaba, la verdad, francamente mal parada. Entre los nombres que se barajaron estaban Mick Jagger, el incombustible
cantante de los Rolling Stones,
(quien cantó
los coros en la grabación del tema); Warren
Beatty, el progresista actor guaperas; Cat Stevens,
quintaesencia del hippismo sentimental y, en fin, su propio marido James
Taylor, cantante también de abultada fama con el cual se casó en noviembre de
1972, lo cual hace que dudemos razonablemente sobre la posibilidad de que fuera
él.
Las especulaciones sobre el pretencioso
personaje que inspiró la canción de la Simon no pasaron entonces de meros
chismorreos, que engordaron la prensa rosa musical de la época. Sin embargo,
después de treinta y un años, cosas de la historia, aquellos chismes se han
convertido en noticia y en un jugoso ingreso para una sociedad benéfica de
Massachussets. Carly puso en subasta, recientemente, su secreto, en un gesto
que traspasa con mucho el mundo de la música y que debería ser motivo de un
sesudo análisis sociológico, cuando menos. En la subasta, un tal Ebersol,
ejecutivo de la cadena de televisión NBC, puso encima de la mesa 50.000 $ por
saber él solito el secreto de la cantante, en un gesto que demuestra hasta qué
punto los mitos del pasado tienen un gran valor en el futuro. El directivo dijo
después: «Es por una buena causa y yo quise asegurarme de que Carly no tuviese
que confesar el secreto a un extraño», lo cual demuestra que una subasta forja
grandes amistades...
A pesar de la confianza, Carly ha obligado al
directivo a firmar un contrato draconiano por el cual Ebersol se compromete a
no revelar jamás el nombre que la cantautora le susurrará al oído, suponemos,
una noche cualquiera. ¿Es Carly una tránsfuga de la globalización? ¿Es Ebersol
un cotilla enfermo por conocer secretos importantes? ¿Qué pinta en esta
historia un secreto que, al parecer, ya importaba poco...?
Es posible que estas preguntas (y otras que no
se nos han ocurrido...) tengan respuesta en el cambio social y cultural de los
últimos años, en la llamada globalización, que —visto lo visto— no es otra cosa
que un negocio a lo bestia. Un secreto celosamente guardado durante tres
décadas se destapa ahora a cambio de una gran cantidad de dinero... pero sólo
lo conocerá una persona que, presuponemos, podrá dejarlo en testamento a
alguien que a su vez lo transmitirá a otro, y éste a su vez a otro..., en una
cadena que subyuga tan sólo con pensar en ella. Y que dará pingües beneficios,
sin duda. Carly, el origen de todo, ha quedado como dios en todo este asunto:
se gana la fama nuevamente, un bien intemporal, y el dinero lo regala a una
entidad benéfica. Lo que pase después es cosa de las lagunas jurídicas del
contrato que ha firmado Ebersol...
Resumiendo: «hace
mucho el dinero, mucho se le ha de amar (...) hace correr al cojo, al mudo le
hace hablar...» (como decía
el Arcipreste de Hita) y es seguro que la fama, que como apuntábamos tiene
valor de cambio también, no le vendrá nada mal a este mito de la canción
norteamericana y la subasta de su secreto, de paso, pone de relieve los avances culturales de este siglo de luces y
sombras en donde la música parece condenada, cada vez más, a ser un objeto de
usar y tirar. ¿Cuántos secretos podrán vender en un futuro los cantantes de Operación Triunfo, por poner un
ejemplo? Y la pregunta queda dicha en un tono positivo para Carly Simon: sin su
obra (inscrita en una apasionante época) y el mito que engendró entre miles de
personas habría sido imposible que apareciera Dick Ebersol para poner la pasta
encima de la mesa.
Carly Simon, la cantante que subastó su secreto,
frisa los sesenta en la actualidad. Cuando escuchamos su voz transparente es
inevitable pensar que con ella, una noche cualquiera, le susurró un nombre a un
ejecutivo de la NBC que tendrá todos sus discos cuidadosamente ordenados junto
al estéreo...
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