martes, 9 de diciembre de 2014

Francis Poulenc
Francis Poulenc fue uno de los máximos compositores franceses del siglo XX.  Fue miembro del “Grupo de los Seis”, una heterogénea cofradía que algunos reducen a una mera invención de Erik Satie, su mentor, y que integraban junto a Poulenc, Arthur Honegger y Darius Milhaud –los más relevantes–, junto a Georges Auric, Louis Durey y una mujer: Germaine Tailleferre. De todos ellos, Poulenc, nacido como Borges en 1899, era el más joven. 
Su vinculación con Jean Cocteau, el Grupo Dadá y el surrealismo nunca alejó a nuestro autor de un lenguaje tan comunicativo como moderno, que el oyente de hoy recibe con beneplácito. 
Vivió una época de enfants terribles, y él mismo transitó las tensiones, habituales, por otro lado, de ser a un mismo tiempo católico y homosexual (“medio monje y medio bandido”, como dijo de él un crítico), aspectos cuyo contraste se echan de ver si uno compara óperas como Las tetas de Tiresias, con texto surrealista de Jean Cocteau, con Diálogos de carmelitas, con libreto de Georges Bernanos, verdadera obra maestra. 
Su lenguaje es melódicamente atractivo pero irremisiblemente moderno; sus audacias, sin embargo, aparecen siempre moderadas por un sentido muy francés de la elegancia, el fraseo y el ritmo. La voz fue uno de sus instrumentos favoritos, no sólo por su aptitud para la alabanza litúrgica (su obra coral, en este sentido, es abundante), sino también por su ductilidad y sus facetas inexploradas. 
En parte, esta transigencia con elementos dispares -que la cultura germana de su época no habría aceptado- han hecho de la música francesa del siglo XX una aportación formidable a la historia de esta rama del arte, aunando las nuevas técnicas con las necesidades expresivas, sin olvidar que toda la música contemporánea nace con Claude Debussy. 
El instrumento de Poulenc fue el piano (llegó a grabarse como pianista acompañante en sus Canciones y como solista en su Concierto para dos pianos). Sin embargo, en la última etapa de su vida, esto es, la década de 1950, Poulenc volvió a sentirse atraído por los instrumentos de viento, en particular las maderas, lo que lo llevó a proyectar una serie de sonatas, cuya historia inconclusa y sus originales combinaciones remiten al intento similar de Debussy. Poulenc llegó a completar las escritas para piano con el concurso de flauta, oboe, clarinete, y una Elegía para corno, además de un Sexteto que suma al piano el tradicional quinteto de vientos.
La Sonata para clarinete y piano de Poulenc es de 1962 (el año anterior al de su muerte), y se suma a las de flauta y oboe (ésta última del mismo año). La obra está dedicada a su amigo y cofrade Arthur Honegger y fue publicada tras la súbita desaparición de Poulenc el 30 de enero de 1963, lo que generó problemas en la edición del manuscrito en cuanto a indicaciones de dinámica y articulación. Fue estrenada en 1963 en el Carnegie Hall nada menos que por Benny Goodman y Leonard Bernstein. 
Sus tres movimientos rondan los diez minutos (al igual que varias de sus obras de esta época). El primero de ellos, anotado con la paradójica indicación de Allegro tristemente, incluye dentro de sí un esquema rápido-lento-rápido (Allegro -Trés calme - Allegretto) e irrumpe con una explosión en fortissimo. La Romanza propone una música más lineal, por momentos sombría, mientras  el último movimiento contiene las típicas melodías juguetonas que caracterizan la impronta de Poulenc. 

http://www.pilargolf.com.ar/conciertos/2013/07_comentarios.php

 






Dmitri Shostakovich: "24 preludios y fugas, opus 87".



Los "24 preludios y fugas, opus 87" de Dmitri Shostakovich son un eco moderno de "El clave bien temperado". Son 24 pares, no cuarenta y ocho como en el caso de Bach, pero logran el objetivo de dar la vuelta entera al ciclo de las tonalidades. Shostakovich comparte con Bach el afán completador. Al igual que el viejo Juan Sebastián, el ruso tiene interés en teselar el plano tonal. 
Tatiana Nikolaieva, la joven pianista que impresionó al maestro Shostakovich en el Concurso Bach de Leipzig en 1950, fue la dedicataria de esta aventura pianística, y fue también la primera artista en grabar la serie completa de preludios y fugas. Vino después la peculiar versión de Keith Jarrett y ahora se presenta una muy seria interpretación a cargo del ruso Vladimir Ashkenazy. Para completar el informe sobre esta cuestión, digamos que Olli Mustonen está trabajando en su propia integral y tiene en el mercado ya la mitad de las piezas. Además, hay discos en las tiendas con preludios y fugas sueltos debidos a manos tan significativas como las de Sviatoslav Richter o las del mismísimo Dmitri Shostakovich. 


http://www.elcultural.es/revista/musica/Dmitri-Shostakovich-24-preludios-y-fugas-opus-87/14400

domingo, 7 de diciembre de 2014

Poema 2 - Pablo Neruda

En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.

Muda, mi amiga,
sola en lo solitario de esta hora de muertes
y llena de las vidas del fuego,
pura heredera del día destruido.

Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro.
De la noche las grandes raíces
crecen de súbito desde tu alma,
y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas,
de modo que un pueblo pálido y azul
de ti recién nacido se alimenta.

Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava
del círculo que en negro y dorado sucede:
erguida, trata y logra una creación tan viva
que sucumben sus flores, y llena es de tristeza.


Si Bastasen Un Par de Canciones - Eros Ramazzotti

Si bastasen un par de canciones
Para que desde el cielo
Nos llovieran antiguos amores
Que una noche se fueron
Puede pasar puede pasar
Hasta el desierto se puede llenar con el agua del mar
Si bastasen dos simples canciones
Para unirnos a todos
Yo podria cantarlas tan fuerte
Que me oyeran los sordos
Puede ocurrir, puede ocurrir
Hasta los muros que nunca pensamos se pueden abrir
Si bastasen dos buenas canciones
Para echar una mano
Se podrían hallar mil razones
Para ser más humanos
Puede pasar puede pasar
Para dejar de acudir al remedio de la caridad
Dedicadas para los que están
Abandonados
Dedicadas para los que están
Con un futuro indiferente
Sin un pasado, sin un presente
Dedicadas para los que están
Desesperados
Dedicadas para los que están
Sumidos en un sueño muy profundo
Más fuera que dentro de este mundo
Si bastasen dos grandes canciones
Para hacer bien las cosas
Si trajeran las mil ilusiones
De los sueños en rosa
Y un corazón y un corazón
Que nos transmita al latir el calor y la fuerza del sol
Dedicadas para los que están
Abandonados
Qué está pasando que un par de canciones no nos bastarán
No nos bastarán
No bastarán


Octeto para cuerdas en Mi bemol mayor, Op. 20 - Mendelssohn

El  Octeto para cuerdas es una de las más apreciadas de las obras camerísticas de su autor y varios críticos lo consideran superior a los cuartetos o las sonatas a dúo. Esta opinión es fácilmente comprensible ante el ardor juvenil, las hermosas melodías y la originalidad de su instrumentación. Hans von Bülow afirmó que Mendelssohn comenzó su carrera siendo genio y la finalizó siendo muy talentoso. La segunda parte de esta consideración es discutible, pero podemos estar totalmente de acuerdo con la primera.
Esta obra maestra fue escrita en 1825, después del viaje a París, en el gran parque de la residencia de los Mendelssohn, donde también fue concebida la obertura para Sueño de una noche de verano. El Octeto constituyó un regalo de cumpleaños que Felix ofreció a su amigo EduardRietz. Lo escribió para doble cuarteto de cuerdas pero ideó la obra en ocho partes, no como su contemporáneo Spohr, que creó sus "cuartetos dobles" para dos conjuntos separados.
El tema ascendente que inicia el primer movimiento, escrito en forma sonata, inmediatamente establece la extática energía de toda la obra. En el Andante, de tonalidades predominantemente claras, se perciben algunos momentos teñidos con colores más intensos. El Scherzo nos adelanta la presencia de las hadas y traviesos duendes del Sueño de una noche de verano, mientras que el final, Presto, con sus secciones alternadas de escritura contrapuntística y homofonía ilustra la forma en que Mendelssohn-quien más adelante sería el principal promotor del redescubrimiento de Bach- pudo imbuir su arte con el de su ilustre predecesor.

http://www.refinandonuestrossentidos.com/jakob-ludwig-felix-mendelssohn-bartholdy/sinfon%C3%ADa-para-cuerdas-10-y-12-octeto-para-cuerdas/


Las Cuatro Estaciones Porteñas – Astor Piazolla

Las cuatros Estaciones Porteñas son consideradas como una de las composiciones fundamentales en la obra de Piazzolla.
No fueron compuestas todas juntas, como por ejemplo las Cuatro estaciones de Vivaldi; sino que fueron compuestas por separado. Verano Porteño fue compuesto en 1964, Otoño Porteño en 1969, Primavera Porteña e Invierno Porteño en 1970.
Tampoco fueron concebidas como una suite en donde los movimientos que la componen no pueden ser ejecutados por separados. En este caso Las CuatroEstaciones Porteñas pueden ser ejecutadas cada una sin ningún problema. Luego de completar las cuatro y muy pocas veces Piazzolla las interpretó como si se tratara de una obra única, existen grabaciones donde se elige una u otra separadamente.
Las cuatro estaciones fueron escritas para el Quinteto (bandoneón, violín, piano, guitarra eléctrica y contrabajo). Habría que resaltar una excepción, en el invierno el instrumento que figura es el violín, pero originalmente Piazzolla lo había escrito para viola.
Personalmente considero que Las cuatro estaciones porteñas han alcanzado un estilo propio. Cuando fueron compuestas Piazzolla alcanza su identidad estética y la consagración de un estilo y esto se demuestra en la forma de amalgamar un pulso rítmico decididamente tanguero con procedimientos armónicos y contrapuntísticos que él aprendió en Europa.
En estas obras si bien existe una alternancia entre “Solos y tuttis” como en las composiciones clásicas, no respetan un criterio formal como puede ser la Forma Sonata o un Concierto Barroco.
En las estaciones se pasa de una furiosa excitación con partes de carácter virtuoso a momentos de terrible quietud y calma. Son consideradas como música descriptiva.
Piazzolla intenta plasmar el latir ciudadano, sobre todo porteño; utilizando el tango, emerge la parte bohemia de Buenos Aires, el tango nuevo, la expresión del alma porteña.
En el Invierno Porteño aparece la soledad, el frío y lo cotidiano. El invierno es día y es también la noche cuando el tango se hace calle Corrientes. Es tremendamente melancólico, pero esta sensación de soledad y frió viene interrumpida por fuertes impulsos rítmicos.
El violín y el bandoneón son los solistas de esta composición y se van alternando los diferentes temas. Se puede apreciar que en varias partes del invierno el violín asume una tonalidad más grave de lo habitual y esto se debe a que originalmente había sido compuesto para viola.
En la Primavera Porteña encontramos el primer amor. El cuerpo y la seducción. La merienda en el parque. Los enamorados. La ciudad que revive después del invierno. Los árboles se pintan de verde y las flores inundan de perfume toda la ciudad. Esta obra se desarrolla a partir de un tema fugado. Es, de las cuatro, la más equilibrada en la distribucion rítmica y melódica.
En el Verano Porteño aparece la pasión. Cuando el calor toma el cuerpo y el calendario también indica la temperatura del amor. Se calienta el cemento de la ciudad. El caminar por las calles de Buenos Aires a la siesta con ese calor húmedo terrible, la lentitud de la ciudad que parece respirar cada vez más al caer el sol.
Existe un tema que se repite por toda la obra de manera insistente. Este tema viene interrumpido por el solo del violín y el bandoneón. Al ir finalizando la obra se nota una lentitud que luego viene interrumpida por el acelerado final.
En el Otoño Porteño encontramos la despedida. La fugacidad de la pasión se hace Otoño. La ciudad que se comienza a vestir de amarillo. Encontramos aquí uno de los solos más notables, solo para la mano izquierda del bandoneón, donde cada nota parece querer buscar su propio peso como si luchara para independizarse de toda la frase musical. Este solo parece apoderarse de todo el tema hasta que aparece el violín creando un nuevo momento de suspenso.
Un aspecto muy particular de estas cuatro composiciones son todos los pasajes contrapuntisticos de una calidad singular. Utiliza además en diferentes partes melodías al “Unísono”, es decir, los cinco instrumentos tocan el mismo tema lo cual le da al grupo una gran potencia sonora. Logra extraer de los instrumentos sonidos muy percusivos y diferentes efectos sonoros.

http://www.toposytropos.com.ar/N4/fragmentos/piazzola.htm


Las cuatro estaciones - Stéphan Mallarmé

1. Resurgir

Primavera enfermiza tristemente ha expulsado
Al invierno, estación de arte sereno, lúcido,
Y, en mi ser presidido por la sangre sombría,
La impotencia se estira en un largo bostezo.

Unos blancos crepúsculos se entibian en mi cráneo
Que un cerco férreo ciñe como a una vieja tumba
Y triste, tras un sueño bello y etéreo, vago
Por campos do la inmensa savia se pavonea.

Luego caigo enervado de perfumes arbóreos,
Cavando con mi rostro una fosa a mi sueño,
Mordiendo el suelo cálido donde crecen las lilas,

Espero que, al hundirme, mi desgana se alce...
-Mientras, el Azur ríe sobre el seto y despierta
Tanto pájaro en flor que al sol gorgea-.

2. Tristeza de verano

El sol, sobre la arena, luchadora durmiente,
Calienta un baño lánguido en tu pelo de oro
Y, consumiendo incienso sobre tu hostil mejilla,
Con las lágrimas mezcla un brebaje amoroso.

De ese blanco flameo esa inmutable calma
Te ha hecho, triste, decir -oh, mis besos miedosos-:
"¡Nunca seremos una sola momia
Bajo el desierto antiguo y felices palmeras!"

¡Pero tu cabellera es un río tibio,
Donde ahogar sin temblores el alma obsesionante
Y encontrar esa Nada desconocida, tuya!

Yo probaré el afeite llorado por tus párpados,
Por ver si sabe dar al corazón que heriste
La insensibilidad del azur y las piedras.

3. Suspiro

Mi alma hacia tu frente donde sueña
Un otoño alfombrado de pecas, calma hermana,
Y hacia el errante cielo de tus ojos angélicos
Asciende, como en un melancólico parque,
Fiel, un surtidor blanco suspira hacia el azul.
-Hacia el Azur eternecido de octubre puro y pálido
Que mira en los estanques su languidez sin fin
Y deja, sobre el agua muerta do la salvaje
Agonía de las hojas yerra al viento y excava un frío surco,
Arrastrarse al sol gualda de un larguisimo rayo.

4. Invierno

¡El virgen, el vivaz y bello día de hoy
Da un aletazo ebrio va a desgarrarnos este
Lago duro olvidado que persigue debajo de la escarcha
El glaciar transparente de los vuelos no huidos!

Un cisne de otro tiempo se acuerda de que él es
Quien, aun sin esperanza, magnífico se libra
Por no haber cantado la región do vivir
Cuando ha esplendido el tedio del estéril inviemo.

Sacudirá su cuello entero esta blanca agonía
Por el espacio impuesto al ave que lo niega,
Mas no el horror del suelo que aprisiona al plumaje.

Fantasma que su puro destello a este lugar asigna,
Se aquieta en el ensueño helado del desprecio
Que entre su exilio inútil viste el Cisne.