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domingo, 7 de diciembre de 2014

Las cuatro estaciones - Stéphan Mallarmé

1. Resurgir

Primavera enfermiza tristemente ha expulsado
Al invierno, estación de arte sereno, lúcido,
Y, en mi ser presidido por la sangre sombría,
La impotencia se estira en un largo bostezo.

Unos blancos crepúsculos se entibian en mi cráneo
Que un cerco férreo ciñe como a una vieja tumba
Y triste, tras un sueño bello y etéreo, vago
Por campos do la inmensa savia se pavonea.

Luego caigo enervado de perfumes arbóreos,
Cavando con mi rostro una fosa a mi sueño,
Mordiendo el suelo cálido donde crecen las lilas,

Espero que, al hundirme, mi desgana se alce...
-Mientras, el Azur ríe sobre el seto y despierta
Tanto pájaro en flor que al sol gorgea-.

2. Tristeza de verano

El sol, sobre la arena, luchadora durmiente,
Calienta un baño lánguido en tu pelo de oro
Y, consumiendo incienso sobre tu hostil mejilla,
Con las lágrimas mezcla un brebaje amoroso.

De ese blanco flameo esa inmutable calma
Te ha hecho, triste, decir -oh, mis besos miedosos-:
"¡Nunca seremos una sola momia
Bajo el desierto antiguo y felices palmeras!"

¡Pero tu cabellera es un río tibio,
Donde ahogar sin temblores el alma obsesionante
Y encontrar esa Nada desconocida, tuya!

Yo probaré el afeite llorado por tus párpados,
Por ver si sabe dar al corazón que heriste
La insensibilidad del azur y las piedras.

3. Suspiro

Mi alma hacia tu frente donde sueña
Un otoño alfombrado de pecas, calma hermana,
Y hacia el errante cielo de tus ojos angélicos
Asciende, como en un melancólico parque,
Fiel, un surtidor blanco suspira hacia el azul.
-Hacia el Azur eternecido de octubre puro y pálido
Que mira en los estanques su languidez sin fin
Y deja, sobre el agua muerta do la salvaje
Agonía de las hojas yerra al viento y excava un frío surco,
Arrastrarse al sol gualda de un larguisimo rayo.

4. Invierno

¡El virgen, el vivaz y bello día de hoy
Da un aletazo ebrio va a desgarrarnos este
Lago duro olvidado que persigue debajo de la escarcha
El glaciar transparente de los vuelos no huidos!

Un cisne de otro tiempo se acuerda de que él es
Quien, aun sin esperanza, magnífico se libra
Por no haber cantado la región do vivir
Cuando ha esplendido el tedio del estéril inviemo.

Sacudirá su cuello entero esta blanca agonía
Por el espacio impuesto al ave que lo niega,
Mas no el horror del suelo que aprisiona al plumaje.

Fantasma que su puro destello a este lugar asigna,
Se aquieta en el ensueño helado del desprecio
Que entre su exilio inútil viste el Cisne.


martes, 18 de noviembre de 2014

El hijo pródigo - Stéphan Mallarmé
                                      I
En aquellas en quienes el amor es una naranja seca
Que preserva un viejo perfume sin el néctar bermejo,
Busqué el Infinito que hace pecar al hombre
Y sólo hallé un Abismo enemigo del sueño.
−¡El Infinito; sueño altivo que mece en su oleaje
Los árboles y los corazones como arena fina!
−Un Abismo, erizado de zarzas ásperas, donde rueda
Un fétido torrente de afeites mezclados con vino!
                                      II
Oh, la mística, oh la sangrante, oh la enamorada,
Loca de aromas de cirio y de incienso, que no supiste
Qué Demonio te retorcía el atardecer en que, doliente,
Puliste un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús.
Tus rodillas endurecidas por las oraciones ensoñadoras,
Beso, y tus pies también que calmarían el mar.
Quiero hundir mi cabeza en tus muslos nerviosos
Y llorar mi error bajo tu cilicio amargo:
Allí, santa mía, embriagado por perfumes extáticos,
Olvidando el negro Abismo y el Infinito amado,
Luego de haber cantado muy quedo largos cánticos
Adormeceré mi mal sobre tu fresca carne.

El hijo pródigo - Mallarmé

lunes, 10 de noviembre de 2014

Golpe de dados - Mallarmé

NUNCA
AUNQUE LANZADOS EN CIRCUNSTANCIAS
ETERNAS
DESDE EL FONDO DE UN NAUFRAGIO
SEA aquel Abismo blanqueado
quieto furioso
bajo una inclinación
plana desesperadamente
de ala
la suya vuelta a caer de antemano por una dificultad para enderezar el vuelo
y cubriendo los brotes
cortando al ras los saltos
muy en el interior resume
la sombra hundida en la profundidad por esa vela alternativa
hasta adaptar
a la envergadura
su boquiabierta profundidad en tanto que el casco
de un navío
inclinado hacia una o otra borda
EL PATRÓN fuera de antiguos cálculos
en que la maniobra con la edad olvidada
surgido
infiriendo antaño empuñaba la barra
de esta conflagración a sus pies
del horizonte unánime
que se prepara
se agita y mezcla
en el puño que lo apretaría
como se amenaza a un destino y los vientos
el único Número que no puede ser otro
Espíritu
para lanzarlo
en la tempestad
replegar su división y pasar orgulloso
vacila
cadáver por el brazo separado del secreto que detenta
antes
que jugar
como maníaco canoso
la partida
en nombre de las olas
una invada al jefe
fluya como barba sumisa
naufraga eso directo del hombre
sin nave
en cualquier
sitio vana
ancestralmente para no abrir la mano
crispada
más allá de la inútil cabeza
legado en la desaparición
al alguien
ambiguo
el ulterior demonio inmemorial
habiendo
de comarcas nulas
inducido
al viejo hacia esa conjunción suprema con la probabilidad
aquél
su sombra pueril
acariciada y pulida y devuelta y lavada
suavizada por la ola y sustraída
a los duros huesos perdidos entre las tablas
nacido
de un retozar
con el mar por el abuelo tentando o el abuelo contra el mar
una oportunidad ociosa
Esponsales
cuyo
velo de ilusión refleja su obsesión
así como el fantasma de un gesto
titubeará
encallará
locura ABOLIRÁ
COMO SI
Una insinuación simple
al silencio enroscada con ironía
o
el misterio
precipitado
aullado
en algún cercano torbellino de hilaridad y de horror
revolotea alrededor del remolino
sin alfombrarlo
ni huir
y le acuna el virgen índice
COMO SI
pluma solitaria extraviada
salvo que la encuentre o la roce una toca de medianoche
e inmovilice
en el terciopelo arrugado por una carcajada sombría
esa blancura rígida
irrisoria
en oposición al cielo
demasiado
para no marcar
exigüamente
cualquier
príncipe amargo con el escollo
se lo encasqueta como lo heroico
irresistible pero contenido
por su pequeña razón viril
fulminante
preocupado
expiatorio y púber
mudo reír
que
El lúcido y señorial copete de vértigo
en la frente invisible
centellea
luego cubre de sombra
una estatura amable tenebrosa de pie
en su torsión de sirena
el tiempo
de abofetear
con impacientes escamas últimas bifurcadas
a una roca
falsa morada
enseguida
evaporado en brumas
que impuso
un mojón al infinito
SI
nacido estelar
EXISTIERA
COMENZARA Y CESARA
SE CIFRARA
ILUMINARA
Cae
la pluma
rítmica suspensa de lo siniestro
sepultarse
en las espumas originales
no ha mucho de donde sobresaltó su delirio hasta una cima
marchita
por la neutralidad idéntica del remolino
SERÍA
de otro modo que como alucinación dispersa de agonía
brotando aunque negado y cerrado aparecido
al fin
por alguna profusión diseminada como rareza
evidencia de la suma por poco que una
peor
no
más ni menos
indiferentemente pero tanto como EL AZAR
ERA EL NÚMERO
NADA
de la memorable crisis
si no se hubiera
el acontecimiento llevado a cabo con vistas a todo resultado nulo
humano
HABRÁ TENIDO LUGAR
SINO EL LUGAR
una elevación corriente vierte la ausencia
inferior chapoteo cualquiera como para dispersar el acto vacío
abruptamente que si no
por su mentira
hubiera fundado
la perdición
en esos parajes
del baldío
en que toda realidad se disuelve
EXCEPTO
QUIZÁ
en la gran altitud
tan lejos como un sitio fusiona con más allá
fuera del interés
en cuanto a él señalado
en general
según tal oblicuidad por tal declividad
de fuegos
hacia
debe ser
el Septentrión también Norte
fría de olvido y de obsolescencia
no tanto
que no enumere
sobre alguna superficie vacante y superior
el choque sucesivo
sideralmente
de una cuenta total en formación
velando
dudando
rodando
brillando y meditando
antes de detenerse
en algún punto último que la consagre
Todo Pensamiento emite una Tirada de Dados
UNA CONSTELACIÓN

http://arturoborra.blogspot.com.ar/2009/02/un-golpe-de-dados-sthepame-mallarme.html


Maurice Ravel y la poesía de Mallarmé

El 28 de diciembre de 1937 moría Maurice Ravel, uno de los músicos más exquisitos del siglo XX.Como estudioso de las relaciones entre música y literatura, me gustaría resaltar la atracción que sentía por la poesía y, en particular, por la obra vanguardista de Stéphane Mallarmé. Del encuentro de Ravel con los textos de este poeta, nacería una de sus obras vocales más perfectas: Trois poèmes de Mallarmé (1913), para soprano, dos flautas, piano, dos clarinetes, piano y cuarteto de cuerdas. En ese momento, Ravel buscaba superar el desgaste del lenguaje tradicional. La poesía fue una ayuda preciosa en su exploración de nuevas vías de expresión. Siguiendo las tesis del poeta acerca de la búsqueda del sonido fundamental, Ravel emprendió su aventura basándose en la técnica del despojo y de los silencios tan presente en la teoría poética mallarmeana. En el primer poema, Soupir, Ravel desciende al vacío inminente. El deslizarse hacia la eternidad se sugiere con una escritura musical estática y despojada de artificios inútiles. De esta forma, la melodía se libera y acude a la llamada del poeta. La Belleza surge de la sencillez, de esa nada, "le néant", que planea en la escritura poética.
En Placet futile, segundo poema del ciclo, Ravel indaga más en el sentir del poeta. Así, penetra de manera magistral en los misterios de la máscara galante del texto literario. Pero la felicidad dieciochesca es sólo aparente. Inmediatamente, la música capta el verdadero palpitar existencial al que no le es posible la felicidad en un mundo hostil. La tonalidad es difusa, Ravel solamente  la sugiere, juega con una aparente atonalidad. De esta manera, se recrea la inquietud de una existencia angustiosa. Cuando el hermetismo del poeta entra en contacto con la alquimia sonora de Ravel, podemos decir que estamos en los umbrales de una perfecta unión músico-poética. Esto ocurre con el tercer y último poema del ciclo Surgi de la croupe et du bond, dedicado a Erik Satie. Ravel expresa su arte en un sistema armónico que evita toda orientación tonal. Se podría decir que aquí sitúa a la tonalidad en los confines del diatonismo. La frontera entre el canto y los instrumentos queda abolida. El acompañamiento vertical con acordes estáticos se enriquece maravillosamente en la desnudez de los espacios en blanco. Si a esto añadimos la profusión de cromatismos que marcan opacas disonancias y una línea melódica ambigua, podemos decir que la partitura de Ravel se funde con la música del silencio  a la que constantemente nos remite la poesía de Mallarmé. Ravel hizo una lectura muy profunda de los textos poéticos. Retomando el sentir de una experiencia metafísica que se observa en la poesía de Mallarmé, Ravel elevó la sintaxis musical al rango metafísico. En esta obra música y poesía mantienen un conjunto de relaciones que supera la realidad empírica. Sin duda, Ravel daba, así, un salto cualitativo abriendo el camino hacia las vanguardias que más tarde, a partir de los años cincuenta, en especial con Pierre Boulez, utilizarían el texto poético no como centro del discurso, sino como estado de energía que emana del mismo.

http://teosanz.blogspot.com.ar/2012/12/maurice-ravel-y-la-poesia-de-mallarme.html