viernes, 19 de septiembre de 2014

Robin Hood: príncipe de los ladrones

Robin Hood: Príncipe de los ladrones (Robin Hood: Prince of Thieves) es una película de aventuras de 1991 dirigida por Kevin Reynolds. Está protagonizada, entre otros, por Kevin Costner, Morgan Freeman, Mary Elizabeth Mastrantonio, Alan Rickman y Christian Slater. La música fue compuesta, orquestada y dirigida por el compositor Michael Kamen. Esta película se estrenó el 14 de junio de 1991 en Estados Unidos, el 21 de junio en España, y en julio y agosto del mismo año en el resto de Latinoamérica.

Sinopsis

Robin Hood (Kevin Costner) es un noble inglés que, unido al rey Ricardo, Corazón de león en la Tercera Cruzada, es encarcelado en una prisión deJerusalén. En su huida, conocerá al también preso Azeem (Morgan Freeman), que, agradecido porque Hood le ha salvado la vida, decide quedarse con él hasta devolverle el favor.
Cuando Robin y Azeem llegan a Inglaterra, gobernada ahora por el déspotasheriff de Nottingham (Alan Rickman), ayudado por su primo Guy de Gisborne (Michael Wincott) y la bruja Morgana (Geraldine McEwan), descubren que el padre de Robin, lord Locksley (Brian Blessed), ha sido asesinado por el sheriff. Como venganza, Robin, ayudado por Azeem, empieza robar a la nobleza y la Iglesia enriquecida para alimentar a los más necesitados. Por ello, el sheriff pone precio a la cabeza de Hood en cien piezas de oro.
Escondidos en el bosque de Sherwood, Robin y Azeem conocen a personas que, por un motivo u otro, también se ocultan del poder del sheriff de Nottingham. Unidos por una misma causa, el grupo, liderado por Robin Hood, planea su venganza conjunta. Con lo que no cuenta nadie es que lady Marian (Mary Elizabeth Mastrantonio), con quien el sheriff quiere casarse y tener descendencia, y Hood están enamorados el uno del otro.
Finalmente, cuando lady Marian es obligada a casarse con el sheriff, será el grupo de Hood quien saquee la fortaleza real y libere al país de ese grupo de crueles gobernantes y, también, a la joven lady.

Recaudación

Con 165 millones de dólares recaudados en Estados Unidos y 225 millones en el resto del mundo, Robin Hood: Príncipe de los ladrones únicamente fue superada en ventas ese año por Terminator 2: El día del juicio final.
La crítica fue positiva con la película, pero no con Costner, al cual le recriminaron por su acento inglés en el filme. En cambio, Rickman fue alabado por su actuación de antagonista.
La balada «(Everything I Do) I Do It For You», de Bryan Adams, se mantuvo como número 1 en el Reino Unido durante 16 semanas, siendo también un éxito en Canadá y Estados Unidos.

Reparto

·                    Kevin Costner como Robin Hood.
·                    Morgan Freeman como Azeem
·                    Christian Slater como Will Scarlet.
·                    Mary Elizabeth Mastrantonio como Marion Dubois.
·                    Alan Rickman como George, Sheriff de Nottingham.
·                    Geraldine McEwan como Mortianna.
·                    Mike McShane como Friar Tuck.
·                    Brian Blessed como Lord Locksley.
·                    Michael Wincott como Guy of Gisborne.
·                    Nick Brimble como Little John.
·                    Harold Innocent como the Bishop of Hereford.
·                    Walter Sparrow como Duncan.
·                    Sean Connery como Ricardo Corazón de León.

Banda sonora

Todas las canciones escritas y compuestas por Michael Kamen
N.º
Título
Duración

1.
«Overture» (A Prisoner of the Crusades)
8:27

2.
«Sir Guy of Gisborne» (The Escape to Sherwood)
7:27

3.
«Little John» (The Band in the Forest)
4:52

4.
«The Sheriff and His Witch»  
6:03

5.
«Maid Marian»  
2:57

6.
«Training» (Robin Hood, Prince of Thieves)
5:15

7.
«Marian at the Waterfall»  
5:34

8.
«The Abduction» (The Final Battle at the Gallows)
9:53

9.
6:38

10.
«Wild Times» (Jeff Lynne)
3:12

Premios

La película fue nominada a los Óscars de 1992 en el apartado de mejor canción compuesta para una película por «(Everything I Do) I Do It For You», pero no consiguió la tan apreciada estatuilla dorada.
Además de esa nominación, la película ganó los premios ASCAP, BAFTA Film, BMI Film Music, Evening Standard British Film, Golden Screen, Grammy, ALFS, MTV Movie, Golden Reel, Razzie y el premio al artista joven.


Wikipedia




Robin Hood: ¿historia o leyenda?

Algunos historiadores creen que los relatos del héroe-duende están vinculados con el espíritu de los bosques, que forma parte de la mitología pagana.
Robín era un nombre que los paganos daban generalmente a los seres sobrenaturales, y el color verde, que era el que distinguía la vestimenta del héroe, es el color tradicional atribuido al espíritu del bosque. También está extendida la teoría según la cual Robín Hood era sencillamente uno de los personajes de las antiguas ceremonias del primer día de mayo, que a través de los años pasó a ser primero una leyenda y luego un presunto personaje histórico. La doncella Mariann, que comparte las aventuras del héroe, puede ser una derivación de la Reina de mayo en esas mismas celebraciones paganas.
Sin embargo, las pruebas documentales indican que entre los siglos XIII y XIV un hombre llamado Robín Hood vivió en Wakefield, en el condado de York; él puede haber sido el proscrito de la romántica leyenda. Robín Hood (cuyo nombre de bautismo era Roberto) nació alrededor de 1290; su padre, Adam Hood, era un guardabosque al servicio de John, conde de Warenne y lord del señorío de Wakefield. El apellido del guardabosque y de su hijo figura en los antiguos documentos de juzgado con distintas grafías: a veces aparece como Hod, otras como Hode o Hood.
El 25 de enero de 1316, según indica un documento, la criada de Robín Hood aparece acusada de robar madera seca y vert (antiguo término inglés que designa a los árboles reservados para dar refugio y alimento a los ciervos) de un viejo robledal. Se la condenó a pagar una multa de dos peniques. En otros registros judiciales, de 1316, consta que Robín Hood y su esposa Matilde tuvieron que pagar una multa de dos chelines «por permitir que se construyera una casa de cinco habitaciones en una parcela vacía perteneciente al señor del condado».
En 1322, el amo del país de Robín era Thomas, conde de Lancaster. El conde convocó a sus súbditos a las armas para rebelarse contra el rey Eduardo 11; los súbditos no tenían más opción que la de obedecer incondicionalmente.
Robín se unió a las tropas del conde como arquero; la revuelta fue aplastada y Lancaster fue capturado, juzgado por traición y decapitado; sus propiedades fueron confiscadas por el rey y se proscribió a sus seguidores. Robín se ocultó en el bosque de Bamsdale, que en esa época cubría unos 48 kilómetros cuadrados y terminaba uniéndose al bosque de Shenvood, que ocupaba otros 40 kilómetros cuadrados en el condado de Nottingham. Los bosques estaban atravesados por la Gran Ruta del Norte, construida por los romanos; esa ruta proporcionaba pingües ganancias a los ladrones de caminos. En esta región nació la leyenda de Robín Hood.
En una de las supuestas aventuras de Robín Hood a lo largo de la Gran Ruta, el papel de antagonista corresponde al arrogante obispo de Nereford, que viajaba hacia York cuando vio al cabecilla proscrito y a algunos de sus hombres en trance de asar un venado para la cena. Tomándolos por campesinos y enfurecido por su flagrante violación de las leyes del bosque, el obispo los increpó. Los proscritos le contestaron con toda calma que no los molestase, porque estaban a punto de cenar. Entonces el obispo de Nereford ordenó a los guardias de su escolta que apresaran a Robín Hoody los suyos.
Los proscritos rogaron clemencia, pero el clérigo juró que no la habría para ellos. Fue en ese momento cuando Robín hizo sonar su cuerno y, en un abrir y cerrar de ojos, el desdichado obispo se vio rodeado por arqueros; el episodio ocurrió en el prado de Lincoln. Los proscritos tomaron prisionero al dignatario y a sus guardias y pidieron por ellos un rescate. Mientras permaneció cautivo, el obispo fue obligado a bailar la jiga alrededor de un gran roble; el árbol ya no existe, pero el sitio donde se levantaba es conocido hoy como la Raíz del Árbol del Obispo.
En Bamsdale y Sherwood hay otros robles vinculados a Robín Hood y su banda: del llamado Árbol Central, a mitad de camino entre Thoresby y Welbeck, se dice que constituía el punto desde el cual surgía la red de caminos secretos de Robín Hood, que se extendía por todo el bosque. Pero el árbol más famoso es el Roble Mayor, en Birkland. Se afirma que tiene 1000 años y es por lo tanto anterior a la conquista de Gran Bretaña por los normandos; tiene un diámetro de 9 metros. Lord Alfred Tennyson visitó este roble, el siglo pasado, y en su poema Los leñadores lo utiliza como metáfora para referirse al Pequeño John; el poema habla de éste como «ese roble en cuyo follaje pueden ocultarse nueve hombres sin tocarse.
Entre las anécdotas que se han transmitido a lo largo de los siglos acerca de la valentía de Robín Hood, figura la visita que Robín, acompañado de su íntimo amigo Pequeño John, hizo a la abadía de Abbey. El abad les pidió a ambos que mostraran su pericia con el arco; Robín y Pequeño John dispararon desde el tejado del monasterio y las flechas cayeron, una frente a la otra, a ambos lados de una calle de Whitby Lathes, a más de un kilómetro y medio del monasterio. El abad hizo erigir pilares de piedra en los sitios donde se clavaron los venablos; estos pilares sobrevivieron hasta fines del siglo XVIII. Los campos donde cayeron las flechas fueron llamados desde entonces Cercado de Robín Hood y Cercado de Pequeño John.
Pequeño John, segundo de Robín, recibió su irónico apodo a causa de su gran estatura. Se afirma que murió en Hathersage, en el condado de Derby; la tumba en que yacía fue abierta en 1784 y en ella se encontraron los huesos de un hombre excepcionalmente alto.
Robín y sus hombres se hicieron célebres, entre otras razones, porque desplegaron una actividad incesante en un territorio muy amplio. La bahía de Robín Hood, que dista muchos kilómetros de las costas del condado de York, fue bautizada así en recuerdo del proscrito, cuya banda tenía fondeadas allí numerosas barcas, que utilizaba para pescar y, eventualmente, para huir de las autoridades.
Durante uno de sus viajes, Robín visitó la iglesia de St. Mary, en Nottingham; una monja de la congregación lo reconoció y dio aviso al sherijf. Robín echó mano a su espada y, antes de ser capturado, mató a 12 soldados. No pudo ser llevado a juicio porque Pequeño John, al frente de un numeroso grupo de proscritos, cayó sobre Nottingham y rescató a su jefe; de paso, buscaron a la monja y le dieron muerte.
Pero lo que transformó a Robín Hood en un héroe popular fue su defensa de los desamparados. Se apoderó de las riquezas de los poderosos y las distribuyó entre los pobres; además, al burlarse de las impopulares autoridades de esa época, se ganó el apoyo de los campesinos oprimidos.
Uno de los más célebres relatos surgidos de los robledales de Sheewood, es la leyenda sobre el encuentro de Robín Hood con el rey Eduardo II. Narra que el rey, al saber que el número de ciervos reales de Whenwood disminuía debido al apetito de Robín Hood y su banda, decidió limpiar de proscritos el bosque. El rey y sus caballeros se disfrazaron de monjes y se internaron a caballo en el bosque. Cuando encontraron a Robín Hood y a parte de su banda, éstos les exigieron dinero; el rey les dio 40 libras y afirmó que eso era todo lo que tenía. Robín tomó entonces 20 libras para distribuir entre sus hombres y devolvió las otras 20 al rey. En ese momento, Eduardo II mostró a Robín el sello real y comunicó al proscrito que el rey quería verlo en Nottingham; Robín pidió a sus hombres que se arrodillaran ante el sello real y juraran fidelidad al rey. Más tarde, la banda invitó a los «monjes» a comer: la comida consistió en venado real a la brasa. Poco después Eduardo II reveló a todos su identidad y perdonó a los proscritos, con la condición de que se instalaran en la corte y se pusieran a su servicio.
La leyenda aparece en A Lvtell Geste of Robyn Hood, un libro publicado en 1459. Puede que todo esto no sea nada más que una leyenda; pero el rey estuvo realmente en Nottingham en noviembre de 1323, y el relato de su encuentro con Robín Hood es coherente con lo que se sabe de su personalidad. Además, el nombre de Robín Hood aparece meses después, en 1324, en los registros de la casa de Eduardo II. Allí figuran constancias de los salarios que se pagaron a Robín hasta noviembre de ese mismo año. A partir de esa fecha, el nombre de Robín desaparece de los documentos oficiales para sumergirse nuevamente en el folklore. Es posible que, después de disfrutar durante tanto tiempo de la libertad en el bosque, Robín fuera incapaz de ponerse al servicio de nadie, ni siquiera de su rey.
Las aventuras de Robín Hood en los bosques continuaron hasta cerca de 1346; se dice que murió en ese año, en el monasterio de Kirklees. Parece que la priora aceleró la muerte de Robín cuando éste le pidió que pusiera fin a los dolores que padecía: la religiosa -se dice- practicó a Robín una sangra tan prolongada que ya no pudo recuperarse.
La historia termina cuando Robín Hood consigue hacer sonar por última vez su cuerno de caza, aportado por su fiel compañero, Pequeño John. Antes de morir, Robín disparó una flecha desde la ventana de su habitación, en dirección al bosque, y pidió que lo enterraran en el sitio donde la flecha hubiese caído. Aún hoy es posible ver el sitio que Robín eligió como tumba.
La de Robín Hood es una historia romántica, que se ha mantenido viva y ha sido narrada y vuelta a narrar durante 600 años. Pero si se trata de un mito o de una historia real, de un hecho histórico o de una leyenda, es algo que permanece en el misterio.
Las hazañas de Robin Hood se narran en una serie de baladas que fueron transmitiéndose de forma oral, durante siglos y siglos. La balada es el género medieval de la literatura inglesa equivalente a los romances de nuestra literatura. En ellas se contaban las distintas aventuras de un héroe.
Las baladas son anónimas y fueron concebidas para ser cantadas o recitadas por los juglares. Por eso, debido a la transmisión oral y a la intervención de numerosos juglares, las baladas presentan diversas versiones sobre un mismo hecho.
En el caso de Robin Hood, sus hazañas se narran en más de treinta baladas. Éstas fueron recogidas en un verdadero poema épico: The gest of Robin Hood.
La balada se compone de cuatro historias:
- Robin y el Caballero: La historia de Sir Ricardo. 
- Robin, pequeño John (Juan) y el Sheriff: El concurso de arquería con la muerte del Sheriff.
- Robin y el Rey: El Rey entra disfrazado en el bosque al encuentro de Robin.
- La muerte de Robin Hood: Su traición en Kirklee donde es condenado a morir.
La obra, impresa alrededor del año 1500, agrupa los distintos episodios sobre la vida del héroe. A lo largo del tiempo, las andanzas de Robin Hood han inspirado obras literarias -como es el caso de Ivanhoe (I8I9), de Walter Scott. Asimismo, la vida del héroe de Sherwood ha sido llevada al cine. Robin Hood ha sido protagonista de numerosas películas, algunas de ellas de dibujos animados.





 (Todo lo que hago) lo hago por ti. - Bryan Adams

Mírame a los ojos, verás
lo que significas para mí,
busca por tu corazón, busca por tu alma,
y cuando me encuentres allí, no buscarás más.

No me digas que es algo que no merece la pena intentar,
no puedes decirme que no vale la pena morir por ello,
sabes que es verdad,
todo lo que hago, lo hago por ti.

Mira en tu corazón, encontrarás,
que no hay nada que esconder allí,
tómame como soy, toma mi vida,
te la daría toda, me sacrificaría.

No me digas que no merece la pena luchar por ello,
no puedo evitarlo, no hay nada que quiera más,
sabes que es verdad,
todo lo que hago, lo hago por ti.

No hay amor, como tu amor,
y ningún otro, podría dar más amor,
no hay un lugar, si tú no estás en él,
todo el tiempo, todo el camino.

-Mira en tu corazón, nena-
No me digas que es algo que no merece la pena intentar,
no puedo evitarlo, no hay nada que quiera más,
sí, pelearía por ti, mentiría por ti,
caminaría sobre el alambre por ti, si, moriría por ti.

Sabes que es verdad,
todo lo que hago, oh,
lo hago por ti.

 Wofgan Amadeus Mozart (1756-1791)
Quinteto para clarinete en La mayor para Anton Stadler K581
(Viena, 29 de septiembre de 1789)

1. Allegro
2. Larghetto en Re
3. Menuetto, Trío I en la y Trío II
4. Allegretto con variazioni

Karl Leister, clarinete
Brandis Quartet:
Thomas Brandis, violín I
Peter Brem, violin II
Wilfried Strehle, viola
Wofgang Boettcher, violonchelo

No existe, ni en Mozart ni en ningún otro músico, anterior a este Quinteto, la unión de un clarinete solo y de un cuarteto de cuerdas. Para complacer a Anton Stadler, su hermano en masonería, aborda Mozart este género nuevo, y, al primer intento, lo realiza a la perfección.
Pero esta obra de circunstancia responde también a una necesidad profunda en él mismo, que quizá no sintiera con claridad antes de entregarse a ella.
Y, para apreciar su valor, no hay que olvidar que Mozart, en septiembre de 1789, está sumergido en la concepción de conjunto y en los primeros trabajos de Così fan tutte. 
Volveremos más adelante sobre lo que caracteriza Così fan tutte: el tema de ópera más cruel que jamás haya tratado Mozart (y que le ha sido impuesto), el cinismo escarneciendo crudamente el candor de las ilusiones sentimentales, y la manera como Mozart ha sabido hacer un milagro contradictorio de ternura presente en todo momento, en el seno de la crueldad misma. Y haremos notar también que el clarinete juega un papel capital en cada lugar de la partitura donde la ternura se expresa con más pureza. 
Se comprende entonces mejor el sentido íntimo del
Quinteto "Stadler": la contrapartida casi obligada de la ópera y al mismo tiempo su preludio tan imprescindible que necesitaríamos escucharlo antes de cada representación.
Mozart necesita, para realizar el más difícil, el más inverosímil de sus triunfos dramáticos, afirmar primero, con toda la seriedad y la alegría de que es capaz, que no está seguro de nada excepto de la santidad de los sentimientos del corazón.
Se observará que los tres temas del allegro -como tres grados de ternura: el primero más solemne, el segundo más desenfrenado, el tercéro más apacible- estan dados por las cuerdas: el clarinete responde, ora con una exaltación vibrante, ora con una aquiescencia melódica, ora modulando el segundo tema y profundizándolo hasta la frontera con lo patético; el diálogo prosigue fraternalmente entre la unión de las cuerdas, conducido por el primer violín, y el clarinete solo; y en la "durchführung", las cuerdas repiten la primera respuesta del clarinete, -mientras el clarinete las sostiene con un amplio arabesco en ojiva.
El sostenido por las cuerdas, en sordina, prosigue a través del larghetto un canto cortado de diálogo con el primer violín; la búsqueda de una mayor interioridad del sentimiento, comenzada en el allegro, se hace más profunda y más abierta al mismo tiempo; la variedad tonal es tal que se hace tangible la existencia conjunta de la felicidad y de la angustia en el corazón, dentro de una misma esperanza. 
Todo termina con el registro más grave del violoncello y del clarinete, con la más seria confianza. 
Después sólo una danza en el activo minueto que sucede a esta efusión, y que recibe su sentido de los dos tríos; el primero reservado a las cuerdas solas, en la menor, último regreso de una ansiosa melancolía; el segundo, donde, al contrario, triunfa el clarinete sobre los ritmos robustos y sencillos de un Laendler rústico: aquí es donde adquiere toda su fuerza la exigencia de "ingenuidad" popular formulada por Mozart a propósito de la arieta K579. 
La obra, comenzada con un recogimiento solemne, continuada con una meditación íntima, desemboca en una franca alegría común, que dará el tono al finale. El tema de éste tiene el júbilo de una marcha vigorosa. Está expuesto por las cuerdas; lo repiten de nuevo en la primera variación que recubre el clarinete en una demostración de gozo todavía serena. El clarinete desaparece en la segunda variación, donde el tema está desmembrado por el primer violín sobre un fondo de tresillos, después en la tercera en la menor, un dibujo del alto acusa la gravedad dolorosa; pero de nuevo el clarinete aparece exultante en la cuarta con un triunfal desparpajo.
Nos creeríamos muy cerca de una conclusión en el estilo de la ópera bufa, pero una transición breve e intensa conduce la quinta variación, adagio, donde todos los instrumentos colaboran fraternalmente para expresar la más dulce ternura. Nueva transición, cuya marcha, cortada de silencios, bastaría por sí sola para marcar el significado masónico de la obra.
Y coda y allegro, más atrayente que brillante. Después de una plenitud semejante, transcuirirán dos años antes de que Mozart regrese a la misma tonalidad (en su música instrumental); será para magnificar la misma realidad profunda en el Concerto para clarinete, K622.
Más:
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La familia de los vientos de madera

En los instrumentos de viento madera, la vibración del aire dentro del tubo produce el sonido. La longitud del tubo determina la altura del sonido. Aunque agrupados en el grupo de maderas, porque en su origen se construían de madera; en la actualidad, algunos de estos instrumentos se construyen en metal. No obstante, se siguen clasificando dentro de las maderas por su timbre y su sonido característico.

Los vientos de madera son el piccolo, la flauta, el oboe, el corno inglés, el clarinete, el fagot, el contrafagot y el saxofón; los miembros no orquestales son el caramillo, la armónica, el acordeón, la gaita, el órgano de tubos, la ocarina y el humilde silbato. 

Las dos ramas principales de los vientos de madera son: los instrumentos en que el ejecutante obtiene los sonidos soplando por el extremo del tubo, como la flauta, el piccolo y el caramillo; y los instrumentos cuyo tono se origina en el movimiento de una o más lengüetas.

Los vientos de madera (que no siempre están fabricados con madera) han aparecido en todas las regiones del mundo. Flautas o silbatos de piedra, hueso, caña y madera han aparecido en las excavaciones arqueológicas. Los instrumentos de lengüeta simple y doble se hicieron populares en los países del Mediterráneo oriental miles de años antes de la aparición del cristianismo. El "sheng" chino, que data del año 1000 a.C., era un grupo de lengüetas con resonadores de bambú, en los cuales el ejecutante soplaba. En Europa medieval y renacentista se formaron familias enteras de vientos de madera: los jaramillos, los "cromornes" (crumhorns o krummhorns), los "shawms" (predecesores del oboe), las "bombardas", que se convirtieron en los "fagottos" -los cuales a su vez derivaron hacia los fagotes- y el "chalumeau", un tosco antecesor del clarinete.

En la orquesta

La Flauta y su hermanito el Piccolo son los únicos vientos de madera orquestales ejecutados soplando por la boca del instrumento. Fabricados inicialmente con madera, la plata fue el material más común que se empleaba hasta que los solistas y virtuosos contemporáneos, el irlandés James Galway, el francés Jean-Pierre Rampal y la norteamericana Eugenia Zuckerman convirtieron a las flautas de oro en símbolos de jerarquía. 

Los compositores han creado obras para la flauta desde el siglo XVII. Johann Quantz (1696-1773), fue el músico favorito de Federico el Grande; aunque hoy rara vez se escuchan sus obras, tiene el mérito de haber compuesto más de 500 piezas para el instrumento. La contribución de Bach es la Suite en si menor para Flauta y Cuerdas. Haendel y Haydn compusieron conciertos para flauta, y el Concierto para Flauta y Arpa (K. 299) de Mozart es uno de los más hermosos. Beethoven, Mendelssohn y Chaikovski incluyeron en sus obras importantes pasajes para flauta, y los compositores franceses impresionistas Debussy y Ravel incorporan sus tonos fríos para teñir sus composiciones. La obra de Debussy La siesta del fauno, es famosa por su sensual comienzo con un solo para flauta. Además de producir pasajes serenos y tranquilos, este instrumento recorre la escala y pasa de las notas altas a las bajas con enorme velocidad. La flauta es literalmente la "acróbata de la orquesta".

El Piccolo, que parece una miniflauta, es el miembro de timbre más alto de la orquesta. Haydn y Mozart lo usaron, y Beethoven consolidó su posición en la orquesta con algunos fragmentos de las Sinfonías Quinta y Novena. Berlioz lo combinó eficazmente con distintos pasajes de su Symphonie fantastique. Chaikovski aprovechó sus posibilidades en La bella durmiente y Cascanueces, y La consagración de la primavera de Stravinski exige la intervención de dos piccolos. El más sorprendente solo de piccolo es la marcha Stars and Stripes Forever de John Philip Sousa.

El Oboe es la soprano de las lengüetas dobles. El nombre proviene de la palabra francesa "hautbois", que significa "madera alta". Fabricado con ébano o palo rosa, el cuerpo tiene forma cónica, es más ancho en la "campana" (la base). El tono del oboe se obtiene por el paso del aire que envía el ejecutante entre dos tiras de lengüetas. Las lengüetas provienen de una caña que crece en Italia o Francia meridional, y los ejecutantes las rebajan de acuerdo con el grosor que ellos prefieren. Se unen las lengüetas con hilo y se las adhiere a un sostén que se encuentra en el extremo superior del instrumento. Antes de un concierto es necesario humedecer todas las lengüetas; por eso los músicos las chupan y las colocan en sus instrumentos en el último momento.

Es difícil tocar el oboe, y exige un gran control de la respiración. ¡Su antecesor griego, el "aulos", exigía que se sujetasen las mejillas de los ejecutantes con un cinturón de cuero, de modo que no reventasen! Uno de los actuales virtuosos del oboe es Heinz Holliger de Suiza.

El oboe moderno tiene una antigüedad de trescientos años. Fue creado en París durante la década de 1650 por Pierre Hotteterre, un gaitero de la orquesta de ballet de la corte. Como también trabajaba la madera, angosto el cuerpo del "shawn" medieval, lo dividió en tres secciones, perfeccionó la boquilla y agregó orificios a los tonos más altos. Lo usó por primera vez Lully en la orquesta operística de Luis XIV. A la mayoría de los grandes compositores los ha complacido crear para el oboe. El oboe da la nota la a la que se ajusta el resto de la orquesta.

El Corno inglés no es inglés ni es cuerno, sino un oboe contralto. En su forma actual tiene el cuerpo recto, pero antes de 1839 lo tenía curvo, y así se le asignó la errónea denominación de cuerno. En Francia se lo llamó "cors anglé", es decir "cuerno anguloso", y como la palabra francesa para inglés es "anglais", que se pronuncia del mismo modo, el error fue quizás inevitable.

Se lo utilizó primero en orquestas operísticas de fines del siglo XVIII. Rossini asignó al corno inglés un papel importante en su obertura de Guillermo Tell. Las principales manifestaciones del corno inglés son el solo al comienzo del tercer acto de Tristán e Isolda de Wagner, extensos pasajes del poema El cisne de Tuonela, de Sibelius, y la sonata para corno inglés y piano de Paul Hindemith.

El Clarinete es un instrumento versátil, que aparece en las orquestas, los grupos de música de cámara, las bandas de música de concierto y las bandas de música de baile. Tiene una longitud de unos sesenta centímetros, y un tubo bastante angosto con un sistema de teclas y palancas que cubren los orificios destinados a determinar el timbre. La lengüeta única se mantiene en su lugar gracias a una banda de metal de la boquilla. El extremo de la lengüeta puede vibrar libremente cuando se la coloca entre los labios del ejecutante.

Muy expresivo, el clarinete puede murmurar una melodía, pasar de los tonos suaves a los estrepitosos como la voz humana, y originar pasajes llenos de fragmentos acelerados y saltos. Inventado alrededor de 1700 por Johann Christian Denner, el clarinete mejoró gradualmente a partir de su timbre áspero de trompeta. Mozart lo utilizó en muchas de sus sinfonías tardías, y compuso un concierto para clarinete y orquesta destinado a su amigo Antón Stadler, clarinetista vienes. Las orquestas generalmente cuentan con tres clarinetes.

El papel jazzístico del clarinete comenzó en Nueva Orleans y llegó a ser un aspecto integral del dixieland. Algunos de los más famosos clarinetistas del jazz fueron Jimmy Dorsey, Woody Hermán y Benny Goodman, y este último también protagonizó la transición a la música clásica. El norteamericano Richard Stoltzman es uno de los principales clarinetistas clásicos.

El Clarinete bajo es muy largo y describe una curva para formar una especie de campana metálica rebatida. Tiene un tono intenso y oscuro. Su solo más famoso es un fragmento del ballet Cascanueces de Chaikovski.

El Fagot de lengüeta doble es el bajo de la familia de los vientos de madera. Su longitud de casi dos metros y medio rebate para formar una "U", de modo que el ejecutante puede alcanzar todas las llaves y todas las palancas. Una correa alrededor del cuello sostiene el instrumento, de modo que las manos quedan libres. Inventado alrededor de 1600, se lo denominó "el payaso de la orquesta". Esta imagen se ve reforzada por su papel en El aprendiz de brujo, de Paul Dukas. Pero la Quinta Sinfonía de Chaikovski demuestra que el fagot puede producir una melodía tierna. En su Sexta Sinfonía, la Patética, expresa sentimientos profundos y trágicos.

El Contrafagot es un instrumento enorme y complicado. Su tono más grave está a sólo medio tono de la nota más grave del piano. No se lo escucha con mucha frecuencia, pero representa un papel importante al principio de la Primera Sinfonía de Brahms.

El Saxofón es un instrumento de bronce, pero es parte de la familia de los vientos de madera a causa de su boquilla con una sola lengüeta, análoga a la del clarinete. Se lo toca mediante teclas acolchadas que cierran los orificios. Hay cuatro tamaños principales; el que corresponde al soprano es recto, y el contralto, el tenor y el barítono se curvan para formar una amplia campana.

Inventado en 1846 por Adolphe Sax, clarinetista de origen belga, el instrumento pronto se popularizó en su país adoptivo, Francia. Bizet lo utilizó en la Suite Nº 1 La Artesiana, y Debussy compuso una Rapsodia para saxofón y orquesta. En Estados Unidos se convirtió en pieza normal de las bandas de vientos a partir de la década de 1870. De allí pasó a las bandas de jazz de la década de 1920. Jimmy Dorsey y Charlie Parker son algunos de los grandes saxofonistas de jazz de los últimos tiempos.

Aunque el instrumento no ha encontrado un lugar permanente en la orquesta sinfónica porque tiende a forzar las cuerdas, se lo ha incluido en la Sinfonía doméstica de Richard Strauss, en la Sexta Sinfonía de Vaughan Williams y el Bolero de Ravel.

Excepto el saxofón, la orquesta actual generalmente tiene tres instrumentos de cada tipo de viento de madera, y los ejecutantes se sientan en el centro, frente al director, pero generalmente detrás de las violas.





jueves, 18 de septiembre de 2014

LOS BESOS - Vicente Aleixandre



No te olvides, temprana, de los besos un día.
De los besos alados que a tu boca llegaron.
Un instante pusieron su plumaje encendido
sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.

Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,
En tu boca latiendo su celeste plumaje.
Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.
¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?

Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.
Ah, los picos delgados entre labios se hunden.
Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste
que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.

¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!
Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.
Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,
que te rozan. revuelan, mientras ciega tú brillas.

No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.
Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.
Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.
Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.



Cada vez que te vas – Paul Young


¡Hey!, si pudiéramos solucionar cualquier problema
entonces para qué derramar tantas lágrimas

oh, y entonces vuelves de nuevo
cuando el hombre correcto aparece
siempre lo mismo
¿no lo ves? Lo tenemos todo
sigamos, sigamos, sigamos

Cada vez que te vas
te llevas una parte de mi contigo
Cada vez que te vas
te llevas una parte de mi contigo

Sigue y sé libre, yeah
Quizás estás demasiado cerca para ver
que puedo sentir tu cuerpo moviéndose
No significa mucho para mí
No puedo continuar diciendo lo mismo
Sólo, ¿ No lo ves? Lo tenemos todo
Incluso sabes que lo sabemos

Cada vez que te vas
te llevas una parte de mi contigo, oh
Cada vez que te vas
te llevas una parte de mi contigo

No puedo continuar diciendo lo mismo
Porque cariño, ¿no lo ves?
Lo tenemos todo, sigamos, sigamos, sigamos