martes, 12 de agosto de 2014



LA MUSICOTERAPIA EN DESPERTARES

El Dr. Sayer, al igual que el verdadero Dr. Sacks, es un apasionado de la música (y de la botánica). Los beneficios de la musicoterapia para este tipo de pacientes crónicos representan otra interesante reflexión de esta película.

El Dr. Sayer decide explorar el cerebro de Leonard, con las técnicas diagnósticas de la época: electroencefalograma y potenciales evocados con estímulos lumínicos... Descubre que existe una respuesta cerebral en los registros provocadas al escuchar el paciente su propio nombre.

Alcanzamos las escenas más divertidas de la película cuando el médico y sus ayudantes se sorprenden observando cómo los pacientes responden a diferentes piezas musicales: desde el duo "O soave fanciulla" de "La Boheme" de Puccini, pasando por clásicos del swing, hasta la incendiaria "Purple Haze" de Jimi Hendrix.

Dexter Gordon, el consagrado saxofonista de jazz, tiene un pequeño papel en este film, un excepcional pianista sumido en su profundo letargo patológico. Precisamente, en una de las escenas más intimistas, nos brinda la oportunidad de disfrutar de un melancólico solo al piano. Dexter Gordon falleció tan solo 8 meses después del estreno de la película... La banda sonora es obra del compositor Randy Newman.













DESPERTARES


El guión del laureado Steven Zaillian está basado en el libro homónimo del prestigioso neurólogo Oliver Sacks, donde narra su experiencia terapéutica con un grupo de pacientes afectados de encefalitis letárgica.

Esta película, en la que inicialmente estuvo interesado el mismísimo Steven Spielberg, cuenta como reclamo y mérito adicionales con la presencia de dos colosales actores norteamericanos contemporáneos: Robert de Niro, en el papel de Leonard Lowe, yRobin Williams, que se enfunda el personaje del Dr. Malcom Sayer. No ha sido ésta la primera vez que De Niro interpreta a un enfermo, como por ejemplo aquel irascible capo de la Mafia llamado Paul Vitti en "Una terapia peligrosa" (Harold Ramis, 1999), si bien el análisis de la amplia lista de personajes más o menos patológicos a los que ha dado vida a lo largo de su extensa y exitosa carrera, daría para escribir varias tesis doctorales y tratados especializados.

Tampoco el Dr. Sayer (alter ego del propio Dr. Sacks en este film) fue el primer médico encarnado por Robin Williams. Todos recordamos su interpretación del iconoclasta Dr. Hunter "Patch" Adams en "Patch Adams" (Tom Shadyac, 1998), película de la que en su día nos ocupamos en este mismo blog, o el atolondrado ginecólogo ruso, el Dr. Kosevich, de "Nueve meses" (Chris Columbus, 1995).

"Despertares" es una película muy útil para enseñar medicina. Aprovechando las investigaciones realizadas con la L-dopa en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y de otros trastornos neurológicos similares, como los presentados por varios supervivientes de la epidemia de encefalitis letárgica internados en el Hospital Bainbridge para enfermos crónicos, su mayor valor está centrado en la descripción de la relación entre médico y paciente.



LA EPIDEMIA DE ENCEFALITIS LETARGICA


La película comienza con la escena de unos niños jugando bajo los pilares del puente de Manhattan (Nueva York) en los años 30. Uno de ellos es el joven Leonard Lowe (Anthony J. Nici). Observamos cómo empieza a padecer los primeros síntomas,temblor y espasticidad, que afectan en primer lugar a su mano derecha. En las siguientes secuencias, ya con el chico en la escuela, intuimos cómo su patología va avanzando progresivamente...


Entre 1917 y 1928, varios millones de personas fallecieron como consecuencia de la epidemia de encefalitis letárgica, una forma de presentación atípica, que dejó a los supervivientes en un estado más o menos profundo de estupor e inconsciencia.

La primera descripción de esta enfermedad fue debida al psiquiatra rumano Constantin Von Economo (1876 - 1931) en 1917. Desde entonces, no se han constatado brotes epidémicos posteriores, aunque continúan dándose casos aislados de esta patología.

La etiología de esta enfermedad continúa siendo motivo de debate. Para algunos investigadores se trataría de un trastorno autoinmune desencadenado por una faringitis estreptocócica en la que la bacteria común del grupo A hubiera experimentado alguna mutación. De esta manera, el sistema inmunitario hiperestimulado atacaría las estructuras nerviosas del propio individuo, provocando especialmente la inflamación del cerebro medio y de los ganglios basales.

La traducción clínica incluiría trastornos del sueño, debilidad muscular, a veces acompañada de mialgias agudas, cefalea, letargo, fiebre elevada, confusión, alucinaciones y alteraciones de la conducta, diplopia, dolor de garganta, retraso en la respuesta física y mental, movimientos corporales extravagantes y parkinsonismo, con un aumento excepcional del temblor y los movimientos de las extremidades superiores, la cara y los ojos. Algunos pacientes pueden permanecer en coma durante meses, e incluso años.

En esta película, el trabajo de Robert de Niro evidenciando la mayoría de estos síntomas resulta excepcional, aportando credibilidad a una interpretación que se aparta de la sobreactuación y de sus tics más socorridos y clásicos. Como es habitual en el método este actor, durante las semanas previas al rodaje, estuvo estudiando directamente cómo se desenvolvían cotidianamente este tipo de pacientes.

En 1969, el Dr. Sayer consigue un empleo como neurólogo en un hospital de enfermos crónicos del Bronx neoyorquino. En sus salas y pasillos comunes, sin ningún tipo de excepción, se entremezclan los pacientes de varias y diversas patologías psiquiátricas y neurológicas. 



Pero, fuera de la viejas ventanas del hospital (que se atascan siempre antes de abrirse) la vida continúa. El Dr. Sayer, al igual que el verdadero Dr. Sacks, es un apasionado de la música (y de la botánica). Los beneficios de la musicoterapia para este tipo de pacientes crónicos representan otra interesante reflexión de esta película.

La primera paciente, esa aparentemente estatua humana explorada por el Dr. Sayer en el hospital, es Lucy Fishman (Alice Drummond) En un gesto enternecedor, el médico limpia con su corbata las gafas de una enferma de la que ni siquiera sabe si puede ver. Con una vieja máquina de escribir Royal escribió su diagnóstico: demencia de origen desconocido.

Por casualidad, como tantas veces ha ocurrido en medicina y en la ciencia en general, Sayer descubre que el estupor y la parálisis de Lucy son aparentes, pues es capaz de mover sus brazos y sus manos para evitar, por ejemplo, que sus gafas se caigan al suelo o para atrapar una pelota de beisbol lanzada por el médico.

Poco a poco, el Dr. Sayer va descubriendo en el hospital más pacientes con una afectación idéntica a la de Lucy. Todos son capaces de abandonar su evidente letargo para evitar que un bolígrafo caiga al suelo o para atrapar en el aire las pelotas de beisbol. También se percata de que Lucy es capaz de levantarse sin ayuda de su silla de ruedas y desplazarse por la sala, deteniéndose únicamente ante lo que ella interpreta como obstáculos, sean éstos reales (una mesa, una silla...) o ficticios (la ausencia del clásico dibujo ajedrezado de las baldosas del suelo).

La observación clínica, habilidad tan necesaria para un buen médico, va desvelando al Dr. Sayer los ignotos secretos de la patología de sus pacientes, a  base de ensayos y errores, verificando sus análisis al más puro estilo popperiano.

Progresivamente, y con la inestimable ayuda de la enfermera Eleanor Costello (Julie Kavner), el Dr. Sayer irá revisando los historiales clínicos de aquellos pacientes ingresados con cuadros similares al de Lucy, las estatuas humanas, incluyendo a Leonard Lowe. Los diagnósticos del ingreso resultan de lo más variopinto: esquizofrenia, histeria, impedimento nervioso..., pero todos ellos con el apellido "atípico"... La evolución de la enfermedad se basa en la inmutabilidad, incluso tras décadas de seguimiento médico...

Como tantas otras veces ha ocurrido en la vida real y en la ficción, mientras el Dr. Sayer dormitaba placidamente en el sofá abrazado a una recopilación del "Journal of Laboratory and Clinical Medicine" de 1969, se le viene a la cabeza una idea: ¿qué tendrían en común las historias clínicas de Lucy, Leonard y todos los demás pacientes afectados por tal infausto anquilosamiento? Así descubre su nexo epidemiológico común, pues todos habían padecido encefalitis letárgica.

Este descubrimiento le lleva a otro médico, ya jubilado, que en la década de los años 20 había descrito el llamado síndrome postencefalítico en los supervivientes de aquella epidemia. El Dr. Peter Ingham (Max von Sydow) le muestra las filmaciones de la época, en las que se evidencian los estragos neurológicos de la enfermedad. 

Este veterano especialista opina que el daño encefálico causado por el agente causal de la encefalitis (él piensa que se trataba de un virus) también habría provocado el estado vegetativo de estos pacientes. Al contrario, el Dr. Sayer estaba firmemente convencido de que los enfermos conservan su consciencia, empeñándose en descubrir cómo podría comunicarse con ellos.

EL CASO DE LEONARD LOWE

El Dr. Sayer visita la casa de Leonard. La Sra. Lowe (Ruth Nelson), le cuenta cómo se iniciaron los síntomas cuando su hijo tenía apenas 11 años. Un temblor progresivo en las manos le obligaría incluso a abandonar los estudios primarios. A partir de entonces, 9 años de estupor paulatino e intermitente desembocaron en el definitivo letargo. En todo ese tiempo, lo único que podía hacer era leer...

El Dr. Sayer decide explorar el cerebro de Leonard, con las técnicas diagnósticas de la época: electroencefalograma y potenciales evocados con estímulos lumínicos... Descubre que existe una respuesta cerebral en los registros provocadas al escuchar el paciente su propio nombre.


Alcanzamos las escenas más divertidas de la película cuando el médico y sus ayudantes se sorprenden observando cómo los pacientes responden a diferentes piezas musicales: desde el duo "O soave fanciulla" de "La Boheme" de Puccini, pasando por clásicos del swing, hasta la incendiaria "Purple Haze" de Jimi Hendrix.

Retomando a Leonard, el Dr. Sayer descubre que un simple tablero güija, instrumento de connotaciones cinematográficas casi siempre terroríficas, es el método ideal para comunicarse con su paciente. Lector impenitente durante tantos años de enfermedad, Leonard revela una especial sensibilidad por el poema "La pantera" deRainer María Rilke:


Una bellísima metáfora que refleja a la perfección esa suerte de síndrome del cautiverio padecido por Leonard, tal y como aquel infausto protagonista de "La escafandra y la mariposa" (Julian Schnabel, 2007), atrapado entre los mil barrotes de una jaula letárgica y patológica.

Sayer disfruta leyendo a Rilke en uno de sus lugares favoritos, el Enid A. Haupt Conservatory del Jardín Botánico de Nueva York, preciosa estructura arquitectónica acristalada victoriana popularizada también en el film "La Edad de la Inocencia" (Martin Scorsese, 1993)

LA L-DOPA...

La levodopa, descubierta por el farmacólogo alemán Peter Holtz en 1938, es el precursor metabólico de la dopamina. Su síntesis ha permitido conseguir hasta ahora el tratamiento más eficaz de la enfermedad de Parkinson porque, a diferencia del neurotransmisor, la L-dopa es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica.

Fue incorporada al tratamiento de la enfermedad de Parkinson en 1961. Su respuesta fue impactante y la mejoría clínica de los pacientes así tratados muy notoria.

El Dr. Sayer acude a una conferencia impartida por un químico (Peter Stormare), sobre el uso clínico de este medicamento en neurología. Nuestro protagonista piensa que el letargo de sus pacientes puede ser un temblor parkinsoniano generalizado llevado a su máximo paroxismo, hasta el punto de simular una parálisis estuporosa en dichos enfermos. Consecuentemente, la administración de levodopa debería corregir estos síntomas.


Comienza entonces su batalla personal con el Dr. Kaufman (John Heard) para que permita tratarlos a todos con levodopa. Sólo consigue autorización para hacerlo con uno y el elegido es Leonard. La expresa autorización escrita de la Sra. Lowe será un requisito indispensable, condición precursora de nuestro actual consentimiento informado.


Los primeros pasos del tratamiento irán enfocados a la titulación de la dosis terapéutica. La levodopa se absorbe a nivel intestinal, pero los aminoácidos presentes en la dieta pueden alterar este proceso. En este film observamos cómo Leonard ingiere la medicación diluida primero en zumo de naranja y luego en leche. La dosis máximaes de 400 mg al día, fraccionada en 2 ó 3 tomas, 30 minutos antes de la comida. En la película constatamos como el Dr. Sayer llega incluso a administrale a su paciente hasta 1 gramo del fármaco, antes de conseguir el tan deseado efecto terapéutico.


Habiéndose librado de su sopor, la posibilidad de dormir y no despertar intranquiliza a Leonard... Pero el Dr. Sayer está decidido a mostrarle a su paciente cómo ha cambiado el mundo mientras "dormía": el rock and roll, las minifaldas, el movimiento hippie, los aviones de las grandes líneas comerciales, la psicodelia..., todo ello envuelto con las voces y acordes de "Time of the season" de The Zombies...

El conflicto permanente entre medicina y economía, un tema recurrente en toda película norteamericana que aborde la financiación privada de determinadas terapias y tratamientos, se convierte aquí también en un problema. 

Administrar levodopa a todos los pacientes hospitalizados en el Bainbridge afectados por encefalitis letárgica, en aras de que puedan disfrutar de cierta normalidad en sus vidas (como el pionero Leonard Lowe) supondría unos 12000 dólares mensuales. Observamos la generosidad de los propios trabajadores de la institución sanitaria (enfermeras, celadores, farmaceutico...), los primeros en realizar sus modestas aportaciones animados por los esperanzadores resultados conseguidos por el Dr. Sayer y su innovadora terapia.


El siguiente paso sería convencer a los patrones y benefactores del hospital... Las escenas más felices de este film transcurren mientras dura la curación temporal de los síntomas de todos los enfermos.

A la par, Leonard descubre por primera vez el amor. Se trata de Paula (Penelope Ann Miller), una joven y bella camarera que visita a su padre en el hospital, donde se encuentra paralizado por las secuelas de una embolia cerebral. Paulatinamente, sus deseos de normalización y libertad comienzan a acarrearle problemas con su entorno. La patología empeora, bien porque la levodopa deja de ser efectiva, o por la propia progresión de la enfermedad.

Los fenómenos "on-off" (periodos de normalidad que se alternan bruscamente con otros de acinesia y temblor) y "wearing-off" (disminución de la función motora justo antes de la dosis siguiente) descritos en los tratamientos prolongados con levodopa están fielmente retratados en esta película.


Leonard comienza a padecer de nuevo discinesias (tics, temblores, rigidez muscular, muecas y contracciones) y más tarde graves dificultades motoras que le impiden caminar. Finalmente, retorna al letargo y a la catatonia iniciales, ante la desconcertada mirada de médicos, enfermeras y pacientes. Progresivamente le seguirán todos los demás: Lucy, Rose (Judith Malina), Bert (Barton Heyman), Frank, Miriam (Anne Meara), Sidney, Rolando (Dexter Gordon)...
















Mil años - Sting

Mil años, mil años más
Mil veces, un millón de puertas a la eternidad
Pude haber vivido mil vidas, mil veces
Una escalera sin fin sube girando
A una torre de almas
Si toma otros mil años, mil guerras,
Las torres suben innumerables pisos en el espacio
Podría derramar otro millón de lágrimas, un millón de alientos,
Un millón de nombres, pero solo una verdad que enfrentar

Un millón de caminos, un millón de miedos
Un millón de soles, diez millones de años de incertidumbre
Podría decir un millón de mentiras, un millón de canciones,
Un millón de correctos, un millón de equívocos en el balance del tiempo
Pero si no había una sola verdad, una sola luz
Un solo pensamiento, un singular toque de gracia
Entonces sigamos este solo punto, esta sola llama
Esta sola memoria atrapada de
tu rostro

Aún te amo
Aún te quiero
Mil veces los misterios se revelan a sí mismos
Como las galaxias en mi cabeza

Puedo ser innumerable, puedo ser inocente
Puedo conocer muchas cosas, puedo ser un ignorante
O podría ir con reyes y conquistar muchas tierras
O ganar este mundo como en las cartas y dejar que se escape de mis manos
Podría ser carne de cañón,
destruido mil veces
Renacer como hijos de la fortuna para juzgar los crímenes de otro
O vestir esta capa de peregrino, o ser un ladrón común
He mantenido esta sola fe, no tengo más que una creencia

Aún te amo
Aún te quiero
Mil veces los misterios se revelan a sí mismos
Como las galaxias en mi cabeza
Una y otra vez los misterios se relajan a sí mismos
Las eternidades aún calladas
Hasta que me ames


Mi tributo a Robin Williams, gran actor al que admiré muchísimo. Me duele su muerte, y más aún la manera en que se produjo...

 "Sólo al soñar tenemos libertad, siempre fue así y siempre así será.” (John Keating en La Sociedad de los Poetas Muertos)
"Carpe diem. Vive el momento.” (John Keating en La Sociedad de los Poetas Muertos)
"Todos necesitamos ser aceptados, pero deben entender que sus convicciones son suyas, les pertenecen (...) aunque toda la manada diga: ¡no está bien! Robert Frost dijo: Dos caminos divergen en un bosque, y yo tomé el menos transitado de los dos, y aquello fue lo que cambió todo. Quiero que encuentren su propio camino.” (John Keating en La Sociedad de los Poetas Muertos)
"Robert Frost dijo: dos caminos se abrieron ante mí, pero tomé el menos transitado y eso marcó la diferencia.” (John Keating)

 "El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida.” (John Keating)

¿Qué debe sentir esa gente? ¿En qué pensarán?...
- ¡No piensan! El virus también destruyó sus facultades superiores.
- ¿Está usted seguro?
- Si...
- ¿Por qué?
- Porque la alternativa sería impensable...

Diálogo entre el Dr. Sayer (Robin Williams) y el Dr. Ingham (Max Von Sydow) en "Despertares".


"No te amo como rosa de sal, topacio, o flechas de claveles que propagan el fuego. Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre las sombras y el alma. Te amo sin saber como, ni cuanto, ni de donde, te amo directamente sin problemas ni orgullo, así te amo porque no sé amar de otra manera, tan cerca, que tu mano sobre mi pecho es mi mano, tan cerca, que se cierran tus ojos con mi sueño.”  (Patch Adams)
                                               
                                                           Patch Adams - Escena de la vida





Muere Robin Williams, genio de la comedia y la improvisación


La noticia de la muerte del actor estadounidense Robin Williams de un aparente suicido ha sido recibida con gran sorpresa y consternación en Hollywood.
El intérprete de 63 años, ganador de un Oscar al mejor actor secundario en 1998 por la película "Good Will Hunting", era muy apreciado por sus compañeros de profesión en la meca del cine.
En sus más de tres décadas de carrera se había labrado la reputación de ser un "niño grande" con mucho talento para la improvisación y la gestualidad que conseguía hacer reír casi sin proponérselo.
Pero tras la genial vena cómica del intérprete de grandes éxitos internacionales como "El Club de los Poetas Muertos", "Señora Doubtfire" o "Aladín", se escondía un hombre que había batallado durante años contra la depresión y la adicción a las drogas y al alcohol, un asunto del que Williams había hablado abiertamente en numerosas ocasiones.
Antes de su muerte, el actor había pasado varias semanas internado en un centro de rehabilitación, aunque según su representante la estancia no tenía que ver con sus adicciones pasadas.

De los escenarios a la televisión

Robin Williams nació en 1951 en Chicago en el seno de una familia acomodada y se crió en el suburbio de Detroit de Bloomfield Hills, en Michigan, y en el condado de Marin, en California.
Pese a que antes de dedicarse a la interpretación empezó a estudiar ciencias políticas, sus dotes para la improvisación y la comedia hicieron que acabara por decantarse por la carrera de actor.
Estudió en la prestigiosa Julliard School de Nueva York, donde conoció al fallecido Christopher Reeve, con el que entablaría una sólida amistad que se prolongaría hasta la muerte del protagonista de "Superman" en 2004.
Según contó Reeves en una ocasión, la primera persona que le hizo reír tras quedar parapléjico al caerse de un caballo fue Robin Williams, cuando este le visitó en el hospital haciéndose pasar por un doctor ruso que quería practicarle una colonoscopia.
Antes de hacerse un nombre en la televisión a fines de los años 70, Williams se curtió sobre los escenarios de los clubes de comedia de Los Ángeles.
Su salto a la fama se produjo gracias a la serie "Mork & Mindy", en la que interpretaba a un extraterrestre al que le costaba adaptarse a la vida en la Tierra.
Entre sus primeros papeles en el cine se encuentran la película de Robert Altman de 1980 "Popeye", en la que encarnaba al famoso marinero adicto a las espinacas, y la adaptación de 1982 de la novela de John Irving "El Mundo Según Garp".
En esos años, su trabajo en Hollywood lo alternó con sus monólogos cómicos sobre los escenarios en los que demostró una y otra vez su inagotable capacidad de improvisación a través de la asociación libre de ideas.

Camino al Oscar

Su primer gran rol en la gran pantalla fue en la película de 1987 "Good Morning, Vietnam", de Barry Levinson, en la que daba vida a un locutor de radio de la fuerza aérea de EE.UU. y que le supuso su primera nominación al Oscar.
Después, en 1989 llegaría "El Club de los Poetas Muertos", de Peter Weir, en la que encarnaba a un heterodoxo profesor de un internado, con la que volvería a optar al Oscar.
Dos años después la Academia de Hollywoold lo reconocería de nuevo con una nominación por "El Rey Pescador", del británico Terry Gilliam, en la que interpretaba a un vagabundo cuya vida ha estado marcada por la tragedia.
En 1991 Steven Spielberg le dio el papel de un Peter Pan insatisfecho en "Hook" y un año más tarde Williams le puso voz al genio de la película de Disney "Aladín", que fue uno de sus mayores éxitos comerciales.
La versatilidad de Williams quedó demostrada en roles como el de "Despertares" (1990), en la que interpretaba a un médico que busca a una cura para un grupo de pacientes con una extraña enfermedad neurológica, o "Señora Doubtfire", la popular comedia de 1993 en la mostró sus dotes para el travestismo.
El Oscar le llegó finalmente en 1997 con su cuarta nominación, la primera como secundario, gracias al papel del psiquiatra en "Good Will Hunting", de Gus Van Sant.

Otros premios

A la preciada estatuilla dorada, sumaría a lo largo de su carrera seis Globos de Oro y dos Emmy.
Según los entendidos, desde que ganó el Oscar no volvió a conseguir un gran rol a la altura de su talento, si bien participó en películas notables como "Insomnia" de Christopher Nolan o grandes éxitos comerciales como "Noche en el Museo" o la película de animación "Happy Feet".
En 2011 regresa a Broadway con la obra "Bengal Tiger at the Baghdad Zoo" y en 2013 participó en la serie del canal CBS "The Crazy Ones", que acabó siendo cancelada tras una temporada.
En los últimos meses se había hablado que estaba preparándose para participar en una segunda parte de la cinta de Chris Columbus "Señora Doubtfire".
"Es una noticia muy triste. Era una persona que parecía estar siempre de buen humor y saber que ha muerto joven y en estas circunstancias es terrible", asegura en conversación con BBC Mundo Brian Lowry, columnista de la revista Variety.
"Era considerado uno de los mejores cómicos de improvisación de la historia. No sólo lo demostró al principio de su carrera con la serie 'Mork & Mindy', sino que luego le sirvió para labrarse una exitosa carrera en el cine de comedia", señala Lowry.
Según el columnista de Variety, pese a que Williams siempre regresaba a la comedia, "demostró a lo largo de los años que era mucho más que un cómico y que tenía un gran talento para el drama".
"No hay duda de que se notaba que disfrutaba con lo que hacía. Y no sólo cuando actuaba. Cuando aparecía en entrevistas en la televisión era tan entretenido que los presentadores podían permanecer callados mientras él solo montaba el espectáculo. Cuando empezaba no había manera de pararlo".
"Era tan efusivo y alegre que es terrible que haya muerto de esta manera", apunta Lowry.
Dana Harris, editora de la publicación especializada en cine Indiewire, asegura que pese a que "a lo largo de los años Williams había hablado abiertamente sobre su depresión y sus adicciones, nadie podía esperar que esto sucediera".
"Fue un actor que, como pocos, logró triunfar tanto en la televisión como en el cine, haciendo papeles cómicos y dramáticos. Era un intérprete muy honesto y eso se notaba en todo lo que hacía", señala Harris en conversación con BBC Mundo.
Habrá que esperar unos días a que las autoridades californianas hagan públicos los resultados de la autopsia que se le practicará al cuerpo de Williams, a quien le sobrevive su tercera esposa, Susan Schneider, y los tres hijos de sus matrimonios previos.



La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh - Nicolai Rimski-Korsakov 

La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh y la joven Fevronia, es la penúltima de las 15 óperas que compuso Nicolai Rimski-Korsakov (1844-1908) y la última que el compositor vió estrenada.
Basada en dos antiguas leyendas rusas: la de la ciudad invisible y la de la Santa Fevronia, con libreto de Vladimir Belsky, se estrenó en el Teatro Mariinski de San Petersburgo el 20 de febrero de 1907.
La acción se sitúa en la legendaria ciudad rusa de Kitezh, situada frente al lago Svetloiar, en el siglo XIII, durante las invasiones tártaras.
Fevronia, una joven que vive en el bosque en comunión con la naturaleza aislada de todo contacto humano acude en ayuda de Vsevolod, hijo del gran duque de Kitezh, herido por un oso durante una cacería en el bosque, el muchacho queda prendado de la sabiduría y pureza de la joven, sin revelar su auténtica identidad decide esposarla, ya que ella también cae rendida ante él.
Poco después de que la pareja haya llegado a Kitezh la Menor para celebrar las esponsales, la ciudad sufre el acoso de las tropas bárbaras y Fevronia es apresada junto al vagabundo Kutierma.
Éste es obligado a guiar a los invasores hasta Kitezh la Grande. El ejército de Kitezh, encabezado por Vsevolod, se enfrenta a los enemigos pero son derrotados y muertos.
Una niebla muy espesa se levantará y la ciudad se hará invisible a los enemigos ocultándose en las aguas del lago mientras que sus campanas no dejan de sonar. Los tártaros, presas del pánico, huirán.
Fevronia, perdida en el bosque, será guiada por la imagen de Vsevolod hasta la nueva Kitezh, situada en otro mundo, seguramente el paraíso: "Aquí no hay lágrimas ni dolor sino dulzura y dicha, dicha eterna".
Estas son las palabras con las que, cantadas por el coro, termina la ópera.
En el tercer acto tienen lugar las oraciones para que desaparezca la ciudad de la superficie de la tierra, las referencias a la música litúrgica son evidentes:


http://cantanellas.blogspot.com.ar/2009/01/la-leyenda-de-la-ciudad-invisible-de.html




Poema sinfónico “En las estepas del Asia Central” - Borodin

Compuesto y estrenado en 1880, el poema sinfónico o cuadro musical “En las Estepas de Asia Central”  fue compuesto inicialmente como el primero de una serie de “Cuadros Vivientes” sobre diferentes regiones de Rusia, serie dedicada a las bodas de plata de la coronación del zar Alejandro II de Rusia, un zar de carácter liberal (liberal para la época, no nos confundamos) durante cuyo mandato se consolidó la expansión hacia el Este del Imperio Ruso, adquiriendo el control definitivo sobre las regiones del Asia Central. Sin embargo, el proyecto musical fue bruscamente truncado cuando dicho zar fue asesinado en 1881, en el propio San Petersburgo capital de todas las Rusias. Pero este único poema estaba ya compuesto, y ha quedado como una de las piezas de Borodín más interpretadas del repertorio, más que sus sinfonías, y más o menos igual que sus Danzas Polovtsianas.

Está el poema dedicado a esa región anexionada por Alejandro II, lo que entonces se llamaba el Turquestán Ruso, situado en el corazón del continente asiático y que abarcaba ingentes extensiones de estepa o desierto, alrededor de cuatro millones de kilómetros cuadrados cruzados de tanto en cuando por caudalosos ríos (el Amu-Darya y el Sir-Darya) o gigantescos mares interiores (como elmar de Aral, alimentado precisamente por esos dos ríos).

Diferentes campañas de los militares rusos habían ido conquistando los diferentes kanatos de la zona (Khiva, Bukhara, etc) reminiscencia de la dominación árabe o persa de siglos anteriores, y todo ello inmerso en “El Gran Juego” con el Imperio Británico que dominaba India y Afganistán, entre otros países.

Años más tarde, a finales de los años veinte del Siglo ídem, cuando la URSS estaba ya bajo la férula de Stalin, unos burócratas en Moscú trazaron unas líneas en un mapa y crearon cinco Repúblicas soviéticas, que, tras la autovoladura del la URSS del año 1991, se convirtieron, aún a su pesar, en países independientes. Sus nombres: Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguizistán y Tayikistán. Tierra de nómadas y caravanas, y de ricas ciudades caravaneras, pues desde hacía milenios era parte crucial de la Ruta de la Seda, trufada de desiertos y estepas interminables, allí no había habido nunca fronteras, salvo las naturales impuestas por ríos o montañas, y había visto pasar por allí a los mayores conquistadores, de la historia: Gengis Khan, Tamerlán, Ulugh Beg y otros muchos.

Todas sus grandes ciudades fueron conquistadas y destruidas innumerables veces, y siempre eran reconstruidas con aún mayor esplendor. Así ocurrió con Tashkent (la ciudad más poblada de la zona y actual capital de Uzbekistán), Khiva(cuna de Al Juarizmi, matemático del Siglo X al que los informáticos honramos cada día cuando creamos un algoritmo, puesalgoritmo es precisamente su nombre occidentalizado), Bukhara (ciudad santa del Islam y cuna del eximio Avicena, el mayor médico de la Edad Media, cuyo precioso minarete del Siglo XI es la única construcción que Gengis Khan indultó de la destrucción en toda su vida) o Samarkanda (la Marakanda de Alejandro Magno, la mayor ciudad de Asia durante siglos, y cuya Plaza del Registán, una foto de la cual tenéis justo encima de estas líneas, sigue hoy en día dejando sin aliento a los viajeros que la contemplan).

Pero tras la destrucción, siempre se reconstruían, una y otra vez, porque el tráfico de caravanas no se interrumpía, la Ruta de la Seda seguía funcionando, y seguían haciendo falta caravanserais, murallas, lugares donde orar, comer, descansar, etc. Dependiendo de sus lugares de origen (India o China, sobre todo Xián, la capital del Imperio) o de destino (Bizancio/Estambul, Venecia, Viena, Moscú, etc) había en realidad muchas rutas posibles, pero todas ellas confluían en Samarkanda y todas ellas seguían la misma ruta, la única posible, hasta Bukhara, desde donde se dividían de nuevo… y de ahí la enorme importancia de ambas ciudades durante tantos y tantos siglos.

Borodín intenta reflejar en la obra ese floreciente pasado caravanero de la zona, pero dotándole de la adecuada y políticamente correcta “visión rusa” que se esperaba en el jubileo del zar… así que describe de forma idílica la colaboración de rusos y asiáticos en esas tierras, colaboración que en muchas ocasiones se produjo a cañonazo limpio… Una típica caravana de tajikos, uzbekos o kazakos atraviesa, al ritmo cadencioso de los camellos, el desierto mientras es escoltada por tropas rusas…

. http://eltamiz.com/elcedazo/2011/06/16/historia-de-un-ignorante-ma-non-troppo%E2%80%A6-en-las-estepas-de-asia-central-de-borodin/