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viernes, 3 de octubre de 2014

Capricho español, op. 34, de Nikolai Rimski-Korsakov


Seguramente resulta injusto que la figura de Anfrei Nikolaievich Rimski-Korsakov nos sea familiar casi exclusivamente en base a este Capricho español y a lasuite Scherezade. Ambas obras datan del mismo año (1885), época en la que Rimski trabajaba como director adjunto de Balakirev en la capilla imperial de San Petersburgo. Para entonces ya había completado y estrenado tres óperas propias: Iván el Terrible, Una noche de mayo y Snegurochka (además, se había ocupado de completar y editar diversas composiciones de Glinka y Mussorgski y pronto lo haría con las que Borodin había dejado inconclusas). En el terreno sinfónico, Rimski llevaba compuestas tres grandes sinfonías, una Sinfonietta, el Concierto para piano, la Fantasía sobre temas rusos y también se había estrenado con fortuna en la música de cámara.
Es harto conocido el motivo de inspiración que tuvo Rimski para componer el Capricho español. Cuando en 1862 finalizó sus estudios navales permaneció embarcado en un buque escuela durante tres años, visitando las costas de Escandinavia, Inglaterra, América y el Mediterráneo. En el transcurso de aquellos viajes el músico escuchó y anotó gran cantidad decanciones populares. La elaboración de este material no se hizo, por supuesto, según unos postulados de investigación científica, sino que más bien podemos decir que Rimski se sirvió del “aroma” exótico de ritmos y giros populares para, a partir de una cita muy localizada, construir fantásticos monumentos de orfebrería sonora. Hay en esta música, por otra parte, una considerable carga de refinada sofisticación en el manejo de los timbres, que para algún comentarista llega incluso a prefigurar el futuro impresionismo. No es fácil, sin embargo, extraer de una partitura como la del Capricho español una imagen trascendente de las considerables aportaciones que hizo Rimski al desarrollo de la armonía: por ejemplo, en la Snegurochka emplea la superposición de dos acordes de quinta aumentada, lo que le lleva a establecer las seis notas de la escala de tonos incluso antes de que lo hiciera Debussy. Por no hablar de las modulaciones que anuncian ya a Shostakovich, en la obertura de La ciudad invisible de Kiteg, o del empleo de múltiples acordes aumentados, en El inmortal Katschei. Todo ello no se hace presente en la colorista paleta sonora del Capricho español, un excelente ejemplo de aquello que Kant denominara “artes del bello juego de las sensaciones”.
Artículo extraído del libro de Gonzalo Badenes “Programa en Mano” editado por Rivera Editores.


http://www.riveramusica.com/blog/partituras/capricho-espanol-rimski-korsakov



Nikolai Rimski-Korsakov: El marino que quiso ser músico


* Nacido el 18 de marzo de 1844 en Tijvin, Novgorod
* Fallecido el 21 de junio de 1908 en Liubensk
 Nikolai nació 22 años después que su único hermano, Voin, y cuando su padre, Andrei, ya se encontraba jubilado de su cargo oficial. En la familia todos eran aficionados a la música, especialmente su tío Piotr, y el padre sabía tocar algunas viejas melodías al piano. Con seis años recién cumplidos, Nikolai recibió sus primeras nociones musicales de parte de una vecina anciana y luego de una institutriz que le puso en contacto por primera vez con las obras de Beethoven. El pequeño demostró poca aptitud para el piano aunque un excelente oído para la composición. Pero a los doce años, y siguiendo la tradición de su familia, Nikolai ingresó en la Armada Rusa pese a los consejos contrarios de su hermano mayor. De esta manera, en julio de 1856, Nikolai llegó por primera vez a San Petersburgo para ingresar en la Escuela de Cadetes Navales.
 Aunque el adolescente Nikolai fue un cadete de atenta e intachable conducta, no por ello abandonó la música. Durante dos años aprovechó los fines de semana para estudiar piano y composición en casa de un amigo de su hermano Voin. Además, en San Petersburgo pudo asistir a numerosas representaciones operísticas, mostrando siempre un enorme interés por las obras de Glinka. Por otra parte, en 1859 Nikolai asistió también a numerosos conciertos sinfónicos y descubrió a Beethoven y a Mendelssohn. Pero era Glinka quien realmente seguía fascinándole hasta el punto de que intentó orquestar algunas obras que tenía de dicho compositor para piano. Durante ese mismo año, Nikolai fue admitido como alumno en las clases de Théodore Canille, un extraordinario pianista que además era un apasionado admirador de Glinka. Canille realizó un soberbio trabajo con el joven Nikolai, dándole a conocer a casi todos los compositores centroeuropeos románticos e iniciándole en el mundo de las formas musicales. Fue en la propia casa de Canille donde Rimski conoció a Balakirev, un compositor dotado ya de cierto prestigio. Balakirev animó al muchacho a continuar con sus bocetos compositivos a pesar de que su formación musical cojeaba ostensiblemente. A estas reuniones pronto se sumaron un tal Mussorgski, cuyos fundamentos musicales eran muy similares a los de Rimski, y César Cui. Aquellos jóvenes coincidieron en algo: Glinka era su modelo de música y adoraban también a Schumann. Por contra, Liszt y Wagner les producían la mayor de las indiferencias.
 En 1862, Rimski salió de la Escuela Naval y fue destinado a la fragataAlmas, que se preparaba para un largo crucero. El barco estuvo cuatro meses fondeado en Inglaterra y Rimski no dejó de componer a bordo pese a que el buque no disponía de piano (en ocasiones tocaba el piano en algún café londinense). De Inglaterra el buque partió rumbo a los EEUU y Brasil, primeramente, para abordar la vuelta a Europa por España, Francia e Italia. Hemos de señalar que Rimski era por entonces un profesional del mar y que la música sólo constituía un simple entretenimiento para él. Ya de vuelta en San Petersburgo, Rimski se puso de nuevo en contacto con el grupo, al que se había sumado Alexander Borodin. Fue entonces cuando Rimski estrenó su Sinfonía en mi bemol menor en el marco de la Escuela Libre de Música que había fundado Balakirev. La gente se quedó alucinada al ver a un joven con uniforme de marino saliendo a recibir los calurosos aplausos. De esa misma época es su Obertura sobre temas rusos. Rimski trató de mejorar su técnica al piano — que en absoluto consiguió — aunque ya empezaba a despuntar como un extraordinario orquestador. En 1867 compone una Fantasía sobre temas serbios y el cuadro musical Sadko, inspirado en Berlioz, quien había visitado Rusia recientemente. Ambas obras, estrenadas por Balakirev ahora como flamante director de la Sociedad Musical Rusa, lograron unánimes elogios. Un año después, y en casa de Dargominski en donde se reunían los miembros del Grupo de los Cinco Rusos (Rimski, Balakirev, Cui, Borodin y Mussorgski) Rimski conoció a Nadieschda Purgold, una bellísima pianista con la que se casó cuatro años más tarde. Antes de acabar 1868, Rimski compuso Antar, un poema en cuatro movimientos también conocido como Segunda Sinfonía.
 En 1871, Rimski recibió la visita del nuevo director del Conservatorio de San Petersburgo, quien le propuso una interesante oferta: La cátedra de composición e instrumentación, y la clase de orquestación con un sueldo de 1.000 rublos. El compositor, pese a sus escasos conocimientos de armonía y de numerosa terminología básica, aceptó el insólito ofrecimiento. A pesar de que al principio pasó algunos apuros, poco a poco se fue consagrando como el mejor profesor de composición que nunca haya dado Rusia. También en 1871 Rimski pasó a ocuparse del cargo de Inspector de las Bandas Navales, propio de sus todavía obligaciones militares. El compositor se mostró tan comprometido con el trabajo que incluso llegó a estudiar algunos instrumentos de viento. Sin embargo, durante esta época Rimski se volvió más academicista y por ello recibió el reproche de algunos de sus compañeros, especialmente de Balakirev, con quien mantuvo una fuerte discusión que terminó por romper para siempre la amistad entre ambos.
 En 1880 Rimski estrenó la ópera Noche de mayo, con escaso éxito, pese a lo cual se enfrascó en otra titulada La doncella de nieve. Luego de orquestar Khovanchina de Mussorgski, Rimski acometió su Concierto para piano. En 1882 abandona la dirección de la Escuela Libre, cargo que también había asumido junto con la cátedra de composición en el conservatorio, y comenzó a colaborar con la Capilla Imperial. Un año después Rimski fue apartado de su trabajo de Inspector de Bandas Navales al suprimirse dicho cargo. Mientras, el Grupo de los Cinco Rusos se disolvió inexorablemente: Mussorgski había fallecido; Cui mostraba escaso interés y Balakirev no se hablaba con Rimski. Sólo Borodin, acompañado de Stasov, acudía a las tertulias que organizaban sus ex-alumnos. Por entonces, un aficionado adinerado, Mitrofan Belayev, comenzó a asistir a dichas reuniones y consiguió que algunas obras musicales fuesen editadas en Leipzig, además de fundar él mismo su propia editorial. En 1885 Belayev organizó los Conciertos Sinfónicos Rusos y puso a Rimski como director. Este fue el origen de sus grandes obras sinfónicas: Capricho español, La gran Pascua rusa y Sheherezade, compuestas entre 1887 y 1888. En 1887 murió Borodin y Rimski también orquestó algunas de sus obras, como El príncipe Igor (con la ayuda de Glazunov).
 En el verano de 1889, Rimski visitó París para participar en unos conciertos de música rusa patrocinados por Belayev. La relación con los músicos franceses de la época — Delibes, Massenet — no fue en absoluto cordial. Un año antes Rimski había conocido La Tetralogía de Wagner en San Petersburgo y se quedó del todo admirado por esa magna obra. En 1890 el compositor sufrió el duro golpe de la muerte de sus dos hijos y ello conllevó que prácticamente no escribiese nada hasta 1894, en donde terminó su ópera Nochebuena y arregló su cuadro Sadko para presentarlo también en forma de ópera. La producción operística siguió en 1897 con el estreno de Mozart y Salieri. En 1903 Belayev murió y encargó a Rimski, Glazunov y Liadov la administración de su fortuna, enteramente dedicada a la música. Dos años después, en 1905, Rimski fue expulsado del conservatorio al protestar contra el autoritarismo de su director. En 1906 Rimski terminó sus memorias y acometió su última ópera, El gallo de oro, censurada por sus críticas a los zares y a la aristocracia, y que sólo se representó a la muerte del compositor. Por esta misma época rechazó el nombramiento de doctorhonoris causa por la Universidad de Oxford. El 21 de junio de 1908, una repentina angina de pecho terminó con la vida de Rimski en su residencia veraniega de Liubensk. Dos días después su cuerpo fue enterrado en San Petersburgo.
 La música de Rimski-Korsakov, en gran parte basada en temas del folklore ruso, es célebre por su brillante y colorida orquestación. Rimski compensó siempre sus lagunas académicas con un extraordinario talento musical que le hacía absorber las nuevas técnicas con suma facilidad. Su dominio de la orquesta fue extraordinario y su teórico Tratado de orquestación se ha convertido en la obra de referencia de dicha materia. Con apenas 30 años, sin título académico previo, fue el profesor más versado de Rusia y un maestro al que deseaban tener todos los jóvenes compositores. Siempre evitó la aridez y el aburrimiento, haciendo gala de una enorme brillantez y de un contrastado dominio técnico. Entre sus alumnos más distinguidos se encontraron Stravinski y Prokofiev.


http://leitersblues.com/2011/01/nikolai-rimski-korsakov-el-marino-que-quiso-ser-musico/


martes, 12 de agosto de 2014

La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh - Nicolai Rimski-Korsakov 

La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh y la joven Fevronia, es la penúltima de las 15 óperas que compuso Nicolai Rimski-Korsakov (1844-1908) y la última que el compositor vió estrenada.
Basada en dos antiguas leyendas rusas: la de la ciudad invisible y la de la Santa Fevronia, con libreto de Vladimir Belsky, se estrenó en el Teatro Mariinski de San Petersburgo el 20 de febrero de 1907.
La acción se sitúa en la legendaria ciudad rusa de Kitezh, situada frente al lago Svetloiar, en el siglo XIII, durante las invasiones tártaras.
Fevronia, una joven que vive en el bosque en comunión con la naturaleza aislada de todo contacto humano acude en ayuda de Vsevolod, hijo del gran duque de Kitezh, herido por un oso durante una cacería en el bosque, el muchacho queda prendado de la sabiduría y pureza de la joven, sin revelar su auténtica identidad decide esposarla, ya que ella también cae rendida ante él.
Poco después de que la pareja haya llegado a Kitezh la Menor para celebrar las esponsales, la ciudad sufre el acoso de las tropas bárbaras y Fevronia es apresada junto al vagabundo Kutierma.
Éste es obligado a guiar a los invasores hasta Kitezh la Grande. El ejército de Kitezh, encabezado por Vsevolod, se enfrenta a los enemigos pero son derrotados y muertos.
Una niebla muy espesa se levantará y la ciudad se hará invisible a los enemigos ocultándose en las aguas del lago mientras que sus campanas no dejan de sonar. Los tártaros, presas del pánico, huirán.
Fevronia, perdida en el bosque, será guiada por la imagen de Vsevolod hasta la nueva Kitezh, situada en otro mundo, seguramente el paraíso: "Aquí no hay lágrimas ni dolor sino dulzura y dicha, dicha eterna".
Estas son las palabras con las que, cantadas por el coro, termina la ópera.
En el tercer acto tienen lugar las oraciones para que desaparezca la ciudad de la superficie de la tierra, las referencias a la música litúrgica son evidentes:


http://cantanellas.blogspot.com.ar/2009/01/la-leyenda-de-la-ciudad-invisible-de.html