domingo, 3 de agosto de 2014

“Y era como los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí como en clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegado.”

El túnel
Ernesto Sábato


                                                                        Túneles de árboles
Joan Manuel Serrat

(Barcelona, 1943) Cantautor español. Hijo de una familia obrera que vivía en el barrio barcelonés del Poble Sec (a lo que alude su apodo El noi del Poble Sec), se graduó como perito agrónomo, profesión que nunca llegaría a ejercer. Su primera presentación en público como cantautor tuvo lugar en 1965, en Radio Barcelona; ese mismo año entró a formar parte del grupo Els Setze Jutges. Dos años después editaría su primer álbum, con el sello Edigsa.

Serrat fue uno de los iniciadores de la Nova Cançó catalana, generación de cantautores contestatarios que reivindicaron el uso del catalán durante la dictadura franquista y que componían sus letras al modo poético e intimista de sus inspiradores de la chanson francesa. Pero Joan Manuel, hijo de padre catalán y madre aragonesa, pronto empezó a cantar también en castellano, y eso lo hizo candidato a representar a España en el festival de Eurovisión de 1968. Serrat decidió finalmente no participar si no podía hacerlo en catalán, y la canción preparada para él, La, la, la, acabó siendo interpretada por Massiel, que ganó el festival. Por aquella renuncia estuvo vetado en la televisión y en las emisoras de radio estatales durante casi diez años.

Pese a todo, la calidad de sus composiciones (que en adelante alternarían con toda naturalidad el catalán y el castellano) se impuso a las presiones políticas, consiguiendo convertir infinidad de temas en emblemáticos de toda una generación. Esta etapa musical es, sin duda, la más fértil de un Joan Manuel que sabe retratar a la perfección paisajes y sentimiento, hasta el punto de que álbumes como Mediterráneo (editado en abril de 1971) le llevaron a estar presente en media Europa y en toda Sudamérica. La censura volvió a dejar fuera el tema Edurne (cuya letra cuenta una historia referida a la represión franquista en Euskadi) y en 1975 hubo de autoexiliarse en México a raíz de unas manifestaciones contra el régimen franquista.

Regresó tras la muerte de Franco y, en plena transición política, Serrat adquirió un tono más intimista y nostálgico (En tránsito, 1981), conservando intacto su prestigio y, desde luego, el reconocimiento internacional en álbumes como Sincerament teu (1987), en el que colaboraron figuras de la música brasileña. Ello no le impidió comprometerse activamente con las campañas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Nunca ajeno al clima social, editó en 1992 el LP Utopía, en el que, de un modo maduro, lejos del tono panfletario de los cantautores de finales de los sesenta, volvió a la carga contra los tópicos utilizados por los poderes políticos y económicos, temática que ya había abordado en El Sur también existe (1985).


Utilizando adecuadas dosis de ironía y sensibilidad en todas sus composiciones, Joan Manuel Serrat fue desde sus inicios el mejor fotógrafo de la realidad española. Ayudó además a rescatar del olvido a poetas como Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Salvat Papasseit o Mario Benedetti. Su capacidad creadora y su talento han servido de referencia a músicos e intérpretes no sólo de su generación sino también de las siguientes, como lo prueba la edición, a finales de 1995, de un álbum homenaje en el que artistas más jóvenes pero igualmente consagrados realizaron versiones de sus temas más conocidos.

Después de cuatro años sin grabar, en 1998 publicó el álbum Sombras de la China, que reunía once temas inéditos. En 2000 editó Cansiones, un trabajo que firmó con el nombre de Tarrés (su apellido leído de derecha a izquierda) y en el que ofrecía un repaso del cancionero clásico hispanoamericano que, según el propio autor, le ha acompañado durante su dilatada carrera. Dos años más tarde, lanzó al mercado Versos en la boca, nuevo disco con once temas inéditos, y en 2003 presentó Serrat sinfónico, trabajo para el que reunió dieciséis temas de su repertorio grabados con la Orquesta Sinfónica de Barcelona.

Serrat en concierto

En marzo de 2004 fue condecorado con la Orden de Mayo en el grado de comendador, una de las más altas condecoraciones que otorga el Gobierno argentino, por su compromiso con la democracia y la lucha por los derechos humanos. Este reconocimiento se vio además acompañado de innumerables muestras de cariño de sus seguidores ante la noticia de que el cantante padecía un cáncer de vejiga, del que tuvo que ser operado en noviembre de ese mismo año. Felizmente recuperado, en abril de 2006 presentó un nuevo trabajo en catalán, Mô, un canto a la isla de Menorca y, en especial, a su capital, Mahón.

Como si se tratase del ocaso de su carrera, cuando en realidad continúa desplegando una envidiable creatividad, a Joan Manuel Serrat le llueven los premios en reconocimiento a su larga trayectoria como cantautor. Entre los más recientes se cuentan la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo, concedida por el gobierno español en 2006, con la que se le reconocía, además de su labor profesional, el ser "un referente moral"; el título de doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid por su contribución a la lengua española en general y a la catalana en particular, también en 2006; la Medalla de Honor del Parlamento de Cataluña y el nombramiento como caballero de la Legión de Honor de la República Francesa, ambos en 2007. Entre premio y premio, el más estimado de los cantautores españoles realizaba en 2006 y 2007 dos exitosas giras por todo el mundo: Serrat 100x100, en compañía de Ricard Miralles, y Dos pájaros de un tiro, a dúo con Joaquín Sabina.

Esta canción es un verdadero himno que canto para mí misma todos los días, en particular cuando camino tan frecuentemente por el Boulevard Galvez o Pellegrini para pagar cuentas o hacer compras...
HISTORIA DE ROMA ANTIGUA
ORÍGENES, DESARROLLO Y DECADENCIA

El Lacio es una llanura más o menos fértil —abundante pasto, poco trigo—, que sufrió durante siglos la amenaza del paludismo. El pueblo latino ocupaba un territorio limitado al norte por el Tíber, al este por laderas de los Apeninos (sabinos), al sur por la extremidad meridional de los montes Albanos, pequeños volcanes que culminan en el monte Cayo (1.000 m). Las cenizas, y los productos volcánicos acumulados, han constituido la base originaria de esta singular llanura.

Al norte, a 20 Km. de la costa, surgió Roma. Sobre la ribera encierran una pequeña llanura pantanosa, el Foro, desecada después para la construcción de la cloaca máxima, donde pastores y marineros intercambian sus productos.

El nacimiento de la ciudad romana nos es conocido de dos maneras: por la orgullosa leyenda que se transmitían los romanos, y por las excavaciones efectuadas en el Lacio. Escuchemos primero la leyenda sin olvidar que quienes la han recogido, escribían 600 años después de los acontecimientos.

La leyenda dice que el vuelo de las aves decidió el lugar y el momento exactos del nacimiento de Roma. Rómulo, quien junto con su hermano Remo había sido rescatado del Tíber y alimentado por la mítica loba, supo interpretar lo que era un guiño de los dioses. Con la estela de una bandada de pájaros, Júpiter trazó en el cielo el escenario reservado para una nueva ciudad, cuyo destino no podía ser otro que imperial. No fue para menos.

Con el paso del tiempo, Roma llegó a abarcar -en una geografía cuyo centro lo constituía el siempre trajinado y disputado mar Mediterráneo- desde Gran Bretaña al desierto del Sahara y desde la Península Ibérica al Eúfrates.

En un principio, tras su fundación -según la tradición, en 753 a.C.-, Roma fue una monarquía etrusca. Más tarde -en 509 a.C.- se convirtió en una república del Latió y, finalmente -en 27 a.C.-, en un imperio donde los poderes reales dictatoriales, senatoriales, del ejército y las regiones no siempre lograron estar en equilibrio.

La arqueología fue la encargada de rebajar la fantasía del mito de origen a datos más fiables. En realidad, fueron los etruscos quienes pusieron la piedra liminar de la ciudad fundada por Rómulo y, además, la urbanizaron y moldearon sus primeras instituciones políticas.

En toda esta tarea, el modelo seguido fue el mismo: el de las ciudades-estado griegas. Igualmente, el sistema monárquico adoptado, en cuyo trono fue Rómulo el primero en sentarse, imitó al de los tiranos de la Hélade, que en su ejercicio del poder conjugaban el autoritarismo con cierto halago populista.

Sin embargo, mientras las ciudades-estado griegas nunca lograron consolidar una unidad política que fuese más allá de alianzas puntuales, Roma supo dominar a sus vecinos tejiendo vínculos de dependencia, ya sea por la vía de la diplomacia o, más expeditivamente, de las legiones, cuyos arte militar y tecnología bélica tuvieron importantes innovaciones. Roma había adquirido numerosos territorios en forma de provincias ya sea bajo administración senatorial o gestión consular, y también debido a pactos de adhesión que convertían a estados aliados en protectorados. Su principal competidora en aquella época -y por ello, s primera gran derrotada- fue la ciudad púnica de Cartago, también como Roma en expansión a través del Mediterráneo.

El dominio de amplios territorios se tradujo en constantes rebeliones, que se alternaron con los conflictos internos. Todo ello llevó a su partición primero y a su desmembramiento después, lo cual inició la Edad Media. El romano fue un imperio fundamentalmente urbano, y sus ciudades, bien diseñadas, tenían amplias calzadas, templos, monumentos y edificios públicos, entre ellos, teatros, anfiteatros y circos. Un sistema hídrico de eficaz ingeniería proveía agua y garantizaba una mejor higiene y salubridad. Una realidad que aún nos maravilla.

El origen de Roma
La Caja de Pandora, historia y significado

Solemos utilizar la frase "abrir la caja de Pandora" cuando queremos decir que que alguno de los actos que realizamos en la vida nos van a traer nuevos males o nuevas desgracias.

La historia de Pandora y su famosa caja se enmarca dentro del mito de Prometeo, que robó el fuego a los dioses para entregarselo a los hombres, según nos cuenta la mitologia griega.

La historia de Pandora es una venganza de Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego.

Por orden de Zeus padre de los dioses, Hefesto dios del fuego, famoso por sus habilidades, formó la estatua de una hermosa doncella. La propia Atenea que, celosa de Prometeo, habíase trocado en su enemiga, echó sobre la imagen una vestidura blanca y reluciente, aplicóle sobre el rostro un velo que la virgen mantenía separado con las manos, coronóla de frescas flores y le ciñó el talle con un cinturón de oro, adornada maravillosamente con policromas figuras de animales. Hermes, el mensajero de los dioses, otorgaría el habla a la bella imagen, y Afrodita le daría todo su encanto amoroso.

De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso mal, al que llamó Pandora, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los Inmortales había entregado a la doncella algún nefasto obsequio para los hombres.

Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban mezclados con los dioses, y unos y otros se pasmaron ante la figura incomparable. Pero ella se dirigió hacia Epimeteo, el ingenuo hermano de Prometeo, llevándole una caja regalo de Zeus. En vano aquél había advertido a su hermano que nunca aceptase un obsequio venido del olimpico Zeus, para no ocasionar con ello un daño a los hombres; debía de rechazarlo inmediatamente.

Epimeteo, olvidándose de aquellas palabras, acogió gozoso a la hermosa doncella y no se dió cuenta del mal hasta que ya lo tuvo. Pues hasta entonces las familias de los hombres, aconsejadas por su hermano, habían vivido libres del mal, no sujetos a un trabajo gravoso, y exentos de la torturante enfermedad. Pero la mujer llevaba en las manos su regalo, una gran caja provista de una tapadera. Apenas llegada junto a Epimeteo abrió la tapa y en seguida volaron del recipiente innumerables males que se desparramaron por la Tierra con la velocidad del rayo. Oculto en el fondo de la caja había un único bien: la esperanza; pero, siguiendo el consejo del Padre de los dioses, Pandora dejó caer la cubierta antes de que aquella pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en el arca.

Entretanto la desgracia llenaba, bajo todas las formas, tierra, mar y aire. Las enfermedades se deslizaban día y noche por entre los humanos, solapadas y silenciosas pues Zeus no les había dado la voz. Un tropel de fiebres sitiaba la Tierra, y la muerte, antes remisa en sorprender a los hombres, precipitó su paso.

La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen; todos los males del mundo se habían extendido por la tierra y sólo la esperanza quedó oculta en el fondo del arca.
(4 fotos)
Schumann, Sinfonía "Primavera"

La sinfonía nº 1 en Si bemol Mayor, opus 38 de Robert Schumann, conocida con el nombre de "Primavera", data de principios de 1841. Esta primera obra orquestal, "Fruto de un momento ardiente" fue, sin embargo, esbozada en invierno y en tan sólo cuatro días entre el 23 y el 26 de enero. El compositor la orquestó en menos de un mes y el estreno tuvo lugar en Leipzig a finales de marzo bajo la dirección de Félix Mendelssohn. Schumann eligió como tema para su obra la frase de un poema de Adolph Böttger: "La Primavera florece en el valle".

Esta sinfonía participa del carácter apasionado y exaltado de las composiciones de Schumann del año anterior, "El año del Lied", y su espíritu pertenece por entero al romanticismo.

La primera sinfonía comienza con una lenta introducción en la que el metal ofrece un tema grave y solemne que corresponde claramente a la frase del poema antes citado. Schumann utiliza posteriormente un versión más rápida de este tema como motivo principal del ardiente allegro que viene a continuación, en forma de sonata.

La coda contiene un tema nuevo y "cantabile" que sirve de introducción al movimiento lento: un expresivo "Larghetto" en "mi" bemol Mayor. Schumann tituló este fragmento con el nombre de "Anochecer". Su tema principal, armoniosamente velado, después de ser repetido por los violonchelos, deja paso a una parte intermedia más animada, hasta la nueva aparición del tema principal. Al igual que en el primer movimiento, un nuevo motivo, entonado por los trombones, abre paso al scherzo siguiente, basado en dos temas netamente contrastados. Inesperadamente, surgen dos tríos: brillante y gracioso el primero, y más grave y enérgico el segundo.

El segundo tema y la parte central en Re Mayor, con un solo de violín, recuerda el ambiente de la introducción lenta, pero este carácter de nocturno no tarda en ceder ante el ímpetu del Scherzo que sigue. El "finale", bajo forma de sonata libre está precedido por una introducción que vuelve a recordar nuevamente el motivo principal del primer tiempo, y del que se desarrolla todo el movimiento.

El último movimiento nos vuelve a traer en su tema principal, la atmósfera del primero, concluyendo la obra en un apoteósico y jubiloso final. Schumann acaba también esta obra, que él mismo había titulado primitivamente Fantasía Sinfónica, con un arrollador "Strette Presto".


Resurrección de la alegría
(Armando Tejada Gómez - César Isella)

"Ya no me acuerdo del olvido
ni de la ausencia lastimando,
sólo recuerdo tu silueta,
dulce habitante del paisaje.
Resurrección del cielo tuyo
entre mis manos y la tarde.
Ya no me acuerdo del olvido,
ando de sol con tu milagro.

Desde el amor todo regresa
como los pájaros y el alba,
resurrección, digo su nombre
y lleno el aire de campanas.
Porque el que nace a la ternura
vence a la muerte cotidiana,
abre las puertas de la vida
y lleva un niño en la mirada.

Amor que vuelve,
amor que espera,
amor que grita,
amor que nace
amor que crece.

Resurrección de la alegría,
estoy de fiesta con mi sangre.
Porque el que nace a la ternura
vence a la muerte cotidiana,
abre las puertas de la vida
y lleva un niño en la mirada."

Así me siento con la resurrección de mi amadísimo Jesús, tan conmovida y alegre que hay sólo un músico que ha logrado expresar esos sentimientos de la manera adecuada...

"A la alegría por el dolor" Ludwig van Beethoven


"La música es el arte de enamorar los sentidos.
La vida es música.
No tengas miedo a bailar.
Enamora al mundo con tu hermosa melodía interior.
Siente la vida.
Llénate de ella."

Jhonje