viernes, 9 de enero de 2015

La oración de Dante

Cuando el bosque oscuro cayó ante mí
y todos los senderos estaban cubiertos de vegetación.
Cuando los sacerdotes del orgullo dicen que no existe otro camino,
cultivé las penas de piedra.

No creía porque no podía ver.
Aunque tú viniste a mí en la noche,
cuando el amanecer parecía perdido para siempre
tú me mostraste tu amor
a la luz de las estrellas.

Dirige tu mirada hacia el océano.
Dirige tu mirada hacia el mar.
Cuando la noche oscura parezca interminable...
por favor... recuérdame.

Luego, la montaña surgió ante mí
cerca del profundo pozo del deseo,
desde la fuente del perdón,
más allá del hielo y del fuego.

Dirige tu mirada hacia el océano.
Dirige tu mirada hacia el mar.
Cuando la noche oscura parezca interminable...
por favor... recuérdame.

Aunque compartimos este humilde sendero, solos.
¡Qué frágil es el corazón!.
Oh, regala alas para volar a estos pies de arcilla,
para acariciar el rostro de las estrellas.

Insufla vida a este débil corazón,
levanta este velo mortal de miedo.
Coge estas esperanzas deshechas, grabadas con lágrimas.
Nos elevaremos sobre estas preocupaciones terrenales.

Dirige tu mirada hacia el océano.
Dirige tu mirada hacia el mar.
Cuando la noche oscura parezca interminable...
por favor... recuérdame...
por favor... recuérdame...


                                                      Los robles - Friedrich Hölderlin

Desde los jardines llego hasta vosotros, hijos de las montañas.

Desde los jardines, donde la Naturaleza vive paciente y hogareña

cuidando a hombres afanosos que la cuidan.

Pero vosotros, ¡sublimes!, os erguís como un pueblo de titanes

en un mundo domesticado y solo sois vuestros y del cielo

que os nutre y ha criado, y de la tierra que os ha parido.

Ninguno de vosotros ha pasado por la escuela de los hombres,

y os abrís paso, libres y gozosos, desde vuestras potentes raíces

hasta lo alto, unos contra otros y, como el águila a su presa,

atrapáis el espacio con brazo poderoso, y a las nubes dirigís 

vuestra gran copa soleada y serena.

Un mundo sois cada uno; como las estrellas del cielo

vivís; un dios cada uno, juntos en libre alianza.

Si yo fuera capaz de soportar la esclavitud, no sentiría envidia 

de este bosque y me resignaría a vivir entre la gente.

Si no me encadenara a vivir entre la gente este corazón 

que no renuncia al amor, ¡con qué gozo viviría entre vosotros!

Wolfgang Amadeus Mozart

El rapto del serrallo
Esta ópera bufa en tres actos de Wolfgang Amadeus Mozart, con libreto sacado de Belmonte y Constanza de Bretzner, fue estrenada en 1782 y su éxito fue inmediato. Por primera vez el público encontraba en una obra escrita en lengua alemana la vivacidad de la ópera cómica italiana, que parecía única en haberse apropiado del secreto de la vida escénica. Por otra parte, era la primera vez que en una "opereta" se admiraba tan señoril perfección de la música, tanta riqueza y propiedad instrumental, tanta consistencia de lenguaje melódico.

El rapto del serrallo es, propiamente hablando, un "Singspiel", esto es, un espectáculo musical mezclado de canto y recitación en prosa, con un argumento que adquiere tono de farsa. Mediocres pero agradables compositores (entre ellos Dittersdorf, contemporáneo de Mozart) proporcionaban las melodías para ese género, sin hacer mucho caso de la propiedad escénica y dramática de la obra.
Mozart cayó en ese ambiente tranquilo y acomodaticio como un águila en un gallinero. La música de este "Singspiel" era de técnica compleja, con pormenores contrapuntísticos, graciosísimos y difíciles de ejecutar; pero lo que determinó el triunfo de la obra fue que aquella música se ajustaba en todo momento a la situación escénica, sin permitirse desviaciones como a veces hacían los compositores italianos.
El argumento es sencillísimo: en la playa, ante el palacio del Bajá, un tenor, Belmonte, viene buscando entre afligidos lamentos a su novia Constanza, caída en manos de los turcos. Gracias a la ayuda de su astuto criado, Pedrillo, que ha entrado al servicio del Bajá en busca de su propia novia (Blonde, también prisionera), Belmonte consigue eludir la vigilancia del terrible Osmín, guardián del serrallo y amo de Blonde, y así puede encontrar a su Constanza.
Por dicha, todavía no se ha perdido nada: Blonde, con su vivacidad de lenguaje y su ánimo valeroso, sabría defenderse aunque fuese de todo un regimiento de jenízaros, y la suave y desarmada Constanza ha tenido la fortuna de hallar un melifluo Bajá muy caballeroso, el cual no quiere en absoluto coger el fruto antes de que esté maduro y espera a que Constanza se enamore de él.
Fracasada la fuga de los cuatro, son encadenados y conducidos ante el Bajá. Se descubre que Belmonte es hijo de un almirante cristiano, bárbaro y atroz enemigo del Bajá, causa de sus innumerables desgracias. Constanza se dispone a morir feliz junto a su afligido Belmonte; Pedrillo está aterrorizado, pero Blonde no se desanima. El tremendo Osmín está contentísimo y ya saborea el espectáculo de dos cristianos colgados, empalados, asados vivos o descuartizados.
Pero el caballeroso Bajá, después de regodearse un momento con sus ideas de venganza, le dice a Belmonte: "Llévate a Constanza, date a la vela hacia tu patria, y di a tu padre que te he tenido en mi poder y que te he dejado libre para que él sepa que es mayor satisfacción pagar una ofensa con un beneficio que amontonar ruinas sobre ruinas". Naturalmente, también Blonde y Pedrillo son indultados. En el final, en un maravilloso andante sentencioso, los cuatro enamorados expresan su reconocimiento cubriendo las exclamaciones del aterrorizado Osmín, y después se van, felices y satisfechos, entre un coro de jenízaros.
Se dice que en esta ópera Mozart se abandonó más que de costumbre a efusiones expresivas porque veía en las tribulaciones de Belmonte y Constanza las adversidades con que tropezaban él y su Constanza Weber (su matrimonio se celebró justamente en 1782). Pero a quien esté acostumbrado al calor melódico y vital de la ópera cómica italiana, también el Rapto le parecerá obra típica de un artista que (como decía Busoni) "si debe conmover, él no debe conmoverse, para no correr el riesgo de perder en el momento culminante el dominio de sus procedimientos artísticos". Especialmente, las arias elegíacas y formalistas de Belmonte no autorizan suposiciones de tal género.
En cambio, es innegable que la suave figura de Constanza es contemplada con cierta ternura, particularmente en su primera aria y en el dúo en que, a la mesurada desesperación de Belmonte, opone su tierna felicidad de morir por el amado. La expresión del dolor pasa siempre a segundo término, y sólo queda como una sombra de melancolía en los diversos aspectos que va revelando este personaje, retrato de muchacha amorosamente trabajado.
Efecto predilecto de Mozart es el paralelismo entre dos parejas de enamorados, gracias al cual obtendrá, en sus óperas siguientes, resultados cada vez más elevados: por una parte, la pareja aristocrática, toda suspiros, elegía y ternura: por otra, la popular, jovial, libre y materialista. Blonde, con sus actitudes de "soubrette", tiene un aria bellísima ("Welche Wonne, welche Lust") y un malicioso dueto con Osmín que, junto con la escena en que Pedrillo emborracha al terrible guardián, resumen la alegría sobria y mesurada de la obra.
La escena culminante es el cuarteto del segundo acto, típico ejemplo del carácter de farsa del "Singspiel". Los cuatro enamorados se hallan por fin reunidos, pero una molesta sospecha se abre camino en los dos hombres, que acaban por expresarla: Belmonte con extremada delicadeza, Pedrillo con su incorregible vulgaridad. Los dos querrían saber por Blonde si Osmín no ha hecho valer sus derechos de propiedad sobre ellas. La escena se desarrolla con deliciosa simetría dieciochesca: Constanza se estremece, púdica; Blonde atiza una tremenda bofetada a Pedrillo, después de lo cual los dos amantes se confiesan convencidos y piden y obtienen perdón.
El contrapunto psicológico (púdica delicadeza de la pareja noble, franca y ruda energía de la pareja plebeya) constituye uno de los más perfectos aciertos teatrales de Mozart. También es admirable la famosa obertura, obra juvenil, ágil y vibrante de alegría, con matices de señoril generosidad y no utilizada en el resto de la obra, salvo en dos compases que introducen la primera escena y en alguna rápida conclusión orquestal.

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/mozart/rapto_serrallo.htm


La coronación de Poppea de Claudio Monteverdi

Drama musical en un prólogo y tres actos. Libreto de Giovanni Francesco Busenello.

Título original:
 L'incoronazione di Poppea (II Nerone).

Personajes: Nerón, emperador de Roma (tenor); Octavia, su esposa (soprano o mezzosoprano); Popea (soprano); Otón (contratenor o barítono); Séneca (bajo barítono); Fortuna, diosa del destino (soprano); la Virtud (soprano); el Amor (mezzosoprano); Palas Atenea (soprano); Mercurio (tenor); criados de Octavia, criadas de Popea; compañeros de banquete de Nerón; soldados, discípulos de Séneca, pueblo, etc.

Lugar y época: Roma, época de Nerón.

Argumento: 
Nerón, el poderoso emperador de Roma, se ha enamorado de Popea, que por él ha rechazado a su antiguo amante Otón. Nerón decide abandonar a su esposa Octavia y sentar en el trono a Popea. Séneca, que ha reprendido al emperador por su injusticia, debe morir.

Octavia obliga a Otón a matar a Popea. Para ello se asegura el favor amoroso de Drusila, criada de Popea. Otón intenta cumplir su misión a pesar de que su corazón está desgarrado entre el amor y el odio. Se pone la capa de Drusila y se acerca a Popea, que duerme. Sin embargo, despertada a tiempo por la voz de Amor, Popea sale de su sueño.

Drusila, cuya capa han reconocido, es apresada y echa sobre sí, por amor a Otón, todas las culpas. Entonces se presenta Otón. Puesto que confiesa su plan de asesinar a Popea, también debe descubrir a quien le ha encomendado la misión. Nerón, que ha oído con creciente sorpresa las autoacusaciones de Otón y Drusila, con las que cada uno quiere salvar al otro, cambia la sentencia de muerte por la de destierro. Ya tiene un motivo para rechazar a Octavia. Dichoso, se une en matrimonio a Popea.

Fuente: Después que en las primeras décadas del arte operístico fueran puestos en música sobre todo temas de la mitología griega, el ámbito de los argumentos se amplía por medio de la inclusión de la historia clásica. En este caso aparece la época de Nerón y Séneca, la vieja Roma entre los años 54 y 68 del primer siglo de nuestra era, aunque los hechos históricos no se reproducen con exactitud.

Libreto: El abogado y poeta Giovanni Francesco Busenello redactó un líbrelo que debe considerarse más un poema que un esbozo dramático operístico. No contiene rápidos diálogos dramáticos ni coros que actúen, sino declamaciones largas y bellas desde el punto de vista formal, y repeticiones variadas artísticamente.

Música: Monteverdi alcanza con esta obra no sólo el punto culminante de su carrera, sino que da forma también a un drama musical que crea el tránsito de la ópera florentina, compuesta casi exclusivamente de recitativos y arias, a la ópera barroca, con sus grandes arias llenas de pasión. En esta obra es posible encontrar números musicales cerrados que con el correr del tiempo impondrán la larga declamación recitativa y luego la eliminarán por completo. La música de Monteverdi es siempre excelente y sus armonías claras.

Historia: L'incoronazione di Poppea es la última obra de Monteverdi para la escena. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Grimano de Venecia en el otoño de 1642. También esta obra se consideró perdida durante varios siglos: fue redescubierta en 1888 por Taddeo Wiel, y de inmediato comenzaron los «intentos de recuperación», que plantearon muchos interrogantes. Solamente nuestra época, sobre todo las representaciones mencionadas de Harnoncourt y Ponnelle en la Ópera de Zúrich durante los años setenta del siglo pasado, parecen hacer justicia, en la medida en que esto sea posible, a las obras del Renacimiento y del Barroco, pues incluyen también instrumentos antiguos, tal como los que utilizó Monteverdi. Es igual que se consideren antiguallas de museo las tres óperas de Monteverdi que han llegado hasta nosotros (de la quincena que probablemente compuso), pues en el fondo son arte vivo, capaz de conmovernos profundamente.

Fuente: “Diccionario de la Ópera” de Kart Pahlen


http://www.hagaselamusica.com.ar/clasica-y-opera/pera/la-coronacion-de-poppea-de-claudio-monteverdi/



Currículum (Mario Benedetti)

El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío

entonces
usted muere.


Un intento más – George Michel

Estoy harto del peligro
Y la gente en las calles
Estoy pendiente de los ángeles
Simplemente tratando de encontrar algo de paz
Ahora creo que es tiempo
Que me dejes saber
Si me amas
Di que me amas
Pero si no
Déjame ir

Maestra
Hay cosas
Que yo no quiero aprender
Y la última que tuve
Me hizo llorar
Pues no quiero aprender a
Abrazarte, tocarte
A creer que eres mía
Porque no hay alegría
Para un chico bien (de la clase alta)
A quién su maestra le ha dicho adiós
Adiós, adiós

Cuando eras solo una extraña
Y yo estaba a tus pies
No sentía el peligro
Ahora siento el ardor
Que veo en tus ojos
Diciéndome no
Pues crees que me amas
Sé que me necesitas
Yo escribí la canción, sé que está mal
Sólo déjame ir...

Maestra
Hay cosas
Que yo no quiero aprender
Oh, la última que tuve
Me hizo llorar
Pues no quiero aprender a
Abrazarte, tocarte
A creer que eres mía
Porque no hay alegría
Para un chico bien (de la clase alta)
A quién su maestra le ha dicho adiós
Adiós, adiós

Por eso cuando dices que me necesitas
Que nunca me dejarás
Sé que estabas equivocada, no eres tan fuerte
Déjame ir

Y maestra
Hay cosas
Que aún quiero aprender
Pero lo único que tengo es mi orgullo
Oh, no quiero
Abrazarte, tocarte
A creer que eres mía
Porque no hay alegría
Para un chico bien (de la clase alta)
Que ya no quiere intentar
Estoy tan frío
Por dentro
Quizás sólo un intento más.


Zóser, El Magnífico

Cuando ocupa el trono el faraón Zóser (o Djeser) se inicia el Antiguo Imperio egipcio. Estamos en el siglo XXVII a. De J.C. en el principio de la III dinastía. Zóser reina del 2640 al 2575 o del 2625 al 2605. El Egipto de la Antigüedad va a conocer uno de los periodos más brillantes de su historia y se habla, con mucha razón del "siglo de Zóser".

Algo más que un Rey
Según A. H. Gardiner, se pude considerar a Zóser como el verdadero fundador de esta III dinastía que, como veremos, dará un giro decisivo en la evolución religiosa, artística y probablemente social del antiguo Egipto. Un pequeño detalle nos mostrará hasta que punto la época inaugurada por Zóser introduce novedades: en la lista real de Turín, que presenta una sucesión de faraones, el nombre de Zóser se distingue inmediatamente. El escriba ha empleado tinta roja para él, un hecho totalmente excepcional.
 
Poca cosa, en realidad, para señalar el extraordinario reinado de uno de los más grandes faraones egipcios, por no decir el más grande. Zóser reinó en un Egipto unificado. Podemos estar seguros de ello por que para edificar el complejo de Saqqara hace falta un poderoso poder central. El Alto y Bajo Egipto, aún conservando su originalidad y sus instituciones particulares, se reúnen en la "doble corona". Las luchas triviales y partidistas, han terminado. Todo Egipto se reconoce en la persona de su caudillo, la paz interior es ya una realidad profundamente enraizada. Zóser era un hombre de voluntad férrea y autoridad, basta con recordar su impresionante cara en la estatua de Saqqara, pero este rey autoritario, también fue un hombre justo. A lo largo de toda la historia de Egipto se le rindió homenaje y las generaciones posteriores conservan de él el recuerdo de un hombre sabio, inteligente y competente.

Imhotep "El Divino"
La obra de Zóser fue de orden arquitectónico; para conseguir crear el conjunto arquitectónico de Saqqara, recurrió a un arquitecto genial, Imhotep. El sacerdote Manetón dice acerca de Imhotep que, a causa de su ciencia médica es considerado por los egipcios como Escapulario; a el se debe el procedimiento de la piedra tallada para la construcción de monumentos y también se dedicó a las letras. Imhotep, primer ministro y amigo personal de Zóser el magnifico, es uno de los genios más grandes de la historia. Es el artífice de una revolución artística de un alcance considerable, puesto que fue el primer arquitecto en construir en piedra un conjunto monumental tan importante como el de Saqqara. Imhotep, según una inscripción encontrada en Uadi Hammamat, era hijo de Kanefer, que tenía el titulo de "jefe de las obras del país del sur y del norte"; dicho de otro modo, era el maestro de obras del reino nombrado directamente por el faraón. Así, tenia de donde aprender, y probablemente aprendió el oficio de su padre y en los talleres de Menfis, la capital de Egipto.
Según la tradición, Imhotep no poseía solamente las cualidades de un arquitecto; también era médico, mago, astrólogo, escritor y filósofo. Se trata de aptitudes que también se atribuyen a muchos grandes maestros de obras, sobre todo en la edad media, de Oriente y Occidente.
Imhotep, empezó tallando vasijas de piedra dura en los sótanos de Saqqara. Después fue escultor, arquitecto, y ocupó las funciones administrativas y religiosas más altas. Administrativas al ser portador del sello real, es decir, un alto dignatario capaz de tomar decisiones comprometedoras para el destino del estado egipcio; religiosas al ser sumo sacerdote de Heliópolis, la ciudad santa por excelencia, la ciudad del dios sol. Imhotep, disponía de la casi totalidad de los poderes civiles y religiosos y trabajaba bajo la responsabilidad directa del faraón. Como Imhotep, era también jefe de la justicia, superintendente de los archivos reales, "vigilante" de lo que aportan el cielo y la tierra del Nilo, "vigilante" de todo el país, jefe de los magos, y portador de las formulas que hacen eficaces los ritos, se constata que gozaba de las prerrogativas del visir. En la historia de Egipto, el visir será el segundo personaje del estado, el confidente del faraón, el hombre del ejecutivo. Sin llevar el título, Imhotep creó su función y definió su campo de responsabilidades.
A partir de la XXVI dinastía, que admiró tanto al Imperio Antiguo, se crearon estatuillas de bronce que representaban a Imhotep. Aparece sentado, en una postura severa, con un rollo de papiro sobre sus rodillas. Lleva la cabeza rapada y va vestido con un traje largo. Todo en él es calma y serenidad. Su fama no cesa de aumentar. Se le adjudica un cuerpo especial de sacerdotes, por que Imhotep se convierte en dios, incluso forma parte de una "triada", Imhotep es hijo del dios Ptah, patrón de los artesanos, y de la diosa Sekmet. Se trata pues de un "dios hijo" venerado hasta la época de los Ptolomeos. Bajo la ocupación de Dario el Persa, los egipcios honran la memoria de Imhotep maestro de obras y le atribuyen la creación del plano del inmenso templo de Edfu, en el alto Egipto. Se construyeron templos en honor al divinizado Imhotep en Karnak, en Dayr el-Bahary, en Dayr el-Medineh, en la isla de File y probablemente en otros muchos lugares. Pero su santuario mas famoso fue una capilla en Saqqara.
El arqueólogo británico W.B. Emery estaba convencido de que la tumba del gran sabio se había cavado en el sector norte de Saqqara. Buscándola, descubrió un pozo funerario de la III dinastía, la de Zóser e Imhotep. Lleno de esperanza, llego hasta un verdadero laberinto a más de diez metros bajo el suelo. Es ese lugar había amontonadas miles de momias de ibis. El pájaro sagrado de Toth no está relacionado con Imhotep, que veneraba al dios de la cabeza de ibis, patrón de los escribas y de los magos. Ese laberinto subterráneo era un homenaje indirecto a la memoria del maestro de obras. Si bien la momia y la tumba de Imhotep no han sido encontrados, su obra esencial permanece viva y bien visible.

El complejo funerario de Saqqara
Al igual que Luxor, Karnak, Abydos o Edfu, Saqqara es un paraje mágico donde se respira el espíritu egipcio en toda su pureza. Sobre esa llanura desértica, donde casi se puede palpar el genio de la vieja civilización faraónica, nos vemos bruscamente transportados muy lejos de El Cairo, muy lejos de nuestra época. Se tiene la impresión de comunicar con esos hombres que, a pesar de los siglos, siguen cerca de nosotros. La pirámide escalonada de Zóser y de Imhotep, recinto sagrado del complejo funerario, los monumentos que se levantan hacia el cielo, no nos resultan extraños, son parte integrante de nuestro paisaje interior, son creaciones de tal fuerza que nuestra mirada nunca las podrá olvidar.
El emplazamiento de Saqqara fue redescubierto por un general prusiano, Van Minutoli en 1821, El ingeniero J.S. Perring empezó las excavaciones en 1837; una primera exploración sistemática se realizó en 1842-1843 por el arqueólogo alemán Richard Lepsius. En 1851, Auguste Mariette descubrió el Sarapeum, y hace recaer la atención del mundo en Saqqara. En cuanto al conjunto de Zóser, hay que esperar la campaña de excavaciones dirigida por Cecil M. Firth, de 1924 a 1927. En el mes de Enero de 1924 empezó a explorar el complejo funerario y, para su gran sorpresa, descubrió los cimientos de una fachada de piedra tallada con columnas acanaladas. Al principio, no puede pensar que se trate de una obra egipcia y piensa que se trata de una muestra de arquitectura griega. Firth tuvo que rendirse enseguida ante la evidencia: se trata de una construcción de la época faraónica.
El arqueólogo francés Jean-Philippe Lauer se vinculó a la exploración arqueológica de la obra de Zóser. Empezó a trabajar en Saqqara en diciembre de 1926, y actualmente aún continúa ocupándose de los monumentos.
Saqqara se encuentra en el desierto, en el límite de la llanura libia, frente a tierras cultivadas y a los palmerales donde se han encontrado escasos restos de la gloriosa Menfis. El paraje elegido por Imhotep dominaba la capital de Zóser; no estaba muy lejos de la necrópolis de los faraones de la I y II dinastía, con lo que se garantizaba una especie de continuidad espacial.

Empiezan las obras
Imhotep hizo quitar la arena y allanar la superficie calcárea. Después se cavaron pozos en la piedra hasta veinticinco metros de profundidad, y en el fondo se puso granito. Ahora bien, no hay canteras de granito cerca de Menfis; la piedra de mejor calidad se encuentra en la zona de la primera catarata, a ochocientos kilómetros de Saqqara. Sin embargo, los bloques de granito se llevaron en barco hasta la región de Menfis. El faraón no se vuelve atrás ante una dificultad técnica.
Saqqara es ante todo la pirámide escalonada, se encuentra en el centro de la superficie de quince hectáreas ocupada por el terreno funerario, es también, el punto central del admirable ideal de Zóser: subir al utilizando esa gigantesca escalera de piedra, acceder al paraíso celeste por las gradas de la pirámide para vivir en compañía de sus hermanos, los dioses.
Entre los numeroso y complicados edificios concebidos por Imhotep, la pirámide escalonada se impone inmediatamente a la mirada. Bajo esta pirámide se depositó el cuerpo mortal del faraón; en su cima, confundido con el sol, se encuentra el cuerpo inmortal, brillando para siempre como una estrella para iluminar a las generaciones futuras.
Una inmensa tapia rodeaba el conjunto funerario: medía más de mil quinientos metros de largo y unos once metros de alto. Cada cuatro metros, mas o menos, se marcaba el ritmo de la muralla por una especia de baluarte, adornado con una puerta falsa con dos batientes. Ese dispositivo de protección estaba marcado por una alternancia de partes salientes y entrantes que le daban el aspecto de una "fachada de palacio" fortificada. Probablemente, Zóser quiso reproducir la famosa "muralla blanca" que rodeaba Menfis y cuya construcción decidió Menes. De ese modo rendía homenaje a su más ilustre predecesor y magnificaba la unidad del Doble País.
El hecho más sobresaliente es el nacimiento de la forma piramidal. Por primera vez en la historia egipcia, un arquitecto crea una formula monumental, tan poderosa y particular, los niveles o gradas de la pirámide son, al mismo tiempo, mastabas superpuestas y escalones de una escalera que une el cielo y la tierra. Todo sucede como si el arquitecto arrancara la materia del suelo, como si el peso de la piedra no fuera obstáculo para él, sino, una posibilidad de elevación. Con el nacimiento de la pirámide, Egipto sale del marco estrecho de una civilización primitiva para entrar en la historia universal.

La obra de Zóser no ha sido construida para los mortales
Para acceder a ella hay que encontrar primero la entrada de la parte reservada a Zóser. Imaginemos la tapia en su estado primitivo. Nos encontramos por todas partes, con baluartes, puertas falsas que parecen estar abiertas pero que , en realidad, son efectos engañosos en la piedra; se encuentran en todas partes menos cerca del ángulo sur del lado este del recinto. En este lugar se encuentra el único acceso, abierto en una puerta monumental de seis metros de alto por un metro de ancho, no tiene ninguna cerradura; es una curiosa paradoja ya que si bien las fortificaciones se edificaban con todo lujo de precauciones, la única entrada posible tiene como única defensa su estreches.
Lo que sucede es que , la gran obra de Zóser, no ha sido construida para los mortales, solamente el alma puede penetrar por esta abertura. Al franquear esa puerta, notamos que atravesamos la frontera de otro mundo, para Zóser, era el umbral del Más Allá, trasladado y manifestado en la tierra de los vivos. Una vez dentro, descubrimos por una admirable columnata de cincuenta y cuatro metros de largo, una alameda primitivamente cubierta y bordeada de cuarenta columnas, es además, el primer espacio abierto de columnas que se conoce. En el ángulo suroseste hay una pared rematada con un friso de cobras enfurecidas, pero, acerquémonos a la pirámide y a sus seis gradas desiguales que se elevan a más de sesenta metros de altura. Su núcleo central fue una mastaba de forma totalmente excepcional con una base cuadrada. Por consiguiente, Imhotep, se liberó del pasado y manifestó su genio innovador. Los cuatro lados de la pirámide, cada uno de una longitud de unos sesenta y dos metros, están orientados a los cuatro puntos cardinales, hay que ver en ello una motivación religiosa.
Lo que sorprende en el aspecto de esta primera pirámide de la historia egipcia es la fuerza de un nacimiento. Todo es coherencia, todo es unidad en la pirámide escalonada de Zóser.

El mundo subterráneo; las cámaras funerarias de Zóser
Cuando Lauer, a veintiocho metros de profundidad, perturbó por primera vez el silencio de esos lugares, descubrió una verdadera ciudad-laberinto formada por la tumba del rey, sus dependencias, la tumba de las reinas, galerías, pasillos y habitaciones de diversos tamaños; se trataba de una ciudad de piedra eterna. La exploración arqueología no ha resuelto ni mucho menos todos los enigmas. Todavía no podemos explicar la totalidad de ese complicado dispositivo. Sin embargo, algunos puntos de referencia permiten percibir las intenciones de Zóser.
La decoración de algunas partes de esas cámaras funerarias es esmerada, resalta la presencia de placas de loza azul imitando las esteras de caña que adornaban las paredes del palacio menfita del rey. Además parece ser, que imhotep, quiso reproducir en la piedra elementos vegetales como cañas o palmeras y elementos de madera. Nos espera una maravillosa revelación, por que Zóser estáfísicamente presente en sus posesiones subterráneas. No está presente en su momia, de la que solo se encontró un pie, sino por las estelas en que se muestra a Zóser efectuando actos rituales. Se le ve sobre todo corriendo, mostrando una potente musculatura, con el flagellum en una mano y el mekes en la otra. El flagellum es una insignia de gobierno, el mekes es un estuche que contiene el testamento por el que los dioses legan al faraón la tierra de Egipto para que éste le dé felicidad y prosperidad.
Existe otro enigma que bloquea nuestra comprensión de las cámaras funerarias subterráneas de Zóser. El faraón se había reservado dos tumbas: la que se encuentra bajo la pirámide y otra bajo el macizo del recinto sur, a más de doscientos metros de su momia. Esa tumba del sur imita, además, el panteón situado bajo la pirámide; se encuentra allí la representación de Zóser celebrando los mismo ritos. Solamente las creencias religiosas pueden explicar lo extraño de un dispositivo de este tipo. Una de las tumbas de Zóser estaba destinada a uno de los aspectos de su ser, probablemente lo que se podría llamar su cuerpo mortal, mientras que la otra era reservada a su cuerpo imperceptible.
Otra de las sorpresas de los arqueólogos fue descubrir una gran cantidad de vasijas de piedra dura amontonadas el algunas habitaciones. Se cuentas al menos cuarenta mil en alabastro, pizarra, diorita, dolerita, granito, etc. Varias de ellas tenían grabado el nombre de faraones de la I y la II dinastía y de personajes importantes. Hay una vasija que destaca, ofreciendo una de las claves del conjunto: servia de soporte a un texto que desea a Zóser un millón de fiestas de sed, es decir, que su reinado se renueve eternamente. La acumulación de esas vasijas es un acto mágico.

Volvemos a la superficie
Salgamos ahora de la zona subterránea y volvamos a la superficie. Nuestra atención se centra fundamentalmente en dos edificios rectangulares de techo abombado, la "casa del norte" y la "casa del sur" edificios que corresponden a las dos partes de Egipto y que desempañan un papel importante en la celebración de la fiesta sed para la que se concibió la compleja red de monumentos situados en el interior del recinto. Experimentaremos una intensa emoción al dirigirnos hacia el patio del sirdab, frente al extremo este de la cara norte de la pirámide escalonada. En el Sirdab, esa cámara ciega que contiene las efigies del muerto, nos espera Zóser. Está ahí, inmortalizado para toda la eternidad en una extraordinaria estatua de piedra. En la actualidad un molde reemplaza el original que se conserva en el museo de El Cairo, pero la representación del faraón ha conservado toda su fuerza.
Zóser va vestido con un traje ritual largo, y sólo se ven sus manos y sus pies. Lleva una larga peluca cubierta con una tela plisada y la barba postiza, considerada en sí como una divinidad. Los ojos de cristal de roca, que estaban engarzados en alvéolos de cobre, han desaparecido. Sin embargo, la mirada de Zóser sigue presente. Sigue dando vida a esa cara de una gran severidad, con pómulos salientes, subraya la actitud hierática del faraón, con la mano izquierda extendida sobre el muslo y la mano derecha cerrada sobre el pecho.

Una última mirada a Saqqara
A pesar de su carácter funerario, se nota hasta que punto, todo rezuma aquí una fuerza naciente, una juventud de una civilización, una pasión del descubrimiento y de la novedad. La eficacia mágica no es una palabra vana: Zóser ha vencido la prueba del tiempo, ha dado a Egipto una fuerza que durará durante varios milenios, ha creado la forma piramidal, sin lugar a dudas la más pura y la más perfecta de todas las visiones arquitectónicas del hombre.
Hay que tener presente la voluntad de Zóser de vincular de manera indisoluble lo divino y lo humano. En Saqqara construyó su tumba pero reprodujo también su palacio real, El lugar de su existencia terrestre. Utiliza la piedra, el material aparentemente más opaco, pero lo hace trasparente para la misteriosa circulación del alma. Y no olvidemos sobre todo que Saqqara es el lugar de una fiesta.
En realidad Zóser no fue muerto; trasmitió la vida mediante la piedra. Tras las fachadas de su palacio del Más Allá, cuidadosamente labradas, solamente hay un montón de grava. Al franquear el recinto, pasamos al otro lado del espejo, entramos en el paisaje del alma, en la realidad de una fiesta eterna.

http://www.egiptologia.com/historia/349-zoser-el-magnifico.html

La pirámide del faraón Djoser - Arquitecturas, 2008