domingo, 16 de noviembre de 2014

Arthas

 

Arthas Menethil (lore o historia original, WC3 y WoW), Omniknight o Lord of Avernus(DotA), es un personaje de ficción del Mundo de Warcraft (World of Warcraft) creado por la compañía de videojuegos Blizzard Entertainment.

Arthas, como es conocido popularmente, es el Príncipe Heredero de Lordaeron y Caballero de la Mano de Plata, era hijo del Rey Terenas Menethil II y heredero del trono.

Fue entrenado como un paladín por Uther el Iluminado, y tenía una relación romántica con la hechicera Jaina Valiente.

A pesar de su futuro prometedor, Arthas se convirtió en uno de los seres más poderosos y malvados de Azeroth.

Tomando la espada rúnica maldita Frostmourne, se convirtió en un caballero de la muerte, lideró al Azote en la destrucción de Lordaeron, y se fusionó con el Rey Exánime.

 Gobernó como Rey Exánime durante mucho tiempo, Arthas fue derrotado en combate por Tirion Vadín, ayudado por los aventureros de la Alianza y la Horda.

Mecido por el espíritu de su padre, el Rey Terenas, Arthas Menethil murió, dejando la capa del Rey Exánime para ser tomada por un alma noble que debería contener el poder del Azote.

 


http://www.ecured.cu/index.php/Arthas_Menethil






SALOMÓN Y LA REINA DE SABA – Verano Brisas

Soñada y prudente mujer de los mil rostros
cuya estirpe regia se disputaron los pueblos.
Maga de las antiguas ciudades,
cuyo recuerdo crece con el tiempo
igual que la leyenda del sabio rey Salomón.

Aún sentimos el fuerte aroma de los camellos
cargados de oro y piedras preciosas
con rumbo a Jerusalén,
y el brillo de su imagen impregnando
treinta siglos de guerra permanente.

Soberana del Mediodía para el maestro Jesús,
surgida en los confines de la Tierra
dice San Mateo.
En catedrales de Francia, Inglaterra y Alemania
se le ve como reina muchas veces,
aunque muestre su pezuña bajo los vestidos.

Para el Corán es maestra de los genios,
y Reina Madre para los etíopes.
La cita Colón ante los tribunales, y Toscana
la llama profetisa de la verdadera Cruz.

En las riberas del Bósforo
Gerardo de Nerval escucha relatos de la soberana
en noches de Ramadán,
entre los humos espesos de un cabaret de Estambul.
Dice Flaubert que tentó a San Antonio en la Tebaida,
desapareciendo enseguida
con su extraño caminar por el desierto.

Cuentan que a Salomón
todos los reyes de Arabia le enviaban sus presentes
y la Tierra entera deseaba contemplarlo,
pero él sólo anhelaba la bella reina de Saba.
¿Cómo escucharían las dunas sus plegarias?
¿En qué forma sus proverbios llegarían
a través de los mares y los vientos?

El esplendor de Balkis lanzaba sus perfumes
más allá de las ruinas de Marib,
y con sus chivos de larga cornamenta
gozaba castigando los templos de la Luna.
Soñada y prudente mujer de los mil rostros,
cuya estirpe regia se disputaron los pueblos.



Fantasía coral op 80 de L.van Beethoven  

 

Textos para Fantasía Coral op 80 de L. van Beethoven
Mucho menos difundidos que los trozos literarios que Beethoven tomó del himno An die Freude para el 4º movimiento de su Novena Sinfonía, los versos que el coro entona en la Fantasía en Do menor op 80 (posteada en kalais el 5.2.2013)  parecen guardar con los de Schiller una analogía de inspiración, tono emocional e identidad ideológica notable, efecto que se aprecia sobre todo en los originales alemanes. Si bien es hoy incierta la autoría de los cantados en la citada Fantasía, se ha querido reproducirlos como complemento ilustrativo de ese post. Por añadidura, se copia un sugestivo pasaje de Michel Tournier encontrado en el volumen de sus Petites proses, donde se alude a impensadas similitudes y diferencias entre novelistas y músicos en cuanto a los modos de componer la frase final de sus respectivas creaciones.

Schmeichelnd hold und lieblich klingen
unsere Lebens Harmonien,
und dem Schönheitssinn entschwingen
Blumen sich, die ewig blühn.
 
Fried' un Freude gleiten freundlich
wie der Wellen Wechselspiel,
was sich drängte rauh und feindlich,
ordnet sich zu Hochgefühl.
 
Wenn der Töne Zauber walten
und des Wortes Weihe spricht,
muß sich Herrliches gestalten,
Nacht und Stürme werden Licht.
 
Äuß're Ruhe, inn're Wonne
herrschen für den Glücklichen.
Doch der Künste Frühlingssonne
läßt uns beiden Licht entstehn.
 
Großes, das ins Herz gedrungen,
blüht dann neu und schön empor,
hat ein Geist sich aufgeschwungen,
hallt ihm stets ein Geisterchor.
 
Nehmt denn hin, ihr schönen Seelen,
froh die Gaben schöner Kunst.
Wenn sich Lieb' und Kraft vermählen,
lohnt den Menschen Göttergunst.
 
 
 
…¿Cuenta una historia la música?
 
Sin duda alguna, y de la manera más pura y rigorosa posible. En cuanto a mí respecta, el novelista que soy es muy sensible en la música ante todo a esa pureza y ese vigor narrativos. Quizá haya aquí materia para un análisis altamente instructivo, pero que requeriría mucho más tiempo  y espacio que el que nos ha sido impartido. Digamos en resumen que el “relato musical” ignora todo accidente, el azar, la agresión de los circumdata, la intervención de undeus ex machina. En el movimiento musical todo se desprende y fluye necesariamente de lo que le precede. Si hay un deus es siempre inmáquina.
 
Y así resulta que uno de los resortes principales de la dinámica musical es la creación de una ausencia, de una presencia al revés, en hueco, de una necesidad cada vez más imperiosa de lo que va a seguir, de tal manera que lo que sigue estalla en efecto con una evidencia trastornadora. Si esa frase que al final llega se abre con tanta soberanía y nos inunda de felicidad, es porque hace ya muchos minutos los acordes y sus desarrollos excavaban en nosotros la sed de escucharla. Hacían de nosotros el cauce reseco donde ese río de música va a precipitarse haciendo en él rodar sus límpidas aguas […]
 
P.S. ¿Cómo acabar una novela?, ¿con qué frase, con qué palabra? Se sueña con los grandes ejemplos clásicos. Sobre todo, Flaubert.Madame Bovary: “Él acaba de recibir la Cruz de Honor”. – Herodías: “Como ella era muy pesada, la transportaban alternativamente”. – La educación sentimental: “¡Sí, quizá sea eso lo que de mejor hemos tenido!, dijo Deslauriers”.  Hay aquí algo de perfecto, de absoluto, que impone el silencio. Curiosamente, la música parece ofrecer dificultades mucho mayores al compositor que quiere “concluir”. Los modernos se las apañan con una especie de hachazo que choca y deja aturdido al oyente. Sin duda alguna, han extraído la lección de los finales beethovenianos. En verdad, las últimas medidas de las sinfonías y los conciertos de Beethoven tienen algo de sumamente cómico. Él quisiera detener la música. No puede, ella se niega a pararse. Él frena, pero es en vano. Él le asesta unos acordes que parecen otros tantos bastonazos en la cabeza. La bestia cae. Uno cree que ya todo ha terminado. ¡No! Ella se vuelve a levantar y todo vuelve a empezar. Hay que recomenzar. Hay en todo esto una especie de estocada apresurada, de golpe bajo en suma.-
 
       Michel Tournier, Música
Traducción de Jaqueline y Rafael Conte
http://reyaller.wordpress.com/2013/02/08/fantasia-coral-op-80-de-l-van-beethoven/


Obertura de Coriolano de Ludwig van Beethoven

La Obertura de Coriolano fue compuesta en 1807. El estreno fue dirigido por Beethoven, en el palacio del príncipe Lobkowitz, en Viena, en marzo de 1807. Beethoven necesitaba componer una obertura para concierto. Había escrito solamente una, aparte de las oberturas pertenecientes a su ópera Fidelio. La Obertura de Prometeo era utilizada frecuentemente para abrir sus conciertos, y el compositor deseaba una pieza nueva para este fin.

Encontró un tema apropiado en la tragedia Coriolano de su amigo Heinrich von Collin. La obra de Collin había sido estrenada en 1802, y había sido representada con frecuencia durante los tres años siguientes. El público la conocía bien. Se la revivió para una sola representación en abril de 1807, específicamente con el fin de reunir la música de Beethoven y la pieza teatral de Collin.

La Obertura no es, en verdad, programática. Beethoven raramente escribió música que siguiera una historia específica. La Sinfonía Pastoral es lo más cercano que llegó a la música instrumental descriptiva. Pero frecuentemente se inspiraba en el carácter de una persona en particular, especialmente si esa persona era un héroe. De este modo, la Sinfonía Heroica no es un retrato musical de Napoleón, sino más bien el resultado de la identificación del compositor con el carácter titánico del francés. De forma similar, la música de Egmont revela más acerca del compositor que del héroe de Goethe.

Beethoven conocía el legendario personaje Coriolano no solamente por el tratamiento que le había dado Collin, sino también por el relato de Plutarco sobre el general romano y por la obra de Shakespeare, Coriolano. El drama de Collin se refiere al general exiliado, que se une a los Volscos, enemigos tradicionales de Roma y marcha contra su propia gente. Los Volscos sitiaron Roma y los romanos, desesperados, enviaron una delegación a Coriolano, encabezada por su madre y su esposa. El orgullo y la determinación del general finalmente fueron vencidos por los ruegos de su madre. Cede y retira sus fuerzas, incurriendo así en la ira de los Volscos. Por último es llevado al suicidio.

Beethoven sentía afinidad por las cualidades de osadía, individualismo, orgullo y temeridad de Coriolano; conocía la soledad del individuo que no está dispuesto a ceder ante nadie; sin embargo, comprendía el poder de la persuasión femenina para minar todas esas nobles cualidades. La lucha entre el amor y el patriotismo debe haber tenido un significado muy especial para el compositor, que valoraba mucho ambas cualidades. Asimismo, Beethoven comprendía la alarma y la humillación de una ciudad sitiada y obligada a suplicar al enemigo: Viena acababa de caer ante los franceses.

El conflicto entre orgullo y amor en la figura trágica de Coriolano corresponde al contraste de los dos temas principales de la obertura, que es ora impetuosa, ora lírica. El espíritu impetuoso queda proclamado de inmediato, cuando las cuerdas tocan una nota única seguida por un breve acorde orquestal tuerte y un silencio dramático. Obsérvese cuan estridentemente disonante es el acorde breve cuando se repite este gesto, mientras las trompetas y los timbales reiteran obstinadamente sus notas del acorde anterior, a pesar del cambio de armonía. El final suave de la obertura significa la muerte del héroe.




Estados de ánimo - Mario Benedetti

Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.

Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.

A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.


Canciones con historia Time after time – Cindy Lauper

En 1984, Rob Hyman participaba de la grabación del primer álbum de una artista desconocida. La chica venía de unos años oscuros, con una afección seria en su voz que casi la deja fuera de la música. La chica, una tal Cyndi Lauper, trataba de volver, tras romper con su banda Blue Angel. La grabación de su primer álbum, la obligó a la búsqueda de músicos. Rick Chertoff, ahora productor para la Columbia Records, recomendó a sus amigos de la banda que había dejado en Filadelfia. Así se cruzaron los pasos de Lauper y Hyman.

Ambos ya tenían suficiente material para el álbum, “She's So Unusual”, con temas como “Girls Just Want to Have Fun", "She Bop" o "All Through the Night". ¿Quién quería más? Chertoff. Sugirió que podía (siempre se podía) utilizar una canción más.

Esa canción de más empezó a escribirse a las apuradas, porque en pocos días tenían que estar grabando en estudio. Hyman y Lauper se sentaban al piano, luego de los ensayos, en el estudio Record Plant de Nueva York, con un grabador como único testigo de esa búsqueda.

Cyndi tuvo una inspiración al ver la tapa de la revista “TV Guía” de esa semana que anunciaba la emisión de una película clase B de ciencia ficción, “Time after time”(http://www.imdb.com/title/tt0080025/), protagonizada por Malcolm McDowell que interpreta a H. G. Wells persiguiendo a Jack, el Destripador, viajando a 1979 con una máquina del tiempo. “Tengo el título” dijo Lauper y con eso se largó a tocar los primeros garabatos del tema en el piano.

Con una estructura musical simple, tres notas repetidas, la letra empezó a fluir entre los dos músicos. Era una época de rupturas y abandonos (sentimentales y artísticas) para ambos. Tal vez por eso, inconscientemente, la canción tomó un tono melancólico, más emotivo, menos zumbón que el resto de los temas del álbum.

Un ángel bajó y Roby Hyman y Cyndi Lauper compusieron su primera canción juntos.

Un par de ensayos fueron suficientes para grabar el tema, pocos días después, sin arreglos previos, quedando como la versión final, la primer toma que capta toda la energía que circuló entre ambos, en ese primer trabajo juntos.

La canción cobró vida propia y trepó al primer lugar del ranking. El video, interpretado por la misma Cyndi, su novio y varios parientes, ganó su espacio en MTV y coadyuvó al éxito del tema.

http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2010/08/conozco-la-cancion-time-after-time.html


sábado, 15 de noviembre de 2014

Análisis comparativo del mito de Prometeo según Esquilo y Hesíodo

Resumen: El mito de Prometeo ha sido abordado por diversos autores a lo largo de la historia de la literatura. Nos detendremos, en esta oportunidad, en las versiones de Esquilo y Hesíodo para abordar las semejanzas y las diferencias que nos brindan sobre la historia de este titán en Prometeo encadenado y Teogonía, respectivamente.

Introducción:
La hegemonía de la tragedia clásica coincidía con el crecimiento, grandeza y declinación del poder secular del estado ático.
Según Jaeger, la tragedia como poética alcanza su mayor fuerza popular al ejercer sobre los espectadores una viva impresión ya que concentraba el destino del hombre en el breve e impresionante curso de los acontecimientos que se desarrollan frente a los ojos y oídos de los espectadores.
Esquilo es el más antiguo de los poetas trágicos griegos cuyas obras conservamos. Los siete textos lo mantienen hoy en día como un distinguido patriarca de la tragedia, si bien la época moderna fue tardía en apreciarlo. El Renacimiento se centra, fundamentalmente en Sófocles y Eurípides pero, a fines del siglo XVIII, se redescubre a Esquilo, sobre todo a través de su versión de Prometeo que se convertirá en uno de los mitos de la cultura moderna.
A partir de Esquilo, la representación de la poesía trágica, que se basaba fundamentalmente en la participación del coro, comienza a darle relevancia al papel del locutor que, originalmente, formaba parte de los coreutas y, luego, se independizaría. Así, “el coro, de narrador lírico, se convertirá en actor y, por lo tanto, en sujeto de sufrimientos que hasta ahora solo había compartido y acompañado con sus propias emociones” (Jaeger, 1993, p. 233). El poeta solo podía utilizar las limitadas posibilidades de esta forma de expresión mediante la incorporación de bruscos cambios en el destino de los personajes tal como lo vemos enLas suplicantes en la que el verdadero actor es el coro de danaides. Como consecuencia de la importancia que toma el locutor, el coro deja de ser un fin en sí mismo, el locutor comparte con él la acción que se refería, sobre todo, al sufrimiento humano. “La representación obvia y vivaz del sufrimiento en los éxtasis del coro manifestados mediante el canto y la danza y que por la introducción de múltiples locutores se convertía en la representación más acabada del curso del destino humano, encarnaba del modo más vivo el problema religioso, desde largo tiempo candente, el misterio del dolor humano considerado como un envío de los dioses” (Jaeger, 1993, p. 234).
Una de las tragedias clásicas en que la participación del coro está reducida al mínimo y el papel central está a cargo del actor principal es Prometeo encadenado, segunda obra que integra la trilogía conformada por Prometeo, portador del fuego y Prometeo liberado, textos que no hemos conservado. La poesía trágica, tanto en Esquilo como en el resto de los autores, tomaba como tema principal un mito antiguo ya conocido por todos.
A lo largo de este trabajo nos detendremos, especialmente, en el tratamiento que realiza Esquilo del mito de Prometeo, considerado como uno de los aportes fundamentales del gran autor trágico a la historia del teatro occidental.

Transposición del mito del titán:
El origen del nombre de Prometeo y su leyenda son objeto de discusión por parte de la crítica.
Según Curtius y Kuhn, entre otros, el mito sería originario de la India. “El bastón giratorio, decían esos autores, con el cual se procuraba el fuego por frotación, se llama en Sánscrito védico pramantha de la raíz math/manth, ‘frotar’” (Sechan, 1960, p. 11) de donde provendría Pramanthius o Pramathius,Prometheus en griego, que sería, entonces, la personificación del bastón giratorio. Esta hipótesis se considera poco probable porque jamás se ha considerado a Prometeo en Grecia como el inventor del bastón generador del fuego.
Una segunda posibilidad del origen del nombre y del mito afirma que Prometheus deriva del indoeuropeo man que significa ‘pensamiento’, ‘reflexión’, ‘sabiduría’. Los griegos mismos le daban a Prometeo el sentido de: ‘prudente’, ‘previsor’.
La representación del mito está vinculada con lo espiritual, con el espíritu religioso de la época, tal como lo vemos en Prometeo encadenado en la que el dolor se convierte en el rasgo específico de los seres humanos.
La Ilustración ha soñado con la victoria del conocimiento y el arte. Esquilo no analiza esta situación, sino que exalta a un héroe que ha ayudado a la humanidad para pasar de la noche a la luz mediante el progreso y la civilización.
La figura de Prometeo como dador del fuego es muy antigua en Grecia. Su imagen se ha impuesto a partir de su vínculo con el destino de los hombres, su enfrentamiento con Zeus es solo uno de los que tuvo que sostener el dios para reafirmar su reinado.
Según Sechan, el politeísmo helénico “está en función no solo del espacio, habitado por múltiples dioses, sino también del tiempo en que esos dioses aparecen sucediéndose” (1960, p. 15). Durante el período de los orígenes, los dioses al igual que los hombres habían atravesado por distintas edades. Hasta que se produce el triunfo de Zeus y su familia, los dioses conocieron períodos de esplendor y de decadencia, de caídas abruptas, resultado de su soberbia o su desmesura (hybris) y de luchas internas o teomaquías.
Existieron tres generaciones divinas. Las dos primeras sucumben bajo el poderío de sus hijos, Urano es vencido por Cronos y éste, a su vez, es derrocado por su hijo Zeus. El mismo Zeus deberá derrotar a sus enemigos hasta que los antagonismos se reduzcan. Esta historia es resumida por Esquilo en los inicios deAgamenón: “Del que era grande otrora [Urano], desbordante de audacia para todas las luchas, ni aún se dirá que existió alguna vez. El que luego existió [Cronos] encuentra un vencedor [Zeus] y fue su perdición. Más quien celebre de corazón el nombre victorioso de Zeus logrará la sapiencia suprema” (1960, p. 15).

Prometeo en la Teogonía:
Prometeo, nuestro héroe, aparece tanto en las obras de Hesíodo: la Teogonía y Los trabajos y los días, como en la de Esquilo, Prometeo encadenado.
Hesíodo es quien por primera vez nos informa que hubo cinco razas humanas: la de oro, plata, bronce, la de los héroes y la de hierro. La primera era la mejor y la que vivía más feliz en tiempos de la Edad de oro en que reinaba Cronos, el padre de Zeus.
La raza de los mortales nace de la tierra, Gea, la divinidad primordial, la diosa madre por excelencia. Ya había creado al cielo y a los dioses y, obviamente, crearía, también, a los hombres, las generaciones de la Edad de oro salieron de su seno, sin ninguna intervención divina o natural, puesto que la mujer aún no había visto la luz, la humanidad de la Edad de oro era exclusivamente masculina, dice Sechan que “ha de creerse que era éste uno de los aspectos de la felicidad del hombre, así como de sus prerrogativas inauditas, ya que la mujer, a fuer de verdadera desheredada, jamás ha conocido esa dicha de estar sola” (1960, p. 18).
Estos hombres primitivos residían junto a los hombres y hasta vivían como dioses. Los dioses eran considerados como hermanos más poderosos. El suelo fecundo les daba tanto lo necesario como lo superfluo, no conocían la vejez, la enfermedad ni la muerte dolorosa, al morir caían en un sueño definitivo.
Según Hesíodo, esto seguirá incluso durante el primer tiempo del reinado de Zeus pero empezaron los conflictos, y dioses y hombres se separaron amistosamente. Durante la separación solemne que se sellaba con un sacrificio, Prometeo hace su primer engaño: “había hecho dos partes de un buey, en un lado, puso la carne y las entrañas, recubriéndolas con el vientre del animal; en otro, puso los huesos mondos, cubriéndolos con grasa blanca. Luego dijo a Zeus que eligiese su parte; el resto quedaría para los hombres. Zeus escogió la grasa blanca y, al descubrir que solo contenía huesos, sintió un profundo rencor hacia Prometeo y hacia los mortales, favorecidos por aquella astucia” (Grimal, 2004, p. 455). El dios se enoja y decide el exterminio de los hombres quitándoles el fuego. Pero Prometeo se los devuelve mediante la utilización de un nuevo engaño, saca el fuego del reino de los dioses en el hueco de una férula. Zeus, furioso por esta nueva afrenta, decide enviar un nuevo castigo a los hombres: una plaga, y el dios crea a la mujer, esa “bella calamidad”. Dice Hesíodo enLos trabajos y los días: “una de las plagas más perniciosas sobre todo porque los hombres se complacen en rodear de amor su propia desdicha” (1995, p. 78). Así, nace la Eva griega: Pandora.
En el mito hesiódico Pandora es la primera mujer. Fue creada por Hefesto y Atenea con ayuda de los restantes dioses. Cada uno le dio una cualidad, así, recibía: belleza, gracia, habilidad manual, persuasión, etc. pero Hermes puso en su corazón la mentira. Hefesto la modeló según la imagen de las diosas inmortales. Zeus se la envía a Epimeteo, hermano de Prometeo, conocido por su imprudencia y torpeza, éste había sido advertido de no aceptar regalos de Zeus pero se dejó seducir por la belleza de Pandora y la convirtió en su esposa. Pandora tenía una caja que escondía todos los males, al llegar a la tierra, la abrió, los males se escaparon y distribuyeron por todas partes, solo la esperanza quedaba como consuelo. Según otra de las versiones, la caja contenía los bienes que, al ser liberados, volvieron al reino de los dioses, abandonando la tierra, quedando solo la esperanza para los mortales.
Entonces, vemos que, según Hesíodo, la participación de Prometeo solo agrava la situación porque la separación, inicialmente, amigable entre dioses y hombres se convierte en un divorcio irreversible. El origen del conflicto se presenta como la obra de un bromista, en principio para lograr una simple satisfacción gastronómica, solo en la segunda intervención la participación del titán es francamente bienhechora al restituir el fuego a los mortales. La actividad de Prometeo, según el autor, tiene como consecuencia traer el mal a la tierra.

Prometeo según Esquilo:
La concepción de Esquilo es muy diferente a la hesiódica. En primer lugar, la descripción que realiza de la evolución de la humanidad es en sentido opuesto a Hesíodo, reemplazando el tema de la decadencia por el del progreso. Presenta a Prometeo como el salvador del género humano y como un aliado de Zeus en su enfrentamiento con Cronos. Muestra a Zeus despreciando a una humanidad miserable y bárbara y, celoso de todo aquello que habían creado los hombres y que no era fruto de su creación. El único que tiene el coraje suficiente para oponerse a esto es Prometeo que logra preservar a los hombres de la destrucción. Según Esquilo, los mortales jamás habían poseído el fuego, sino que Prometeo se los da, hace esto por piedad, por amor hacia los “efímeros mortales”. Dice Maurice Croiset: “Esquilo ha prestado al titán un verdadero amor hacia la pobre raza humana, por sí misma tan débil, tan desnuda y, lo que es más, odiosa al nuevo señor del Olimpo (...). Hace de él el salvador que se sacrifica a sí mismo en pro de aquellos a quienes ama, concepción sublime que lo iguala (...) a los que las religiones de la humanidad proponen a la adoración de sus fieles” (1960, p. 19).
En Prometeo encadenado encontramos altivas declaraciones de Prometeo: “escuchad las miserias de los mortales; como de las ignorantes criaturas que eran, hice seres claros de espíritu, dueños de su mente” (1960, p. 19-20). Gracias al fuego los hombres podrán aprender innumerables artes. Dice Prometeo: “Tal es mi obra. Y los tesoros ocultos bajo la tierra a los humanos: el bronce, el hierro, la plata, el oro ¿quién podía decir que los ha descubierto antes que yo? Nadie, bien lo sé, a menos que quiera jactarse en vano. En suma, sábelo de una vez: todas las artes han venido a los mortales de Prometeo” (1960, p. 20). En esta concepción de Esquilo hay una posición original ya que, según Mazón, “no ve en Prometeo al titán que dio el fuego a los hombres, sino que lo convierte en iniciador de todas las artes “iniciador de la civilización que Atenas, a su vez, se enorgullecía de haber enseñado al mundo” (1987, p. 154).
Según Sechan los elementos que constituyen la trilogía de Prometeo son tres:
1. Las tradiciones populares.
2. La transformación de dichas tradiciones por invención personal o por fuentes desconocidas por nosotros.
3. Los vínculos entre el resto de la obra de Esquilo y esta creación.
Como dijimos anteriormente, el conflicto con Zeus ya se encuentra presente en Hesíodo pero Esquilo invierte la idea de decadencia y desventura.
Toma de Píndaro la idea del arma y el secreto que posee el titán, otorgado por su madre Temis-Ge (Tierra).
Aumenta, también, el carácter combativo de nuestro héroe, indignado por la ingratitud de Zeus a quien había sostenido en su guerra contra los titanes.
En cuanto al suplicio, Esquilo, también, modifica la tradición de Hesíodo. En éste el castigo se lleva a cabo en un tiempo: Zeus encadena a Prometeo y suelta al águila que le carcome el hígado.
En Esquilo encontramos tres fases sucesivas:
I. Es encadenado a una roca de la Escitia.
II. Lo hunde en las profundidades subterráneas.
III. Lo encadena, nuevamente, en el Cáucaso, con el agravante del águila que roe su hígado. Obviamente, todo sucede a lo largo de varios siglos, es decir, en términos de tiempos divinos.
Esto obedecería al deseo de progresión patética (Sechan).
La tortura a que es sometido Prometeo en Esquilo tiene dos elementos diferentes en relación con Hesíodo. En primer lugar, se lo castiga en la tierra encadenado a un pico montañoso. En Hesíodo, en cambio, se lo sujetaba a una columna. El ataque del águila estaba vinculado con esta fase del suplicio.
En segunda instancia, cuando lo hunde en el Tártaro, Prometeo solo tenía posibilidades de ser liberado si su lugar era ocupado por otro, porque el Tártaro no suelta su presa sino es a cambio de otra. Lo va a sustituir, voluntariamente, el centauro Quirón quien, torturado por una herida incurable y cansado de una inmortalidad dolorosa, acepta reemplazar en los Infiernos al titán.
En ambos autores, Prometeo es liberado por Heracles quien mata al águila y libera a nuestro héroe de su tormento. Pero en tanto en la obra de Hesíodo, Heracles cuenta con el consentimiento de su padre, Zeus, que renuncia a sus rencores para que su hijo obtenga la gloria de la liberación, en Esquilo el dios desconocía las planes de su hijo.
También hay que tener en cuenta ciertos factores religiosos y culturales que incorpora Esquilo.
Según Sechan, la Prometeida no es solo la historia de una pelea y una reconciliación, se perdona a los titanes a quienes se libera de sus cadenas y el mismo Zeus se ocupará de ser en el futuro más prudente y moderado permitiendo que su antiguo rival reciba honores en Ática. Así, el dios vence sus instintos de lucha y venganza. Perdona, también, a su padre Cronos a quien rescata del abismo donde lo había precipitado. Reconciliarse con su padre era la condición necesaria para que el propio Zeus se libere del peligro que se cernía sobre él. Zeus y Poseidón se disputaban el amor de Tetis, la más bella de las nereidas; “pero Temis ‘la buena consejera’ descubre a los dioses que, según lo dispuesto por el destino, la diosa marina daría a luz a un hijo que llegaría a ser un soberano más poderoso que su padre y que su mano lanzaría un dardo más potente que el rayo y el tridente” (Sechan, 1960, p. 17).
La narración implica una evolución moral y el advenimiento de un Zeus menos vengativo y con mejores sentimientos. Esta elevación de Zeus a esferas más altas respondería a la influencia del orfismo o de otras doctrinas que retoman antiguas concepciones religiosas. Dice Cicerón en Tusculanas que Esquilo era pitagórico.
En cuanto al factor cultural, durante la época de Esquilo se tributaban honores a Prometeo en la Academia y se celebraba la fiesta anual de Prometeo.
En esta tragedia la participación del coro es breve, dice: “Así, he aprendido a reconocer tu destino aniquilador”, lo que el coro dice de sí mismo, lo experimenta el espectador, se fusionan el coro y los espectadores en esta nueva etapa del arte coral. Según cuenta Nietzsche en El origen de la tragedia cuando el hombre individual se convierte en portador del destino hubo que cambiar la función del coro que se va convirtiendo poco a poco en el “espectador ideal”. El coro de Prometeo está en esta situación, es todo miedo y compasión. Es él quien dice que solo se llega al conocimiento por el camino del dolor, alcanzando el fundamento originario de la expresión religiosa en Esquilo. Por eso, el poeta, según Jaeger, “se sirve del mito que se transforma en puro símbolo, al celebrar el triunfo de Zeus sobre el mundo originario de los titanes y su fuerza provocadora que se opone a la hybris. A pesar de todas las violaciones, siempre renovador, el orden vence al caos. Tal es el sentido del dolor aunque no lo comprendamos” (1993, p. 247).
Por otra parte la figura del titán aparece aludido en otras tragedias del autor.
Las suplicantes, una de las obras que integra una trilogía de la que solo se conserva esta obra del año 490 a. de C. cuenta el crimen de las danaides quienes por instigación de su padre, asesinan a sus primos, los hijos de Egipto que querían casarse con ellas por la fuerza. Solo Hipermestra “fascinada por el deseo de ser madre” desobedece la orden paterna y es salvada por Afrodita que confirma su unión con Linceo generando en Argos la estirpe de la que nacerá Heracles, el liberador de Prometeo. También sabemos que antes de 467 a de C. ya Esquilo había elegido a Prometeo como tema de una de sus obras ya que ganó el concurso teatral en 472 con los dramas Fineo, Los Persas, Glauco de Potnia y Prometeo, encendedor del fuego, que era un drama satírico.

Prometeo encadenado y la ideología de Esquilo:
El Zeus de Prometeo es, según Sechan, inflexible, cerrado a toda persuasión, desconfía de sus amigos, somete el derecho a su capricho, ejerce el poder sin límites y dicta las leyes de acuerdo a su antojo.
El derecho en la concepción de Esquilo no es un absoluto, sino que se modifica y desplaza. Si bien, al comienzo, Prometeo actúa con desmesura (hybris), Zeus también, se excede en la violencia contra quien lo ha beneficiado.
Dice Sechan que Esquilo ya veía a Zeus como una divinidad histórica y antigua presionado por la maldición paterna y amenazado por un oscuro secreto. Si bien es muy poco probable que el poeta se haya querido oponer a la religión popular de su época, el Zeus de la religión popular no era como el de Prometeo encadenado, un dios más moderado y justo como el que aparece al final de la Orestíada. El creador de una “armonía” que se impondrá a través de la ley.
La trilogía toma el carácter de una apología de Prometeo, especie de ‘tribuno’ de la humanidad contra una divinidad hostil que simboliza, según Sechan, la creciente confianza del hombre en sus propias fuerzas. Esta imagen estaría inspirada en las tendencias de la sofística. Por otro lado, podemos ver en la obra una democratización de la religión ya que se rechaza el absolutismo de los dioses.
La base de creación de esta tragedia es la leyenda teológica, todos los personajes son seres divinos.

Prometeo después de Esquilo:
La figura de Prometeo no encontró eco en los restantes poetas trágicos griegos. Sin embargo, sí encontró transposiciones en las artes plásticas, especialmente, en Parrasio y Evantes (Sechan). En la tragedia solo encontramos una alusión de Eurípides en Las fenicias, donde imagina a Prometeo portando una antorcha en el escudo de Tideo. También, hay una alusión en el Gorgias de Platón cuando se refiere a Zeus ordenando a Prometeo quitarles a los hombres el conocimiento de la hora de su muerte. Por su parte, Aristófanes en Las aves ubica al titán en un ambiente cómico tal como lo había hecho Esquilo en el drama satírico de 472. El mismo espíritu jocoso caracteriza las dos farsas de Luciano en Diálogos con los dioses donde Prometeo es liberado por Hefesto después de detener la unión de Zeus con Tetis.
El Prometeo que nos muestra Esquilo en Prometeo encadenado ha generado diferentes interpretaciones simbólicas por parte de las distintas religiones a lo largo de los siglos.
Para los padres de la Iglesia, Prometeo vislumbra de cierta manera, la visión de Cristo por haber amado demasiado a los hombres. La imaginación cristiana ha visto concordancias entre la Pasión de Jesús y la del titán. “El pico del águila que le hiere el costado recuerda el lanzazo que atravesó el corazón del Salvador. Las oceánides, asistiéndole fielmente en su agonía, evocan las lágrimas de las santas mujeres llorando al pie de la cruz. Al hundirse Prometeo tembló la tierra como en la expiración de Cristo” (Sechan, 1960, p. 13).
A partir del Renacimiento, en cambio, Prometeo es visto como símbolo del “empleo de la conciencia en lucha con lo arbitrario” (Sechan, 1960, p. 13).
Durante el siglo XIX muchos escritores retoman la figura de Prometeo. Lo que estos autores exaltan es el orgullo del hombre en presencia de la divinidad opresiva o indiferente y al rebelde consciente de su buen derecho.
Entre estos autores podemos mencionar a Shelley quien le da a la leyenda antigua un desenlace original. Perseverando hasta el fin, Prometeo no le revela su secreto a Zeus y el dios concreta su unión con Tetis de la que surgirá el Demogorgon que siendo superior a su padre, lo derribará, como éste hizo con Cronos y solo después de liberado por Heracles comenzará el período de paz y libertad para el hombre, la denominada Edad de Oro.
Más adelante, encontramos La estatua de Prometeo (1669) de Calderón de la Barca.
La versión inacabada de Goethe con su drama Prometeo de 1773, nos presenta por primera vez la imagen del hombre prometeico que, posteriormente, tomarán Nietzsche y Kafka.
Heiner Müller explora la mitología durante el período de su producción que va de 1960 a 1968 con obras como Prometeo. Dice Müller: “El teatro relacionado con la Antigüedad tiene una resonancia mayor porque tiene su fundamento en una cultura que funciona como en una especie de ‘esperanto’. Se trata de una temática que todo el mundo conoce y, por consecuencia, una actualidad que ha sido cargada de mitos tiene más aceptación por parte del público”(El público Nro. 42, Didier Méreuze, 1987).
Considerada como uno de los grandes aportes de Esquilo a la historia del teatro occidental, la figura de Prometeo ha suscitado profunda resonancia debido tanto a su valor simbólico como a su belleza intrínseca, ya que todos, en algún momento nos hemos “sentido encadenados a la roca y participado con frecuencia en el grito de su odio impotente” (Jaeger, 1993, p. 244). Símbolo del heroísmo doloroso y militante de la creación humana, Prometeo ha sido siempre la pieza preferida por los poetas y filósofos de todos los tiempos.
 María Araceli Laurence
Universidad Nacional de Lomas de Zamora
Argentina
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Este trabajo fue leído por su autora en el II Congreso Argentino de Historia del Teatro Universal, “Teatro y cultura viviente: del mundo griego clásico a la post-modernidad actual”, 22 al 26 de agosto de 2005, Centro Cultural Ricardo Rojas, Universidad de Buenos Aires.
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero44/mitprome.html

Prometeo encadenado - Esquilo
http://www.colombiaaprende.edu.co/html/mediateca/1607/articles-65471_archivo.pdf

Teogonía - Hesíodo
http://teoriasdelaamistad.com.ar/pagina5/Unidad0/HesiodoTEOGONIA.pdf

El mito de Prometeo en Hesíodo
http://elenacardenna.wordpress.com/2011/04/04/el-mito-de-prometeo-en-hesiodo/









Prometeo Rubens comentada