martes, 4 de noviembre de 2014

Sinfonía Turangalila - Olivier Messiaen



La Sinfonía Turangalila fue compuesta entre 1946 y 1948 y tiene una duración de hora y media, con diez partes.
 Fue compuesta por encargo de Serge Koussevitski para la orquesta que éste dirigía en Boston.
 Esta obra utiliza una riquísima paleta orquestal que incluye celesta, vibráfono, glockenspiel y otros metalófonos percutidos, obteniendo unos colores que recuerdan a las orquestas de gamelán de Bali, pero en combinación con unos materiales rítmicos y armónicos que consiguen un impacto en su conjunto de gran efecto espiritual, aunque no explícitamente teológico.


PENA Y ALEGRÍA DEL AMOR - Rafael de León

                                                                                     A José González Marín

Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo.

Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.

Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao
y sin embargo, te quiero.

Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave
que guarda nuestro secreto.
¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos
y nadie puede saberlo.

¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!

Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el aliento.
Y luego, qué se me daba
quedarme en tus brazos muerto.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del techo.

Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
para acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que yo te estoy queriendo.

Ayer, en la Plaza Nueva,
—vida, no vuelvas a hacerlo—
te vi besar a mi niño,
a mi niño el más pequeño,
y cómo lo besarías
—¡ay, Virgen de los Remedios!—
que fue la primera vez
que a mí me distes un beso.
Llegué corriendo a mi casa,
alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Pena y alegría del amor - Rafael De León
Canciones con historia: Wuthering Heights - Kate Bush

"Wuthering Heights(Cumbres borrascosas)" es una canción de Kate Bush que la lanzo al estrellato en enero de 1978. Se convirtió en N º 1 en el Reino Unido y sigue siendo hoy en día su sencillo más vendido. La canción aparece en su álbum presentación en 1978, The Kick Inside, y también fue re-grabada 1986 e incluida en el disco The Whole Story. "Wuthering Heights" fue número 32 en lista de la revista Q de los 100 mejores sencillos de todos los tiempos, votado por los lectores.

Escrita por Bush cuando ella tenía 18 años, la canción se basa en la novela del mismo nombre. Kate Bush se inspiró para escribir la canción de los últimos diez minutos de la versión cinematográfica de 1970 "Cumbres borrascosas". Al leer el libro descubrió que ella comparte su cumpleaños (30 de julio) con Emily Brontë. Bush supuestamente escribió la canción, para su álbum The Inside Kick, en unas pocas horas por la noche.

Líricamente, "Wuthering Heights" utiliza varias citas de Catherine Earnshaw, sobre todo en el estribillo - "¡Déjame entrar! Tengo mucho frío!" - Así como en los versos, con la confesión de Catalina a su sirvienta de " los malos sueños en la noche." Esta cantada desde el punto de vista de Catalina, como ella se le aparece a Heathcliff en la ventana de para que la deje entrar. Esta escena romántica toma un giro siniestro si se tiene en cuenta los acontecimientos del libro, por qué Catherine podría ser un fantasma, llamando a Heathcliff a unirse a ella en la muerte.
Hicieron dos videoclips para "Cumbres borrascosas". En una versión, vemos a Bush interpretando la canción en un cuarto oscuro lleno de niebla blanca, vistiendo un vestido blanco (lanzado en Reino Unido), en el otro, la cantante baila en un ambiente al aire libre, mientras viste un vestido rojo (lanzado en U.S.A.)

La canción alcanzó pronto el número uno en el Reino Unido Singles Chart, permaneciendo allí durante cuatro semanas, y propulsó a la cantante a la fama. La canción también fue un éxito en Australia, manteniendo el primer lugar en el otoño del 1978 durante tres semanas. Su lanzamiento sin darse cuenta enfrentó a Bush con otra vocalista femenina que también había lanzado su primer éxito: Debbie Harry con su banda Blondie, y su canción Denis "." En medio de mucha discusión pública sobre los méritos de las dos cantantes, Bush llegó a la cima, mientras que Blondie se estancó en el número dos.

Fue el 11 de sencillo más vendido de 1978. Bush se convirtió en la primera mujer cantautora en alcanzar el número uno en Reino Unido.

Todos los párrafos sobre la historia de la canción están extraídos y traducidos personalmente por Sheol13 de La Wikipedia en inglés y parecidos.

Cumbres borrascosas

Afuera en el valle anegadizo y ventosos
Caímos y rodamos sobre lo verde
Tú tenías un temperamento parecido a mis celos
Demasiado caliente, demasiado codicioso

¿Cómo has podido dejarme?
Cuando necesitaba poseerte
Odiarte, y también amarte.

Pesadillas en la noche
Me decían que iba a perder la lucha
Dejar atrás mis borrascosas, borrascosas
Cumbres borrascosas.

Heathcliff, soy yo, Cathy vuelvo a casa
Tengo tanto frío, permíteme entrar por la ventana.

Oh, se ha puesto tan oscuro, tan solitario
Al lado contrario de ti
Me aflijo, encuentro el destinoNo salgo adelante sin ti

Estoy volviendo mi amor, cruel Heathcliff

Mi único sueño, mi único amo.

He vagado demasiado en la noche
Estoy volviendo a su lado para arreglar las cosas

Estoy volviendo a la casa
de las borrascosas, borrascosas
Las cumbres borrascosas.

Heathcliff, soy yo, Cathy vuelvo a casa
Tengo tanto frío, permíteme entrar por la ventana.

Oh, déjame tenerla, déjame arrebatarte el alma
Oh, déjame tenerla, déjame arrebatarte el alma

Sabes que soy yo,tu Cathy.
Heathcliff, soy yo, Cathy vuelvo a casa
Tengo tanto frío, permíteme entrar por la ventana.

http://cancioneshistoria.blogspot.com.ar/2010/08/wuthering-heights-kate-bush.html




Muerte en el Nilo.  - Agatha Christie

Es una de las novelas de detectives más famosa de Agatha Christie.
Protagonizada por el belga Hércules Poirot, esta novela fue también la favorita de Christie.
Ambientada en Egipto, la acción se hace más vívida basada en la descripción proveniente de la observación que la autora hizo durante su viaje a ese país, el cual estuvo siempre muy cerca de su corazón.

Sinopsis
La historia se desarrolla alrededor del personaje de Linnet Doyle, hermosa y saludable dama, quien está viajando a lo largo del Nilo con su nuevo marido y otros viajeros en vacaciones. Para su disgusto, uno de estos turistas, es Jacqueline, quien estuvo comprometida con su marido anteriormente.

Linnet Doyle lo tiene todo: belleza, riqueza, amor y un viaje por el Nilo para disfrutar de su luna de miel. Pero, tras esta aparente plenitud, muchos peligros la acechan: los incontrolables celos de una amiga, los intereses económicos de sus tutores, la ambición de unos ladrones de joyas… Poco a poco, el crimen se va perfilando como algo inevitable, y Linnet aparece asesinada en su camarote.

El inefable Hércules Poirot, que pensaba pasar unos días de vacaciones por el Nilo, se verá envuelto en este peculiar caso en el que comienzan a sucederse más asesinatos. Como siempre, será Poirot, el que, brillantemente, vea la luz de este enigma.

Análisis de la Obra
Christie reúne un número de personajes que parecen haber aparecido en la misma travesía por coincidencia, pero por supuesto, la coincidencia no existe. Christie liga hábilmente las vidas de los pasajeros, acumulando el suspenso hasta que ocurre el asesinato. Por supuesto que el lector ha estado esperando esto, pero no se sabe quien será. Los argumentos secundarios, y la astucia de los protagonistas confunden, y Agata Christie nunca para en un único asesinato.
 La revelación del asesinato es ingeniosa, como siempre, y podría ser considerada la parte más interesante de la novela.
El talento de Christie descansa en proveer al lector de casi toda la información necesaria para que éste llegue a la conclusión correcta por sí mismo. Y a la vez, ella esconde justo lo suficiente para que esto no sea totalmente posible.
El lector reconoce que podría haber sido capaz de resolverlo, pero que ha fallado y que las pequeñas células grises de Poirot parecen ser más eficientes. La complejidad de la trama hace que uno pueda leer esta novela una y otra vez sin que la historia se vea dañada por el conocimiento anterior.

En la Gran Pantalla
La película contiene momentos de tensión e intriga, especialmente una escena durante la visita del grupo a un templo egipcio en el que Simon y Linnet son observados con odio por los demás desde la distancia, culminando todo con la caída de una pesada piedra sobre la pareja , que se libra por poco del mortal golpe.

Aquí la escena está rodada de una manera para que el espectador sospeche de todos los pasajeros y Poirot acusa al abogado de Linnet (George Kennedy) pero no queda aclarado del todo, por lo que es uno de los agujeros del guión. Otro momento de tensión es el de la aparición de una serpiente en el baño de Poirot, hasta que da unos golpes en la pared para el coronel Race acuda en su ayuda.

La historia incluye, además, situaciones cómicas como la aparición de Jacqueline en todos y cada uno de los lugares que Simon y Linnet visitan durante su luna de miel, dando datos de los monumentos en los que se encuentran.

Otros momentos graciosos los proporciona la nacionalidad y el idioma de Poirot: En varias ocasiones algunos personajes se creen que Poirot es francés y él debe de aclarar que es belga y en los momentos en los que habla en francés el coronel Race le tiene que pedir que hable en un idioma que él entienda, en este caso el inglés.

La película cuenta con un reparto de lujo encabezado por Peter Ustinov quien sustituye a Albert Finney, como Hércules Poirot. Hay, además, otros consagrados veteranos como Bette Davis, George Kennedy, una excéntrica Angela Lansbury, Maggie Smith, quien interpreta a una mujer con un vestuario mayoritariamente masculino, y un perfecto David Niven. Todos ellos muestran una gran seguridad y rigurosidad en sus interpretaciones.

Los actores
El reparto lo completan actores jóvenes e igual de eficaces como la también cantante Jane Birkin, Mia Farrow o Simon MacCorkindale, quien luego se haría popular gracias a su intervención en Falcon Crest. Como curiosidad, en el reparto también se encuentra Olivia Hussey, quien protagonizó otro de los éxitos producidos por Brabourne y Goodwin, Romeo y Julieta (Franco Zeffirelli, 1968). Para dirigir a todo este grupo de actores se eligió a John Guillermin, de gran crédito en la época por El coloso en llamas (1974) codirigida con Irwin Allen y donde también había un extenso y sólido reparto.

Ficha Técnica
Título original: Death on the Nile
Año: 1978
País: Reino Unido
Duración: 134 min
Director: John Guillermin
Guión: Anthony Shaffer sobre la novela de Agatha Christie
Fotografía: Jack Cardiff
Música: Nino Rota

http://www.ecured.cu/index.php/Muerte_en_el_Nilo

Muerte en el Nilo - Agatha Christie
https://f38fd22065cfe9df5fb087df4b197b7c55ddb124.googledrive.com/host/0B1FWD9aHLL4DaTlocFFhVXhhckU/Agatha%20Christie%20-%20Poirot%20en%20Egipto.pdf

Muerte en el Nilo - Audiolibro
http://www.cosaslibres.com/libro/muerte-en-el-nilo-audiolibro-_1672.html

Muerte en el Nilo - Angela Lansbury


Abu Simbel
Abu Simbel (أبو سمبل) es un emplazamiento de interés arqueológico que se compone de templos egipcios ubicado en Nubia, al sur de Egipto. Está localizado en la ribera occidental del lago Nasser, a unos 231 km al suroeste de Asuán (como 300 km por carretera), próximo a su emplazamiento original. Los templos forman parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, complejo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 con el nombre de «Monumentos de Nubia, desde Abu Simbel hasta File», conocidos como los «Monumentos nubios», que se extienden hasta File, cerca de Asuán.
Los templos fueron excavados en la roca (speos) durante el reinado delfaraón Ramsés II en el siglo XIII a. C., como un monumento dedicado a dicho faraón y a su esposa Nefertari, para conmemorar su supuesta victoria en la batalla de Qadesh y mostrar su poder a sus vecinosnubios.
En 1968, el complejo fue reubicado en una colina artificial, construida en terrenos próximos situados sobre el nivel del futuro lago Nasser. El traslado de los templos fue necesario para evitar que quedaran sumergidos, tras la construcción de la presa de Asuán, por el embalse formado por las aguas del río Nilo. Abu Simbel sigue siendo una de las más importantes atracciones turísticas de Egipto.

Wikipedia

ABU SIMBEL
Episodio Sinfónico Duración 11:20 Dificultad  3
   
La grandeza de Abu Simbel que significa "la montaña pura". Es un complejo de dos templos excavados en la roca ordenados construir por Ramses II. El templo mayor de Abu Simbel es uno de los mejores conservados de todo Egipto.
El templo está dedicado al culto del propio Ramsés y de las grandes deidades de Egipto, Amón, Ra, y Ptah. Estos tres dioses tenían sus capitales y a lo largo de la Historia del antiguo Egipto fueron muy venerados. Al lado de los tres se representa a Ramsés como el cuarto gran dios de Egipto.
Las melodías cautivadoras bañadas por el Nilo, de un encanto exótico, conciertan en esta composición con unos contrastes de sonoridades grandiosas y seductoras.
Un episodio épico, interesante, sinfónico, que describe a los faraones que al considerarse dioses disponían del poder absoluto en la dinastía faraónica donde las construcciones eran inmensas y encantadoras.

Esta Composición está dedicada:
...A Markus Morgenegg, por su gran interés en la Música de Banda.
"Commissioned by the Bernese Cantonal Music Association for the 22st Bernese Cantonal Music Festival, June 2009, Büren a/A"
http://ferrerferran.es/Obras/Abu.Simbel.htm


La aventura de Abu Simbel

En 1816, Giovanni Belzoni, un antiguo artista de circo reconvertido en buscador de antigüedades, descendió en barco por el Nilo hasta Abu Simbel. Allí, en dos campañas sucesivas, rescató de las arenas del desierto el gran templo funerario de Ramsés II

A pesar de su excepcional tamaño y majestuosidad, lo cierto es que el mundo occidental desconoció por completo la existencia de los templos de Abu Simbel hasta principios del siglo XIX. No resulta extraño, pues al contrario que las pirámides de Gizeh, no muy lejos del puerto de Alejandría, estas obras maestras de la arquitectura faraónica se hallan situadas en una región cercana a la segunda catarata nubia.

El primer occidental en visitarlos fue un intrépido viajero suizo llamado Johann Ludwig Burckhardt, en 1813, que recorrió los países musulmanes bajo el nombre de Ibrahim Ibn Abdallah o «jeque Ibrahim». De haber sido descubierta, esta superchería le habría costado la vida, pero pudo permitírsela por su excepcional conocimiento del árabe y del Corán y su perfecta aclimatación a la cultura oriental.

La formación arábiga de Burckhardt dio comienzo en Cambridge, donde estudió árabe tras la ruina de su familia en las guerras napoleónicas. Al terminar sus estudios consiguió que la Asociación Africana le pagara un mínimo estipendio para pasar dos años perfeccionando su árabe en Siria antes de embarcarse en la exploración del África Central. En 1812 estaba en El Cairo, desde donde descendió por el Nilo hasta Dongola, y desde allí pasó al mar Rojo y luego a La Meca y a Medina, siendo el primer occidental que lograba visitar los lugares santos musulmanes. De regreso a El Cairo, en 1815, coincidió con Henry Salt, a la sazón cónsul británico en Egipto, y con Giovanni Belzoni, que trabajaba para él. Les comentó la existencia de los templos de Abu Simbel y les sugirió que fueran a desenterrarlos. Porque, la verdad sea dicha, Burckhardt sólo pudo verlos por fuera. En cierto modo es comprensible porque, tapados por las arenas como estaban, hubiera sido sospechoso que un «árabe» como él mostrara demasiado interés por los mismos.

De hecho, Burckhardt, al ver los templos por primera vez desde lo alto del farallón rocoso en el que estaban excavados, no quedó demasiado impresionado. Fue al verlos con perspectiva desde el río, cuando se alejaba en su barco hacia el sur, cuando se dio cuenta de su magnificencia. Más tade escribió en su diario: «Si la arena pudiera limpiarse, se descubriría un vasto templo». Ésta fue la tarea de la que se encargaría Belzoni cuatro años después.

El viaje a Abu Simbel
Giovanni Battista Belzoni era un italiano, originario de Padua, que en los años de las guerras napoleónicas había recorrido diversos países de Europa viviendo a salto de mata. En 1815, cuando tenía 37 años, recaló en Egipto para ofrecerle al bajá (gobernador otomano) Mohamed Alí una noria hidráulica. Tras el fracaso de la iniciativa, Belzoni se convirtió en el  principal «conseguidor» de antigüedades del cónsul británico Henry Salt, ocupación a la que se dedicó antes de poder dirigirse hacia Nubia en 1816. En su viaje le acompañaba como siempre su esposa, la intrépida Sarah, un perfecto ejemplo de las corajudas mujeres que ayudaron a engrandecer el Imperio británico. Llegados a la región mencionada por Burckhardt, Belzoni identificó sin muchos problemas los templos. Su primer movimiento fue trepar por la inmensa colina de arena que cubría su fachada y calcular más o menos cuántos metros por debajo podría encontrarse la entrada. Como hombre práctico que era, sólo así pudo estimar el esfuerzo que requeriría la tarea.

Terminadas las estimaciones, Belzoni y su esposa hicieron la inevitable visita de buena voluntad al jefe del poblado cercano para solicitar su ayuda en la ardua tarea que les esperaba. Lo hallaron descansando a la sombra de unos árboles, rodeado de un grupo de hombres armados. A Belzoni le costó hacerles comprender que su único interés era limpiar la arena que cubría el templo, pero al final consiguió convencerlos y llegar a un acuerdo sobre la paga que recibiría cada trabajador: dos piastras diarias por hombre. Arreglada la cuestión –o eso creía– con el cabecilla local, se embarcó río arriba durante día y medio para llegar a Ashkit y allí alcanzar un acuerdo con la verdadera autoridad de la región, el bey Hussein Kachif. Éste, interesado tan sólo en sacar beneficio de la llegada del occidental, le dio permiso para entrar en el templo a cambio de la promesa de recibir la mitad de los tesoros que hallara. Belzoni accedió de inmediato, sospechando, con razón, que dentro no habría nada de valor.

Una excavación accidentada
Los verdaderos problemas del Sansón Patagonio –tal había sido el nombre artístico de Belzoni– comenzaron al volver a Abu Simbel, pues se encontró con que nadie quería trabajar con él. Todo respondía a las maquinaciones del jefe del poblado para sacarle todas las piastras posibles a quién, según pensaba, no era sino un ingenuo occidental. No tuvo éxito, pues Belzoni llevaba años sorteando este tipo de situaciones. Finalmente, tras un duro tira y afloja, prometió al italiano que al día siguiente acudirían cuarenta hombres a sacar arena; pero como ninguno se presentó, Belzoni obligó al jefe a ir a buscarlos con sus matones. La excavación comenzó al fin y progresó a buen ritmo, en especial cuando, al día siguiente, al creer que estaban buscando tesoros, se presentaron cuarenta trabajadores más por su propia cuenta. Por desgracia para ellos, el hermano del jefe del poblado se quedó con todos sus salarios al terminar la jornada.

Un par de rufianes del grupo de trabajadores intentaron lograr beneficios a cualquier coste, y mientras Belzoni y los demás estaban excavando fueron al barco a robar lo que pudieran. Allí sólo estaban Sarah y una muchacha que la ayudaba. A pesar de sus malos modos e impertinencia, los osados nubios se marcharon pitando cuando la señora Belzoni perdió la paciencia y sacó una pistola. El italiano comprendió entonces que el único interés que tenían todos era retrasar los trabajos con el fin de sacarle hasta la última piastra posible. En eso andaban un poco equivocados, porque los cálculos del italiano se habían quedado cortos en cuanto al trabajo a realizar y al dinero necesario para sufragarlo. Tanto, que al final decidió abandonar la empresa y volver  con nuevas energías y más piastras. Tras marcar el punto en el que se habían quedado y acordar con el jefe del poblado que éste impediría que nadie más excavara allí, los Belzoni abandonaron el lugar y regresaron a El Cairo.

La puerta, al fin despejada
Giovanni y Sarah regresaron a Abu Simbel el verano siguiente, en 1817. Tuvieron que esperar varios días al jefe del poblado, a quien los regalos enviados desde El Cairo habían mantenido convenientemente interesado en el proyecto. Tras entregarle algunos obsequios más, los trabajos se reanudaron, pero con la misma insoportable lentitud y retrasos que el año anterior, por lo que Belzoni decidió excavar él mismo ayudado por los europeos que lo acompañaban: Charles Irby y James Mangles, dos capitanes en la reserva con quienes se había encontrado navegando Nilo arriba. Era el 3 de julio a las tres de la tarde. Al día siguiente, los trabajos continuaron desde la salida del sol hasta las 9 de la mañana, cuando el calor se volvía insoportable, para seguir seis horas después hasta la puesta del sol.

 Entre intentos de robarles sus armas y equipo por parte del jefe local y sus hombres, más las veladas amenazas y ofertas de seguridad ofrecidas por los jefes de otros poblados y algunos incidentes entre los trabajadores en los que casi se derramó sangre, Belzoni y los europeos continuaron sin descanso sacando arena, en ocasiones ayudados por su díscola tripulación y en otras por algunos trabajadores locales. Por fin, el último día de julio lograron descubrir la entrada y cavar un agujero lo bastante grande como para que pasara un hombre. Al desconocer las condiciones del interior y sospechando que podría ser peligroso respirar el aire viciado, decidieron esperar al día siguiente.

Belzoni logra su objetivo
Al amanecer, Belzoni y su grupo estaban listos para entrar en el templo bien provistos de velas. La tripulación del barco, encabezada por su líder, Hassan (bautizado como el «Diablo Azul» por los europeos), les vino con las quejas de siempre: bajos salarios y falta de comida, entre otras muchas. Belzoni, harto, no les hizo caso y marchó al templo, donde los marineros le siguieron y le amenazaron con sus herrumbrosas armas. Mientras todos discutían, Giovanni Finati, el intérprete armenio que los acompañaba, aprovechó para colarse en el interior del templo sin que nadie lo viera. Al final, alguien se percató de su ausencia y, abandonando la discusión, todos se apresuraron a seguir su ejemplo.

Por primera vez en más de mil años, los asombrados ojos de unos visitantes se maravillaban con la majestuosidad del vestíbulo del gran templo de Abu Simbel, decorado con ocho gigantescas estatuas osiríacas de Ramsés II y los relieves con las gloriosas gestas del faraón durante la batalla de Qadesh en los muros. Los capitanes ingleses hicieron un mapa a escala y una detallada descripción de los relieves, y Bel-zoni recogió los pocos objetos que allí había: «Dos leones con cabeza de halcón, el cuerpo a tamaño natural, una pequeña figura sentada y algún bronce perteneciente a la puerta».

Los exploradores volvieron al barco y pusieron rumbo a El Cairo. Esta visita apresurada fue suficiente para convertir Abu Simbel en un punto de referencia para futuros viajeros. Un año y medio después, los británicos Bankes y Beechey y el francés Linant visitaron el templo e hicieron la primera descripción detallada de su interior. La leyenda de Abu Simbel acababa de empezar, sobre todo porque una copia de los relieves de la fachada, donde se repetía hasta la saciedad el nombre de Ramsés II, serviría a Champollion para descifrar el misterioso mecanismo que regía la lectura de los jeroglíficos.

Para saber más
El saqueo del Nilo. Brian Fagan. Crítica, Barcelona, 2005.
Viajes por Egipto y Nubia. Giovanni Belzoni. Confluencias, Almería, 2012.

http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_reportajes/9062/giovanni_belzoni_abu_simbel.html#gallery-6

Abu Simbel - Egipto
















lunes, 3 de noviembre de 2014

Icaro - Yukio Mishima

¿Acaso pertenezco al cielo?
¿Por qué, de no ser así,
el Cielo me ha determinado
con su incesante mirada azul,
induciéndome a avanzar y
elevando mi mente
hasta las cúspides,
me ha lanzado
a las últimas alturas
por encima de lo humano?
¿Por qué, si el equilibrio
y el vuelo han sido estrictamente calculados
con la mejor razón,
de tal modo que por imperio de
lo correcto-
por qué, no obstante, la vehemencia
por el ascenso 
parece tan cercana a la locura?
Nada me satisface. La novedad
terrena muere pronto.
Pero yo soy impulsado más alto y
más alto, en la inestabilidad, hasta
llegar al resplandor del sol.
¿Por qué esos rayos de la razón
me queman, me destruyen?
Las poblaciones
y los arroyos serpentinos,
allá abajo,
son tolerables
mientras más nos alejamos.
Porque quieren persuadirme,
me ruegan, me argumentan
para que ame a los humanos
cuando son tan insignificantes
desde lejos- si el amor
nunca será la meta,
ni lo ha sido; ¿Podría entonces
yo pertenecer al Cielo?
No envidio la libertad del ave
ni ansío la cómoda naturaleza,
tampoco busco en la nada
la salvación
ante la extraña aflicción 
por las alturas; antes bien,
mientras más me elevo
entro a las inmensas profundidades
del Cielo azul.
Desprecio todas las joyas naturales
porque están muy lejanas
del supremo placer.
Me deslumbra el vértigo
incandescente
de las alas de cera.
¿O acaso, después de todo,
pertenezco a la tierra?
¿Y por qué, si fuera así,
la Tierra se afana
en hacerme caer, y
no me deja pensar ni sentir?
¿Por qué La Tierra, indolente y
blanda, me llama con golpes
de platillos de acero?
¿para mostrarme que soy blando?
La Naturaleza me lleva al hogar
para que yo caiga,
mas no para que vuele.
La Naturaleza pertenece
a las cosas ordinarias.
¿Qué es más genuino, desde lo alto,
que mi pasión imponderable?
¿El azul del Cielo
es nada más que un sueño?
¿La Tierra, a la que pertenecí,
tramó, a nombre de lo efímero,
la intoxicación blanca y caliente
que acaba en un solo momento
con las alas de cera?
El cielo me castigó
por no haber creído en mí,
o por haber creído
demasiado; me comió el ansia
por encontrar la lealtad, o por
soberbia creí saberlo todo.
¿Y sólo por que he querido volar
a los confines
de los mundos conocido y
desconocido? Mundos
que se hacen uno
en el fragmento azul
de una idea.