jueves, 23 de octubre de 2014

Las siete maravillas de la Antigua Roma

Documental que explora siete maravillas de la antigua Roma: el Panteón, los acueductos, la Via Appia, las Termas de Caracalla, Mercados de Trajano, el Circo Máximo y el Coliseo.

Como pequeña introducción a este interesante documental leamos lo que supusieron para el Imperio Romano estas maravillas, cuyos restos han quedado como testigos mudos de una época de la historia de la humanidad con toda su grandeza y con toda su miseria.

El Coliseo (Colosseum en latín) es un gran anfiteatro de la época del Imperio romano, construido en el siglo I en el centro de la ciudad de Roma y bajo jurisdicción de la ciudad del Vaticano, por su procedencia ligada al catolicismo. Originalmente era denominado Anfiteatro Flavio (Amphitheatrum Flavium), en honor a la Dinastía Flavia de emperadores que lo construyó, y pasó a ser llamado Colosseum por una gran estatua ubicada junto a él, el Coloso de Nerón, no conservada actualmente. Por sus características arquitectónicas, estado de conservación e historia, el Coliseo es uno de los monumentos más famosos de la antigüedad clásica.

Las Termas de Caracalla fueron un amplio complejo de baños de la Roma imperial. Fueron construidas en la ciudad de Roma entre 212 y 216 d.C, durante el reino del Emperador Caracalla, se inauguraron con el nombre de Termas Antoninas, pues al emperador Marco Aurelio Antonino Basiano jamás se le conoció en vida con el nombre de Caracalla. Actualmente, las extensas ruinas de estas termas son una atracción turística importante. Aunque fueron despojadas de sus esculturas y demás riquezas desde fecha temprana, se conservan aún grandes fragmentos de mosaicos, algunos de ellos correspondientes a la planta superior del edificio, que se desplomó.

El Mercado de Trajano fue construido entre los años 107 y 110 por Apolodoro de Damasco, que sirvió al emperador Trajano, y fue uno de los grandes arquitectos de Roma. El mercado fue uno de los puntos de Roma donde había más intercambios de bienes, fue creado para esto ante el poco abasto que ofrecían los demás foros. Este llegó a poseer 150 tiendas repletas de bienes y gente dispuesta a comprarlos, siendo un aporte a la economía del Imperio Romano durante el siglo II.

La Vía Apia fue una de las más importantes calzadas de la antigua Roma, que unía Roma con Brindisi, el más importante puerto comercial con el Mediterráneo Oriental y Oriente Medio.

El Circo Máximo era una antigua pista de carreras, lugar de reunión para espectáculos populares situado en Roma. El acontecimiento más importante celebrado en el Circo era la carrera de carros. En la pista cabían hasta 12 carros y los dos lados de la misma se separaban con una mediana elevada llamada la spina. Las estatuas de varios dioses se colocaban en la spina y César Augusto también erigió un obelisco egipcio en ella. En cada extremo de la spina estaba colocado un poste de giro, la meta, en torno al cual los carros hacía peligrosos giros a gran velocidad. Un extremo de la pista se alargaba más que el otro, para permitir que los carros se alinearan al comienzo de la carrera. Allí había verjas de salida o carceres, que escalonaban los carros para que todos ellos recorrieran la misma distancia en la primera vuelta.

Panteón
El amigo de Augustus, Agripa, construyó el Panteón original, pero el que permanece en pie en Roma hoy fue obra de Adriano en el año 125 A.D. La cúpula del Panteón, que abarca más de 140 pies (43 metros), fue construido con hormigón y con la precisión necesaria para evitar el derrumbe.
Brunelleschi estudió la cúpula del Panteón cuando construyó el Duomo de Florencia.
El Panteón ha estado en uso continuo como un lugar de culto desde su construcción.

Acueductos
Los acueductos atravesaban el campo del Imperio Romano para llevar agua a las principales ciudades. Los acueductos pasaban por colinas, valles y subsuelos a un ritmo constante de descenso para proporcionar un flujo continuo de agua. El agua de Roma formaba tres embalses: uno para las fuentes públicas, uno de los baños y otro proporcionaba agua a viviendas particulares. Los ricos pagaban un impuesto especial para tener agua directamente en sus piscinas de patio y fuentes de agua.

(Fuente: Wikipedia)



The Dark Night Of The Soul - Loreena Mckennitt


En una noche oscura 
La llama del amor ardía en mi pecho 
Y con una linterna brillante 
Huí de mi casa mientras todos descansaban tranquilos 

Envuelto por la noche 
Y por la escalera secreta hui rápidamente 
El velo ocultaba mis ojos 
Mientras que todo en el interior estaba tranquilo como los muertos. 

Coro: 
Oh noche tu fuiste mi guía 
De la noche más amorosa que el sol naciente 
Oh noche que juntaste el amante 
con el ser amado 
Transformando a cada uno de ellos en el otro 

Aquella noche brumosa 
En secreto, más allá de la vista mortal 
Sin otra guía ni luz 
Que la que ardia tan profundamente en mi corazón 
Que fue el fuego que me llevó 
Y brilló más que el sol del mediodía 
donde el me esperaba todavia 
Era un lugar donde nadie más podia venir 

(Coro) 

Dentro de mi corazón que late con fuerza 
Que se mantuvo completamente para él 
El cayó en su ensueño 
Debajo de los cedros le di todo mi amor 
Por encima de las fuertes murallas 
El viento batia su pelo contra su frente 
Y con su suave mano 
acariciaba todos mis posibles sentidos

(Coro) 

Me perdí en él 
Y puse mi cara en el pecho de mi amante 
Y el cuidado y el dolor se atenuaron 
Como la niebla de la mañana se convirtió en la luz 
Donde se atenuaban, entre la feria de lirios 
Donde se atenuaban, entre la feria de lirios 
Donde se atenuaban, entre la feria de lirios


Alma desnuda - Alfonsina Storni

Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.

Gian Carlo Menotti

Compositor y poeta italonorteamericano, nacido en Cadigliano (norte de Italia) el 7 de julio de 1911 que residió desde joven en Estados Unidos, teniendo un enorme y controvertido éxito. No es que alguien niegue o pueda negar su sentido innato del escenario; las cifras de su éxito son demasiado altas; es su estilo musical lo que suscita la más fuerte oposición entre compositores y críticos. Menotti fue un verista, un naturalista convencido, pero combinaba su realismo con muchos otros elementos.

Hay espectadores que en sus obras no llegan a tener conciencia de su música, hasta tal punto se ha puesto ésta al servicio de la atmósfera y de los acontecimientos dramáticos.

Sus piezas serían posibles igualmente sin música y producirían quizás el mismo efecto, como sucede en numerosas películas en las que la música apenas tiene protagonismo y sólo surte efecto en el inconsciente del espectador. Música de cine: ¿no es éste acaso un punto de comparación? La música no como un fin en sí, ni siquiera como elemento principal, sino como sonidos que describen, subrayan y sostienen las emociones.

La prensa especializada trató con dureza las creaciones de Menotti: afirmando que su música es una mezcla trivial de efectos de Puccini y Richard Strauss (sin su sustancia), voluble, rutinaria, primitiva. Pero sus óperas han llegado a los teatros más importantes del mundo, han conmovido profundamente y entretenido a millones de personas por medio de la radio y la televisión. Han expuesto problemas actuales y han levantado protestas, han puesto sobre el escenario figuras fascinantes, extrañas, situadas por lo general al margen de la sociedad, pero siempre vividas y conmovedoras. Menotti es un caso sorprendente; como dijo aquél, que la posteridad lo juzgue. 

Menotti comenzó a escribir canciones cuando tenía 7 años, y, a los 11, el libreto y la música de su primera ópera, “The Death of Pierrot”. 

Tras la muerte de su padre, Menotti y su madre emigraron a los Estados Unidos y él se matriculó en el Instituto Curtis de Música de Filadelfia. Algunos compañeros destacados en el Curtis fueron Leonard Bernstein y Samuel Barber, el cual se convirtió en compañero de Menotti en vida y trabajo. Fue Menotti quien realizó el libreto de la ópera más famosa de Barber, “Vanesa”, la cual fue estrenada en 1958 en la Opera Metropolitana. 

En el Curtis fue donde escribió su primera ópera madura, “Amelia al Ballo”. “The Island of God” y “The Last Savage” fueron las únicas óperas que escribió en italiano; el resto, en inglés. El mismo escribió los libretos de todas sus óperas. Sus más exitosos trabajos fueron compuestos en los años 1940 y 1950. Menotti también enseñó en el Instituto Curtis, del que fue uno de sus mejores estudiantes y protegidos el compositor norteamericano Stanley Hollingsworth. 

Escribió el libreto de dos óperas de Samuel Barber, la ya comentada, “Vanesa” y “A Hand of Bridge”, además de revisar la letra de “Anthony and Cleopatra”. “Amelia al ballo” tuvo tanto éxito, que la NBC solicitó una ópera para la radio: “The Old Maid and the Thies” fue el primer trabajo escrito con ese fin. Después de esto, compuso en 1944 un ballet, “Sebastián”, y en 1945 un concierto de piano, antes de volver a la lírico con “La médium” y “El teléfono”. 

Su primera ópera completa, “El cónsul”, fue estrenada en 1950. Ganó el Premio Pulitzer de Música y el Premio del Círculo de Críticos de Drama de Nueva York al Musical del Año (este último, en 1954). 

En 1951, Menotti compuso la ópera navideña “Amahl and the Night Visitors” para el Hallmark Hall of Fame. En 1958, fundó el Festival de los Dos Mundos en Spoleto, Italia, y en 1977, fundó su homólogo norteamericano en Charleston, Carolina del Sur. 

Dejó el Spoleto USA en 1993 para dirigir la Opera de Roma. En 1984 fue galardonado con el Kennedy Center Honor por su aporte a las artes, y en 1991 fue elegido el músico del año en el Musical América. Además de componer óperas a partir de sus propios textos, Menotti dirigía la mayoría de sus producciones. 

A pesar de toda su producción, fue en el campo de la ópera donde realizó sus más notables contribuciones a la cultura de los Estados Unidos. 

Menotti falleció en Montecarlo a los 95 años de edad el 01 de febrero de 2007.



La tragedia de Bizet


El trágico Georges Bizet, sin duda el genio operístico más grande de Francia, nació en París el 25 de octubre de 1838. Provenía de una familia de músicos, de manera que a nadie le sorprendió que a los 17 años escribiera una sinfonía encantadora... que no se ejecutó hasta ochenta años más tarde. Tal vez fuera ésa su desgracia: que nada de lo que hizo en su (breve) vida pareció sorprender a nadie. Ni cuando ganó a los 19 años el Premio de Roma, ni cuando compuso a los 25 la bella ópera Les pécheurs de perles. Tampoco cuando compuso en 1863 La jolie filie de Perth, ni cuando escribió en 1872 la magnífica Djamileh, ni siquiera cuando, a los 37 años, compuso la obra maestra de la ópera francesa, Carmen. El público que asistió al estreno, el 3 de marzo de 1875, fecha que se debería escribir con letras doradas (¿o negras?) en el Gran Libro de la Ópera, no percibió en absoluto lo histórico del momento. Tampoco se dio por enterado de la no menos genial música para la L'arlesienne de Daudet, que sonaba por primera vez ese mismo año. Y por último tampoco comprendió la importancia de la temprana muerte de Bizet, ocurrida en París el 3 de junio de 1875, sólo tres meses después de la presentación de Carmen.

No tiene sentido discutir con los médicos acerca de este temprano fallecimiento. Por supuesto, el joven de 37 años no murió a causa de la indiferencia del público, indiferencia que aquel 3 de marzo debió de sentir de una manera atroz. No fue una muerte cuya causa se pueda diagnosticar. Está claro que la causa fue otra: una angina, mal que ya había sufrido y superado varias veces. Pero actualmente no se puede dudar de que las depresiones del ánimo minaron su capacidad de resistencia; y de que sólo así pudo la enfermedad ejercer su poder mortífero.

Carmen

Fuente: El importante autor francés Prosper Mérimée (1803-1870) escribió, bajo la impresión que le produjo un viaje por España efectuado en 1830, la novela Carmen, que apareció en 1845 primero en una revista (la Revue des Deux Mondes) y luego en forma de libro.

Libreto: Los destacados hombres de teatro Henri Meilhac (1831-1897) y Ludovic Halévy (1834-1908) intuyeron el intenso dramatismo de este argumento y, aunque siguieron al pie de la letra algunas escenas de la novela de Mérimée, dieron una forma nueva a detalles importantes. No sólo inventaron el personaje de Micaela, que convirtieron en complemento de Carmen, sino que eliminaron muchas figuras secundarias (por ejemplo un marido de Carmen), inventaron lugares (como la plaza de toros del último acto), hicieron del último amante de Carmen un torero (en vez de un ayudante secundario del matador); pero sobre todo atenuaron de manera visible el ambiente criminal de Carmen (sólo quedó el contrabando como acción contraria a la ley) y dieron, de manera decisiva, mayor valor al carácter de Carmen (que ya no es, como en la novela, una ladrona y una criatura superficial, incluso instigadora de un crimen). Surgió así uno de los mejores libretos de ópera: cautivador, lleno de suspense, humanamente conmovedor, psicológicamente fascinante y en consecuencia efectivo como obra de teatro.

Música: Una obra maestra inolvidable. Raras veces logra un compositor dar forma simultáneamente a las grandes líneas y al detalle más pequeño. Bizet lo consiguió en esta ópera, y además con un estilo totalmente personal, que no sigue ni a Wagner ni a Verdi (hazaña de la que muy pocos músicos de la época fueron capaces). La melodía, la armonía, el ritmo y la instrumentación son igualmente perfectos en belleza y fuerza expresiva.

En toda la partitura no hay un solo compás vacío, ninguna fórmula convencional, ninguna parte mediocre. Tanto las voces solistas como los conjuntos y los coros son impresionantes y están llenos de autenticidad. Se podría demostrar en cientos de pasajes. Qué fuerza posee la última frase de José convertido en asesino (por mencionar un ejemplo que no es el más consistente). Qué abismal desesperación hay en ese par de notas. Qué profundo amor en el dúo de Carmen y Escamillo, en el acto cuarto. Qué ingeniosa picardía en el quinteto de contrabandistas. Qué expresión de odio en la escena de celos de José, al final del acto tercero. Qué maestría en la descripción del paisaje, en el preludio del mismo acto. Qué sentido del dramatismo en el contrapunto de la trompeta y el baile con castañuelas de Carmen, en el acto segundo, y en la estremecedora combinación del motivo de la muerte con el júbilo de la multitud enardecida en la plaza, en el acto cuarto. Qué delicadeza en el epílogo orquestal del dúo de José y Micaela (en el primer acto) y en el «aria de la flor» de José. Pero ¿para qué seguir enumerando? Los aciertos de esta partitura son inagotables. Y Bizet resultó ser al mismo tiempo (caso poco frecuente) un lírico, un dramaturgo y un humorista del más alto nivel.

Es comprensible que el papel titular, Carmen, sea uno de los más codiciados del repertorio operístico, de manera que no nos sorprende que, además de las mezzosopranos (en cuyo registro se encuentra en realidad), también las sopranos y contraltos hayan tratado de adueñarse de él. Realmente ofrece mucho a las actrices con personalidad y espíritu que además posean belleza y una voz interesante, aunque no sea espectacular.
Otros tres papeles son de decisiva importancia: el del tenor dramático José, el del barítono Escamillo y el de la soprano Micaela, con una voz pura como una campanilla. Una tarea magnífica para un director de escena, atractiva para un escenógrafo imaginativo y fascinante para un director de orquesta.

Historia: Bizet menciona por primera vez en 1872 un encargo de la Opera Comique de París, pero es posible que el tema no se decidiera entonces, porque habla de una «ópera ligera». Apenas se conocen detalles sobre la composición de Carmen. Es posible que se acabara en 1874 y que la orquestación se preparase en dos meses tan sólo. Los primeros ensayos tuvieron lugar en octubre de ese año. Tanto la orquesta como el coro, y también algunos cantantes aislados, protestaron varias veces por la «modernidad» de la obra. Parece que Bizet estuvo dispuesto a llevar a cabo importantes cambios a causa de la presión que se ejerció sobre él. Es posible que al principio no hubiera ninguna aria, excepto el «aria de la flor» de José: al parecer, Bizet añadió durante los ensayos la habanera, la canción del torero y el aria de Micaela. Sin embargo, nada de esto pudo salvar el estreno: el 3 de marzo de 1875 el público se mostró extrañado, indiferente, frío. Sería erróneo hablar de fracaso completo; tal vez hubiera sido preferible. Pero precisamente esa indiferencia creciente conforme avanzaban los actos hizo que el compositor cayera en la desesperación, de lo cual algunos testigos presénciales dejaron constancia. Tres meses más tarde, Bizet había muerto. Su amigo Ernest Guiraud compuso recitativos (para sustituir los pasajes en prosa del original); de esa manera, la obra, traducida al alemán por Julius Hoppe (que escribía con el seudónimo de D. Louis), y con títulos que rápidamente se hicieron muy populares, incluso proverbiales («El amor viene de los gitanos», «Torero, al ruedo», etc.), fue clamorosamente aclamada en la Hofoper de Viena el 23 de octubre de 1875; había comenzado la conquista del mundo, conquista en la que muy pocas obras en la historia de la ópera pueden competir. El papel de Carmen se convirtió en uno de los más deseados; todas las grandes cantantes (y muchas no tan grandes) lo han interpretado en miles de representaciones. Y es curioso que lo hayan intentado representantes de todos los registros: sopranos, mezzosopranos y contraltos.




miércoles, 22 de octubre de 2014

SI TÚ ME OLVIDAS – Pablo Neruda


Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja 
del lento otoño en mi ventana, 
si toco
junto al fuego 
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña, 
todo me lleva a ti, 
como si todo lo que existe, 
aromas, luz, metales, 
fueran pequeños barcos que navegan 
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien, 
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco 
el viento de banderas 
que pasa por mi vida 
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
si cada día, 
cada hora
sientes que a mí estás destinada 
con dulzura implacable.
Si cada día sube 
una flor a tus labios a buscarme, 
ay amor mío, ay mía, 
en mí todo ese fuego se repite, 
en mí nada se apaga ni se olvida, 
mi amor se nutre de tu amor, amada, 
y mientras vivas estará en tus brazos 
sin salir de los míos.



Canciones con historia: Argentina “En mi cuarto” Vivencia

Vivencia es un influyente dúo acústico de rock argentino formado en Buenos Aires en el año 1972 por Eduardo Fazio y Héctor Ayala, hijo del celebre músico del mismo nombre.

Historia
Este dúo acústico compuesto por Eduardo A. Fazio y Héctor L. Ayala (h), ambos en guitarra y voz, debutó en el año 1972 con la obra conceptualtitulada Vida y vida de Sebastián, que estaba escrita en formato operístico y narraba la vida de este personaje desde su nacimiento. Entre sus temas más conocidos figuran: Los juguetes y los niños y Mi cuarto son clásicos del rock nacional argentino. Su segundo álbum de estudio Mi cuarto de 1973, fue el más exitoso del dúo y se ha convertido en un clásico de la década de 1970. A partir de ese inesperado suceso, el dúo nunca supo cómo continuar su carrera en forma exitosa, por lo que se limitaron a repetirse musicalmente.

Nuestra propuesta siempre apuntó a lo humanístico y lo espiritual. Es ahí donde se conjuga lo social, lo político y lo económico, explica Ayala,quien describe el clima de la época: Cada dúo o solista, cada grupo, tenía su propuesta. Fue una etapa tan heterogénea y rica.
Héctor Ayala.

En el año 1980 y luego de tres discos que no tuvieron demasiada repercusión, editaron una nueva obra conceptual de la que participaron músicos como Oscar Cardozo Ocampo, Machi Rufino y Diego Rapoport (Spinetta Jade), entre otros. Luego de la publicación de "Pare y escuche", en 1983, el dúo se disolvió.
A inicios de la década de 1990, Héctor Ayala se radicó en los Estados Unidos, retornando en el año 2000 y retomando las presentaciones en público del dúo. En el año 2005, Ayala y Fazio regresaron al ruedo con la edición de un álbum en vivo y con una serie de presentaciones en escenarios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. El disco Vivencia en vivo, contiene trece de los más grandes éxitos de su carrera como Soltería de Julieta, La opción, Con un brazo en el hombro,Pequeño pasajero, Pupitre marrón, Chico se fue tu vida y Natalia y Juan Simón. La placa incluye además un popurrí de la Opera Rock Vida y vida de Sebastián, su primer disco.

Integrantes
Eduardo Fazio: Guitarra y Voz
Héctor Ayala: Guitarra y Voz

Discografía
1. Vida y vida de Sebastián (1972)
2. Mi cuarto (1973)
3. Sensitivo (1977)
4. Vivencia (1978)
5. Azules de otoño (1979)
6. Los siete pecados capitales (1980)
7. El libro de las pequeñas historias (1981)
8. Pare y escuche (1983)
9. En vivo (2005)

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