miércoles, 17 de septiembre de 2014




Preludio en do sostenido menor (Rajmáninov)

El Preludio en do sostenido menor (en ruso: Прелюдия), op. 3, n.º 2, es una de las obras más conocidas de Sergéi Rajmáninov. Es unpreludio escrito en forma ternaria (ABA) en do sostenido menor, de 62 compases, que forma parte de un conjunto de cinco piezas tituladas Morceaux de Fantaisie.
Su estreno tuvo lugar el 8 de octubre de 1892 por el propio compositor al piano, en un festival llamado la Exhibición Eléctrica de Moscú. Tras esta primera interpretación, hubo una crítica en particular hacia el preludio, notando que había «despertado entusiasmo». Desde este momento, su popularidad iría en aumento.
Concepción Esta obra fue una de las primeras que Rajmáninov compuso como "artista libre", tras graduarse en el Conservatorio de Moscú el 29 de mayo de 1892. Interpretó esta nueva obra por primera vez, durante uno de los conciertos de la Exhibición Eléctrica de Moscú el 9 de octubre de 1892. Fue publicada al año siguiente como la segunda de las cinco Morceaux de Fantaisie (op. 3), dedicadas a Anton Arensky, su profesor de armonía del Conservatorio. Debido a que en esa época Rusia no formaba parte del Convenio de Berna de 1886, los editores rusos no pagaban derechos de autor, por lo que la única remuneración económica que obtuvo por la pieza fue de 40 rublos (1.64$, 0.80£).
Obra
El preludio está organizado en tres partes principales y una coda (música). Tres acordes iniciales en fortissimo introducen la lúgubre tonalidad de do sostenido menor que domina la pieza. El motivo cadencial se repite durante toda la obra. En el tercer compás, el volumen cambia a pianississimo para la exposición del tema. a segunda parte es rápida y está marcada como Agitato (agitado), empezando con tresillos llenos de cromatismos. Esto apasionadamente construyó acordes de tresillos entrelazados que descienden en una recapitulación climática del tema principal, esta vez en cuatro pentagramas para hacer más cómoda la lectura de la gran cantidad de notas. Ciertos acordes de esta sección están marcados con un cuádruple sforzando. La pieza cierra con una breve coda de siete compases que acaba silenciosamente.
Recepción
El preludio se convirtió en una de las obras más famosas de Rajmáninov.
Su primo Aleksandr Ziloti fue de vital importancia para asegurar el éxito del preludio por todo el mundo occidental. En otoño de 1898, hizo una gira por Europa del Este y Estados Unidos, con un programa que incluía el preludio. Más tarde, editoriales de Londres sacaron ediciones con títulos tales como El incendio de Moscú, El día del juicio final y El vals de Moscú. En América se conocía también como Las campanas de Moscú.
Rajmáninov empezó a odiar esta pieza al ir su fama ensombreciendo sus otras obras. Era tan popular que se aludía al mismo como El Preludio y las audiencias lo pedían gritando «¡Do sostenido!».
Fue grabado por el compositor tanto por medios eléctricos como en rollos de pianola.
El preludio sirvió de base para la canción Russian Rag de George L. Cobb.

Wikipedia


«La civilización etrusca era autóctona»

Según el genetista italiano Guido Barbujani, que ha dirigido un estudio que secunda la tesis de Dionisio de Halicarnaso
Por Alec Forssmann

La civilización etrusca se desarrolló en Etruria, en el centro de Italia, entre los siglos VIII y I a.C. Este pueblo de orígenes misteriosos ha sido ensalzado por su avanzada cultura política y militar, por su destreza en el arte de la navegación, por sus óptimas tecnologías metalúrgicas, por su perfección en el cultivo de las letras, las ciencias de la naturaleza y la teología, y por su esmerado trabajo agrícola que les proporcionaba abundante riqueza. También fueron amantes del lujo y de los grandes banquetes, además de un pueblo intensamente religioso. Los etruscos creían, como los egipcios, que tras la muerte, el alma del difunto emprendía un viaje al Más Allá, al reino de los muertos. Entre los siglos III y I a.C., los etruscos, bajo el dominio de los romanos, fueron vistos por éstos y por los griegos como un pueblo decadente. La lengua etrusca desapareció, pero una parte de la población no se extinguió tan rápidamente. «No se había resuelto la cuestión sobre si los etruscos desaparecieron en los siglos sucesivos o si parte de su ADN había llegado hasta nosotros», explica a Historia National Geographic Guido Barbujani, genetista del Departamento de Biología y Evolución de la Universidad de Ferrara (Italia), que ha coordinado un estudio sobre el origen y la evolución de los etruscos a través de su ADN mitocondrial, publicado en la revista científica Plos One. «Los arqueólogos no pueden aclarar esta cuestión; nosotros lo hemos intentado», añade.

Durante más de 2.000 años ha habido un desacuerdo sobre el origen biológico de los etruscos, que se establecieron en el territorio que había ocupado anteriormente la cultura vilanoviana. ¿Procedían de Anatolia, como afirmó el historiador griego Heródoto, o eran descendientes de los vilanovianos, como sostenía Dionisio de Halicarnaso? Es decir, ¿eran inmigrantes o autóctonos? La idea que ha perseguido el estudio de Barbujani es la siguiente: en primer lugar extraer ADN válido de huesos pertenecientes a antiguos etruscos y compararlo con el ADN de individuos actuales que residen en la misma área geográfica. «Hemos obtenido el ADN de unos 40 individuos de las necrópolis de Adria, Volterra, Tarquinia, Magliano, Marsiliana, Casenovole y Capua. Hemos descartado las muestras de Adria y de Capua, porque eran colonias etruscas al norte y al sur, respectivamente, de la Etruria clásica», precisa Guido Barbujani. «Hemos comparado el ADN que se ha conservado de los antiguos etruscos con aquel perteneciente a habitantes de cuatro localidades toscanas: tres de ellas ricas en restos etruscos y la cuarta, Florencia, como representante de la población general», añade. Los investigadores han encontrado en Volterra, y sobre todo en el valle del Casentino, una alta probabilidad de que los habitantes actuales desciendan, al menos en parte, de antepasados etruscos. «La herencia biológica de los etruscos continúa presente, no en toda la Toscana, pero sí en algunas localidades», afirma Barbujani.

El segundo experimento ha consistido en comparar las muestras de estos individuos toscanos descendientes de etruscos con muestras modernas de individuos de la región de Anatolia, ocupada actualmente por la parte asiática de Turquía. «Hemos utilizado un método que nos ha permitido calcular cuánto tiempo hace que se produjo una migración entre ambos grupos», explica Barbujani. «Hemos obtenido fechas muy antiguas, de hace más de 5.000 años. Para que Heródoto tuviera razón deberíamos haber encontrado una fecha que se remontase aproximadamente a los 3.000 o 2.800 años, pero no ha sido así. Concluimos, por tanto, que entre Anatolia y la Toscana se han producido migraciones, pero éstas no originaron la civilización etrusca porque son muy anteriores», añade.

El estudio secunda, por tanto, la tesis de Dionisio de Halicarnaso. «Me parece que puedo afirmar que la población etrusca era autóctona, mientras que su civilización puede haber mantenido contactos con Oriente Próximo, pero no los hemos localizado en el ADN», corrobora Barbujani.


http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/actualidad/8088/la_civilizacion_etrusca_era_autoctona.html


La enredadera – José Angel Buesa

En el áureo esplendor de la mañana,
viendo crecer la enredadera verde,
mi alegría no sabe lo que pierde
y mi dolor no sabe lo que gana.

Yo fui una vez como ese pozo oscuro,
y fui como la forma de esa nube,
como ese gajo verde que ahora sube
mientras su sombra baja por el muro.

La vida entonces era diferente,
y, en mi claro alborozo matutino,
yo era como la rueda de un molino
que finge darle impulso a la corriente.

Pero la vida es una cosa vaga,
y el corazón va desconfiando de ella,
como cuando miramos una estrella,
sin saber si se enciende o si se apaga.

Mi corazón, en tránsito de fuego,
ardió de llama en llama, pero en vano,
porque fue un ciego que extendió la mano
y sólo halló la mano de otro ciego.

Y ahora estoy acodado en la ventana,
y mi dolor no sabe lo que pierde
ni mi alegría sabe lo que gana,
viendo crecer la enredadera verde
en el áureo esplendor de la mañana.


LLORANDO EN LA LLUVIA - AHA

Yo nunca te permitiré ver 
La manera en que mi 
corazón roto me está hiriendo 
Tengo mi orgullo y sé como esconder 
Toda mi tristeza y dolor 
Haré mi lloro en la lluvia 

Si espero cielos tormentosos 
No diferenciarás la lluvia de 
las lágrimas en mis ojos 
Tu nunca sabrás que yo aún te amo tanto 
Aunque los dolores del corazón permanecen 
Haré mi lloro en la lluvia 

Gotas de lluvia caen del cielo 
Nunca podrían llevarse mi miseria 
Pero desde que no estamos juntos 
Rezo por tiempo tormentoso 
Para esconder estas lágrimas que 
espero que tu nunca veas 

Algún día cuando mi lloro esté hecho 
Voy a lucir una sonrisa y caminar en el sol 
Puedo ser un tonto 
Pero desde entonces, cariño, 
nunca me verás quejarme 
Haré mi lloro en la lluvia 

Haré mi lloro en la lluvia 
Haré mi lloro en la lluvia 
Haré mi lloro en la lluvia


 TRIBUTO A CHINA ZORRILLA

Murió China Zorrilla, la gran dama de la escena rioplatense

 El mundo del espectáculo rioplatense está de luto. China Zorrilla falleció a los 92 años, luego de permanecer tres días internada en Montevideo por un cuadro de neumonía. Su salud estaba muy deteriorada desde hacía varios meses.
Se llamaba Concepción Matilde Zorrilla de San Martín Muñoz. Era, es y será China Zorrilla , la gran dama del teatro rioplatense. Fue una de las artistas más queridas tanto de su Uruguay natal como de la Argentina. Actriz, comediante y directora, su fama se extendió por Latinoamérica y España a lo largo de más de 60 años de trayectoria, que incluyeron medio centenar de películas, y otro tanto de obras de teatro y teleteatros. Sus personajes marcaron al público rioplatense, tanto por sus participaciones en comedias como en dramas y su prestigio la hizo acreedora de premios por doquier: obtuvo la condecoración de la Legión de Honor del gobierno de Francia y un sello postal honorífico de la República del Uruguay, además de dos Martín Fierro, los premios ACE, Trinidad Guevara, Florencio Sánchez, Konex y tantos más, pero el más importante, tal como ella lo diría, el beneplácito total del público en cada una de sus apariciones en escena.
El aplauso le llenaba el corazón. Amaba el teatro como nada y se sentía la más afortunada por poder dedicarle su vida. "Un día miré a mi papá [el famoso escultor José Luis Zorrilla de San Martín] y le dije que debía ser muy feliz por poder realizarse como escultor en la más completa soledad. Sabés lo que me contestó: "Pero a ti te aplauden". No me voy a olvidar nunca. Y encima nos pagan. Es una profesión única en el mundo", dijo en una ocasión.
China se encontraba retirada de la escena pública desde marzo de 2012, cuando cumplió 90 años y se despidió del mundo del espectáculo. Desde entonces no dio más entrevistas y evitó mostrarse en público. De hecho, no participó de la promoción por el reestreno de Esperando la Carroza, en donde interpreta a la desleal Elvira Romero, personaje de culto dentro del cine argentino. Los años ya le pesaban demasiado, y aunque enviaba felicitaciones a sus colegas por cada estreno en teatro o cine, prefería quedarse en su casa, acompañada de sus íntimos. Carlos Perciavalle, uno de los amigos que la acompañó hasta el final, admitió que a veces no reconocía a la gente, pero dijo que mantuvo el espíritu alegre hasta sus últimos días.

Estirpe de artista y una vida dedicada a la actuación
Nació en Montevideo, Uruguay, el 14 de marzo de 1922, hija de la argentina Guma Muñoz del Campo y del reconocido escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín, autor de los monumentos a Roca y Artigas en Buenos Aires.
Su infancia transcurrió en París, ciudad que eligió su padre para trabajar, pero volvió a Uruguay para finalizar sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón de Montevideo. Sus primeros pasos como actriz los dio en el teatro. En 1943, debutó con el grupo teatral Ars Pulcra, de la Asociación de Estudiantes Católicos, en un teatro independiente. Dos años después consiguió una beca del British Council y viajó a Londres para estudiar en la Royal Academy of Dramatic Art.
En 1949 regresó a Uruguay y debutó en Una familia feliz, de Antonio Larreta, en la Comedia Nacional Uruguaya. Esta fue la primera de más de 80 obras que protagonizó en el país, imponiéndose como comediante y actriz dramática. Algunas de sus actuaciones mas recordadas son Madre Coraje y sus hijos, La Gaviota, Las de Barranco, Tartufo yLa Celestina. Fue dirigida por Margarita Xirgú, Armando Discépolo y Orestes Caviglia, entre otros.
Junto con Antonio Larreta y Enrique Guarnero fundó el Teatro de la Ciudad de Montevideo, en 1961, y con este elenco viajó a Buenos Aires, Madrid y París. Dentro del mundo del teatro, "China" se desempeñó también como productora, traductora y directora. Dirigió obras como Ha llegado un inspector, Esquina Peligrosa, La Bohème yUn ballo in maschera. También dirigió la ópera El Barbero de Sevilla en el Teatro Argentino de La Plata.

 Llegó a Buenos Aires en 1971 para rodar su primera película, Un guapo del 900,después de un lapso de cuatro años en el que trabajó como secretaria de una agencia teatral en Nueva York. Su estadía en Buenos Aires se debió a la llegada de la dictadura militar en Uruguay, que la proscribió como artista en el país. En la Argentina, participó de memorables películas como La Mafia, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson, Darse cuentay Esperando la carroza, con Alejandro Doria como director, La Peste, Señora de nadie, Elsa y Fred, Tocar el Cielo y Pubis Angelical, entre otras.

Un sueño cumplido y uno imposible
En 1999 estrenó la obra que ella misma reconocería como su trabajo más importante: El camino a la Meca, de Athol Fugard. Pese a que ya era una consagradísima actriz, fue este papel el que le regaló más premios y ovaciones. Estuvo en escena hasta 2005 y si por ella fuera lo hubiera seguido haciendo mucho tiempo más. "Era mi meta artística", dijo tras recibir el ACE y una andanada de nominaciones, en 2004. "Siempre dije que no quería morirme sin recibir un premio por una obra dramática", reconoció en diálogo con La Nación.
-¿Y ahora que lo recibiste?
-No me quiero morir... para disfrutarlo.
Aunque transitó todo tipo de géneros y pudo encarnar los papeles de sus sueños, en una ocasión reconoció que le quedaron dos que no pudo hacer: Amanda Wingfield de El zoo de cristal, de Tennessee Williams, y Mary Tyrone de Largo viaje del día hacia la noche, de Eugène O´Neill.
Su más grande satisfacción, sin embargo, se la dio Emily, un monólogo sobre Emily Dickinson que marcó su regreso a Uruguay luego de estar proscripta por la dictadura de ese país, en 1984. Con este trabajo ya había recorrido Latinoamérica y había sido ovacionada en Washington. El reconocimiento no fue menor en su tierra natal.

Su relación con Victoria Ocampo
Dos mujeres de distintas generaciones. Dos artistas inigualables. Aunque no tuvieran la misma edad ni transitaran el mismo ambiente artístico, no sorprende que China Zorrilla y Victoria Ocampo hayan sido amigas. Dos mentes brillantes de nuestra cultura.
"Conocí a Victoria Ocampo en Mar del Plata. Yo estaba haciendo una obra allá y en un momento, antes de que empezara la función (yo estaba en el camarín, todavía) se sintió que algo pasaba en la sala: había entrado Victoria, que no pasaba desapercibida así nomás: medía un metro con setenta centímetros y, aunque tenía casi ochenta años, seguía siendo una mujer espléndida", relató China en el prólogo del libro Victoria Ocampo y la India, de Axel Díaz Maimone. "Después que terminó todo, yo esperaba que me fuera a saludar, que me dijera algo. Pero no, no fue; ni bolilla… Sin embargo, al día siguiente me mandó una carta donde ponderaba mucho lo que había visto la noche anterior y me pedía que fuera a tomar el te a su casa. Cuando llegué a Villa Victoria, me estaba esperando. Tomamos el té en el comedor y hablamos muchísimo. Ahí, durante esa conversación, descubrimos que teníamos muchas cosas en común: Victoria tenía cinco hermanas y yo cuatro; las dos hablábamos perfectamente el francés porque habíamos pasado parte de nuestra infancia en París; las dos amábamos el teatro (Victoria quiso ser actriz, pero la familia no se lo permitió); y las dos admirábamos incondicionalmente a Gandhi".
"Cada vez que nos encontrábamos recitábamos los versos de Corneille y de Racine", contó más tarde en diálogo con La Nación, todavía conmovida por el recuerdo de su amiga, a quien lloró inmensamente cuando supo de su muerte. "Yo le conocí esa cosa de doblete que la convertía en un ser pintoresco. Podía tener una actitud severa y solemne y al mismo tiempo ser una comadre de barrio interesada en los chismes".
Con el tiempo tendría la ocasión de encarnar a Victoria en la obra Eva y Victoria, de Mónica Ottino.

http://personajes.lanacion.com.ar/1726065-murio-china-zorrilla-la-gran-dama-de-la-escena-rioplatense


"Sueños" - Cortometraje de Fabio Posca y China Zorrilla -
http://www.youtube.com/watch?v=-rQ8l8w7InM

Esperando la carroza – Película completa
http://www.youtube.com/watch?v=J_X0qxVCzZk

SOLIDARIA SIN LÍMITES
La increíble historia de China Zorrilla: le prestó 37 mil dólares a un taxista ¡y mirá lo qué pasó con la plata!
http://www.ciudad.com.ar/espectaculos/114463/increible-historia-china-zorrilla-presto-37-mil-dolares-taxista-mira-paso-plata


Si Dios fuera una mujer - Mario Benedetti

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.



Carmina Burana, de Orff, transcripción para piano de Eric Chumachenco




La obra origen es nada menos que Carmina Burana, de Carl Orff. Pero Orff, si viviera, no debería sentirse dolido porque alguien posterior haya tomado su obra y arreglado para piano o para lo que fuera (y lo digo porque precisamente la Carmina Burana de Orff ha sufrido muchos de estos arreglos, algunos de ellos como para poner los pelos de punta…).
Efectivamente, las transcripciones musicales han sido usadas desde el principio de lo que venimos en llamar “música occidental”. Bach reutilizaba su propio material, o el de otros, transcribiéndolo para varios instrumentos diferentes; lo mismo hacían Vivaldi, Mozart, Haydn y todos los grandes. El motivo era no sólo ahorrarse buena parte de la creación de las líneas melódicas, que supongo que ahorraría tiempo y neuronas, sino, en muchos casos, adaptar las obras a las habilidades o capacidades musicales de los patronos de los músicos. Si el Duque o Príncipe de turno, protector de un músico barroco cualquiera, sabía tocar, por ejemplo, la bandurria, una de las obligaciones básicas del compositor era proporcionar música de bandurria para que su amo y señor se luciera comme il faut tocándola ante sus invitados. Y esto se podía conseguir de tres maneras: componiendo música original para bandurria (o bandurria y orquesta, o cuarteto de bandurria, etc), o bien trayendo música compuesta por otros para dicho instrumento o, por fin, adaptar música, bien del propio músico o de cualquier otro, para bandurria.
Hace algunos artículos ha salido por aquí el Quinteto de Guitarra número 4, “Fandango” de Boccherini, que es un ejemplo paradigmático de ello: el Duque de Osuna, protector de Luigi Boccherini, era un consumado guitarrista (o eso dicen las crónicas pagadas por el propio Duque). No había mucha música para guitarra por ahí, así que Boccherini compuso hasta doce Quintetos de Guitarra, ninguno de ellos original, puesto que fueron todos transcripciones para guitarra de otros cuartetos o quintetos suyos, para el guitarrístico disfrute de su señor.
Desde más o menos la época de Beethoven, las cosas cambiaron. El ascenso de la burguesía y la consecuente pérdida de poder de la nobleza o la realeza (cuando no perdían, directamente, la cabeza) cambió los parámetros de la música. Para poder subsistir no les quedó a los músicos más remedio que buscar otros clientes, a falta de mecenas: las Salas de Conciertos. Esto llevó a la música a la revolución romántica: las obras perdieron complejidad y ganaron en sencillez. Se impusieron los estribillos pegadizos, fáciles de recordar por el gran público, a costa de perder riqueza contrapuntística y estilística. ¡Había que comer! Pero, sin embargo, seguía habiendo clientes (no ya Reyes, Duques o Barones en el absolutista sentido del Siglo XVIII, sino más bien burgueses acomodados, industriales ricos o, también, aristócratas con posibles… y buenas rentas) que deseaban música que se pudiera ejecutar en sus casas, para su deleite y el de sus amigos. Ya no se podían permitir mantener ellos solos a los músicos, pero sí compraban sus partituras; si el compositor conseguía varios de estos clientes, tenían el sustento asegurado. Todo ello, sin olvidar las grandes obras sinfónicas o de cámara que les daban, además de dinero, la fama necesaria para poder vender sus servicios a buen precio…
Y nuevamente volvemos al problema original, ése que tenía Luigi Boccherini: conseguir música fresca para las habilidades específicas de sus clientes para que estos les siguieran encargando más música o comprando sus partituras. Podían componer obras originales (y lo hacían). Pero una solución obvia para muchos fue transcribir sus propias obras, o las de otros, escritas para orquesta de cámara, sinfónica o lo que fuera, al instrumento que los clientes demandaban, en muchísimas ocasiones, para piano. Prácticamente todos los compositores de la época (siglo XIX) lo hacían. Franz Liszt, el extraordinario pianista que revolucionó la técnica de interpretación al piano, lo hizo muchas veces, y no descarto traer aquí alguna vez alguna de sus sorprendentes transcripciones para piano solo. Johannes Brahms también lo hizo, especializándose en la transcripción de sus propias obras para cuatro manos, es decir, para piano interpretado simultáneamente por dos pianistas, lo que permitía al profesor interpretar la obra junto con el alumno, cada uno su parte, o bien a dos hermanos o hermanas, madre e hija, etc. Por ejemplo, Brahms transcribió sus Danzas Húngaras, o el propio Cuarteto número 1 del artículo anterior, para cuatro manos. Ya sabéis: ¡Había que comer!
En una palabra, aunque pueda resultar extraño, es bastante habitual que se reescriban obras orquestales para su ejecución por un Trío, un Cuarteto o, directamente, por un piano solo.
Dicho todo lo cual, y a pesar de ello, no deja de sorprender que alguien se haya atrevido a transcribir para piano una obra tan terriblemente poderosa como Carmina Burana, de Carl Orff. Hace eones dediqué un artículo a tan magna obra, haciendo hincapié en su nutridísima plantilla: Una orquesta pobladísima, con la cuerda completa (ocho contrabajos, etc, hasta dieciséis primeros violines), madera cuádruple, metal al gusto, percusión de todo tipo y tamaño, dos pianos (dos), tres solistas (soprano, tenor y barítono), coro mixto con tantos cantantes como se puedan encontrar e incluso coro de niños. Fácilmente doscientos intérpretes en acción, quizá más. Y… ¿todo eso se puede transcribir para piano solo? Pues sí. Se puede. Parece increíble, pero se puede. Al menos, Eric Chumachenco lo ha conseguido. Grabó el disco en 1992, y en 1995 participó con esta obra en los “Veranos pianísticos” de Munich, año dedicado a Carl Orff. Cuentan las crónicas que obtuvo un gran éxito. No me extraña. Nada. ¡Qué pena no haber estado allí!
En fin. No sé mucho de Eric Chumachenco. Aunque su apellido es obviamente ruso, nació en 1964 en Philadelphia, USA.[3] Hijo del gran violinista Nicolás Chumachenco, quien en la actualidad es el Director Musical de la Orquesta de Cámara Reina Sofía de Madrid, Eric tuvo una infancia muy “musical”, que para algo todos en  su familia eran músicos de renombre; tras peripecias varias que no vienen a cuento (en realidad, es que no las conozco), en la actualidad da clases nada menos que en el Mozarteum de Salzburgo, donde Mozart vigila desde donde esté que no se cometan desmanes, así que manco no debe ser el hombre. Y poco más. Fue realmente un compañero de trabajo el que, hace diez o doce años, me puso en la pista de esta versión del Carmina Burana. Me costó encontrar el disco (creo que fue en Praga o Budapest o algo así), pero lo encontré. Y me encantó.[4] A alguien más le ha debido encantar, puesto que la obra entera se encuentra en YouTube.
No voy a contar ni una palabra más acerca de Carmina Burana, ni tampoco de Carl Orff, el autor de la obra musical estrenada en 1937. Ya lo hice en el artículo correspondiente, que quedó, desde mi… ignorante, sí, punto de vista, bastante completo, apoyándose en la interpretación de la Orquesta de la Universidad de California en Davis, y que sugiero que, si no recordáis, volváis a leer. Y sobre la versión pianística de Chumachenco, interpretada por él mismo, tampoco hay mucho que contar: sólo dejarse llevar por la exuberancia de la música de Orff y la suprema habilidad del pianista ruso para mantener su fuerza tras sustituir a tanto músico y cantante por un mero piano. Espero que os guste como a mí me gusta.
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Vamos ya con la obra. Está contenida en tres videos, de entre 8 y 20 minutos, que contienen de dos en dos las distintas partes de que consta la obra. Ningún problema de partición. Los videos son de fotos de diversas iglesias medievales, muchas de ellas románicas, de las que reconozco alguna española (como la inigualable de San Martín de Frómista), pero la mayoría deben ser francesas y, sobre todo, inglesas o escocesas, debido a la presencia habitual de cementerios colindantes donde la lápida es vertical, y no horizontal, y la tumba está cubierta de césped: esta forma de enterramiento no es nada común en la Europa del Sur.
En el primer video contiene las dos primeras partes de la obra, Fortuna Imperatrix Mundi (Fortuna, Emperatriz del Mundo) yPrimo Vere (La Primavera). Y comienza con el poderoso arranque de la obra, el famosísimo O Fortuna. Vamos allá:
Los primeros cuatro minutos son los correspondientes a Fortuna Imperatrix Mundi, de los que los dos y medio primeros son el omnipresente O Fortuna, y en el minuto 4:05 comienza el canto a la Primavera, que dura apenas cuatro minutos más. Entonces, para poder irnos al prado a retozar, hay que cambiar de video.

Comienza el video con Uf dem Anger (En el Prado), que, en puridad, es también parte de “La Primavera”, aunque tiene su propio encabezamiento en la obra. Tras más de once minutos disfrutando del buen tiempo, del césped y de sus pobladores, hay que ir a celebrar a un sitio de más enjundia: en el minuto 11:10 comienza In Taberna (En la Taberna), donde durante nueve alcohólicos minutos se hace exaltación de la amistad compartiendo un vaso de buen vino, como bien escribió ya en el Siglo XIII Gonzalo de Berceo, considerado el primer poeta que escribió en castellano en su monasterio riojano de San Millán de la Cogolla.
Termina el cántico a la borrachería y, para acabar con la obra, debemos cambiar de video:
Video que comienza con Cours d’amour ( Corte de Amor), donde a lo largo de sus trece minutos se hace un encendido elogio del amor… del amor carnal, nada del platónico, qué va. Los arrumacos y encendidos cantos de ¡Ay, si te pillara…! terminan en el minuto 13:15, en que comienza la penúltima parte de la obra, Blanziflor et Helena (Blanziflor y Helena, claro), que es en realidad la preparación para el triunfante retorno del O Fortuna inicial, dentro de Fortuna Imperatrix Mundi(Fortuna, Emperatriz del Mundo), que comienza en el minuto 15:00 y cierra la obra exactamente igual que la comenzó: con la Rueda de las Fortuna girando y girando sin parar… para dejarnos finalmente en el mismo lugar donde empezamos.


http://eltamiz.com/elcedazo/2013/01/27/historia-de-un-ignorante-ma-non-troppo-carmina-burana-de-orff-transcripcion-para-piano-de-eric-chumachenco/