domingo, 31 de agosto de 2014

Canciones con historia: “Slave to Love” Bryan Ferry


Slave to Love” (O “Esclavo del amor”, un tanto libremente traducido) fue uno de sus temas más triunfales como solista. Publicado en la primavera de 1985, permaneció durante nueve semanas en los charts del Reino Unido, llegando a alcanzar la décima posición. Escrito por el propio Ferry y coproducido junto a Rhett Davies, se convirtió muy pronto en una canción de culto, “Versioneada” por otros artistas y utilizada en varias películas y series de televisión, aunque seguramente su más popular presencia en esos medios sea formando parte de la banda sonora de “Nueve Semanas y Media” (Nine ½ Weeks, Adrian Lyne, 1986), el conocido título “Softcore” protagonizado por Kim Basinger y Mickey Rourke, la pareja de amantes posmodernos, marchante de arte y “Broker” de “Wall St”, respectivamente. 

Espléndida muestra del “Pop” más sofisticado, compuesta en plena era del “Yuppismo” y el diseño, en ella la voz un tanto desvalida e implorante de Bryan Ferry, aliñada con unos suntuosos arreglos muy ochenteros (Es decir, “Jazzísticos” y en su punto de fusión, con punzantes saxos de videoclip lujoso o spot de perfume del caro), desgrana una historia de “Amour Fou” punteada por la percusión, que va in crescendo. La pasión amorosa, metafóricamente identificada con la más dulce de las esclavitudes, aparece como una prisión de la que no se puede escapar, y que “Vuelve débil al fuerte” y al rico “Lo convierte en pobre”, es decir, que actúa por encima de las diferencias personales y las barreras sociales, produciendo en todas sus víctimas los mismos y devastadores estragos, porque los protagonistas permanecen ajenos a todo mientras aman, aunque a su alrededor el mundo explote en mil pedazos y “El cielo se queme en un mar de llamas”. 

Balada de un exacerbado romanticismo urbano, más allá del correcto video oficial para el consumo televisivo resulta inseparable de las imágenes de Basinger y Rourke viviendo su amor a través de la ciudad, como en una vieja película sesentera de Claude Lelouch, y retozando en la intimidad con jueguecitos que hoy, casi 30 años después, nos parecen de una inocencia candorosa y de lo más light, aunque entonces fueran el “Summum” del erotismo e incluso los espíritus más mojigatos los calificasen de “Pornografía”. Un buen ejemplo, en todo caso, para explicar lo que fueron los años 80, musical, estética, y hasta moralmente. Y Brian Ferry estaba también allí, para levantar acta. 


http://cineultramundo.blogspot.com.ar/2014/02/recordando-slave-to-love-bryan-ferry.html


Yo prefiero el amor (semblanza de Pablo Neruda)

"Yo prefiero el amor. La política es una obsesión para otros. No es la mía...". Así contestó Pablo Neruda a L'Express, cuando le preguntaron sobre sus inquietudes más evidentes: la poesía y la política. Y no podía ser de otra manera, porque su obra arranca precisamente de ese profundo amor por todas las cosas. Es que el verdadero poeta es capaz de desentrañar los misterios del universo con su sola intuición y por ello, su capacidad de amar lo creado es tan enorme que sólo puede tener cabida en la poesía, que posee profundas raíces, pero, a la vez, poderosas alas.
Neruda amó hasta la obsesión la lluvia y los bosques; el mar, las gaviotas y los barcos. Amó también los frutos de la tierra y a su gente; amó la epopeya americana y el placer de los besos. Amó, sobre todo, a los hombres, a su pueblo, con ardiente paciencia y esperanza. Amó, más que nada, al amor: "Amor que puede ser eterno / y puede ser fugaz. / Amor que quiere libertarse / para volver a amar. / Amor divinizado que se acerca / Amor divinizado que se va".
Nacido en Parral, pequeña ciudad en el centro-sur de Chile, el 12 de julio de 1904, fue en Temuco, la pujante capital de la Araucanía, donde Neruda plasmó sus recuerdos de infancia. A los ocho años descubrió "un ansia profunda, de un sentimiento hasta entonces desconocido, especie de angustia y tristeza. Era un poema...". Y nunca más se separó de dicha ansia. En sus viajes por Europa, Asia, Oceanía y su América entrañable, la poesía siempre lo acompañó. Estuvo con él en consulados y embajadas, en ateneos y universidades, en su patria y en el exilio.
Su obra, variada y fecunda, va desde la pasión de Crepusculario (1923) y Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), hasta la brillante sencillez de sus libros de odas, pasando por esos libros poderosos, de alto vuelo, épicos y telúricos, como Canto general (1950) y Las uvas y el viento (1954). Más de cincuenta libros y millares de traducciones a diversas lenguas.
Neruda, a diferencia de otros escritores de Chile, tuvo la fortuna de que su patria reconociera temprano sus virtudes y quilates literarios. Su primer galardón lo obtuvo en 1919, fue el tercer lugar en los Juegos Florales de Maule; luego, en 1920, el primer puesto en el Concurso Literario de la Fiesta de la Primavera de Temuco. En 1944, el Premio Municipal de Poesía de Santiago de Chile y en 1945, el Premio Nacional de Literatura (ese mismo año fue electo senador por las provincias nortinas de Tarapacá y Antofagasta). Además de diversas distinciones universitarias en Chile y en el extranjero. No obstante, hubo un premio que su fama —ya universal— reclamaba desde principios de la década del 60 y que, inexplicablemente, llegó once años después, cuando ya no lo esperaba. No fueron años fáciles...
Cada vez que se acercaba la fecha de entrega de los premios Nobel, debía esconderse para evitar a la prensa que deseaba acompañarlo en el momento en que conociera la noticia de su éxito o de una nueva postergación (en una ocasión, incluso, el propio embajador sueco en Chile fue a felicitarlo y a brindar con él, pero el elegido fue otro).
En 1971 estaba en París, al frente de la embajada chilena en la capital francesa, cuando recibió la noticia de su Premio Nobel, la Academia Sueca calificó su obra de "poesía, que con el efecto de una fuerza natural, hace revivir el destino y los sueños de un continente".
Pablo Neruda falleció en Santiago de Chile el 23 de septiembre de 1973, víctima de un implacable cáncer. Sus restos reposan hoy en Isla Negra, en su casa frente al mar (hoy convertida en hermoso museo), en compañía de Matilde Urrutia, su tercera esposa.

Hoy, nosotros, recordando su canción desesperada, digámosle a él: "De ti alzaron las alas los pájaros del canto / Todo te lo tragaste como la lejanía / Como el mar, como el tiempo / Todo en ti fue naufragio".


EL LAMENTO DE ORFEO -Poema mitológico.

Orfeo y Eurídice eran amantes. Una serpiente mordió en el bosque a Eurídice y la muchacha murió. Orfeo vagó desconsolado buscándola y no dudó en bajar a los Infiernos para recuperarla, a pesar de que sabía que quien entraba en los dominios de Hades, ya no podía salir de allí. Con los acentos de su lira conmovió a criaturas y almas de esos reinos, e incluso al mismísimo dios Hades, quien accedió a que Eurídice volviera con él. Pero hubo una condición: la muchacha caminaría tras Orfeo y él no podría mirarla hasta que no se hallasen en el mundo de los vivos. Muy cerca ya de la luz del sol, a Orfeo le traicionaron las dudas, las incertidumbres, los miedos, y quiso saber si Eurídice realmente lo seguía. Volvió la vista y contempló cómo Eurídice desaparecía como una sombra ante sus ojos.
¿Se trata, quizás, de la historia de amor más enternecedora de la mitología griega?

Lamento de Orfeo

Maldigo el momento en el que no tuve la convicción necesaria.
Maldigo el momento en el que me dominaron la debilidad y el miedo.
Maldigo el momento en el que me olvidé de seguir confiando en tu amor.
Maldigo el momento en el que tuve dudas.
Maldigo el momento en el que miré atrás.

Ese momento fugaz en el que te perdí…
No puedo ya volver por ti allá donde Tú estás.

Ahora, de ti nada me queda.
Sólo tengo mi lira,
que llora sin consuelo tu ausencia,
como lloro yo, Orfeo.


http://griegoantiguo.wordpress.com/2008/02/17/el-lamento-de-orfeo-poema-mitologico/

REQUIEM DE MIME

Zeus, Dánae y la lluvia de oro


La mitología griega nos ofrece amores exuberantes, y pocas veces ortodoxos. Tal es el caso de la historia de amor de 
Zeus, el que amontona las nubes, y la cautivaDánae; madre del héroe Perseo.

Dánae, cuyo nombre significa "sedienta" (Δανάη) era la hija más hermosa de Acrisio, señor de Argos. Su padre, atribulado por la falta de herederos varones, solicitó una entrevista con un oráculo para conocer el futuro de su estirpe. Allí se le informó que el hijo de Dánae lo asesinaría al alcanzar la madurez.

Acrisio, golpeado por la noticia de su futuro infortunio, pero más aún por la certeza de que moriría a manos de su nieto, resolvió encarcelar a Dánae para que jamás tenga contacto con hombre alguno. La encerró en lo alto de una torre inaccesible, donde era atendida por doncellas vírgenes y dos o tres eunucos. Los años fueron pasando en un lento olvido de la profecía. Dánae creció en cautiverio, ajena a las posibilidades del sexo. Incluso se dice que desconocía por completo el procedimiento por el cual una mujer queda embarazada.

Pero 
Zeus, el Señor del Olimpo, tenía otros planes.

Encantado por la belleza virginal de la joven, 
Zeus resolvió que debía poseerla. Descendió de los cielos en alas de la tormenta, y pronto supo que no podría acceder a la torre sin ser detectado. Una corte de doncellas vigilaban día y noche el paso a las habitaciones deDánae, que pasaba sus días en un perfecto desconocimiento de las intenciones lascivas del dios.

Cierto día, agotado por la espera, 
Zeus resolvió ingresar en el cuarto de Dánae como una ligera nube dorada. La joven dormía desnuda, con la piel blanquísima sobre un lecho inapelable. Podemos pensar que era hermosa.

Para no despertar sospechas, 
Zeus descendió sobre ella como una fina lluvia de oro. La amó de ese modo licuefacto, al igual que el viejo Urano sobre el vientre lúbrico de Gea, humedeciéndola suavemente como un rocío celestial que cae sin apresuramientos innecesarios.

Nueve meses después de aquel encuentro prodigioso, 
Dánae dio a luz a Perseo, el matador de la gorgona Medusa.

Turbado por el nacimiento del héroe, 
Acrisio arrojó a Dánae y a su hijo al mar, encerrados en un cofre de madera. Pero las aguas profundas, que responden a los deseos de Poseidón, calmaron su furia, y tanto la madre como su pequeño alcanzaron a salvo las costas de Serifos.

El muchacho se crió como un gran guerrero, tal como lo reclamaba su estirpe divina. Mató a 
Medusa y rescató a la enigmática Andrómeda. Acto seguido, el oráculo se confirmó en toda regla.

Perseo partió rápidamente hacia Larisa, donde se celebraban competencias atléticas.Acrisio estaba allí, y Perseo, accidentalmente -o fatalmente-, lo golpeó con su jabalina, cumpliendo de este modo la profecía del oráculo.

Poco se sabe sobre lo que sucedió entre 
Dánae y Zeus. El dios siempre fue inconstante en sus amoríos ilícitos, y sus amantes, casi siempre ilegítimas, solían encontrar un final indigno. En este sentido, Robert Graves, exégeta poético de los mitos griegos, señala una posibilidad menos divina para la gestación de Perseo, la cual habría sido mitificada para dar cierta legitimidad a su vinculación con Zeus.

Según Graves, aquella delgada lluvia de oro no sería otra cosa que el símbolo de un pago en monedas de oro por parte de Preto, rey de Tirinto y tío de Dánae, que semanalmente sobornaba a las doncellas que custodiaban la torre para saciar su lascivia en la virginidad de la muchacha, acaso demasiado aislada como para advertir algo ilícito en los abrazos innobles de su tío.

Zeus, por su parte, jamás inició litigio alguno por esta infamia; tal vez temiendo la ira implacable de la celosa Hera.


http://elespejogotico.blogspot.com.ar/2012/06/zeus-danae-y-la-lluvia-de-oro.html













The Bangles - Camina como un egipcio

Todas las antiguas pinturas en las tumbas,
hacen el baile de la arena, ¿no lo conoces?
Si se mueven demasiado rápido,
se caerán como un dominó.

Todos los hombres del bazar al lado del Nilo,
tiene su dinero metido en una apuesta.
Cocodrilos de oro,
chascan los dientes sobre tu cigarrillo,
Tipos (personas) extranjeros con cachimbas dicen: oh...

Camina como un egipcio.

Las camareras rubias se llevan sus bandejas,
giran y cruzan el suelo,
tienen la atención (the move),
se te cae la bebida,
entonces te traen más.

Todos los chicos de colegio, tan hartos de libros,
les gusta el punk y la banda de metal,
cuando suena el timbre,
caminan como un egipcio.
Todos los chicos en el mercado dicen: Oh...

Camina como un egipcio.

Desliza tus pies calle arriba, dobla la espalda,
tuerce tu brazo, luego lo echas para atrás.
La vida es dura, lo sé,
así que adopta la pose sobre un Cadillac.

Si quieres encontrar a todos los policías,
están pasando el rato en la tienda de donuts,
cantan y bailan,
hacen girar las porras, bajando la manzana (cruise down)

Todos los japoneses con sus yenes,
los chicos de fiesta llaman al Kremlin,
y los chinos lo saben,
caminan en línea como un egipcio,
todos los polis en la tienda de donuts dicen: Oh...

Camina como un egipcio,
camina como un egipcio.


Las Indias Galantes (suite), de Rameau



 Escuchemos Las Indias Galantes, una ópera-ballet que fue, de algún modo, una novedad por su temática y su estructura… La música es amable, ingeniosa, lógicamente bailable, variadísima… realmente deliciosa, en fin, cuarenta minutos del tipo de música necesaria para triunfar en los salones de la corte más ceremoniosa y protocolaria de que se tenga noticia, una música evocadora de otros tiempos y otras costumbres…
Vamos a seguir la Suite de las Indias Galantes en la versión de La Orquesta del Siglo XVIII, dirigida por Frans Brüggen. Se trata de una “Suite”, es decir, una selección de números de la obra, no la obra entera. Sí, ya sé que yo siempre pongo obras completas, pero en esta Suite se han eliminado los números cantados (en realidad, la mayoría son recitativos acompañados del clave), dejando sólo los números instrumentales, es decir, los dedicados al ballet.
En cuanto a la orquesta, se trata de una de tantas orquestas fundadas en toda Europa en los años setenta del siglo pasado, siguiendo las nuevas tendencias “historicistas”. La orquesta toca con instrumentos originales (o copias lo más perfectas posibles de los originales, porque originales-originales de verdad del Siglo XVIII… pues no hay tantos). En algún otro artículo anterior comenté que no tenía postura sobre si es mejor la música de los historicistas o los de tradición romántica… hay ocasiones, y obras, en que me gustan más las versiones de los unos, y otras, las de los otros. En este caso, el resultado de esta Orquesta del Siglo XVIII es excepcional. La música es deliciosa, el fruto de una época despreocupada, refinada, feliz y dedicada en cuerpo y alma a la galantería y el protocolo.
El argumento es sencillo: tras un prólogo de estructura muy formal y convenientemente mitológico (Hebe y Bellone, el amor y la guerra, tienen una confrontación muy educada que sirve como excusa a lo que viene a continuación), la obra se divide en cuatro actos que nos cuentan cuatro historias de amor galante que ocurren en “Las Indias”, lugar exótico y genérico que en el Siglo XVIII venía a significar “cualquier cosa fuera de Europa”. Los actos están ambientados respectivamente en Turquía, Perú, Persia y América del Norte; cuatro jóvenes de cuatro naciones “civilizadas” (y aliadas en la época): Francia, Italia, España y Polonia, son arrastrados a la guerra y acaban de no sé qué forma, supongo que por mediación de los dioses olímpicos, en “las Indias”, dando origen a cada uno de los cuatro actos.
La obra está dividida en tres videos con fotos fijas del Palacio de Versalles y sus jardines, fotos que al menos son adecuadas al tema. El primer video tiene el Prólogo, el segundo, los actos primero y segundo, y el tercer video, los actos tercero y cuarto.
Prólogo:
Comienza comme il faut, con una bella Ouverture, que, como toda buena obertura que se precie, da entrada a la obra; en el minuto 2:50 termina esta obertura y se produce la “Entrée des quatre nations” (Entrada de las cuatro naciones) donde los cuatro jóvenes de las cuatro diferentes naciones se presentan solemnemente al público.
Vienen a continuación una serie de piezas bailables, muy bailables. La primera, en el minuto 5:25, Air pour les esclaves africains (Aire para los esclavos africanos).[6] En el minuto 6:55, el Air vif (Aire vivo), donde el metal responde en canon a la cuerda en un alarde muy típico de Rameau. Sigue con una Musette en rondeau (Musette en corro; una musette es un tipo de danza barroca) en el minuto 8:55, pieza con una curiosa intervención de gaitas escocesas o irlandesas. En el minuto 10:10 viene el tranquilo Air pour les amants et les amantes (Aire para los amantes y las amantes) y en el minuto 11:20, un Air pour deux Polonais (Aire para dos polacos) en el que es fácil imaginarse a los susodichos polacos ataviados con sus chorreras y sus pelucas empolvadas haciéndose reverencias el uno al otro.
En el minuto 13:05 viene un minueto: Menuets I-II (Minuetos I-II; un minueto, o minué, es quizá la más característica danza barroca, ésa tan conocida en que las parejas van tomados por los deditos de la mano y se mueven por el salón como en un desfile y tal), y por fin, en el minuto 15:35, la vigorosa Contredanse final (la contradanza es otro tipo de danza barroca ejecutado por muchas parejas a la vez).
Tras esta última contradanza termina el Prólogo, y con él, el video. Para ver los dos actos siguientes (Le Turc généreux yLes Incas du Pérou), debemos cambiar de video:
Le Turc généreux (El Turco generoso) ocurre en cierta isla turca, y comienza con un corto Ritournelle pour le Turc généreux(Ritornelo para el Turco generoso, es decir, una especie de obertura para el acto). En el minuto 1:00 comienza la Forlane des Matelots (Forlane de los marineros; una forlane es otra danza barroca, claro está, que esta vez ejecutan los marineros turcos… no me imagino yo a los galeotes del Gran Turco bailando semejante danza, pero a los cortesanos franceses les debía parecer normal y todo…), y en el minuto 2:55, la última pieza de este acto, Tambourins I-II, una nueva y alocada danza de brillante factura que finaliza el acto, y que, para mi gusto, es de lo mejorcito de toda la obra. Oídla. Si conseguís no mover los pies mientras lo hacéis, enhorabuena. Bueno, o no.
En el minuto 4:30 comienza, sin solución de continuidad en el video, el tercer acto, Les Incas du Pérou (Los Incas del Perú, obviamente), el acto de mayor dramatismo de la obra, entendiendo “dramatismo” en el sentido wagneriano del término (aunque aún faltaran ochenta años para que naciera Richard Wagner) es decir, como “espectáculo total”, con los mayores alardes musicales y escenográficos posibles para representar la adoración del Sol y la erupción de un volcán en plena fiesta inca. Cómo se podría representar la erupción de un volcán en un escenario en 1735 es para mí un misterio.
El acto empieza inevitablemente con el inevitablemente corto Ritournelle pour les Incas du Pérou, de obvia traducción. En el minuto 5:33 está el Air des Incas (Aire de los Incas), con la gran solemnidad que el desfile del Gran Inca que se dirige al Templo del Sol requiere, y en el minuto 7:45, el Air pour l’adoration du soleil (Aire para la adoración del sol), con el ambiente necesariamente íntimo y recogido que es preciso para la ocasión. La última pieza del acto, en el minuto 10:05, es una nueva y espectacular gavota, otra danza barroca más: Gavottes I-II, que finaliza de forma brillante el acto… y el video.
Por fin, para ver los dos últimos actos (Les Fleurs y Les Sauvages), hay que cambiar de video:
Este tercer acto, Les Fleurs (Las Flores), tiene lugar durante la “Fiesta de las Flores” en algún lugar de Persia, y de forma sorprendente comienza con un nuevo ritornelo: Ritournelle pour la fête persane (Ritornelo para la fiesta persa), seguido en el minuto 1:05 de una Marche o Marcha para ambientar el desfile de los persas en su fiesta, y en el minuto 3:05, de un Air pour Zéphire (Aire para Zéphire, la protagonista del cuadro), donde la melodía de la flauta piccolo solista representa a la tal Zéphire enamorando a su amado. Apenas un minuto más tarde viene el Air pour Borée et la Rose (aire para Boreas y la Rosa), mucho más movido, que da fin al acto.
En el minuto 5:30 comienza el cuarto y último acto: Les Sauvages (Los Salvajes), acto que fue añadido con posterioridad a la obra, pues se estrenó ocho meses después del estreno de la obra en sí, para el que Rameau reutilizó música compuesta previamente. Sólo dos números tenemos de este acto en la Suite, pero ¡qué números, de lo mejor de toda la obra! En el minuto 5:30 está el magnífico Air pour les Sauvages (Aire para los salvajes), maravillosa pieza cuya base musical servirá para la Gran Danza de la Pipa de la Paz que cierra la obra y que no está en esta Suite, pues es una pieza cantada (la única de las piezas para voz realmente espectacular de la obra). A falta del canto de esta Gran Danza, el video se cierra con otra estupenda danza barroca, una chacona: Chaconne I-II, que comienza en el minuto 7:10. Cinco minutos perfectos de chacona para cerrar brillantemente la obra, y el video con ella.
Espero que os hayáis engalanado convenientemente para marcaros unos pasitos de baile, un baile muy galante, con la música de Rameau…

. http://eltamiz.com/elcedazo/2012/06/17/historia-de-un-ignorante-ma-non-troppo-las-indias-galantes-suite-de-rameau/

Carlos III, Amalia de Sajonia y el Himno español

Permitidme un pequeño off-topic, una curiosidad sobre el rey Carlos III y el abuelo de Federico Guillermo II de Prusia, también rey prusiano y con su mismo nombre: Federico Guillermo I de Prusia, apodado “El Rey Sargento”. Con ocasión de la boda de Carlos III con María Amalia de Sajonia, en 1738 (Carlos era por entonces Carlos VII de Nápoles, y María Amalia sólo tenía catorce años de edad), le regaló una pequeña marcha musical para pífanos y tambores, hay quien dice que compuesta por él mismo aunque no hay seguridad el respecto, conocida como la “Marcha de Granaderos”. A Carlos III le gustó, más por motivos sentimentales, por ser un regalo a su esposa, que musicales, y le gustaba oírla.

El matrimonio de Carlos y María Amalia era un matrimonio concertado, como casi todos los de la realeza, pero el caso es que se enamoraron perdidamente el uno de la otra y viceversa. Tras darle nada menos que trece hijos, de los que sólo siete llegaron a la edad adulta, Maria Amalia falleció en 1760, a los 36 años de edad, de tuberculosis. Carlos llegó a decir que “en 22 años de matrimonio, éste (su fallecimiento) es el único disgusto serio que me ha dado”.

A Carlos, la Marcha de Granaderos regalada por su tío político le recordaba siempre que la escuchaba a su querida difunta esposa, por lo que, para dar gusto al monarca, que para eso era monarca, se interpretaba cada vez que entraba o salía de Palacio… y de esta manera, de simple Marcha de Granaderos se convirtió en Marcha de Honor y, con el tiempo, en Marcha Real. En la actualidad es el himno nacional español, y ése es el motivo por el que es uno de los poquísimos himnos nacionales del mundo mundial que no tienen letra. Ninguna, pese a algunos loables esfuerzos para ponérsela.

Aún recuerdo, sonriéndome, las caras de los waterpolistas españoles cuando, tras ganar la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Waterpolo de Fukuoka, Japón, en 2001, y tras la ceremonia de imposición de medallas, el locutor anunció por megafonía que “había un problema técnico con el sistema de reproducción de himnos”, y solicitaba amablemente, en inglés, claro, que “los propios jugadores entonaran el himno nacional”… Naturalmente, tras unos instantes de confusión (seguramente debido al endémico escaso conocimiento de la lengua de Shakespeare que tenemos los de aquí), los jugadores se arrancaron, entre visibles muestras de chufla y chirigota, con un “chunda-chunda-tachunda-chunda-chunda-chúuun….”.

Los educados y siempre protocolarios japoneses, lo mismo que los yugoslavos y rusos que compartían podio con los españoles, todos ellos se quedaron perplejos, y me imagino que todo aquel desconocedor de la circunstancia que vio aquello debió colegir que “estos españoles están locos”. Que también, pero esta vez había sus motivos.

http://eltamiz.com/elcedazo/2011/12/19/historia-de-un-ignorante-ma-non-troppo%E2%80%A6-quinteto-de-guitarra-num-4-%E2%80%9Cfandango%E2%80%9D-de-boccherini/

Tributo a mi segunda patria, gracias a mi abuelo Venancio, leonés, nacido en Tombrio de Abajo...