Quinteto de guitarra núm. 4, “Fandango”,
de Boccherini
Un Quinteto de Guitarra es una composición de
cámara escrita para un conjunto de cinco instrumentos, de los que cuatro de
ellos son normalmente el típico cuarteto de cuerda (dos violines, una viola y
un cello), y el otro es una guitarra. No es un concierto para guitarra y
cuarteto de cuerda, es decir, la guitarra no tiene en general un papel
preponderante en la obra, sino que es un instrumento más en la composición, que
en ocasiones se trata como un instrumento puramente armónico y rítmico
acompañando a la cuerda de arco, en ocasiones amalgamándose con las cuerdas
para aportar su especial cualidad tímbrica, y en ocasiones, por fin, como
instrumento puramente solista… Ahora bien, como en cualquier caso tiene una
sonoridad completamente distinta del resto de instrumentos de cuerda frotada,
la guitarra da bastante juego en el marco de la obra. Ahora lo veremos.
De los ocho Quintetos de Guitarra que han
llegado intactos hasta nuestros días, los dos más conocidos son el número 9, “La Ritirata de Madrid”,[8] y
el número 4 “Fandango”. El
resto son igualmente deliciosos, que los tengo todos en disco, pero vamos a
escuchar precisamente el “Fandango”. Alguno había que elegir, y éste es
especialmente bonito, pues su último movimiento es eso: un fandango que incluso
necesita percusión (castañuelas, naturalmente, y sistro, una especie de antiquísima
pandereta oriental) y en él se distinguen más de lo habitual esos rasgos
españoles que tantas veces se encuentran en la música de Luigi Boccherini.
Todos ellos fueron compuestos en algún momento de la década de los noventa del
Siglo XVIII, pues en 1798, tras la pérdida del patrocinio de la Duquesa de
Osuna, se los ofreció a su editor parisino, Pleyel, para su publicación. Se
desconoce cuánto dinero le reportó, pero seguramente sería más bien poco.
El Quinteto “El Fandango” proviene
originalmente de dos quintetos para dos cellos, donde uno de los cellos ha sido
sustituido por la guitarra. Tiene tres movimientos y viene a durar en total
unos diecisiete minutos. La versión que escucharemos es la de Pepe Romero a la guitarra con un Conjunto de
músicos de la Academy of St.
Martin in the Fields, en concreto Iona Brown y Malcolm Latchem,
violines, Stephen Singles, viola, y Denis Vigay en el papel de Boccherini,
digo… en el cello. Ah, y Tristan Fry a las castañuelas y el sistro, que no se
me olvide. Quizá hubiera sido mejor ver a Pepe Romero y a sus compañeros
divirtiéndose mientras tocan el fandango, pero, por una vez y sin que sirva de
precedente, se trata de un video (en realidad son dos videos, pues la
obra no cabe en uno solo) de fotos fijas de vistas del Madrid antiguo que es
realmente maravilloso, En definitiva, una delicia de video, y
una delicia de música, de la que poco hay que comentar. Es preciosa.
Esta Pastoral, o pieza de temática pastoril o
bucólica, muy de moda durante toda la época barroca y clásica, es un tema
tranquilo y muy de virtuoso, donde la voz cantante la llevan los violines con
sordina. La guitarra es casi siempre un acompañamiento del resto de
instrumentos, aunque tiene también su parte solista, intercambiando papeles con
violines, viola y cello.
Con los suaves acordes de la guitarra termina
la pastoral en el minuto 4:35,
y comienza el segundo movimiento, Allegro maestoso, en el que la guitarra
apenas tiene papel solista, y en cambio lo tiene el cello, el omnipresente
cello del virtuoso Boccherini. Aun llamándose Allegro maestoso, no es un movimiento tan
majestuoso como podría parecer por el título. Es un movimiento amable,
elegante, sencillo y muy lírico, muy “de Boccherini”, justamente famoso por la
elegancia galante de sus composiciones.
Comienza con una introducción lenta (grave), con bastante protagonismo de la
guitarra, introducción que se demora hasta el minuto 1:25, en que comienza el fandango propiamente dicho,
con un evidente cambio de ritmo… y de alegría. Todofandango que se precie se basa en las
repeticiones del mismo tema, en lo que musicalmente se conoce como ostinato, y aquí no va a ser menos. Boccherini
exige el uso de elementos de percusión (sistro y castañuelas) porque en los
fandangos tradicionales eran parte indispensable de la música, para ayudar a
marcar el ritmo de los danzantes, o sea, en puridad no es el Fandango un
quinteto, sino un sexteto para guitarra y percusión… disfrutemos de la danza,
precursora del fandango aflamencao que es hoy uno de los palos de ese
españolísimo flamenco declarado
recientemente Patrimonio de la Humanidad.
De momento, vemos que el protagonismo de la
música la llevan los violines, con la guitarra marcando el ritmo, con rotundos
rasgueos de tanto en cuando, pero en el minuto 2:30 se produce un precioso dúo de guitarra y cello, marca
de la casa Boccherini… y así sigue el baile. Sobre el minuto 3:40 se producen cuatro espectaculares glissandos descendentes del cello, acompañados
del repicar de la pandereta (el sistro) que merece la pena remarcar; sobre el
minuto 4:40 hay un bello
solo de guitarra seguido de otro de cello… Por fin en el minuto 5:30 se produce la primera
intervención de la percusión tan española de las castañuelas, que ya no nos
abandonarán con su repiqueteo hasta el final del fandango.