Las palabras son mágicas: dan forma a los sonidos y energías de la Creación, que a la mayoría de nosotros pasan desapercibidos...por ello hay que mimarlas, cuidarlas y medirlas: son transmisoras de sabiduría y amor, pero también pueden ser generadoras de dolor, resentimiento y amargura. También debemos valorar los sonidos del silencio...
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