miércoles, 25 de marzo de 2015

La Mujer en la Roma Antigua
El papel principal que desempeñarán las mujeres en Roma será el de fiel y abnegada esposa ya que dependían en todo momento de su marido. Los enlaces matrimoniales solían ser concertados por las familias y el padre de la joven debía entregar una dote a la muchacha. Ella tenía derecho de sucesión respecto a su padre e incluso capacidad de testar por lo que se dieron matrimonios donde la esposa era más rica que el marido y rehusaba su autoridad, recibiendo en ocasiones todas las clientelas del padre.
Pero lo habitual era que la mujer estuviera absolutamente supeditada a su esposo. Si tradicionalmente es el pater familias el que dirige la casa, quien da las órdenes a los esclavos y dirige la administración del hogar, ¿cuál es el papel de la mujer en las casas respetables de Roma? Lo habitual es que las matronas mataran la mayor parte del tiempo en los trabajos relacionados con la costura y el tejido.
Paulatinamente la mujer irá ocupando un papel protagonista en la organización de la familia, incluso por prescripción médica ya que los galenos consideraban que las mujeres debían desarrollar alguna actividad. Algunos hombres empezaron a dejar en manos de sus esposas la dirección del hogar, incluso la llave de la caja de caudales. El contar con varios esclavos permitía a la matrona poder delegar en ellos todos los trabajos de la casa, incluso los relacionados con su propia higiene personal. El esclavo viste y calza a la dama, aunque no lava sus dientes.
Los esclavos acompañan a la señora en la alcoba, aunque la matrona duerma sola o en compañía de su esposo. Era frecuente que los esclavos durmieran en las puertas de las alcobas, contándonos un poeta satírico que "cuando Andrómaca hacía el amor con Héctor, sus esclavos, con la oreja pegada a la puerta, se masturbaban".
Esta omnipresencia de los esclavos en las vidas de las clases acomodadas romanas provocarán que las infidelidades fueran públicas en la mayor parte de los casos. Para mantener una relación amorosa secreta lo mejor era alquilar una habitación a un sacristán ya que estaba obligado a guardar silencio. Si el esposo fallecía, la matrona vería protegida su virtud por su familia, ante la inminente llegada de una legión de pretendientes que deseaban hacerse con su fortuna.
Previamente debía haber muerto el padre porque sino como pater familias era dueño de todo lo que pertenecía a la familia. El sino de esta viuda es volver a contraer matrimonio o buscarse un amante que la complazca en el lecho, a pesar de la indignación de los moralistas romanos. Si era el hombre el que quedaba viudo podía buscarse una concubina, mujer o mujeres con los que un hombre solía acostarse habitualmente. No olvidemos que los emperadores contaban con un amplio harén de concubinas en palacio. Pero llegaría un momento en que ese hombre viudo decidiera establecer un vínculo más estrecho con esa concubina de inferior rango social por lo que se produce una unión de hecho entre ambos denominada concubinato. La concubina debía ser una mujer libre y la unión monogámica.
Este concubinato no da lugar a consecuencias jurídicas, siendo libres los hijos nacidos de esa relación.
Mujer y sociedad en la Roma Imperial del Siglo I
Dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/809540.pdf
---------------------------------------------------------------------------------------------------
La Familia en Roma Antigua
EL HOMBRE Y LA MUJER LIBRE: El romano en su casa era dueño absoluto de su familia y de sus esclavos. La autoridad paternal era muy grande, y durante mucho tiempo tuvo el padre derecho de vida y muerte sobre los suyos.
En la ciudad era ante todo un ciudadano. No se dedicaba, como el griego, al comercio, sino a los negocios públicos. Si era acaudalado, recibía por la mañana a sus clientes, escuchaba sus peticiones y les distribuía consejos o socorros. Después iba al Foro, donde tomaba asiento en el senado o en el tribunal. Si era pobre, se inscribía como cliente de un rico, lo escoltaba en público y lo sostenía con su voto en las elecciones.
Las distracciones eran raras. Por la tarde jugaba a la pelota o iba a los baños que eran, como el café moderno, la cita de los ociosos. Sólo algunas procesiones religiosas y algunos juegos del circo alteraban a veces la monotonía del año. Esa vida convenía a un pueblo de propietarios rurales; pero las costumbres fueron modificándose muy de prisa en Roma como se verá más adelante, hasta que en la época del Imperio se convirtió en verdadera ciudad de placeres.
El papel de la mujer era más importante en Roma que en Grecia. Gobernaba también la casa, pero tenía más autoridad que la mujer griega, porque estaba más asociada a la vida de su marido. Se la felicitaba porque cuidaba del gobierno de la casa e hilaba la lana, pero en realidad hacía más que eso. Compartía los honores que se tributaban a su esposo, aparecía con él en público, en las ceremonias y los juegos, y estaba rodeada de consideraciones; era en fin la señora, la matrona. En la casa, no estaba confinada en sus habitaciones, sino que tomaba parte en las comidas y recepciones. Su influencia, aunque no reconocida por la ley, de hecho era muy grande. Catán tuvo la prueba cuando quiso acabar, por medio de una ley, con el lujo de las mujeres. Los ciudadanos no se atrevieron a votar el proyecto a vista que sus esposas estaban en la Asamblea.
LA FAMILIA EN LA REPUBLICA : El fundamento del estado romano era la familia, y el de la familia, el matrimonio. Cuando los patricios eran los únicos ciudadanos, sólo existía un matrimonio el matrimonio religioso, la confarreación, que consistía en ofrecer un sacrificio esparciendo farro sobre la víctima y en comer después los esposos una torta de farro Esta ceremonia la presidía el flamen de Júpiter. En seguida, la esposa vestida de blanco y cubierta la cara con un velo rojo, era conducida a son de flautas y cánticos a casa del esposo, que la hacia transponer el umbral levantándola en vilo, para simular un rapto. De esa manera la separaba de los dioses de su propia familia y la unía a los de su nueva casa.
Cuando los plebeyos conquistaron la igualdad, se instituyó para ellos un matrimonio civil, la coemptio, que fué substituyéndose poco a poco por el matrimonio religioso. Consistía en una venta simulada hecha delante de un magistrado: el esposo tocaba una balanza con una moneda de cobre que seguidamente ofrecía a los padres de la prometida, como precio de su mujer.
Las mujeres tenían una dote que el marido habla de devolver en caso de divorcio; y los divorcios, raros en su origen, fueron aumentando a medida que las antiguas costumbres iban alterándose. Primitivamente, el marido podía, en virtud de su derecho de jefe de familia, repudiar a su mujer. La mujer, a su vez, pudo más tarde pedir la separación. El filósofo Séneca, en tiempo del Imperio, decía indignado: e Las damas nobles se divorcian para volver a casarse, y contraen nuevo matrimonio para divorciarse otra vez.
EL HIJO: El hijo recibía el apellido del padre, es decir era reconocido por éste una semana después de su nacimiento, el día llamado de la purificación. Era generalmente criado y educado por la madre, hasta el momento en que iba a la escuela. Se le suspendía al cuello una bolsita o bula, que contenía amuletos contra el aojo, y que conservaba hasta el día en que abandonaba la toga pretexta para ponerse la viril. Esta ceremonia de la mayor edad se verificaba ante el altar de los lares, cuando tenía diez y siete años; pero aun declarado mayor de edad, continuaba bajo la potestad de su padre.
En la escuela, aprendía a leer, a escribir y a contar bajo la dirección de profesores severos que lo castigaban con azotes por la menor falta. Los niños ricos tenían preceptores en casa de sus padres. La música y la gimnasia eran artes de entretenimiento y lujo. Después de la enseñanza primaria, los jóvenes romanos recibían la literaria que comprendía el estudio de la Ley de las Doce Tablas , el de los poetas griegos y el de los escritores latinos, porque se trataba de formar administradores y oradores. Así el que un joven romano explicara poco más o menos los mismos textos latinos y griegos que un joven de la época actual, que hace sus estudios clásicos.
LA FAMILIA ROMANA EN EL BAJO IMPERIO: Alrededor del siglo II d. de C., ocurrieron cambios significativos en el seno de la familia romana. Los fundamentos de la autoridad del paterfamilias sobre su familia —que ya habían comenzado a debilitarse en los últimos días de la República— se socavaron todavía más. El paterfamilias ya no tenía autoridad absoluta sobre sus hijos; ya no podía venderlos como esclavos o matarlos. Es más, la autoridad absoluta del esposo sobre su cónyuge se había desvanecido, práctica que también comenzó en las postrimerías de la República. En el Antiguo Imperio, la idea de un cónyuge guardián se debilitó de manera importante, y para finales del siglo u d. de C. se había vuelto una mera formalidad.
Las mujeres romanas de las clases altas disfrutaban de considerable libertad e independencia. Habían adquirido el derecho a poseer, heredar y disponer de propiedades. Las mujeres de las clases altas eran libres para asistir a las carreras, al teatro y a espectáculos del anfiteatro, aunque en los dos últimos lugares se les obligaba a sentarse en secciones para mujeres.
Es más, las damas de alcurnia se hacían acompañar de doncellas y de matronas cuando salían. Algunas mujeres manejaban negocios, como compañías de embarques. Las mujeres todavía no podían participar en la política, pero el Antiguo Imperio fue testigo de un número importante de mujeres que influyeron en la política a través de sus esposos, por ejemplo: Livia, la esposa de Augusto; Agripina, la madre de Nerón, y Plotina, la esposa de Trajano.
A finales del primer siglo y comienzos del segundo hubo una disminución apreciable en el número de niños, tendencia que se había iniciado al final de la República. Fue particularmente evidente el incremento de matrimonios sin hijos. A pesar de las leyes imperiales dirigidas al incremento de niños, la baja tasa de nacimiento persistía.
La clase alta romana no sólo continuó utilizando el infanticidio; utilizaba también los anticonceptivos y el aborto para limitar la familia. Existían muchas técnicas anticonceptivas. Aunque muy solicitados, los amuletos, las fórmulas mágicas y las pociones para inducir la esterilidad temporal demostraron ser ineficaces, al igual que el método del ritmo, ya que los médicos romanos creían que una mujer era más fértil justo cuando la menstruación estaba concluyendo.
Una práctica más confiable consistía en el uso de aceites, ungüentos y lana suave para obstruir la abertura del útero. También se utilizaban técnicas anticonceptivas para varones. Una primitiva versión de condón se fabricaba con la vejiga de una cabra , pero su precio loo hacia prohibitivo. Aunque las fuentes medicas no lo mencionan , los romanos también practicaban el ubicuo coitus interrumptus. También se practicaba el aborto ya sea por la ingestión de drogas o mediante instrumentos quirúrgicos. Ovidio fustiga a Corina: "Oh, mujer porque apuñaláis y agujereáis con instrumentos y ofreces venenos espantosos a vuestros hijos aun no nacidos"
La fama atribuye a los romanos cometer grandes excesos en la comida y la bebida. Pero sólo el patriciado gozaba de tanta abundancia. El romano medio tenía dificultades para conseguir comida barata y fresca. En el mercado, la oferta era de mala calidad. Por eso se apelaba a distintos recursos para olvidar que se ingería comida en descomposición: las hierbas aromáticas ayudaban a disimular el olor desagradable y el "garum", salsa de pescado muy fuerte, compensaba el mal gusto.
Por lo general, el desayuno consistía en pan y agua, y el almuerzo, en carne y fruta con vino. La comida principal era la cena, que, para los patricios, constituía un pequeño acontecimiento social. El panorama era radicalmente distinto entre los necesitados. Los pobres carecían de cocina en sus viviendas, lo que los obligaba a adquirir en el mercado productos idóneos para ser consumidos en el momento. El descontento por la escasez de comida era tan grande, que los emperadores instituyeron días de reparto de alimentos gratuitos.




A una mujer - Julio Cortázar

No hay que llorar porque las plantas crecen en tu balcón, no
hay que estar triste
si una vez más la rubia carrera de las nubes te reitera lo
inmóvil,
ese permanecer en tanta fuga. Porque la nube estará ahí,
constante en su inconstancia cuando tú, cuando yo -pero por
qué nombrar el polvo y la ceniza.

Sí, nos equivocábamos creyendo que el paso por el día
era lo efímero, el agua que resbala por las hojas hasta
hundirse en la tierra.
Sólo dura la efímero, esa estúpida planta que ignora la
tortuga,
esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos
huecos,
y el sonido sin música, la palabra sin canto, la cópula sin
grito de agonía,
las torres del maíz, los ciegos montes.
Nosotros, maniatados a una conciencia que es el tiempo,
no nos movemos del terror y la delicia,
y sus verdugos delicadamente nos arrancan los párpados
para dejarnos ver sin tregua cómo crecen las plantas del
 balcón,
cómo corren las nubes al futuro.

¿Qué quiere decir esto? Nada, una taza de té.
No hay drama en el murmullo, y tú eres la silueta de papel
que las tijeras van salvando de lo informe: oh vanidad de
creer
que se nace o se muere,
cuando lo único real es el hueco que queda en el papel,
el golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido.


Canciones con historia: Europe - Rock the Night

Inicialmente la banda se llamó “Force”, Con esta formación el grupo hizo una serie de maquetas que mandaron a distintas compañías discográficas sin ningún resultado positivo. Estos suecos tardaron 10 años en publicar su primer disco.

 Los productores de su país se negaban a publicar temas en inglés, ya que según ellos, tenían poco calado comercial.En 1982 participan en un concurso y al competir con 4000 bandas, logran el 1º premio.

Un contrato para grabar un disco. Es así como Force pasa a llamarse Europe . Al poco tiempo ingresan a los estudios de grabación para darle  forma a su álbum debut, titulado precisamente “Europe”. De este disco se extrae el sencillo "Seven Doors Hotel", el cual logró situarse dentro del Top 10 de Japón.

En 1985 Europe, graba la banda sonora de la película “ footlose” con Kevin Bacon Una de las canciones que se incluyen en este material fue el éxito "Rock the Night" que les hizo despegar..más tarde llegaría "the final countdown"..pero esa es otra historia..

http://shumanes.blogspot.com.ar/2012/08/europe-rock-night.html


Kom Ombo - Templo de Sobek y Haroeris

Kom Ombo (كوم أمبو) es una villa agrícola de Egipto de unos 60.000 habitantes, situada en la ribera oriental del río Nilo, a 40 kilómetros al norte de Asuán y a 165 kilómetros al sur de Luxor. Existe una numerosa población nubia procedente del sur, desplazados por la construcción del lago Nasser. El emplazamiento es conocido en la actualidad por su templo de época ptolemaica.

Situación: 24º 27' N 32º 57' E
Nombre egipcio: Nubt o Nubet. Nombre griego: Ombos. Nombre árabe: Kom Ombo
(No debe confundirse con la ciudad situada al norte de Naqada del mismo nombre: Ombos)

En su origen, fue un asentamiento llamado Nubt, del egipcio nbt, que significa "Ciudad de Oro". Por su situación, disfrutaba del control sobre la s rutas comerciales que se dirigían desde Nubia a través del Valle del Nilo, si bien su importancia creció con la construcción del templo en el siglo II a.C.

En la época griega, la ciudad estaba en la Tebaida, y era la capital del nomo Ombita (el nomo I del Alto Egipto), en la ribera oriental del Nilo. Ombos fue una fortificación militar bajo todas las dinastías egipcias, con los faraones, hasta los ptolomeos y los romanos, y disfrutaba de mucha fama por la grandiosidad de sus templos y su tradicional enemistad con los habitantes de Tentyris (Dendera).

Los templos

Subsisten dos templos, construidos con la piedra obtenida de las canteras vecinas. El más notorio de los dos se yergue sobre una colina arenosa y parece haber sido una especie de Panteón dado que, de acuerdo con las inscripciones conocidas, le había sido dedicado a Haroeris (Apolo) y las demás deidades del nomo Ombita por los soldados acuartelados allí.

El templo más pequeño, en el noroeste, estaba dedicado a Isis. Ambos poseen una arquitectura imponente y todavía conservan los brillantes colores con los que los adornaron sus constructores. Datan de la época ptolemaica, con la excepción de una entrada de piedra caliza, construida dentro de un muro de adobe. Constituía una parte de un templo construido por Tutmosis III en honor del dios, encarnado en cocodrilo, Sobek.

El templo de Kom Ombo, conocido también como templo de Sobek y Haroeris está en ruinas, pero resulta imponente, especialmente por su ubicación, que lo hace destacar al lado del Nilo. Fue excavado por Jacques de Morgan hacia 1893. Es un edificio inusual, completamente simétrico, con dos entradas, dos salas hipóstilas y dos santuarios. Esto se debe a que está dedicado a dos dioses: el lado izquierdo al dios halcón Haroeris (Horus el viejo o el grande) y el derecho a Sobek, divinidad local con cabeza de cocodrilo.

Lo comenzó a construir Ptolomeo VI en el siglo II a.C, siendo Kom Ombo capital de un nomo del Alto Egipto, y lo terminó Ptolomeo XII en el siglo I a.C. El emperador romano Augusto le añadió el pilono de la entrada hacia 30 a.C. En el local hubo un santuario más pequeño de la época de Tutmosis II encontrándose vestigios que datan de la Dinastía XVIII (1.550 a 1.063 a.C.)

https://www.youtube.com/watch?v=ICmIWB74Srw

SOBEK

Dios-cocodrilo. Es mencionado en el texto de las pirámides como hijo de Neit.
Se le creía emergido de las aguas del caos en la creación del mundo.
Era 'señor de las aguas', temible por su voracidad.
Eliminaba los enemigos que habitaban en los medios acuáticos.
Es representado cocodrilo y como hombre con cabeza de cocodrilo.

http://egiptoaldescubierto.es/cultura-egipcia/dioses-cultos/dioses-panteon-egipcio/57-dioses-panteon-egipcio.html



LO FATAL – Rubén Darío.
DICHOSO el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...


Hermes

Dios griego del comercio, de la fecundidad y de los muertos. Protector de comerciantes y pastores. Mensajero de los dioses. Hijo de Zeus y Maya, una pléyade. Se le considera mensajero de los dioses. Además, se le conoce como dios de las artes, de la habilidad. Lleva la suerte y de la abundancia. Es embaucador, protector de los ladrones, lleno de picardía. Nada más nacer robó las armas de varios dioses, y el rebaño de su hermano Apolo, con el que se concilió entregándole una lira que acababa de inventar. Estuvo expiando sus fechorías, que a Zeus le hacían reir, en la Tierra junto a Apolo, en Tesália.
Se le representa joven y risueño. De caracter conciliador. Lleva un gorro y unas sandalias aladas, y el caduceo, que es un cetro de oro con dos serpientes enroscadas y que en su parte superior tiene dos alas. Se le atribuye a este cetro que infundía el sueño.

Nombre y epítetos
Nombre griego: Hermes
Nombre romano: Mercurio
Epítetos: Psicopompos (portador de las almas), dios alado, mensajero de los dioses, portador del caduceo.

Linaje e identidad
Hijo de Zeus y Maya (pléyade hija de Atlas). Es el mensajero de los dioses. Dios amistoso, hablador, compañero de Zeus. Es amigo de dioses y hombres, popular entre todos, mascota de los olímpicos.

Figura y atributos
Alegre, popular, nunca sombrío. Joven, delgado, desnudo.
Atributos: Petasos alado. Sandalias aladas. Caduceo / Kerykeion. Sus animales son el gallo, el carnero, el jabalí y el macho cabrío. Sus plantas son la amapola, el mirto y el olivo. Suele ser el compañero de Zeus. Una representación artística conocida esHermes atándose la sandalia de François Rude.

Campos de protección
Primitivamente, dios de los límites de los campos, de la invención del fuego, de la fertilidad humana y animal, y, por tanto, de la fortuna y las riquezas. En época clásica, criado y mensajero de los dioses mayores, dios de los caminos, encrucijadas y viajeros, de la elocuencia, los ladrones y comerciantes. Protector de la música, padre de la astronomía, de las matemáticas, de las primeras leyes, inventor de medidas y pesos. Guía de las almas. Dios de los jóvenes. En alguna ocasión, de la adivinación.

Lugares de Culto
Se le rinde culto en caminos, encrucijadas, gimnasios, calles y plazas de toda Grecia, especialmente en Atenas. También en Arcadia, Feneo.

Actuaciones míticas relevantes

Nacimiento
Hermes nació en el monte Cileno en Arcadia. Esta historia se cuenta en el Himno a Hermes, atribuido dudosamente a Homero. Su madre, Maia, había quedado secretamente embarazada de una aventura amorosa con Zeus. Maia envolvió al infante en mantas pero Hermes escapó cuando ella dormía. Hermes corrió a Tesalia, donde Apolo estaba pastoreando su ganado. El infante Hermes robó varias de sus vacas y las llevó a una cueva en los bosques cercanos a Pilos, borrando sus huellas. En la cueva encontró una tortuga y la mató, vaciando entonces sus entrañas. Usó los intestinos de una de las vacas y el caparazón de la tortuga para hacer la primera lira. Apolo se quejó a Maia de que su hijo había robado su ganado, pero Hermes ya había vuelto a las mantas en las que ella le había dejado, por lo que Maia rehusó creer las afirmaciones de Apolo. Zeus intervino y dijo haber visto los hechos, y secundó a Apolo. Entonces Hermes empezó a tocar música en la lira que había inventado.

Actuaciones míticas relevantes
Los rebaños de Admeto
La leyenda más célebre acerca de Hermes cuenta que, nada más nacer, se escapó y llegó a Tesalia, donde Apolo guardaba los rebaños de Admeto. El niño robó el rebaño y, tras sacrificar dos de los animales, regresó a donde había nacido, donde encontró una tortuga; la mató, le quitó el caparazón y le puso unas cuerdas hechas con tripa. Así inventó la lira.

Fabricación de la lira
Apolo, al enterarse del robo por un anciano que lo había presenciado, fue a donde estaba Hermes con su madre y reclamó el ganado. Hermes negó todo y tuvieron que recurrir a Zeus, quien ordenó al niño restituir el ganado. Pero cuando llegaron a la cueva donde estaba el ganado, Hermes tomó la lira que había fabricado y cantó. Apolo, fascinado, le propuso cambiar el ganado por la lira.
Fabricación de la siringa: También se le atribuye la invención de la siringa o flauta de Pan, que adquirió también Apolo a cambio del cayado de oro que utilizaba para cuidar sus rebaños.

El Caduceo
En una ocasión separó con el cayado de oro a dos serpientes que luchaban entre sí; estas se entrelazaron en torno a él y surgió el caduceo que, rematado por dos pequeñas alas, era el símbolo de los embajadores y los heraldos griegos.

Muerte de Argos
Argos fue designado por Hera como guardián de Io, transformada en vaca. Zeus ordenó a Hermes que la liberara. Hermes mató a Argos y Hera tomó sus cien ojos y los colocó en la cola del pavo real para inmortalizarlos.

Hermafrodito
De su unión con Afrodita nació Hermafrodito. Era un joven muy hermoso y se enamoró de él una ninfa del lago. En una ocasión, mientras el joven se bañaba en el lago, la ninfa logró abrazarlo por sorpresa y suplicó a los dioses que nunca pudiesen separarse. Entonces, los dioses los transformaron en un solo ser de doble sexo.

Autólico
De Hermes y Quione nacio Autólico, de quien heredó el arte de robar. Se convirtió en el mayor ladrón del Peloponeso. Fue padre de Laertes y abuelo de Odiseo.

http://aliso.pntic.mec.es/agalle17/dioses/hermes.html

Mercurio o Hermes

Mercurio (para los romanos) o Hermes (para los griegos), nacido en Arcadia sobre el monte Cilene, era hijo de Júpitery de Maia (Bona Dea). El mismo día de su nacimiento se sintió ya tan apuesto y robusto que luchó contra Cupido, lo derribó con una zancadilla y le robó su carcaj. Mientras los dioses le felicitaban por su victoria, robó la espada deMarte, el tridente de Neptuno, el ceñidor de Venus y el cetro de Júpiter, y estaba a punto de escamotear el rayo si el temor de quemarse los dedos no se lo hubiera impedido.

Tanta bribonada y audacia hicieron que fuese arrojado del cielo. Entonces vino a la tierra y fijó su residencia en Tesalia, donde pasó su adolescencia y juventud. El desterrado Apolo se dedicaba entonces a guardar los bueyes del reyAdmeto, cuando a Mercurio, que también era como él pastor, le pareció cómodo procurarse un rebaño sin gasto alguno. Se aprovechó para ello de un momento en que Apolo remembraba sus amores pastoriles sumido en un tierno delirio tocando la flauta, y entonces Mercurio desvió adrede sus bueyes del lugar en que pacían y se los llevó escondiéndolos en lo más espeso de un bosque.
Estos múltiples latrocinios hicieron que fuese considerado como el dios de los ladrones y de los tramposos.

Entre tanto, Apolo, que había descubierto ya el autor del robo, se enfadó terriblemente. Hechas las paces, Apolo recibió de Mercurio una lira de tres cuerdas y a cambio de ella Apolo le dio una varilla de avellano que tenía la propiedad de apaciguar las querellas y reconciliar a los enemigos. Para cerciorarse del poder del talismán, Mercurio lo interpuso entre dos serpientes que luchaban encarnizadamente y al momento las dos se enroscaron alrededor de la varilla quedando entrelazadas formando el caduceo, que es el principal atributo de Mercurio.

Mercurio era adorado en Tesalia como dios de los pastores debido al largo tiempo que había dedicado a la vida pastoril, mientras que la circunstancia de haber inventado la lucha y los ejercicios corporales, en los que sobresalía siempre, le hicieron pasar por el dios de los atletas.

Pero Mercurio estaba poco satisfecho con esos vulgares honores y aspiraba a triunfos más brillantes: recorrió las grandes ciudades, salió a la plaza pública y allí se mostró hábil en el arte de la elocuencia. Los oradores y retóricos se pusieron bajo su protección y fue considerado como el dios de las artes liberales y de las bellas letras.

Queriendo juntar lo útil de lo agradable, se dedicó a los negocios perfeccionando el comercio y el cambio, inventó los pesos y medidas y al poco tiempo su nombre fue honrado por los mercaderes y negociantes que le llamaron el dios del comercio.
El destierro de Mercurio producía en la corte celestial un sensible vacío y por eso fue llamado nuevamente a ella. Puesto que mientras vivió sobre la tierra había demostrado una destreza e inteligencia superiores, Jupiter le constituyó su ministro, su intérprete y el mensajero del Olimpo.

Cumpliendo los deberes de su cargo, Mercurio ejecutaba los encargos de los dioses, sus negociaciones públicas o secretas, importantes o frívolas, y asumía a la vez el oficio de criado, escanciador, espía, embajador, satélite y verdugo.

Cumpliendo órdenes de los dioses dio muerte al inoportuno Argos, encadenó a Prometeo sobre el monte Cáucaso, liberó a Marte de la prisión en que le habían encerrado los gigantes, condujo a Baco hasta donde se hallaban lasninfas de Nisa, acompañó a Plutón cuando este dios llevó a cabo el rapto de Proserpina y… largo sería enumerar todos los pormenores de su actuación.
Aunque parece que dichas numerosas ocupaciones le absorbían por entero tiempo y fuerzas, Mercurio también era el encargado de conducir las almas de los muertos hasta los infiernos y asistía al juicio supremo al que eran sometidas ante el tribunal de Minos. También era él quien conducía de nuevo estas almas a la tierra cuando habían transcurrido mil años desde que de ella les arrancara la muerte y las introducía en cuerpos nuevos.

Mercurio es representado como la figura de un hombre mozo, listo, sonriente y cubierto con un pequeño manto. Tanto su bonete como su caduceo están provistos de alas, como también sus tobillos, para indicar que es el mensajero de los dioses. De su boca sale en algunas imágenes una cadena de oro para significar con qué poder un orador experto encadena las voluntades de sus oyentes. Su mano derecha empuña el caduceo, como emblema de un ministro plenipotenciario y conciliador, y en su izquierda lleva una bolsa como símbolo del dios protector de los comerciantes.

Sus atributos son el gallo y la tortuga, significando el primero la vigilancia, tan necesaria en el cumplimiento de diversas e importantes funciones, mientras que la tortuga recuerda que Mercurio fue quien inventó la lira, que en un principio se fabricó con placas de este reptil.

En los caminos de gran tránsito figuraban, de trecho en trecho, estatuas de forma cuadrada que representaban a Mercurio y servían para la delimitación de los campos o para señalar el camino a los viajeros extraviados.
Estas estatuas, llamadas en griego Hermes, se colocaban también en el centro de las encrucijadas y tenían tantas caras como caminos a tal sitio convergían. En los sacrificios que se dedicaban a Mercurio, le ofrecían miel, leche y sobre todo la lengua de las víctimas, ya que era considerado como el dios de la elocuencia.

http://www.blogodisea.com/mercurio-hermes.html



Hermes / Mercurio- Frrancisco Alvarez Hidalgo
De los dioses alado mensajero,
y protector de atletas y ladrones,

granuja cuyas múltiples funciones
hacen de cada golfo su heredero.

No hay arriesgado o cómodo sendero,
ni frontera enclavada entre naciones, 
ni transacción, ni falsificaciones,
sin etiqueta de este viajero.

Declamador, intérprete, cuentista,
más diplomático que antagonista,
aportador de sueños a los vivos,

y guía de las almas al averno.
El chaquetero que en cualquier gobierno
cumple un papel sin cuestionar motivos.

Los Angeles, 25 de noviembre de 2007.

Soneto Nº 1773

Astor Piazzolla : El compositor que llevó el tango de los bailes a las salas de concierto

Entre el sonido de época y la eternidad

Fue discutido y admirado. Revolucionó un género. Es, sin duda, uno de los artistas argentinos más importantes de la historia. Aunque fragmentada y caótica, su discografía permite acercarse al genio.

Astor Pantaleón Piazzolla había sufrido una trombosis cerebral el 4 de agosto de 1990. Casi dos años después, el 4 de julio de 1992, murió entronizado como el músico de Buenos Aires por antonomasia. Nadie discutía ya su pertenencia al tango. Sin embargo, ¿realmente había sido discutido? ¿Quiénes eran los que lo habían rechazado? ¿Eran tan importantes esos cuestionamientos? La duda aparece cuando se piensa en la cantidad de discos que grabó en Argentina, en sus actuaciones en teatros oficiales (incluyendo la canonización del Colón, donde actuó por primera vez con su Conjunto 9), en sus frecuentes apariciones televisivas (es cierto, en una época en la que en la televisión aparecían más cosas que ahora) y en los llenos casi totales que lo acompañaban desde las épocas en pequeños boliches hasta los recitales en los teatros Odeón y Gran Rex, en el Roxy de Mar del Plata o en La Botonera de esa ciudad, donde realizó toda una temporada veraniega de conciertos con el grupo electrónico de mediados de los ‘70. De lo que se trataba, más bien, era de un enfrentamiento paradigmático. De dos maneras de entender la música popular. O mejor, de la tensión entre dos géneros distintos que sólo aparentemente eran lo mismo.

De un lado estaba la música popular propiamente dicha, ligada a funcionalidades sociales claras (el baile, sobre todo); del otro, una música artística de tradición popular, en que la escucha se perfilaba como función predominante. Esa tensión estaba presente casi desde los propios inicios del tango o, por lo menos, desde la aparición de los cantores estrella, y desde las sofisticaciones rítmicas de Firpo primero y de De Caro después, desembocando en los grandes arreglos de Argentino Galván y del propio Piazzolla para Troilo, Basso o Fresedo y de la extraordinaria orquesta de Salgán de fines de los ‘40. Pero Piazzolla fue mucho más radical y el quiebre definitivo sucedió en 1955. En ese año grabó en París un disco dedicado casi exclusivamente a sus propios temas, con el acompañamiento de las cuerdas de la Opera de esa ciudad y los pianistas Martial Solal (uno de los grandes nombres de la historia del jazz europeo) y Lalo Schiffrin. Y en ese disco ya no había coqueteo alguno con el baile: los materiales eran los del tango popular; el desarrollo de esos materiales, no. Es decir, allí se plasmaba, ya sin disimulo, algo que venía desde bastante antes. Piazzolla, hablando sobre algunos de los tangos que había escrito para su notable orquesta formada en 1946, explicaba: “...’El Desbande’, que tiene un comienzo del tipo de ‘El Tamango’, de Carlos Posadas, sigue después con las variaciones endemoniadas y terriblemente difíciles que ya empleaba yo. Y en la parte final tiene un valseado. Entraba a dejar de lado el ritmo clásico, a olvidarme de los bailarines, a tocar para que la gente escuchara...”

El conflicto no era distinto, en su esencia, al que puede leerse en la crítica de “Black. Brown and Beige”, de Duke Ellington, aparecida en 1944 en la revista estadounidense especializada en jazz Down Beat. “Allí no hay beat (se refiere a la acentuación regular) y si no hay beat no hay jazz. Además, Ellington se toma más de diez minutos para decir mal lo que habitualmente dice bien en tres minutos.” La diferencia entre lo sucedido con el jazz y con el tango –y eso no fue culpa de Piazzolla– tuvo que ver, eventualmente, con las características de los mercados norteamericano y argentino. Si el jazz no tuvo dificultades para procesar el paso del baile al concierto y al mundo propio del consumo de discos, entre otras cosas porque la pérdida de masividad local se compensó con la internacionalización del consumo, la situación argentina fue otra. El rechazo a Piazzolla vino desde el interior de un género que ya estaba en retirada, que a fines de los ‘50 ya empezaba a dejar de formar parte de los hábitos populares, y que estaba a la defensiva. El tango, que había sido un lenguaje evolutivo, estaba ya cristalizado y sus consumidoressentían que, para defenderlo, había que evitar las contaminaciones. En un punto tenían razón. Si bien no fue Piazzolla el que decidió que el tango dejara de bailarse, lo cierto es que en un mercado pequeño y sin posibilidades de expansión internacional (muchas minorías podrían haber conformado un grupo consumidor interesante, como había sucedido con el jazz y como volvería a suceder con algún rock experimental entre 1967 y 1975), lo que dejaba de bailarse tarde o temprano tendía a desaparecer. No es un dato menor, en ese sentido, que cierto resurgimiento actual del tango tenga que ver con que un público joven quiera bailarlo nuevamente.

“No me creo dueño de la verdad. Lo que en realidad trato es de interpretar la lógica evolución del tiempo palpando las emociones de la hora actual”, escribía Piazzolla en la contratapa de Nuestro Tiempo, un disco publicado en 1962. Se ha hablado de manera abundante de la relación entre los ritmos irregulares, las frases anguladas, el ruidismo –al que se atrevía en ocasiones haciendo que el arco del violín golpeara las cuerdas o la caja del instrumento o que los dedos pegaran en la botonera del bandoneón– por un lado y los gestos crispados de una ciudad contemporánea por el otro. No hay duda alguna acerca de esa capacidad de la música de Piazzolla para convertirse en banda de sonido obligada para Buenos Aires (obligación literal si se piensa en el cine local de los años ‘60 y ‘70). Y es que si la música de fondo de las novelas de Bernardo Verbitsky o Bernardo Kordon, una década atrás, eran las grandes orquestas y sus cantores, la música de Piazzolla parece el correlato casi exacto del gusto burgués ilustrado de los ‘60, modelado alrededor de ese sector universitario, intelectual, cosmopolita y curioso culturalmente, emparentado con el existencialismo del Café de Flore parisino, que aparece, por ejemplo, en Dar la Cara de David Viñas. La novedad es que, gracias a revistas como Primera Plana y al papel democratizador de esa cultura alta que tenían en esa época algunos programas de televisión (Casino Philips, por ejemplo) y radio (los que tenían a Merellano o Edgardo Suárez como programadores, el famoso Show del Minuto de Guerrero Marthineitz), esos intelectuales de izquierda terminaron reemplazando a la iglesia y a las revistas de chismes en la formación del gusto de un grupo social mucho más amplio. Un gusto del que la música de Piazzolla funcionaba como un mapa perfecto.

Algo de los ritmos de Stravinsky o Bartók, una pizca de disonancia, un poco de vanguardia (pero vanguardia entendible, desde ya), el culto al contrapunto bachiano (y a la moda de la música barroca, en ese entonces recién descubierta por la industria musical). Un arreglo como el de “Milonga Triste”, de Piana y Manzi, que canta Héctor de Rosas en Tango para una Ciudad, de 1963, es claro. Las referencias al barroco son permanentes en las progresiones armónicas de la guitarra y, cuando al final aparece el violín (en la orquestación Piazzolla omite el bandoneón) se hace inocultable el parecido con el Larghetto de la Sonata a Trio en Do Mayor de Johann Joachim Quantz que, en esos mismos años, se hizo popular en una adaptación que acompañaba un aviso televisivo de cognac.

La obra de Piazzolla, en todo caso, está atravesada por gestos de época. Pero, curiosamente, trasciende con facilidad ese fechado. Y es que, más allá de todo su afán por ser un músico clásico, de ser aceptado como una suerte de Gershwin criollo, de codearse con poetas y artistas plásticos modernos (hay que decir que nunca tuvo demasiado buen gusto para elegirlos), y de mostrar que sabía escribir fugas y contrapuntos intrincados, la música creada por este marplatense genial –sobre todo cuando es tocada por él– tiene una potencia única.

Todo lo que en otras manos podría sonar alambicado (y en efecto suena así en muchos de los que intentaron actualizar el tango) en Piazzolla es natural, fluido. Todo lo que en otros sería pretencioso, en él es asombrosamente claro y musical. Como en el caso de Beethoven o, más cerca, en el de Keith Jarrett, la música de Piazzolla es muy superior a sus propias ideas acerca de esa música. Como en el caso de las grandes obras de arte, hay allí un doble juego permanente entre su facultad de representar un lugar y una época precisos y su posibilidad de eternidad.

http://www.elortiba.org/piaz.html