ME gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Sinfonía Nº 6 - Gustav Mahler
Resulta curioso que la Sinfonía Nº 6 de Gustav Mahler, considerada por muchos una de sus cimas creativas (José Luis Pérez de Arteaga: «La Sexta sinfonía… constituye, junto a la Novena sinfonía, la obra maestra de su ciclo orquestal»), haya sido también la composición más problemática para su autor.
Antes de recordar cuáles fueron esos problemas, pensemos en lo primero: en el hecho de que es una de las grandes sinfonías de Mahler. Esa valoración no se hizo esperar tras su estreno, el 26 de mayo de 1906 en Essen (Alemania), por las orquestas de Essen y Utrecht dirigidas por el propio compositor. Poco después, desde España, el crítico Felipe Pedrell concluía un repaso crítico por la obra de este creador y, en especial, su VI sinfonía diciendo: «Ha de imponerse y se impondrá. El nombre de Mahler ha de ocupar, tarde o temprano, una página de honor en el libro de oro de la sinfonía». Alban Berg iría más allá: «Ésta es la única Sexta, a pesar de la Pastoral».
El momento vital en que Mahler compone esta obra maestra en cuatro movimientos es de bienestar personal y profesional, cuestión intrigante, debido al carácter trágico y pesimista que parece desprenderse sobre todo de la conclusión de la obra. Por entonces, entre 1903 (escritura de los movimientos centrales) y 1904 (composición del primero y último movimientos), Mahler atraviesa una buena relación con su esposa Alma Schindler y a ella va dedicado un tema célebre del primer movimiento («el tema de Alma»). Al parecer, Mahler podía disociar esos momentos de placidez y tranquilidad (¿o no eran tales?) de su obra, pues poco después del nacimiento de su segunda hija iba a componer, apenas acabada la Sexta sinfonía, las oscuras Canciones para los niños difuntos.
La Sinfonía Nº6 en la menor, como se dijo, tiene un sesgo pesimista que llevó a los propios editores de la partitura a imprimirle el subtítulo «Trágica». Esos editores sufrirían en carne propia los problemas de los que hablamos al principio y fueron con los que se enfrentó Mahler para dar por concluida la escritura de su obra. Y es que apenas acabado el último ensayo de la sinfonía antes de su estreno (en el que cuenta Pérez de Arteaga que «por primera vez no dirigió bien») Mahler decidió cambiar el orden de los movimientos internos. El Scherzo, que seguía al Allegro inicial, sugiere en su comienzo los compases del primero (que dicho sea de paso, tiene reminiscencias al inicio de la Primera de Bruckner). El parentesco sonoro entre el primer y el por entonces segundo movimientos le pareció a Mahler repetitivo, y entonces puso en segundo lugar al Andante, originalmente tercero, además de hacer otras correcciones entre las que se contaba la eliminación de un tercer golpe de martillo en el movimiento final (especificado en la instrumentación para que sonara «con la fuerza con que un hacha derriba un árbol»). Con ese nuevo orden se oyó el estreno de la obra y se hizo la reimpresión de las partituras, pero por motivos surgidos a partir de la duda de cuál sería el orden genuino (y un error al que contribuyó la mala memoria de Alma Mahler), durante largas décadas, a partir de los años 20, se volvió al orden Scherzo/Andante que abunda también en la mayor parte de la discografía. Hubo que esperar hasta finales del siglo pasado para que la investigación de un grupo de musicólogos (entre ellos, Gilbert Kaplan) dejara debidamente documentada la intención final del compositor y los directores restituyeran ya como regla y no como excepción el orden Andante/Scherzo.
La estructura definitiva, entonces, es:
1. Allegro energico, ma non troppo. Heftig, aber markig
2. Andante moderato
3. Scherzo. Wuchtig
4. Finale. Allegro moderato. Allegro energico
La Sinfonía Nº6 comienza, en efecto, con un Allegro energico, ma non troppo con las cuerdas golpeadas por los arcos y un timbal marcial, que suena hasta la entrada electrizante de las cuerdas más agudas. Aparece luego otra cita bruckneriana (esta vez, una alusión al Finale de la Séptima del de San Florián) y, tras un golpe de timbal, comienza el famoso «tema de Alma». La partitura ofrece a elección ejecutar un ritornello, otra de las variantes posibles de esta sinfonía, y tras ofrecer pasajes casi ensoñadores (en los que se oyen unos simbólicos cencerros y unos látigos) llega un final a toda orquesta.
El segundo movimiento, Andante moderato, es de una placidez y hermosura que han hecho que eminentes mahlerianos como Henry Louis de la Grange lo consideren entre las páginas más bellas jamás escritas por Mahler. Vale decir que no se ha resaltado demasiado la similitud entre uno de sus temas y la Pavana para una infanta difunta de Ravel, algo que por cierto daría más pasto a las especulaciones de presagio que se han vertido sobre esta obra como sobre los Kindertotenlieder.
El Scherzo es de una mordacidad insospechada si se considera el monumental movimiento análogo de la sinfonía precedente. No hay aquí sensación de alegría, sino de malicia, o al menos picardía. El movimiento está plagado de cambios de ritmo y combinaciones entre sus diferentes secciones. Es, por si hiciera falta decirlo, una demostración del poderío de Mahler como orquestador.
El Finale (Allegro moderato) es, por si no bastaba lo anterior, un verdadero monumento sonoro. Un movimiento descomunal que suele deparar una interpretación de media hora, en la que Mahler pone todo de sí para transmitir una angustia con pocos parangones en la historia de la música. El comienzo, sin embargo, es engañoso: un clima onírico es transmitido por las arpas y los metales, seguidos de toda la línea de violines que introducen la aparición de poderosos timbales. El ambiente ensoñado pronto se torna pesadillesco, como si las sombras de una tragedia, a veces amenazante, a veces lanzada en cacería, flotaran sobre todo el paisaje sonoro, impidiendo la aparición de una luz esperanzadora. Pronto Mahler lleva la música a territorios inexorables: tras la introducción falsamente alegre, arriba un motto (un motivo con redoble de tambores que el compositor utiliza en todos los movimientos) y se expone el tema principal que desemboca en un primer golpe de martillo, tras el cual la reexposición sobreviene de manera deliberadamente caótica, de manera que cuando llegamos al segundo golpe de martillo la tragedia está trazada. El último tramo es desesperante, debido a que Mahler introduce un atisbo de plenitud y tranquilidad en la nueva exposición de los temas, pero de pronto se derrumba una vez más todo con desesperación (en el momento en que originalmente sonaba el tercer y demoledor martillazo), para descender a la tristeza con un tramo final que consiste en una coda casi fúnebre, tocada por los vientos de metal en pianissimo, estalla en un fortissimo a toda orquesta cuyos últimos estertores son un pizzicato que suena como el último suspiro del protagonista, imaginario o no, de la obra.
Canciones con historia: Give Me Love (Give Me Peace on Earth) George Harrison
Luego de la disolución de The Beatles George Harrison demostró al mundo su talento infravalorado con su triple álbum All Thin Must Pass 1970 y con The Concert for Bangladesh en 1971. Luego de esto George decidió tomar un pequeño descanso y en 1973 vuelve al ruedo con su segundo álbum de estudio titulado Living In The Material World llevando al extremo lo expresado en su primer trabajo creando un estudio autobiográfico sobre lo más importante en ese momento su devoción por la religión hindú. La idea fue realizar un álbum de sonido básico y sin muchos adornos, para esto se desmarcaría de Phil Spector.
Con una buena acogida Living In The material World fue llevado al # 1 de las listas norteamericanas, en Canada repetiría la primera posición al igual que en Australía. En UK la casa de George se mantuvo en la segunda posición frenado por el soundtrack de la película That'll Be The Day donde participaba Ringo Starr, mientras que en Japón alcanzaría el # 9.
Living In The Material World:
Grabado en Apple Studios, # 3 Saville Row, Londres, Inglaterra desde octubre del 72 a enero del 73 a excepción de Try Some Buy Some grabada en 1971.
Todos los temas producidos y compuestos por George Harrison.
Personal : George Harrison: voz y guitarra, Ringo Starr: batería, Klaus Voorman: bajo, Nicky Hopkins: tecaldos, Gary Wright: teclados, Jim Keltner: batería, Jim Gordon: bacteria (en Try Some, Buy Some), Jim Horn: saxofón y flauta, Zakir Hussein: Tabla y John Barham: Strings.
Contenido:
El álbum abre con la brillante Give Me Love (Give Me Peace on Earth), un grandioso tema que es guiado por lo que se convertiría en la marca registrada de George durante el resto de su carrera, el slide guitar. La letra es una plegaria mistica de paz y amor dirigida al “Señor”. Cada coro esta precedido por el mundialmente conocido mantra OM, otra pista que nos indica de que trata el contenido global del disco. Muchos han categorizado a Give Me Love (Give Me Peace on Earth) como una secuela de My Sweet Lord.
Give Me Love (Give Me Peace on Earth) fue utilizado como single de presentación, este fue lanzado al mercado en el mes de mayo de 1973 llegando a ocupar el # 1 de las listas americanas quedándose allí durante cinco semanas, había sido precedido en las listas por el tema My Love de Paul McCartney and Wings del álbum Red Rose Speedway y fue desbancado de esa posición por el tema de Billy Preston Will It Go Round in Circles. En Inglaterra el single se ubicaría en el # 8 permaneciendo en cartelera por espacio de 10 semanas.
El lado B del single incluyó el tema Miss. O’ Dell que fue escrito en 1971 y esta basado en un empleado de Apple de nombre Chris O’ Dell. George había grabado varias tomas de esta seleccionando el corte más gracioso para ser utilizada en este single, de hecho se puede escuchar un ambiente festivo en el que no faltan las risas. Esta canción no aparecería oficialmente en ningún otro producto por mucho tiempo hasta la reedición de Living in The Material World en 2006.
La isla de Delos es una de las islas más pequeñas de las Cícladas y está deshabitada. Se sitúa enfrente a la isla de Rinia (también deshabitada) y a 2km al suroeste de Mykonos. Y es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Grecia, de hecho, se considera uno de los cuatro principales del país; y ha sido declarado Museo Nacional.
Delos, isla sagrada
Delos era considerada la ya que, según la mitología, fue donde nacieron Apolo, dios de la música y de la luz, y su hermana Artemisa, diosa de la caza. Era una isla flotante que emergió agarrada por el tridente de Poseidón, pero Zeus la ató con cadenas al fondo del mar para que Leto, la madre de Apolo y Artemisa, pudiera dar a luz a sus hijos. Así, Delos le sirvió como refugio de la ira de Hera, esposa de Zeus, que se había enterado del embarazo de Leto.
La isla de Delos fue pues uno de los centros espirituales más importantes de los antiguos griegos y en la ciudad de Delos – situada al noroeste de la isla – se construyeron santuarios, templos, columnas de mármol, un teatro, un gimnasio…
Un poco de historia
La isla fue colonizada por los Carios en torno al III milenio a.C., y después fue colonizada por micénicos y jonios. Durante el siglo VII a.C. seguía siendo un centro de culto y en la capital de las islas del Mar Egeo, por ser el lugar del nacimiento de Apolo, por tanto, un lugar sagrado. Había un palacio donde luego se construiría el primer templo de Apolo, y alrededor edificios sagrados. Y a lo largo del siglo VII y VI a.C. se edificaron monumentos históricos como el Coloso de Apolo, los Leones de Delos y la estatua de Nicandra.
Pero a mediados del siglo VI a.C. los atenienses pasaron a controlar Delos y las islas cercanas, y ordenaron remover las tumbas y trasladarlas, además de prohibir los nacimientos y las muertes, para evitar la profanación de la isla sagrada. Por otra parte, los atenienses organizaban magníficos festivales en honor a Apolo cada cinco años. A finales del siglo II a.C. pasó a manos de Roma y fue declarada puerto franco, por lo que la isla se convirtió en un centro comercial que atraía a mercaderes de toda la zona.
Qué visitar en Delos
Desde el siglo XVII los europeos visitaban la isla atraídos por sus ruinas. Y a finales del siglo XIX arqueólogos franceses comenzaron las excavaciones de un yacimiento, que se considera uno de los más importantes de Grecia. De hecho, la isla de Delos forma parte del catálogo de lugares culturales protegidos por la UNESCO. En la actualidad es un conjunto de ruinas situadas al noroeste de la isla, que están admirablemente bien conservadas; como ya habíamos dicho es uno de los yacimientos griegos más importantes y mejor organizados.
Se pueden visitar varios grupos de ruinas, en total hay cuatro: el puerto comercial, los santuarios de Apolo y del Monte Cynthos y la región del lago sagrado.
Puerto Comercial
Detrás del puerto había lugares de almacenaje y casas de los siglos II y II a.C. con un patio rodeado con columnas y suelos de mosaicos.
Templos de Apolo
Detrás del puerto también empieza el camino sagrado por el que se entra al santuario, al oeste hay un altar y al este los tres templos de Apolo:
-Templo dórico (s.V-III a.C.), con frisos decorados, pero sin columnas en el interior, y con pocas esculturas.
-Templo ateniense dórico (425-417 a.C.)
-Templo Porinos Naos
Cerca del conjunto hay un santuario con un altar para sacrificios, el templo de Dionisios (al este) y los templos de Afrodita y Hermes (al oeste, en una explanada).
Óikos de los naxios
Es el monumento más antiguo de Delos, un edificio sagrado rectangular con ocho columnas en el centro, que está flanqueado por el Coloso de los naxios, un kurós de más de 9 metros (estatua masculina).
Monumento de los Toros
En la zona oriental del santuario habia una construcción gigantesca; el Monumento d elos Toros, cuya función se desconoce. Todavía se pueden distinguir tres partes del edificio.
La Terraza de los leones
Conjunto escultórico de mármol dedicado a Apolo (s.VII a.C.). De los 16 leones quedan sólo 5 enteros y 3 parciales.
Monte Cynthus
En la ladera del Monte Cynthus se encuentra el teatro (principios s.III a.C.), que tenía un aforo de 5000 personas. Yy en la cumbre hay restos de una residencia (III milenio a.C.). Hay muchas casas excavadas de gran riqueza arquitectónica y decorativa. Están la Casa de los Delfines, la Casa de las Máscaras y la Casa de Dionisio, las tres con impresionantes mosaicos en el peristilo. los tres templos de Apolo, el Camino de los Leones, las casas con atrios adornados con hermosos mosaicos y una bella decoración mural.
Barrio del Lago
El Barrio del Lago era la zona residencial de la ciudad, con la Casa del Frontón, la Casa de los Actores (con un peristilo atípico: un pórtico jónico por encima del pórtico de orden dórico comleto), y la Casa de los Tritones.
http://www.islamykonos.es/la-isla-de-delos
El mar - Mario Benedetti
¿Qué es en definitiva el mar?
¿por qué seduce? ¿por qué tienta?
suele invadirnos como un dogma
y nos obliga a ser orilla
nadar es una forma de abrazarlo
de pedirle otra vez revelaciones
pero los golpes de agua no son magia
hay olas tenebrosas que anegan la osadía
y neblinas que todo lo confunden
el mar es una alianza o un sarcófago
del infinito trae mensajes ilegibles
y estampas ignoradas del abismo
trasmite a veces una turbadora
tensa y elemental melancolía
el mar no se avergüenza de sus náufragos
carece totalmente de conciencia
y sin embargo atrae tienta llama
lame los territorios del suicida
y cuenta historias de final oscuro
¿qué es en definitiva el mar?
¿Por qué fascina? ¿por qué tienta?
es menos que un azar / una zozobra /
un argumento contra dios / seduce
por ser tan extranjero y tan nosotros
tan hecho a la medida
de nuestra sinrazón y nuestro olvido
es probable que nunca haya respuesta
pero igual seguiremos preguntando
¿qué es por ventura el mar?
¿por qué fascina el mar? ¿qué significa
ese enigma que queda
más acá y más allá del horizonte?
"La Mer" (Debussy): tres esbozos sinfónicos para orquesta
La obra más conocida y más interpretada de Claude Debussy es sin duda "La Mer" (la mar), una pieza en la que el compositor se sirvió de sus recuerdos de infancia. "La Mer" es un tributo a ese elemento que Debussy admiraba y que lo acompañó durante toda su vida. De hecho, de no ser compositor, Debussy habría querido ser marino. El compositor no trata sin embargo de describir el mar sino de sugerirlo, con su estilo impresionista musical que sólo Debussy dominó a cabalidad.
"La Mer" se compone de tres movimientos que pretenden ilustrar en música la calma y la fuerza del mar, su tumultuoso oleaje y su interacción con otros elementos de la naturaleza.
El primer esbozo lleva por título “Del alba al mediodía en el mar”: Debussy evoca la superficie espumosa del mar, su gradual despertar y la bienvenida al sol.
En el segundo movimiento, “Juego de olas”, se escuchan la suavidad de las olas y su vaivén permanente.
El “Diálogo del viento y del mar” completa este tríptico: dos fuerzas antagónicas en continuo forcejeo, el majestuoso mar tratando de resistir al viento, interpretado aquí por las maderas.
"La Mer" está considerada hoy la pieza más representativa de Claude Debussy, el compositor francés por excelencia, y forma parte del repertorio de todas las grandes orquestas del mundo por ser una de las más bellas y originales obras sinfónicas francesas del siglo XX.
Abu Simbel, maravilla que protagonizó la mayor campaña de rescate arqueológico del mundo...
Medio siglo del épico rescate de los templos de Abu Simbel
"Ahora o nunca". Fue la llamada de auxilio que la Unesco lanzó a la comunidad internacional a principios de 1960. Por aquel entonces la faraónica construcción de la gran presa de Asuán amenazaba con dejar bajo las aguas del Nilo a los templos de Abu Simbel, obra del gran Ramsés II. Cambiar su sino era una batalla contra el tiempo, un milagro que acabó por suceder. El monumento y sus cerca de 20.000 toneladas fueron desmontados y trasladados a un terreno más elevado en un proyecto de cuyo inicio se cumple este abril medio siglo de vida.
Más de 900 personas, de una veintena de nacionalidades, participaron en una hazaña que se prolongó durante más de seis años. Muchos de sus protagonistas ya no pueden contarlo. Pero aún queda la memoria de supervivientes como el ingeniero sueco Ragnar Fossgaard, quien rodando los 80 años de edad mantiene intacto el recuerdo de aquella formidable campaña internacional. "Fue mi primera experiencia en el extranjero. Después dirigí la construcción de carreteras, presas y puentes en América Latina y Sudáfrica. El de Abu Simbel fue el trabajo más emocionante en el que he participado", confiesa Ragnar a EL MUNDO desde Estocolmo.
Cuando el escandinavo aterrizó en Abu Simbel, a unos 900 kilómetros al sur de El Cairo, la mayoría de los tesoros de Nubia -una veintena de templos amenazados por las aguas de la presa- habían sido desarmados y empaquetados en cajas de madera a la espera de un nuevo emplazamiento. Algunos serían luego regalados a los países donantes, como ocurrió con el Templo de Debod que se acomodó en el centro de Madrid. Pero quedaba aún por rescatar el conjunto más imponente: el gran templo dedicado al dios Ra con las cuatro estatuas sedentes de Ramses II, de 18 metros cada una, horadadas en la fachada y el cercano y más pequeño templo de su esposa Nefertari.
A contrarreloj la Unesco recolectó el dinero necesario y recibió las propuestas para salvar el conjunto, de más de 3.200 años de antigüedad. Entre las ofertas, las más viables recomendaban conservar los templos en su sitio protegiéndolos con un dique o desmontarlos y transportarlos pieza a pieza a un nuevo emplazamiento, a unos 200 metros de distancia de su lugar original y unos 64 metros más elevado. "El Gobierno egipcio apostó por dividir los templos en bloques y transportarlos a orillas del lago Naser", explica Ragnar, quien trabajaba para la multinacional sueca VBB. Cuando se dio luz verde -recuerda el experto- el tiempo apremiaba: "El nivel del agua alcanzaría el suelo de los templos en menos de 14 meses. Fue una lucha contra el tiempo".
Un consorcio internacional lideró la agónica cuenta atrás, que comenzó en abril de 1964. La primera tarea fue retirar 300.000 toneladas de roca de la colina que albergaba los templos para alcanzar sus techos y facilitar el desmontaje. Al mismo tiempo, se levantó un muro de 360 metros de longitud y 25 metros de altura para contener las aguas; se volcó montañas de arena para proteger los colosos de la fachada y se horadaron túneles de drenaje por debajo de los templos para controlar el nivel de las aguas subterráneas.
"El trabajo progresó bien pero fue una labor dura sobre todo para quienes tenían que excavar y cortar los bloques. Fue difícil soportar el calor delante de la fachada con el sol reflejándose sobre las laderas de piedra blanca pero todo el mundo sabía que se trataba de luchar contra el Nilo y que había que dar la batalla", detalla Ragnar, quien aún recuerda que al principio del proyecto dos barcos, Imhotep y Zoser, servían de oficinas y habitaciones. "Estaban equipados con aparatos de aire acondicionado pero había frecuentes cortes de electricidad".
Completadas las tareas de protección, arrancó el despiece. Los templos de "Ramsés el grande" (1304-1237 a.C.) quedaron reducidos a un millar de bloques. "Pesaban de media unas 30 toneladas. Los de la fachada y los de los murales interiores fueron serrados a mano por cortadores de mármol italianos. Otro tajos se hicieron con motosierras o sierras de hilo. La anchura de los cortes nunca fue mayor de los 5 milímetros", precisa el ingeniero sueco. La fragilidad de la arenisca obligó a reforzar la piedra con inyecciones de resina sintética.
"Eran bloques inmensos que tuvimos que numerar antes de trasladarlos a su nueva ubicación", apunta a este diario la arqueóloga egipcia Fayza Heikal, quien -recién salida de la facultad- se enroló en el proyecto y participó en la documentación del sitio. "Por aquel entonces era muy joven. Fue una experiencia fascinante en unas condiciones de vida muy severas porque había que traer la comida por el río desde Asuán y estábamos en mitad del desierto", agrega la profesora de la Universidad Americana de El Cairo.
La reconstrucción no resultó menos laboriosa. "Ni un solo bloque fue dañado durante el desmantelamiento, el transporte y la reconstrucción", destaca Ragnar. Las piezas fueron fijadas en una superestructura de cemento y se erigió una gigantesca bóveda de hormigón para simular el promontorio original. Ningún detalle fue ignorado para que la réplica resultara lo más exacta posible y se conservara la orientación que permite el fenómeno solar por el que dos veces al año los rayos de sol penetran hasta el fondo del templo e iluminan las estatuas de Ramsés II y los dioses Horus y Amón Ra.
El traslado de los templos -descubiertos en 1812 por el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt- y el desplazamiento del Trópico de Cáncer durante los últimos tres milenios solo han una causado una leve variación en el espectáculo. En lugar del 21 de febrero y el 21 de octubre - como antaño- el efecto se produce hoy un día más tarde. Pero el resultado es idéntico: el amanecer alumbra las tres estatuas y mantiene en penumbra la cuarta, la figura de Ptah, el señor de la Tinieblas.
"El resultado fue maravilloso. Quien lo visita sin conocer su traslado no puede reconocer que el entorno y la montaña son artificiales", recalca Fayza. "El conjunto es un prodigio de la tecnología del Antiguo Egipto y también de los avances de la segunda mitad del siglo XX", concluye la arqueóloga.
RAGNAR FOSSGAARD
Ragnar -acompañado de mujer e hija desde 1966- cuenta que la vida se fue haciendo menos áspera cuando se levantó una colonia de viviendas en los aledaños de la zona de trabajo; florecieron los jardines; el agua y la electricidad dejaron de ser una rareza; se abrió una piscina y se programó cine al aire libre una vez por semana. "La 'Stella' fría (marca local de cerveza) en una noche cálida y agradable de cine era era el momento culminante de la semana", bromea. "Fue una experiencia única. Fue un lugar donde arqueólogos, ingenieros y arquitectos de todo el mundo trabajamos conjuntamente y con el mismo objetivo, ganar la partida al Nilo y lograr que los templos pudieran vivir otros 3000 años".