lunes, 26 de enero de 2015

"Anywhere Is"  - Enya

Camino el laberinto de los momentos
Pero a todas partes que volteo para empezar otra vez
Pero nunca encuentro el final
Camino al horizonte
Y ahí encuentro otro
Todo parece tan sorprendente
Y entonces me encuentro con que yo sé

Si vas allí te vas por siempre
Voy ahí perderé el camino
Si nos quedamos aquí no estamos juntos
Está dondequiera

La luna sobre el océano
Recorro los alrededores en movimiento
Pero sin saber
La razón de su fluir
En movimiento en el océano
La luna continua moviéndose
Las ondas siguen agitándose
Y yo continuo andando

Si vas allí te vas por siempre
Voy ahí perderé el camino
Si nos quedamos aquí no estamos juntos
Está dondequiera

Me pregunto si las estrellas señalan
La vida que es mía
Y dejarán ellas que su luz brille
Lo suficiente para que yo pueda seguir
Miro hacia el cielo
Pero la noche se ha nublado
No hay chispas de constelación
No hay velo, no hay Orión

Las conchas en las arenas calientes
Han tomado de sus propias tierras
El eco de su historia
Pero todo lo que escucho son sonidos bajos
Como palabras de almohada tejiendo
Y las ondas del sauce se están yendo
Pero debería yo creer
Que estoy solo soñando

Si vas allí te vas por siempre
Voy ahí perderé el camino
Si nos quedamos aquí no estamos juntos
Está dondequiera

Para dejar el hilo de todo el tiempo
Y dejarlo hacer una línea obscura
Con la esperanza de poder aun encontrar
El camino de regreso al momento
Di la vuelta y volví a
Empezar otra vez
Aun buscando la respuesta
No puedo encontrar el final
Es este o aquel camino
Es un camino o el otro
Debería ser de una dirección
Podría estar en el reflejo
La vuelta que acabo de dar
La vuelta que estaba dando
Podría solo estar empezando
Podría estar cerca del final.


El día que me quieras - Amado Nervo

El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas
irán por las laderas
saltando cristalinas
el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.


Edvard Grieg
(1843/06/15 - 1907/09/04)

Nació el 15 de junio de 1843 en Bergen.

Cursó estudios de piano con su madre, pianista profesional, y más adelante en el conservatorio de Leipzig. De 1866 a 1876 vivió en Oslo, donde trabajó como profesor de música y director de la Sociedad Filarmónica.

En 1867 se casa con su prima, la soprano Nina Hagerup, y al año siguiente son padres de Alejandra su única hija. Su apoyo a la escuela basada en la música folclórica noruega originó el enfrentamiento con músicos conservadores y críticos, por lo que sus propias obras tardaron en ser apreciadas. El compositor húngaro Franz Liszt reconoció su trabajo y en 1874 el gobierno noruego le concede un salario que le permitió dedicarse por entero a la música.

Se hizo famoso por su música para el drama poético Peer Gynt (1875), de Henrik Ibsen. De su producción musical destacan Heridas de corazón, La última primavera (inspiradas en un poema noruego), y la suiteEn tiempos de Holberg, para orquesta de cuerda; El retorno al país y Olav Trygvason, para coro y orquesta, un cuarteto de cuerda y numerosas obras para piano, entre ellas una balada en sol menor y el famoso Concierto para piano y orquesta en la menor.

En 1885 se aisló en un estudio de Lofthus y en 1885 mandó construir la villa Troldhaugen, cerca de Bergen, donde vivió el resto de sus días.

Edvard Grieg falleció el 4 de septiembre de 1907 en el hospital de Bergen, a causa de una enfermedad crónica en uno de sus pulmones.

Obras seleccionadas

Piano Sonata in E minor, Op. 7
Violin Sonata No. 1 in F major, Op. 8
Concert Overture In Autumn, Op. 11
Violin Sonata No. 2 in G major, Op. 13
Piano Concerto in A minor, Op. 16
Incidental music to Bjørnstjerne Bjørnson's play Sigurd Jorsalfar, Op. 22
Incidental music to Henrik Ibsen's play Peer Gynt, Op. 23
Ballade in the Form of Variations on a Norwegian Folk Song in g minor, Op. 24
String Quartet in G minor, Op. 27
Album for Male Chorus, Op. 30
Two Elegiac Melodies for Strings, Op. 34
Four Norwegian Dances for piano four hands, Op. 35
Cello Sonata in A minor, Op. 36
Holberg Suite for piano, later arr. for string orchestra, Op. 40
Violin Sonata No. 3 in C minor, Op. 45
Peer Gynt Suite No. 1, Op. 46
Lyric Suite for orchestra, Op. 54
Peer Gynt Suite No. 2, Op. 55
Suite from Sigurd Jorsalfar, Op. 56
Four Symphonic Dances for piano, later arr. for orchestra, Op. 64
Haugtussa Song Cycle after Arne Garborg, Op. 67
Slåtter (Peasant Dances) for piano, Op. 72
Sixty-six Lyric Pieces for piano in ten books, Opp. 12, 38, 43, 47, 54, 57, 62, 65, 68 y 71

http://www.buscabiografias.com/bios/biografia/verDetalle/3340/Edvard%20Grieg




Beethoven: Sonata para cello y piano op. 69 n.° 3

La Sonata para cello y piano en la mayor, op. 69 n.° 3, compuesta en mayor parte en 1807 y publicada en 1808, fue dedicada al barón Ignaz Freiherr von Gleichenstein, íntimo amigo, además de excelente celista y secretario en el Departamento Imperial de Guerra en Viena. Ese también fue el año del espléndido Concierto para piano y orquesta n.° 4 en Sol mayor, op. 58, que en un principio Beethoven había pensado dedicar al barón. Pero, a veces, debía seguir una línea de protocolo entre sus nobles amigos en las altas esferas, quienes también servían para protegerlo contra las acusaciones de informantes que pretendían que leía demasiados "libros prohibidos". Decidió dedicar el concierto a su alumno, el Archiduque Rudolf de Austria, y escribió a Gleichenstein que estaría igualmente satisfecho con la sonata para cello: "Está surgiendo otra obra en la que le será dado lo que le corresponde a Ud. o a nuestra amistad".

La Sonata para cello y piano en la mayor, op. 69 n.° 3 puede resistir una comparación con el Concierto para piano y orquesta n.° 4 en sol mayor, op. 58 y, en efecto, existe una interesante similitud anímica y conceptual entre ambas obras, como si hubiesen sido concebidas en el mismo período creativo. Las dos se hallan entre las más tiernamente líricas de esa época, contrastando con las más heroicas y tempestuosas que las rodean. Ni una ni otra tienen una introducción lenta, pero en ambas el tema inicial casi parece ser uno en su carácter atrayentemente meditativo, irregularmente ritmado y es el motivo siguiente o sea el que responde, el que provee el impulso para el movimiento. Hay, eso sí, un "intermezzo" corto, encantador, que lleva al finale. En la sonata, desde los primeros compases del Allegro, ma non tanto inicial, se nota con qué magia Beethoven unió cello y piano en una sola voz expresiva. La exposición es breve aunque musicalmente rica, y su repetición es muy bienvenida. La sección del desarrollo forma, con lo que parece ser un nuevo motivo, una frase cromática en descenso realmente compuesta con parte del primer tema (empezando con su quinta nota).

Típicas de la forma de sonata como Beethoven la utilizaba entonces, la recapitulación y la coda siguen a las secciones precedentes como parte de una unidad orgánica, con progresivo fluir de sentimientos, que se desarrolla desde la primera hasta la última nota. Y así la coda surge como culminación de todo el movimiento con la nueva luz que lanza sobre el motivo del desarrollo, que se transforma en una frase en "ostinato" del piano sobre armonías cambiantes creadas por las largas notas descendentes del cello. Hay unos conmovedores trinos hacia el final. Sigue un Scherzo-Allegro molto, travieso y sincopado, con su trío que se escucha dos veces, fluyendo cual una brisa. Entonces aparece el Adagio cantabile, una conmovedora canción en mi mayor, hermosa y simple, primero por el piano con el cello en armonía, y luego por el cello, que lleva el último movimiento, Allegro vivace en la mayor. Este es decididamente un movimiento en forma de sonata, contraparte del primer movimiento pero más alegre. La escritura es de bravura para ambos instrumentos, no en un despliegue técnico sino para intensificar el brío y llega a un incandescente "clímax" en sus páginas finales, con su apoteosis del tema principal. La conclusión es tranquila, la excitación se extingue en una manera que debe haber provocado suspirosde satisfacción en sus primeros oyentes, al igual que lo hace hoy.

http://www.refinandonuestrossentidos.com/ludwig-van-beethoven/sonatas-para-cello-y-piano-op-5-n-2-y-op-69-n-3/



PLATA PLATA - Viudas e Hijas de Roque Enroll

Plata, plata.
Plata, plata.
Plata, plata.

Mosca, un vil metal, dinero
vení, plata, plata.
Te busco y no te encuentro,
vení, plata, plata.
Sacame del subsuelo,
regálenme plata,
te nombro y me desvelo,
por vos, plata, plata.

Pagaría, pagaría por
tener plata, plata.
Pagaría con indexación
si tuviera plata.
Pagaría, pagaría por
tener plata, plata.
Pagaría con indexación
si tuviera

Pesos, australes, patacones,
vení, plata, plata.
Doy vuelta los cajones,
quién tiene la plata.
Me da retorcijones
pensar en la plata.
intimo a los ladrones,
devuelvan la

Cantaría, cantaríamos
este pata pata.
Cantaría, cantaría por
un poco de plata.
Cantaría, cantaríamos
este pata pata.
Cantaría, cantaría por
un poco de

Verdes, cruceiros, guaraníes,
vení, plata, plata.
Escudos, yens, florines,
no importa la marca.
Por culpa de Martínez,
ya no queda plata.
Agarren los patines
y ganen su plata.

Pagaría, pagaría por
tener plata, plata.
Pagaría con indexación,
si tuviera plata.
Pagaría, pagaría por
tener plata, plata.
Pagaría con indexación
si tuviera

Mosca, un vil metal, dinero
vení. plata. plata.
Te busco y no te encuentro,
vení. plata. plata.
Sácame del subsuelo,
regálenme plata.
Te nombro y me desvelo
por vos plata. plata.

viudas-e-hijas-del-roque-enroll-plata-plata
Oda a la alegría - Pablo Neruda

ALEGRÍA
hoja verde
caída en la ventana,
minúscula
claridad
recién nacida,
elefante sonoro,
deslumbrante
moneda,
a veces
ráfaga quebradiza,
pero
más bien
pan permanente,
esperanza cumplida,
deber desarrollado.
Te desdeñé, alegría.
Fui mal aconsejado.
La luna
me llevó por sus caminos.
Los antiguos poetas
me prestaron anteojos
y junto a cada cosa
un nimbo oscuro
puse,
sobre la flor una corona negra,
sobre la boca amada
un triste beso.
Aún es temprano.
Déjame arrepentirme.
Pensé que solamente
si quemaba
mi corazón
la zarza del tormento,
si mojaba la lluvia
mi vestido
en la comarca cárdena del luto,
si cerraba
los ojos a la rosa
y tocaba la herida,
si compartía todos los dolores,
yo ayudaba a los hombres.
No fui justo.
Equivoqué mis pasos
y hoy te llamo, alegría.

Como la tierra
eres
necesaria.

Como el fuego
sustentas
los hogares.

Como el pan
eres pura.

Como el agua de un río
eres sonora.

Como una abeja
repartes miel volando.

Alegría,
fui un joven taciturno,
hallé tu cabellera
escandalosa.

No era verdad, lo supe
cuando en mi pecho
desató su cascada.

Hoy, alegría,
encontrada en la calle,
lejos de todo libro,
acompáñame:

contigo
quiero ir de casa en casa,
quiero ir de pueblo en pueblo,
de bandera en bandera.
No eres para mí solo.
A las islas iremos,
a los mares.
A las minas iremos,
a los bosques.
No sólo leñadores solitarios,
pobres lavanderas
o erizados, augustos
picapedreros,
me van a recibir con tus racimos,
sino los congregados,
los reunidos,
los sindicatos de mar o madera,
los valientes muchachos
en su lucha.

Contigo por el mundo!
Con mi canto!
Con el vuelo entreabierto
de la estrella,
y con el regocijo
de la espuma!

Voy a cumplir con todos
porque debo
a todos mi alegría.

No se sorprenda nadie porque quiero
entregar a los hombres
los dones de la tierra,
porque aprendí luchando
que es mi deber terrestre
propagar la alegría.
Y cumplo mi destino con mi canto.


Concierto para violín n.º 1 (Bruch)

El Concierto para violín n.º 1 en sol menor, op. 26 fue compuesto por Max Bruch entre 1864 y 1866. Luego de varias revisiones, Bruch le dio forma final en 1868. La primera versión fue estrenada en Coblenza el 24 de abril de 1866 por O. von Königslöw al violín, bajo la dirección del propio Bruch. La versión final fue estrenada el 7 de enero de 1868 por Joseph Joachim bajo la batuta de Karl Reinthaler.
El concierto es la pieza más conocida de Bruch, y está considerado como uno de los más populares dentro del repertorio romántico alemán (junto a los de Brahms y Beethoven). Su popularidad ha eclipsado otras obras del compositor, sus otros conciertos para violín y su Fantasía escocesa.
Dado que Bruch no era violinista, durante la composición de la obra pidió ayuda a Joachim a quien finalmente dedicó la partitura.
El concierto está dividido en tres movimientos (los dos primeros unidos) y una ejecución media dura alrededor de 25 minutos. Los movimientos son:
I. Vorspiel - Allegro moderato
II. Adagio
III. Finale - Allegro energico

Wikipedia