El Concierto para violín n.º 1 en sol menor, op. 26 fue compuesto por Max Bruch entre 1864 y 1866. Luego de varias revisiones, Bruch le dio forma final en 1868. La primera versión fue estrenada en Coblenza el 24 de abril de 1866 por O. von Königslöw al violín, bajo la dirección del propio Bruch. La versión final fue estrenada el 7 de enero de 1868 por Joseph Joachim bajo la batuta de Karl Reinthaler.
El concierto es la pieza más conocida de Bruch, y está considerado como uno de los más populares dentro del repertorio romántico alemán (junto a los de Brahms y Beethoven). Su popularidad ha eclipsado otras obras del compositor, sus otros conciertos para violín y su Fantasía escocesa.
Dado que Bruch no era violinista, durante la composición de la obra pidió ayuda a Joachim a quien finalmente dedicó la partitura.
El concierto está dividido en tres movimientos (los dos primeros unidos) y una ejecución media dura alrededor de 25 minutos. Los movimientos son:
I.Vorspiel - Allegro moderato
II.Adagio
III.Finale - Allegro energico
Wikipedia
domingo, 10 de agosto de 2014
Fantasía Escocesa (Max Bruch)
Compuesta por Max Bruch entre los años 1879 y 1880, dedicada al violinista navarro Pablo de Sarasate quién la estreno en Hamburgo en septiembre de 1880.
La obra consta de cuatro movimientos, de los cuales el segundo y el tercero se ejecutan sin interrupción entre ambos (attaca).
El primer movimiento, "Introducción: Grave; Adagio Cantabile" inicia con unos solemnes acordes de los metales y arpa que preceden la entrada del solista, quien a su vez prepara la entrada al "Adagio Cantabile" en el cual aparece una melodía escocesa de carácter nostálgico que el solista toma y repite adornada con dobles cuerdas e intérvalos de tercera.
En el segundo movimiento, "Scherzo, Allegro, Dance", la orquesta plena presenta una nueva melodía escocesa con carácter de danza, que luego expone el solista de forma acrobáticas variaciones. Reminiscencias del tema del primer movimiento.
En el tercer movimiento, "Andante sostenuto", se escucha otra hermosa melodía escocesa, reposada y llena de delicadas variaciones. Este movimiento brinda al solista la oportunidad de mostrar sus facultades expresivas.
El cuarto y último movimiento, "Finale: Allegro guerrero" se fundamenta en una antigua canción guerrera escocesa, vigorosa y agitada. en este movimiento la parte solista está llena de pasajes virtuosísticos de grandes dificultades técnicas.
Al final, aparecen reminiscencias del tema del primer movimiento para luego concluir en forma enérgica.
Concierto para viola, clarinete y orquesta en mi menor, op. 88 -
MAX BRUCH (1836-1920)
Andante con moto
Allegro moderato
Allegro molto
Por mucho, la más conocida y difundida de las obras del compositor alemán Max Bruch es su Concierto Op. 26 para violín y orquesta (1868). En un lejano segundo lugar se encuentra su Kol Nidrei Op. 47 para violoncello y orquesta (1881) y, por lo demás, el resto de su producción ha permanecido en una oscuridad profunda y duradera, tanto en su natal Alemania como en el resto del mundo. Bruch había demostrado un innegable talento musical desde muy joven, y fue un compositor que escribía con facilidad y eficiencia. Sin embargo, el paso de los años demostró que el talento evidente de Bruch no llegó a cuajar del todo, al menos no en la medida que sus contemporáneos hubieran querido. Uno de los problemas principales en el desarrollo profesional de Bruch se encuentra en el hecho de que mientras él componía obras fáciles y melodiosas, con claras influencias de la música folklórica de diversos países, los más importantes de sus contemporáneos alemanes estaban ya instalados en la búsqueda de la modernidad. Así, se dice que a pesar de sus esfuerzos en el campo de la ópera, la música orquestal y la música de cámara, son sus obras corales las únicas en las que logró una conjunción importante de metas y resultados, gracias a una sólida y refinada técnica de escritura vocal. Y aun así, la música coral de Bruch apenas es conocida más allá de las fronteras de Alemania.
Después de muchos años de trabajar en relativa oscuridad, Max Bruch vio reconocidos sus esfuerzos por la dirección de la Academia de Berlín, que lo nombró profesor de su clase magisterial de composición en el año de 1891. Profesor constante y dedicado, Bruch se encargó de esa cátedra hasta el año de su retiro, 1910. Al mismo tiempo, durante los tres últimos años de su labor didáctica, Bruch fue vicepresidente de la Academia, puesto al que accedió a la muerte de Joseph Joachim en 1907. Fue precisamente al año siguiente de su retiro de la Academia de Berlín, en 1911, cuando Max Bruch compuso el Doble concierto para viola y clarinete, Op. 88. En esta forma, que es su forma original, Bruch dedicó el concierto a su hijo Max Felix, quien era un buen clarinetista que con el paso del tiempo se incorporó de lleno a la entonces novedosa y creciente industria de las grabaciones.
Esta acotación es importante porque el Doble concierto para clarinete y viola Op. 88 suele ser interpretado y grabado con frecuencia en la otra versión realizada por Bruch, la versión para violín y viola. El primer punto que suelen señalar los analistas respecto al Doble concierto Op. 88 de Bruch es el hecho de que se trata de una obra plenamente clásica, con algunos tintes románticos y una clara deuda expresiva con Félix Mendelssohn (1809-1847), compuesta el mismo año que, por ejemplo, el ballet Petrushka de Igor Stravinski (1882-1971). Esta permanencia evidente en el pasado, claramente expresada en esta obra, es un reflejo de cierta incapacidad de Bruch de actualizarse en cuanto a lenguaje y expresión, y es sin duda una de las causas principales de la poca difusión que tienen la mayoría de sus obras.
Uno de los elementos atractivos del Doble concierto Op. 88 de Bruch está en su orquestación. Mientras que en las primeras páginas del concierto el compositor propone un acompañamiento prácticamente camerístico, a medida que la obra progresa la orquestación va creciendo hasta adoptar las proporciones de una sinfónica de mediano tamaño. Aunque es poco conocido, este concierto presenta algunas de las características que han hecho tan famoso al Concierto para violín Op. 26, tales como el empleo de pasajes semejantes al recitativo, los episodios en que se siente el espíritu de la improvisación, los pasajes melódicos con referencias más o menos estilizadas a las músicas folklóricas que tanto le gustaban al compositor.
Bruch compuso el Doble concierto Op. 88 entre noviembre y diciembre de 1911 en Friedenau y la partitura fue editada en Berlín en 1943. El compositor indica una orquestación consistente en dos flautas, tres oboes, dos clarinetes, dos fagotes, cuatro cornos, dos trompetas, timbales y cuerdas. La obra se estrenó pocos meses después de haber sido escrita, en el año de 1912.