El ídolo popular del siglo XIX, Niccolo Paganini, hizo su debut en Parma a los quince años. Acompañado de su padre, recorrerá luego la región de Lombardía ofreciendo conciertos e incrementando su fama con sus brillantes actuaciones y el infernal virtuosismo que acompañaba cada una de ellas. No por casualidad, entonces, antes de los veinte años, el eximio violinista habrá conseguido su independencia económica, circunstancia que unida a su juventud y carisma lo hará aficionarse al juego y cómo no, a las aventuras románticas.
Pero la dispendiosa vida que su talento le permitió llevar no fue obstáculo para que entre 1801 y 1807 se abocara a la composición de sus primeras grandes obras, que van a revolucionar para siempre la técnica del violín. Uniendo el goce de la vida con un intenso trabajo surgió su obra más conocida e interpretada hasta hoy, el conjunto de los 24 Caprichos para violín solo, y los dos conjuntos de seis sonatas para violín y guitarra. Diez años después compondrá su primer concierto para violín.
Tras abandonar su puesto como director de música en el principado de Lucca y Piombino sirviendo a la princesa Elisa Bonaparte, hermana de Napoleón, se dedicó a recorrer Italia ofreciendo recitales con sus propias obras. Pasaría un buen número de años antes de que se decidiera a conquistar Europa que, al parecer, estaba esperándolo. En 1828 dio su primer recital en Viena con enorme éxito, tres años después le siguieron presentaciones en París y Londres con resultados sensacionales. Al año siguiente, le tocó visitar Inglaterra y Escocia. A la vuelta de ese tour de cuatro años, Niccolo se instaló en París, en 1833. Tenía cuarenta y un años y era un hombre rico.
Acaso por ello, al poco tiempo decidió retirarse de los escenarios. En 1834 abandonó simultáneamente París y la carrera de concertista, aunque regresó a la ciudad luz dos años más tarde pero en plan de empresario, para abrir un casino, el Casino Paganini, empresa en la que invirtió gran parte de su fortuna con resultados desastrosos pues el emprendimiento debió cerrar sus puertas apenas dos meses después de inaugurado.
La leyenda
El increíble virtuosismo de Paganini fue atribuido en su tiempo a un pacto con el diablo o a ocultos tratos con seres de ultratumba, a lo que contribuía animosamente su semblante casi cadavérico y una estampa sombría. Señala la leyenda que la música de Niccolo provenía del alma de mujeres de voz hermosa que mantenía cautivas al interior de su violín.
Compuesto alrededor de 1817-18, el concierto N° 1 asombró en su estreno a audiencia y crítica por su brillantez y exigente virtuosismo. Está estructurado en los tres movimientos habituales,
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