domingo, 17 de agosto de 2014



La extraña obsesión de Lewis Carroll, autor de «Alicia en el país de las maravillas», con las niñas

En vida se sabía que quedaba continuamente con niñas e incluso portaba una maleta con juguetes «para camelarlas»

La mayor recopilación en español de cartas y fotografías captadas porLewis Carroll se reúne ahora en un volumen que muestra la obsesión del autor de «Alicia en el país de las maravillas» por las niñas y su infatigable intento por retratarlas, en ocasiones, «con un vestido hecho de nada».
La publicación de «El hombre que amaba a las niñas» corre a cargo de La Felguera Editores y su responsable, Servando Rocha, indica en una entrevista con Efe que se presentará el 5 de julio en Madrid en un acto que incluye la proyección de imágenes de la película muda «Alicia en el país de las maravillas», de 1903.
El volumen, que incluye un prólogo de G.K. Chesterton, recoge la traducción de unas 70 cartas y unos 80 retratos realizados por Lewis Carroll.
A su muerte, en 1898, el escritor dejó un legado de diarios, unas 700 cartas y 600 fotografías y sus herederos no sabían que hacer con tantas cajas de documentación.

Fueron sus biógrafos los que unos 50 años después comenzaron a rebuscar en este material y encontraron que parte estaba mutilado ocontenía tachones efectuadas por los herederos «para silenciar cosas».
Ya en vida del autor de «Alicia» se sabía que Carroll quedaba continuamente con niñas e incluso portaba una maleta con juguetes «para camelarlas», pero él era un diácono, un hombre religioso, y de de hecho sólo con ellas se expresaba libremente, pues era estricto y tremendamente tímido.

Servando Rocha comenta al respecto que no se conserva nada de la documentación correspondiente a los dos o tres años en que duró lafascinación de Carroll por Alice Liddell, la niña que inspiró a la protagonista de «Alicia», en una época en la que se sospecha que llegó a pedirle en matrimonio cuando sólo contaba 13 años.

Ello se deduce porque sí se conserva una carta de los padres de Alice en la que conminan a Carroll a que no se acerque nunca más a la menor.
«Es un misterio apasionante desentrañar quién fue Lewis Carroll y cómo su correspondencia ayuda a entender su obra», precisa el editor, quien puntualiza: «Nunca he visto algo así en cartas».

Carroll escribía las cartas a modo de juegos: hay acertijos, rimas, a veces están escritas de atrás hacia adelante. Son mucho «más ricas» que quedarse simplemente en su fascinación por las niñas aunque al preparar el libro, prosigue Rocha, se comprende claramente la influencia de Alice Liddell en su obra.

No retrataba a niños
«Él amaba a las niñas en una época, alrededor de 1860, en la que había muchos fotógrafos que hacían lo mismo, pero lo que sorprende es que cuando escribe las cartas él se hace pasar por un niño, no es un adulto escribiendo», apostilla el editor.
Carroll buscaba situaciones idílicas y marcos muy bellos para retratar a sus heroínas, a las que disfrazaba y leía cuentos, y se dirigía por carta a sus padres para pedirles permiso para retratar a sus hijas aunque nunca dice que alguna vez hará un desnudo, sino «un vestido hecho de nada».
Se sabe que en su legado hay unas cinco imágenes de desnudos infantiles en un sobre cerrado bajo la consigna «quemar antes de abrir», y que descubrió un investigador en los años 60 del siglo XX.

El editor admite que varió su idea inicial para la portada de «El hombre que amaba a las niñas», que consistía en una foto retocada digitalmente en la que Lewis Carroll besa a Alice, pero el resultado era una imagen «perturbadora».
«Ya el título es bastante insinuador y deja un margen a que el lector saque sus propias conclusiones sin dirigir la mirada a la perversión», apunta.

Sin embargo, Servando Rocha precisa que el amor de Carroll por sus retratadas era «no sexual» pues ninguna de ellas, de adultas, denunció maltrato alguno por parte del autor.

Vladimir Nabokov sufrió las mismas insinuaciones cuando publicó «Lolita» y entonces respondió: «El auténtico Humbert Humbert es Lewis Carroll», rememora el editor de La Felguera.

El escritor provocaba sobre las niñas una mirada «bastante seductora» en los retratos, sobre todo en Alice Liddell, pero a él este interés le duraba mientras éstas no maduraban y cuando lo hacían, rompía toda correspondencia con ellas.

De hecho, detalla Servando Rocha, alguien preguntó a Lewis Carroll por qué motivo no retrataba a niños y su respuesta fue: «Soy selectivo. Esa raza no me interesa».

http://www.abc.es/cultura/20130702/abci-extrana-obsesion-lewis-carroll-201307020955.html

Alicia en el país de las maravillas – Lewis Carroll
http://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-19 Carroll.AliciaEnElPaisDeLasMaravillas.pdf


Avril Lavigne - Let Me Go


El amor que una vez colgaba de la pared 
Solía significar algo pero ahora no significa nada 
Los ecos se han ido de la sala 
Pero todavía recuerdo el dolor de diciembre 

Oh, no queda ni una cosa que puedas decir 
Lo siento ya es demasiado tarde 

Me estoy liberando de estas memorias 
Tengo que dejarlo ir, simplemente dejarlo ir 
He dicho adiós, prenderle fuego a todo 
Tengo que dejarlo ir, simplemente dejarlo ir 

Has vuelto para descubrir que me había ido 
Y ese lugar está vacío 
Como el agujero que quedó en mí 
Como si no fuéramos nada en absoluto 
No es lo que tu significabas para mí 
Pensamos que estábamos destinados 

Oh, no queda ni una cosa que puedas decir 
Lo siento ya es demasiado tarde 

Me estoy liberando de estas memorias 
Tengo que dejarlo ir, simplemente dejarlo ir 
Y dos despedidas, prenderle fuego a todo 
Tengo que dejarlo ir, simplemente dejarlo ir 

Y dejarlo ir, y ahora sé 
Una nueva vida, es por este camino 
Y cuando está bien, tú siempre sabes 
Así que esta vez, no voy a dejarlo ir 

Sólo queda una cosa aquí por decir 
El amor nunca es demasiado tarde 

Me he liberado de los recuerdos 
Lo he dejado ir, lo he dejado ir 
Y dos despedidas condujeron a esta nueva vida 
No dejes que me vaya, no me dejes ir 

No me dejes ir [x4] 

No te dejaré ir 
No me dejes ir [x4]
Tributo al General San Martín en la efeméride de su muerte

San Martín y la masonería (I)
Rogelio Alaniz

La participación de San Martín en las logias masónicas de su tiempo no es una anécdota, un detalle ornamental, sino un factor constitutivo de su personalidad política. Desde 1808, fecha de su inicio a la logia, hasta su muerte en 1850, el itinerario biográfico de San Martín está marcado por su relación con masones y su participación en diferentes logias. En Cádiz, Londres, Buenos Aires, Mendoza, Santiago, Lima, Bruselas, Escocia, París, Grand Bourg y en Boulogne sur Mer, San Martín participa de estas sociedades secretas o discretas. Desde esta perspectiva, es imposible reconstituir su vida al margen de lo que fuera su compromiso político más perdurable.

La militancia masónica de San Martín no fue un entretenimiento, una manera elegante de distraer sus horas, un estilo ocioso y patricio. Todo lo contrario. Para él, la masonería fue una vocación ideológica y una herramienta política para llevar a cabo sus ideales de libertad. San Martín no inventa nada. La revolución americana, desde Estados Unidos al Río de la Plata, es imposible entenderla al margen de la masonería. La Revolución Francesa no se concibe sin los masones. La modernidad como tal tiene como actores privilegiados a los masones. Nuestra historia nacional, sus principales protagonistas a lo largo del siglo XIX y las primeras décadas del veinte son masones. Algo parecido ocurre en Chile, Brasil y, por supuesto, Uruguay. Es imposible entender la modernidad sin el componente cultural y político de la masonería.

No hay biografía pública o privada de San Martín sin este reconocimiento ideológico. Masones son sus amigos íntimos, masones son los principales oficiales de su ejército y masones son sus compañeros de militancia política. Las máximas para su hija tienen el tono de la retórica masónica; su testamento utiliza los términos clásicos de los masones de su tiempo. Su proverbial reserva, el secreto con el que rodeaba sus actos, la discreción de sus declaraciones, corresponden a la clásica disciplina personal de los masones. Desconocer esta relación de San Martín es una torpeza o algo peor. En todos los casos, ninguna de las consideraciones que se hagan en esa línea alcanzan a ocultar lo evidente. San Martín, como la inmensa mayoría de los guerreros de la Independencia, fue masón. Para bien o para mal, pero es lo que fue. Sus pares fueron Miranda, Bolívar, Alvear, O’Higgins, Guido, Belgrano, Moreno. Y hay más nombres.

Como en su momento la masonería fue condenada por la Iglesia Católica, y en el siglo XIX la lucha ideológica fue muy dura, sectores católicos se esfuerzan por negar esta pertenencia ideológica de San Martín. En su tiempo esto no fue tan así. En principio, San Martín, como la mayoría de los masones, siempre se reivindicó cristiano y, en su caso particular, católico. En su correspondencia hay referencias a Dios y al “arquitecto universal”, pero como todo liberal de su tiempo, su fe no le impide ejercer la más plena libertad de conciencia.

San Martín fue católico, pero no era de misa diaria y ni siquiera puede decirse que haya sido un católico disciplinado. En Mendoza, en Santiago y en Lima, sus encontronazos con los curas realistas fueron célebres. Como los buenos liberales de su tiempo, se permitía hacer chistes sobre la Iglesia Católica, el Papa y la credulidad de algunos fieles. Como buen liberal, se jactaba de sus amistades con curas, algunos de los cuales también participaban de logias masónicas.
Discutir hoy si San Martín fue o no masón puede parecer un debate menor, pero desde el punto de vista histórico no lo es. El Padre de la patria tiene demasiado prestigio como para desinteresarse de su ideología.

Como ya es de público dominio, San Martín no siempre disfrutó de esa honra. Tuvieron que pasar muchos años y circular bastantes libros, para que los argentinos decidieran otorgarle la condición de Héroe Máximo de la Nación.
Cuando San Martín se fue de la Argentina en 1824 estaba muy lejos de ser el héroe que todos conocemos. Entonces no sólo era criticado, sino que amplios sectores de la elite porteña lo aborrecían. Cuando muere en 1850, la información que llega a Buenos Aires fue apenas una noticia. Cuando a principios de 1880 sus restos llegan a la Argentina, su prestigio había crecido, pero todavía no era absoluto. El obispo de Buenos Aires, por lo tanto, opone obstáculos teológicos para que sus restos descansen en la catedral: ¿El motivo? Su militancia masónica.

¿Es para tanto? Lo es. Un masón no puede ser recibido en tierra consagrada. Si bien el Papa condenará a la masonería oficialmente en 1884, la condena de las autoridades religiosas existía de hecho desde mucho antes. “En esta iglesia no entran perros ni masones”, era una leyenda que presidía la entrada de muchos templos católicos.
Las negociaciones para cumplir con el pedido testamentario de San Martín de que su corazón descansara en Buenos Aires, se inician apenas llegan los restos. El acuerdo al que se arriba es el producto de una negociación entre el poder político y el poder religioso. Finalmente, se acepta construir un mausoleo -Nuestra Señora de la Paz- ubicado en la nave derecha del templo y, según los entendidos, fuera del perímetro considerado sacro. Tres esculturas femeninas rodean al sarcófago, acompañado por las urnas que guardan los restos de Las Heras, Guido y el Soldado Desconocido.

Todo bien hasta acá. San Martín ha sido más o menos respetado. Sin embargo, algunos detalles no encajan. Y lo primero que no encaja es el propio sarcófago de San Martín que, además, queda inclinado, lo que provoca que la cabeza del Libertador en lugar de mirar hacia el cielo mire hacia la tierra. ¿Casualidad? Cien años después, historiadores revisionistas sostienen esa hipótesis. Según ellos, el cajón que llegó desde Francia es demasiado grande y no puede entrar en el lugar asignado. Por eso, se lo coloca en esa posición ¿Puede creerse en la casualidad en una institución que es muy celosa de los símbolos y del protocolo? Pero aceptando incluso que el cajón haya sido grande, queda pendiente otra pregunta. ¿Por qué su cabeza mira hacia la tierra y no hacia el cielo? ¿También es casualidad? ¿Un detalle menor? Para un laico o un indiferente puede ser un detalle menor, pero no para un católico celoso de su fe y de los preceptos de su fe, para quien está fuera de discusión -por lo menos para un católico beligerante de 1880 estaba fuera de discusión- que la posición de “cabeza abajo” es lo que se merece un masón predestinado al infierno.

En la misma línea opinan los católicos integristas españoles. En la época de Franco, existió una publicación llamada Editorial Nacional, donde se probaba que la mayoría de los militares españoles que fueron a guerrear a América Latina a favor de los insurrectos eran masones, y uno de los masones más distinguidos se llamaba José de San Martín. Los caballeros franquistas -despreocupados por el prestigio criollo de San Martín y de los esfuerzos de sus correligionarios argentinos por demostrar lo contrario- probaban a través de documentos su filiación masónica y, por lo tanto, su condición de traidor, confirmando mediante ese acto el principio de la derecha católica española de que todos los masones en España fueron traidores a la patria.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2010/08/17/opinion/OPIN-04.html


                                                      La masonería argentina

¡Vive el presente!  Iran Zucra


¡Vive el presente!
¡Olvídate del ayer y  del  mañana!
Crea en tu mente, sólo lo que debes vivir
hoy intensamente, para que valores tu vida y seas
valiente.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de temores, rencores, lamentos, problemas,
enfermedades, dolores y sufrimientos que te causan malestar!
Empieza hoy a hallar la única solución,
que vive muy dentro de tu corazón,
para tu felicidad y
bienestar.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de mentir y de engañar!
Empieza hoy a decir la verdad, sin tener remordimientos
ni nada que ocultar, para que seas un ejemplo
y empieces a laborar, a instruir, a ayudar y a
orientar.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de ser un robot, un títere y una marioneta!
Toma el control de tu mente y de tu cuerpo,
corta los hilos y demuestra que hoy eres libre, para
hacer lo mejor de tu vida y sirvas de guía
a los que viven en
agonía.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de querer manipular, dominar y controlar!
Corta las ataduras y rompe las cadenas que atan
y esclavizan. ¡Se libre! ¡Deja libre!
y empiecen hoy, todos juntos a
liberar.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de crear ilusiones, apego, obsesión,
posesión, ambición, condición y fantasía!
¡Despégate hoy! deja de causar melancolía
y empieza a hacer de la vida, una hermosa
poesía.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de vivir entre tristezas, brumas, penas y oscuridad!
Enfréntate a la realidad y deja que la verdad te guíe
a la luz, que te iluminara y te dará la completa
libertad.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de la ociosidad, del conformismo, de la flojera
y de la conveniencia! Tú eres importante y útil en la vida,
empieza a amar y a colaborar, con el Universo,
para que seas renovado, aprobado y comprobado
y empieces a compartir su Amor y su infinita
paciencia.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de poseer! ¡Marca la diferencia en tu existir!
¡Vive! ¡Deja vivir! para que te dejen vivir.
¡Disfruta y deja disfrutar hoy de la Vida! e irradien
Buena Energía, que los lleve a vivir en total y perfecta
armonía.

¡Vive el presente!
¡Olvídate de los golpes, de los tropiezos, de los obstáculos, de las caídas
y del fracaso! Recapacita, enfréntate al temor, ármate de valor,
se valiente, levántate, camina, acelera, corre y
mira de frente, que te está esperando
el infinito Amor, para iluminarte
y hoy te dará el mejor premio,
 si decides liberarte y atravesar
el plano del horizonte
y llegas al ocaso para
amarte.



                                                                            Se feliz

Polonesa Heroica - Chopin


Polonesa Heroica. Chopin

No pocas veces, la música ha sido instrumento de enaltecimiento del espíritu nacional de un pueblo. Ahí tenemos la obra Finlandia de Jean Sibelius y a Mikhail Glinka, considerado como el fundador de la escuela nacional rusa.
En 1815, después de la derrota de Napoleón en la batalla de Waterloo, Rusia, Prusia y Austria concertan la Santa Alianza, que tiene como fin el mantenimiento del equilibrio en Europa. A consecuencia de las resoluciones del Congreso de Viena se establece el Reino de Polonia, dependiente de Rusia, con su propia constitución, concedida por el zar Alejandro I.
Años más tarde, en 1830, el pueblo polaco intentaría conseguir su independencia mediante la Insurrección de Noviembre. Sin embargo, la insurrección fue sofocada en septiembre de 1831. En ese momento, Chopin decide abandonar el país. Viviendo ya en París, en 1842, Chopin compondría la Polonesa Opus 53 en la bemol mayor, también conocida como Polonesa Heroica.
En realidad, la obra tiene muy poco que ver con lo que es una polonesa, pues aunque tiene dos secciones con un ritmo que sí es característico de las polonesas, la mayoría de la obra no tiene características de ese tipo de composición musical. Por ese motivo, se ha dicho que Chopin la compuso con una Polonia libre y poderosa en mente, lo que podría haberle llevado a calificarla de “polonesa”. Disfrutemos de la interpretación deValentina Igoshina que, aunque sea “rusa”, se rinde a la obra del polaco en cada una de sus interpretaciones.
El comienzo de la obra es rotundo, vibrando en sus primeros compases un instinto de liberación, de rebelión, de esa insurrección de noviembre. A continuación, se escuchan los compases más famosos de la obra, por los cuales ésta es mundialmente conocida. En ellos, pareciera que Chopin describiese esa Polonia libre, ese pueblo que clama su libertad, ese espíritu que desea respirar sin opresiones.
Cruzado el ecuador de la composición, aparecen unos compases con la firma inconfundible del romanticismo de Chopin. Es cuando Valentina eleva sus ojos al cielo, como queriendo encontrarse, conectar con ese infinito inabarcable, fuente de inspiración. Compases interpretados con la mirada alejada de las manos, respondiendo sólo éstas al sentimiento presente en lo más profundo de Valentina.
Se dejan caer las corcheas por el teclado como lágrimas derramadas por la nostalgia de la patria perdida. Son los instantes más íntimos, de mayor lirismo donde se expresa con vehemencia el sentir y dolor del compositor, del polaco, del hombre, del exiliado.
Y desde el más profundo sentimiento, surge de nuevo con fuerza, con brío, la energía del tema principal que dibuja a la Polonia que lucha por su independencia.

http://dosostenidomenor.wordpress.com/2010/10/29/polonesa-heroica-chopin/




 

Ravel - Tzigane

Tzigane - Maurice Ravel

Tzigane (Gitano) fue compuesta por Maurice Ravel en 1924 y dedicada a la célebre violinista húngara Jelly d’Aranyi. Debemos al propio autor una descripción de la obra como “una pieza virtuosística en el estilo de una rapsodia húngara” (la época equiparaba lo húngaro con lo gitano, equívoco despejado ya entonces por Bela Bartok).

Tzigane ostenta como subtítulo “rapsodia de concierto” y ofrece inmensas y difíciles posibilidades para el violín, pero como nos aclara el analista Rollo Myers, es un notablemente ingenioso “pastiche” del auténtico estilo gitano, recordando el amor del compositor por los objetos exóticos en su doble faz de auténticos y falsos con los que gozaba confundiendo a sus amigos.

El modelo de la composición se encuentra en los Veinticuatro Caprichos de Paganini de 1801. Según parece, pidió a algunos especialistas que le tocaran esas obras mientras componía su Tzigane. La versión original es para violín y piano, pero Ravel la orquestó ese mismo año para la propia d’Aranyi.

Es dudoso que el compositor se sintiera totalmente satisfecho por una obra que pone su acento en el virtuosismo. Esto explicaría la anécdota de su estreno. Después del mismo, la d’Aranyi le pidió al autor una dedicatoria para ser inscripta en la partitura. Ravel escribió escuetamente:  “Para Jelly d’Aranyi de Maurice Ravel”.

-¿ Nada más? –preguntó la atribulada solista.
- Nada más, pero es para la posteridad” agregó cortésmente el autor.

http://www.mozarteumargentino.org/07/funcion10b.html



sábado, 16 de agosto de 2014

Balada del tiempo perdido – María Elena Walsh
                                  "Yo dormía pero mi corazón velaba..."
                                                                                              Cantares


Como a sus vanas hojas 
el tiempo me perdía.
Clavada a la madera de otro sueño
volaban sobre mí noches y días.

Poblándome de una
nostalgia distraída,
la tierra, el mar, me entraban en los ojos
y por ociosas lágrimas salían.

Cuántos papeles ciegos
en la tarde vacía.
Qué multitud de imágenes miradas
como a través de una mortal llovizna.

Entorpecidas sombras
en vez de manos mías,
de tanto enajenarse en los espejos,
todo lo que tocaba se moría.

Memorias y esperanzas
callaban su agonía:
un porfiado presente demoraba
siempre las mismas ramas amarillas.

Qué tiempo sin sentido 
el que mi amor perdía.
Qué lamentable primavera inútil
haciendo en vano flores que se olvidan.

Pero mi corazón
velaba y no sabía.
Recuperada su pasión secreta
ahora enamorado resucita.

Y el tiempo que hoy me guarda
entre sus hojas vivas
es un tiempo feliz desde hace tantos
sueños que nacerán en la vigilia.