sábado, 20 de diciembre de 2014

Concierto para violín y orquesta nº 2, en si menor, Sz 112 de Bela Bartok

Allegro ma non troppo
Andante tranquillo: Variazioni I-VI
Allegro Molto

Casi treinta años separan los dos conciertos para violín escritos por Bartók. El primero es de 1907—08 y no fue estrenado en vida del autor, quien incorporó su primer movimiento como uno de los Dos retratos, op. 5. ElConcierto para violín nº 1 se estrenó en 1958, por la Orquesta de Cámara de Basilea y Paul Sacher, inolvidable promotor de tantas obras maestras de la música contemporánea. Hasta el mes de agosto de 1937 no volvió Bartók a ocuparse de una composición en gran escala dedicada al violín y la orquesta. Si en la composición de 1907 hubo un componente afectivo para con su dedicatoria, la violinista Stefi Geyer —¿por qué si no impidió ésta la publicación de lapartitura, que no se editó hasta después de su fallecimiento?— en el caso del Concierto nº 2 el estimulo le llegó a Bartók de parte del violinista Zoltán Székely, quien deseaba en su repertorio un auténtico concierto en tres movimientos y no, como sugiriese Bartók, una obra en forma de variaciones.
Bartók logró reconciliar su inspiración con los requerimientos de Székely, de suerte que la obra —estrenada en abril de 1939 por el dedicatario, con la Orquesta del Concertgebouw dirigida por Willem Mengelberg— participa de la estructura concertante —tres movimientos— y del espíritu de la variación.

Este es uno de los principios formales básicos que gobiernan la producción bartokiana entre 1930 y 1940, y da lugar a la simetría estructural característica de obras como los Cuartetos Cuarto y Quinto. En el Concierto para violín este principio determina el carácter concéntrico del segundo movimiento, Andante tranquillo, constituido por una serie de variaciones, y el reflejo del Allegro non troppo inicial sobre el Allegro molto conclusivo, al ser éste propiamente una variación sobre el material temático de aquél.

Si se examina con detenimiento la estructura de los tiempos extremos, se advierte que ambos participan del esquema de la sonata clásica bitemática. En ambos se da una breve introducción (arpa y pizzicato en el primero, sobre un incipit de seis compases que se dilata en el arranque del tercero). El tema que a continuación expone el violín fluctúa entre si menor y si mayor y contiene los típicos intervalos de cuartas descendentes y el ritmo de 4/4, propios de la música magiar. El segundo tema, marcado risoluto, se basa en una escala cromática de doce tonos (una alusión a Schoenberg, muy debatida por los especialistas). El desarrollo se inicia con un pasaje de bravura para el solista y contiene dos secciones: vivace, con dobles y triples cuerdas para el violín y meno vivo, con inversión del primer tema. Este reaparece, dos octavas arriba, en la recapitulación y antes de que comparezca el segundo tema hay una exaltada fanfarria del metal derivada de aquél. En la cadenza, abierta con arabescos de cuartos de tono, el violín ejecuta arpegios, dobles y triples cuerdas, en un alarde técnico de nada fácil realización. La coda es muy emocionante, por el feroz pizzicato de la cuerda, la intervención del tambor, el breve pasaje a solo del violín (en cuartas) y la efectista conclusión.

El Andante tranquillo, tras los armónicos de arpa y violonchelo sobre un pedal, re, de losviolines, presenta un motivo en parlando rubato (en sol, modificado por giros modales y cuartas descendentes, sincopadas) de sabor inequívocamente húngaro. La instrumentación es delicadísima, con los timbales tratados en forma melódica (variación 1) mientras el solista ejecuta arabescos. Parte del tema (variación 2) es tratado con intervalos más amplios por el violín, sobre un tremolando de violines divididos y maderas, mientras rápidas figuraciones se escuchan en el arpa y la celesta. Se acelera el compás (variación 3), el violín ejecuta dobles cuerdas (casi en el talón del arco) y las trompas, maderas y timbales irrumpen con destellos disonantes. La cuerda grave (variación 4) asume el protagonismo, sobre trinos y escalas del violín. Hay que señalar el canon múltiple que hay hacia el final, así como una corta cadenza. En modo scherzante (variación 5) el tema se transforma en grácil danza, con breves interjecciones de madera, viento, arpa, triángulo y timbal. En pizzicato acompañado por el timbal y el solista (variación 6) se desarrolla un canon a tres, más tarde a cuatro, hasta que reaparece con toda su fuerza lírica la melodía, ejecutada por el violín una octava más alta. El epílogo, con tres violassolistas en imitación, acaba en pp, smorzando.

El tercer tiempo, en forma de sonata, toma su material temático del primero, dentro de un clima festivo y danzable. La sección de desarrollo es asimismo simétrica respecto a la de aquél, y consta de dos episodios: animado el primero y más tranquilo el segundo (con inversión del primer tema). Tras un agitado pasaje en canon a tres, este motivo se eleva en el violín, como transfigurado. Sigue la recapitulación, muy variada, y una coda en tres partes, con una brevecadenza. Poco antes del final, el violín nos proporciona la clave temática de toda la composición: una figura de cuatro notas que ha actuado como célula básica del material de los movimientos extremos.

Artículo extraído del libro de Gonzalo Badenes “Programa en Mano” editado por Rivera Editores.

http://www.riveramusica.com/blog/partituras/concierto-violin-orquesta-2-bartok


LA LUNA – Jorge Luis Borges

Cuenta la historia que en aquel pasado
Tiempo en que sucedieron tantas cosas
Reales, imaginarias y dudosas,
Un hombre concibió el desmesurado

Proyecto de cifrar el universo
En un libro y con ímpetu infinito
Erigió el alto y arduo manuscrito
Y limó y declamó el último verso.

Gracias iba a rendir a la fortuna
Cuando al alzar los ojos vio un bruñido
Disco en el aire y comprendió, aturdido,
Que se había olvidado de la luna.

La historia que he narrado aunque fingida,
Bien puede figurar el maleficio
De cuantos ejercemos el oficio
De cambiar en palabras nuestra vida.

Siempre se pierde lo esencial. Es una
Ley de toda palabra sobre el numen.
No la sabrá eludir este resumen
De mi largo comercio con la luna.

No sé dónde la vi por vez primera,
Si en el cielo anterior de la doctrina
Del griego o en la tarde que declina
Sobre el patio del pozo y de la higuera.

Según se sabe, esta mudable vida
Puede, entre tantas cosas, ser muy bella
Y hubo así alguna tarde en que con ella
Te miramos, oh luna compartida.

Más que las lunas de las noches puedo
Recordar las del verso: la hechizada
Dragon moon que da horror a la halada
Y la luna sangrienta de Quevedo.

De otra luna de sangre y de escarlata
Habló Juan en su libro de feroces
Prodigios y de júbilos atroces;
Otras más claras lunas hay de plata.

Pitágoras con sangre (narra una
Tradición) escribía en un espejo
Y los hombres leían el reflejo
En aquel otro espejo que es la luna.

De hierro hay una selva donde mora
El alto lobo cuya extraña suerte
Es derribar la luna y darle muerte
Cuando enrojezca el mar la última aurora.

(Esto el Norte profético lo sabe
Y tan bien que ese día los abiertos
Mares del mundo infestará la nave
Que se hace con las uñas de los muertos.)

Cuando, en Ginebra o Zürich, la fortuna
Quiso que yo también fuera poeta,
Me impuse. como todos, la secreta
Obligación de definir la luna.

Con una suerte de estudiosa pena
Agotaba modestas variaciones,
Bajo el vivo temor de que Lugones
Ya hubiera usado el ámbar o la arena,

De lejano marfil, de humo, de fría
Nieve fueron las lunas que alumbraron
Versos que ciertamente no lograron
El arduo honor de la tipografía.

Pensaba que el poeta es aquel hombre
Que, como el rojo Adán del Paraíso,
Impone a cada cosa su preciso
Y verdadero y no sabido nombre,

Ariosto me enseñó que en la dudosa
Luna moran los sueños, lo inasible,
El tiempo que se pierde, lo posible
O lo imposible, que es la misma cosa.

De la Diana triforme Apolodoro
Me dejo divisar la sombra mágica;
Hugo me dio una hoz que era de oro,
Y un irlandés, su negra luna trágica.

Y, mientras yo sondeaba aquella mina
De las lunas de la mitología,
Ahí estaba, a la vuelta de la esquina,
La luna celestial de cada día

Sé que entre todas las palabras, una
Hay para recordarla o figurarla.
El secreto, a mi ver, está en usarla
Con humildad. Es la palabra luna.

Ya no me atrevo a macular su pura
Aparición con una imagen vana;
La veo indescifrable y cotidiana
Y más allá de mi literatura.

Sé que la luna o la palabra luna
Es una letra que fue creada para
La compleja escritura de esa rara
Cosa que somos, numerosa y una.

Es uno de los símbolos que al hombre
Da el hado o el azar para que un día
De exaltación gloriosa o de agonía
Pueda escribir su verdadero nombre.


Canciones con historia: John Waite y "Missing you": Una de las grandes canciones fetiche de los años ochenta

John Charles Waite, nacido el 4 de julio de 1952 en Lancaster (Inglaterra), es un cantante y músico de rock que, en un primer momento musical, fue el vocalista de "The Babys".

Tras esta experiencia grupal, John Waitecomenzó con fuerza una brillante carrera musical en solitario que alcanzó su máximo reconocimiento en 1984 con el lanzamiento de su segundo disco larga duración: "No brakes".

Este trabajo llamó la atención mundial, especialmente en Europa y Estados Unidos, por esta canción "Missing you", que llegó al número uno en el "Billboard Hot 100." Este tema, un medio tiempo magnífico, interpretado con fuerza y sensibilidad a partes iguales, vendió casi dos millones de copias en todo el mundo y, con el tiempo, acabaría siendo versioneado por destados intérpretes, entre los que destaca Tina Turner, que ofreció su relectura del tema en 1996.

En 1988, Waite reunió a antiguos miembros de "The Babys" para formar el megagrupo "Bad English". En 1989, la balada de Bad English "When I see you smile" (escrito por Diane Warren), también alcanzó un éxito importante, aunque poco tiempo después John Waite volvería a trabajar en solitario. Desde 1995, ha producido cinco álbumes como solista, incluyendo su grabación "Downtown... journey of a heart".

En el año 2006, "Missing you", acompañado de un elegante y sencillo vídeo, fue relanzado a dúo con Alison Krauss y volvió a obtener un reconocimiento importante que hizo que John Waite volviera a ponerse en primera línea de los focos. Actualmente, el cantante vive en California, después de pasar décadas en Nueva York.

http://www.cancionesenelrecuerdo.com/2010/06/john-waite-y-missing-you-una-de-las.html




john-waite-missing-you

viernes, 19 de diciembre de 2014

Catalina II, Emperatriz de Rusia (1729-1796).

Emperatriz de Rusia llamada La Grande, nacida en Prusia el 2 de mayo de 1729 y fallecida en San Petersburgo en 1796.

Su verdadero nombre era Sofía Augusta de Anhalt-Zerbst y pertenecía a la alta nobleza polaca de origen alemán. De religión luterana y educación afrancesada, Sofía Augusta fue enviada a Rusia en 1744 con el consentimiento del rey de Prusia,Federico II,para contraer matrimonio con el heredero de la corona, el futuro zarPedro III. La boda se efectuó en 1745, previa conversión al cristianismo ortodoxo de la novia, que adoptó el nombre de Catalina en homenaje a la emperatriz Catalina I. La joven se adaptó muy pronto a la vida en Rusia, cuya lengua aprendió con rapidez. Por ello se hizo popular en la corte y entre el pueblo, mientras que su marido, Pedro, hombre de carácter débil y caprichoso, se granjeaba la hostilidad general. Durante nueve años la pareja real no tuvo descendencia, lo que hizo temer a Catalina el repudio de su marido. En 1754 Catalina dio por fin a luz un niño, Pablo, aunque su paternidad era muy dudosa. En enero de 1762 Pedro accedió al trono de Rusia. Su política le valió la antipatía de la aristocracia militar y de la Iglesia. Una conspiración de la Guardia Real, encabezada por el amante de Catalina, Grigori Grigorievitch Orlov, y respaldada por el sector tradicionalista de la nobleza y por la Iglesia ortodoxa, acabó con el reinado del zar sólo seis meses después de su acceso al trono (julio de 1762). Pedro III fue encarcelado en el castillo de Rospch y, poco después, estrangulado. Catalina, que manejaba los hilos de la conjura, consiguió de este modo acceder al trono de Rusia como Catalina II, cuando contaba 33 años.

Política interior
Etapa reformista (1762-1774)
La inexistencia de una ley de sucesión clara garantizó la entronización de Catalina. Pero pesaba sobre ella la sospecha del magnicidio y sus derechos al trono radicaban tan sólo en el vínculo matrimonial. Por ello, las primeras medidas de la emperatriz fueron dirigidas a consolidar su poder personal mediante un pacto con la alta nobleza y el ejército. Entre las muchas concesiones hechas a la nobleza, Catalina otorgó a ésta el monopolio sobre la compra de tierras y siervos, así como la delegación en los señores de todos los derechos judiciales públicos sobre los siervos. Este primer período fue también el de aplicación de algunas de las doctrinas ilustradas en la política de la emperatriz. Catalina, que conocía bien la obra de los ilustrados franceses y participaba de sus ideales políticos, apoyó su programa de gobierno en los principios de lo que se ha dado en llamar Despotismo Ilustrado, del que se la considera una de las más conspicuas representantes. En 1764 acometió la reforma de la administración con un claro objetivo centralizador que continuaba la política de Pedro I el Grande, potenciando la participación política del Senado. En 1766 publicó una Instrucción que representaba una declaración de principios ilustrados de gobierno inspirados en las doctrinas de los filósofos Beccaria yMontesquieu. En este mismo año convocó la llamada Comisión para la Codificación del Derecho, que le valió su fama de monarca ilustrada. La Comisión reunió a representantes de los estamentos no serviles para la reforma del código legal, mientras que los representantes de las ciudades y de los campesinos llevaron a la emperatriz cuadernos de quejas a través de los cuales Catalina deseaba conocer la situación de su pueblo.
La Comisión, sin embargo, no tuvo repercusiones políticas significativas y fue disuelta dos años después. En 1767 creó la Comisión Legislativa, con el fin de fortalecer su poder personal absoluto. Otra de las vertientes de su política reformadora la constituyen las medidas adoptadas para la laicización del Estado. Las dificultades económicas que había producido la Guerra de los Siete Años (1756-63), que enfrentó a Rusia con Prusia por el reparto de las esferas de influencia en Europa central, llevaron a Catalina a decretar la secularización de los bienes de la Iglesia ortodoxa, cuyos siervos pasaron a ser propiedad de la monarquía, y a cerrar numerosos conventos. Catalina practicó la tolerancia religiosa, excepto en el caso de los “uniatos”, fieles ortodoxos sometidos a la obediencia del Papado. En cuanto a la política educativa, siguiendo las ideas ilustradas, Catalina ordenó redactar en 1762 un plan para la difusión general de la educación primaria, cuyos únicos frutos fueron la fundación de institutos para jóvenes nobles y de un hospicio. Su política económica también fue deudora de las directrices de la Ilustración. En 1765 se fundó la Sociedad Libre de Estudios Económicos que intentó poner en práctica las doctrinas de los agrónomos ilustrados, pero que no se ocupó de la situación de los campesinos sometidos a servidumbre. Esta situación había empeorado de manera notable debido al paso de casi un millón de siervos de la Iglesia a la monarquía y a las continuas donaciones de tierras y siervos hechas por la zarina a la aristocracia terrateniente, que tendía a un progresivo endurecimiento de los vínculos de servidumbre. La actitud de Catalina hacia el problema de la servidumbre fue claramente pro-nobiliaria, si bien, inspirada por los ideales ilustrados, mostró cierto desvelo por la situación de los siervos. Su legislación, sin embargo, contribuyó al endurecimiento de la servidumbre y sus veleidades emancipatorias se limitaron al intento de normalizar legalmente las relaciones entre siervos y señores y a recomendar a éstos la suavización de las exigencias laborales que pesaban sobre los siervos. El continuo fortalecimiento de la aristocracia gracias a la política de Catalina se traducía en el empeoramiento de las condiciones de vida de los campesinos y en un aumento progresivo de la tensión social, que estalló en 1773 con la llamada “revuelta de Pugachev”, el mayor conflicto social de la Rusia moderna. La revuelta, dirigida por el cosaco Pugachev, que se hacía pasar por Pedro III, involucró a los campesinos de las regiones del Volga, a los cosacos del Don y a los obreros de la región metalúrgica de los Urales. Su programa pretendía la abolición de la servidumbre y la eliminación violenta de la aristocracia terrateniente. Se extendió por las tierras del Volga y del Don, y alcanzó algunos éxitos en sus inicios. Fue sofocada con dureza en 1774 y su líder, ejecutado. La revuelta de Pugachev marcó el final del periodo reformista de Catalina, que desde entonces demostró su miedo a la insurrección popular con el endurecimiento de una política ya abiertamente favorable a los privilegiados.

Segunda etapa (1774-1796)
La rebelión popular supuso la aceleración de las reformas administrativas favorables a la nobleza. Catalina intentó vincular nuevamente a los nobles al servicio burocrático con el fin de garantizar su lealtad al Estado. Esta política se tradujo en la promulgación de la Carta de la Nobleza (1785), por la cual este estamento recibió un estatuto legal de confirmación de sus amplísimos privilegios. Entre ellos, la Cartareconocía a la nobleza el monopolio sobre las altas funciones administrativas, los poderes absolutos sobre la vida de sus siervos y el privilegio de una justicia propia. Catalina continuó el proceso de centralización del Estado, destinado ahora a un control más eficaz del orden público, a cuyo mantenimiento quiso vincular a la nobleza mediante la Reforma Provincial de 1775. La reforma perseguía un mayor sometimiento del territorio ruso y de las regiones periféricas del Imperio. Se dividió el territorio en 50 provincias o “gobiernos”, a cuyo frente se encontraba un gobernador designado por la zarina con poderes casi absolutos. Cada provincia se subdividió en distritos llamados "círculos", administrados por un noble local. Esta última etapa del reinado estuvo asimismo marcada por el endurecimiento de la censura intelectual y de la intolerancia hacia grupos disidentes, debido al impacto que sobre Catalina produjeron los acontecimientos de la Revolución Francesa.

Política económica
La Rusia de Catalina II era un país fundamentalmente agrícola cuya industrialización avanzaba lentamente. La emperatriz realizó numerosos esfuerzos inspirados en las doctrinas de la Ilustración. En sus esfuerzos por modernizar la economía rusa fomentó las finanzas, introdujo el papel moneda y creó entidades bancarias. Bajo sus auspicios se emprendió un plan de especialización agrícola de los territorios del Imperio, incorporándose para su explotación las regiones del Volga, el Cáucaso y las estepas. Ucrania se convirtió en la región más importante para el desarrollo agrícola ruso desde su incorporación a Rusia. Se fomentó el cultivo del trigo ucraniano mediante una política de colonización que atrajo principalmente a agricultores balcánicos, armenios, alemanes y rusos de otras regiones. Bajo Catalina II, el proceso de industrialización siguió sujeto a los intereses del Estado. Para favorecer la industria, la zarina abolió en 1779 la reglamentación de los oficios y de las fabricaciones y auspició la fundación de más de tres mil talleres manufactureros. La industria textil creció considerablemente, sobre todo en la Rusia central. Todas estas medidas favorecieron fundamentalmente a la nobleza, muy implicada en el desarrollo económico, aunque en esta época apareció asimismo el primer germen de la burguesía industrial rusa. La expansión fronteriza en los territorios de Crimea hizo posible la fundación de puertos en el Mar Negro (Odesa, Jerson, Sebastopol) y el auge de las exportaciones hacia Oriente Próximo y el Mediterráneo. En el comercio internacional, destaca también el crecimiento de las exportaciones de productos metalúrgicos, de los que Rusia se convirtió en principal productora desde la década de 1770. A pesar de los evidentes progresos, el despegue económico se vio frenado por la deficiente articulación del comercio interior, carente de una red de transportes básica y lastrado por un sistema tributario poco favorable al comercio.

Política exterior
La Rusia de Catalina II tuvo un papel muy destacado en la política europea del siglo XVIII. La zarina continuó la política imperialista de Pedro el Grande, en la que se vio favorecida por el debilitamiento del Imperio Otomano. Su principal frente de expansión fueron los territorios polacos, sobre los que ya en 1763 estableció el protectorado, y sentó en el trono a uno de sus amantes, Estanislao II. Las guerras que mantuvo con el Imperio Otomano por el reparto de las esferas de influencia en el centro y este de Europa llevaron a una considerable expansión de las fronteras del Imperio ruso, a expensas de los territorios turcos. En 1768 estalló la primera guerra ruso-turca, que resultaría desastrosa para Turquía. En 1769-70 Rusia anexionó Moldavia y Valaquia y en 1771 conquistó Crimea. Estos éxitos difundieron por Europa occidental la fama de su ejército y restauraron el prestigio político de Rusia. Desde entonces, Catalina II participó activamente en la lucha de influencias en la Europa central y oriental. En 1772 pactó un primer reparto de Polonia con Prusia y Austria. Con este reparto Catalina II consiguió para su imperio los territorios de Bielorrusia. El reparto suponía el retroceso de la influencia francesa en el este de Europa y el afianzamiento del Imperio ruso y de Prusia. Los repartos posteriores de Polonia (1793 y 1795) determinaron su desaparición como estado y la anexión definitiva por parte de Rusia de Ucrania, Podolia y la zona occidental de Bielorrusia hasta la ciudad de Minsk. Catalina estableció en sus territorios polacos un régimen de represión sostenido por las duras intervenciones militares y la pasividad internacional ante la descomposición de Polonia. Otro de sus frentes de expansión fue Alaska, cuya colonización por pobladores rusos se inició a finales de siglo. En los últimos años de su reinado, Catalina se unió al frente contrarrevolucionario levantado por Austria y Prusia contra la expansión de la Francia revolucionaria, pero sus planes de intervención quedaron truncados por su muerte, acaecida en 1796.

Conclusión
El nombre de Catalina II ha quedado unido a la difusión de los ideales de la Ilustración en Rusia. Durante el siglo XVIII, la emperatriz gozó de gran fama en Europa occidental como defensora del progreso ilustrado, al menos durante el período anterior a la Revolución Francesa. Catalina ejerció el mecenazgo sobre los ilustrados franceses, por los que sentía gran admiración. Diderot, para quien Catalina representaba el perfecto modelo del monarca ilustrado, visitó su corte en 1773. La emperatriz mantuvo correspondencia con los más destacados enciclopedistas así como con Voltaire, que le dedicó encendidos elogios. Sin embargo, la aplicación de las doctrinas ilustradas en Rusia fue muy superficial debido a las características del país, en el que faltaba una burguesía pujante. El carácter de las reformas emprendidas por Catalina II fue marcadamente aristocrático y favoreció el anquilosamiento de las estructuras tradicionales de la sociedad, fundadas en la servidumbre del campesinado.

http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=catalina-ii-emperatriz-de-rusia


Catalina la Grande Parte II














William Matthew Flinders Petrie

Charlton (Reino Unido) 03-06-1853/Jerusalén (Palestina) 28-06-1942

William Matthew Flinders Petrie nació el 3 de junio de 1853 en la localidad inglesa de Charlton, en el Condado de Kent, en el seno de una acomodada familia del lugar. Su padre, el ingeniero William Petrie, y su madre, Anne Flinders, hija del explorador de Australia y Tasmania, Matthew Flinders, y gran apasionada de las ciencias naturales (especialmente por los fósiles y minerales), pronto se dedicaron a instruir y a animar al por entonces enfermizo niño en los altos valores científicos de su padre quien parece le indujo a estudiar trigonometría y geometría, como así también en materias como arqueología y etnología por las que estaba interesada su madre.
Recluido en casa con motivo de su enfermedad, y dedicado al estudio entre un exigente profesorado que había de darle clases particulares, y la gran biblioteca de su padre, Petrie acabó adquiriendo una notable preparación intelectual en su juventud a la que seguro añadiría la voluntad abierta al mundo por el recuerdo de su abuelo Matthew aunque no lo llegar a conocer. Todo ello en un entorno de amigos y familiares en el que primaron marinos, topógrafos, anticuarios, y astrónomos como el sorprendente Charles Piazzi Smith de quien era gran admirador por sus estudios sobre las pirámides egipcias. Así, cuando en 1868 fue llevado al British Museum, y tuvo ante sí la herencia faraónica, su visión provocó en él tal grado de entusiasmo, que cuando a esa primera visita continuaron otras muchas, Petrie acabó rindiéndose a su civilización y decidió que su suerte correría a su lado aún a pesar de que por voluntad de su padre ya hubiera iniciado estudios de metrología, por entonces en franco desarrollo. Pero si bien esto pareciera que le apartaba definitivamente de Egipto, sería precisamente tal trabajo quien le ayudó a sostener aquél deseo al tener ocasión de efectuar mediciones en multitud de iglesias, edificios, construcciones megalíticas inglesas como Stonehenge (en dónde averiguaría la unidad de medida utilizada), y otros de la Inglaterra meridional con los que tendría ocasión de mostrar su valía técnica. Tal preparación no pasó desapercibida a la por entonces recién fundada Egypt Exploration Fund (hoy, Egypt Exploration Society) y no tardaron en invitarle a visitar Egipto en 1880 a medir los monumentos de la Meseta de Guiza. Allí tuvo ocasión de medir sus afamadas pirámides y cámaras interiores, así como sus construcciones y demás complejos arquitectónicos del entorno que le darían lugar a escribir su “The Pyramids and Temples de Gizeh” con el que curiosamente tendría ocasión de rebatir lo que él ya consideraba las absurdas concordancias bíblicas de su viejo conocido Piazzi Smith, y otros como Richard Lepsius que dudaban de la capacidad egipcia para levantarlas. Fue tal el formidable trabajo que desarrolló, que lo que en principio se pensó iba a durar algunos meses acabó prolongándose hasta treinta, ampliándose a los monumentos de Saqqara y Abu-Rawash, y entrando ya de lleno en terrenos de la arqueología.
Aquél fue el inicio de las excavaciones de Petrie en tierras egipcias que habían de prolongarse durante sesenta años. En todo este extenso período de tiempo, Petrie excavó las “Dos Tierras”, casi desde Alejandría hasta la 1ª catarata, y gran parte de Palestina. Logró un número de excavaciones y publicaciones que todavía hoy no ha sido superada. Su trabajo se puede resumir en una de sus célebres frases: “Yo no me intereso más que en la publicación de mis libros, y en que todos durante decenas de años ó tal vez siglos, sirvan de fuente y referencia indiscutible”. Y parece que logró, pues aún hoy todos y cada uno de sus libros (más de 100), notas, artículos y sus 38 excavaciones en distintos lugares de Egipto, lo han sido para las generaciones de egiptólogos que le han seguido gracias al estudio comparativo que hizo de los niveles estratigráficos de los que fue pionero (tras Heinrich Schlemann que lo había hecho en Troya) que, unido a su examen arqueológico, y una correcta clasificación de los restos cerámicos, le posibilitaron para establecer una secuencia cronológica acertada, vital en arqueología. Sus experiencias en ese terreno las reprodujo en su, “Methods and Aims in Archaeology” (1904), que resultaron de gran trascendencia para la metodología arqueológica.
Desde 1892 hasta 1933, y aunque Petrie era autodidacta, fue hecho profesor del “Egyptian Archaelogy and Philology” de la “University College” de Londres, a la vez que proseguiría sus excavaciones en Egipto, para en 1894 fundar la “Egyptian Research Account” que acabó convirtiéndose en la “British School of Archaeology in Egypt”.
Durante su carrera egiptológica, realizó importantes excavaciones en Palestina de forma periódica, y más concretamente en Tell el-Hesi y diez ciudades más, lo que constituyeron las primeras excavaciones científicas en “Tierra Santa”, hasta que en 1926 se trasladó definitivamente a Palestina para establecer su lugar de residencia en Jerusalén en dónde trabajaría para el “British School of Archaelogy” o el “Albright Institute” (hoy, el American School of Oriental Research), hasta que le sobrevino la muerte en 1942.
Pero sus contribuciones a la ciencia aún habrían de proseguir a su muerte con la donación que hizo de su cabeza al “Royal College of Surgeons” de Londres para que fuera estudiada. Como última voluntad, el que sus restos fueran enterrados en su amada Jerusalén dónde hoy reposan bajo una sencilla lápida del cementerio protestante del Monte Sión.

http://www.egiptologia.com/grandes-egiptologos/2900-william-matthew-flinders-petrie.html

Methods and Aims in Archaeology” (1904) PDF
https://archive.org/details/methodsaimsinarc00petruoft

Las aventuras de Petrie en el Antiguo Egipto 







Que mundo maravilloso – Luis Armstrong


Yo veo árboles verdes, rosas rojas también
Las veo florecer para mi y para ti
Y pienso para mi mismo, Qué mundo maravilloso 

Veo cielos azules y nubes blancas
El brillo de un día bendito, la oscuridad de la noche sagrada
Y pienso para mi mismo, Qué mundo maravilloso 

Los colores del arco iris, tan lindos en el cielo
También están en las caras de la gente que pasa
Veo amigos estrechando sus manos, diciendo "Cómo te va?"
Realmente ellos dicen Yo te quiero 

Escucho bebés llorar, los veo crecer
Ellos aprenderán mucho mas de lo que yo jamás sabré
Y pienso para mi mismo, Qué mundo maravilloso
Si pienso para mi mismo, Qué mundo maravilloso



Ofrenda – Rubén Darío

Bandera que aprisiona
el aliento de Abril,
    corona
tu torre de marfil.

Cual princesa encantada,
eres mimada por
    un hada
de rosado color.

Las rosas que tú pises
tu boca han de envidiar;
    los lises
tu pureza estelar.

Carrera de Atalanta
lleva tu dicha en flor;
    y canta
tu nombre un ruiseñor.

Y si meditabunda
sientes pena fugaz,
    inunda
luz celeste tu faz.

Ronsard, lira de Galia,
te daría un rondel,
    Italia
te brindara al pincel,

para que la corona
tuvieses, celestial
    Madona,
en un lienzo inmortal.

Ten al laurel cariño,
hoy, cuando aspiro a que
vaya a ornar tu corpiño
mi rimado bouquet.