Compositor de origen francés, su padre fue un litógrafo. Fue educado en un internado y su afición a la música lo hizo ingresar en el Conservatorio de París, donde obtuvo el Prix de Rome, que lo acercó a la música litúrgica italiana y especialmente a la obra de Palestrina, que lo condujo a misas y otras piezas religiosas propias. También fue organista y cursó estudios de teología. Pero la prima donna Pauline Viardot le encargó la composición de una ópera, Safo. A partir de ese momento, siguió componiendo para la escena, sin mucho éxito, hasta lograr la consagración con Fausto. Las óperas de Gounod son débiles en el aspecto dramático, pero su lenguaje musical es de un lirismo y refinamiento sin comparación. Es uno de los compositores franceses de mayor sensibilidad armónica y vocal de su siglo, con un firme sentido de la prosodia unido a la devoción religiosa.
Cronología
•1818 Nació el 17 de junio en París.
•1831 Su madre le llevó por primera vez a la ópera, de la que se enamora.
•1836 Ingresó en el Conservatorio para estudiar contrapunto y fuga con Halévy y composición con Le Sueur.
•1839 Obtuvo el Prix de Rome con la cantata Fernand.
•1852 Compuso la música incidental para la tragedia Ulises de Ponsard. Fue nombrado director del grupo coral Orfeón de París.
•1859 Estrenó Fausto, que no tuvo demasiado éxito hasta su reposición en 1869.
•1870 La guerra entre Francia y Prusia lo obligó a instalarse en Inglaterra.
•1875 Volvió a París.
•1881 Hasta su muerte, se dedicó sólo a la música religiosa.
•1893 Murió el 18 de octubre en París.
Principales Obras
•1850 Safo.
•1852 La monja ensangrentada.
•1858 El médico a su pesar.
•1859 Fausto (ópera).
•1862 La reina de Saba.
•1864 Mireille (ópera).
•1866 La paloma.
•1867 Romeo y Julieta (ópera).
•1878 El cinco de marzo.
•1881 El tributo de Zamora.
Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte
y muchos sí sé qué para olvidarte.
Pues ni quieres dejarme ni enmendarte,
yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte
aunque la otra mitad se incline a amarte.
Si ello es fuerza querernos, haya modo,
que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más en celo y en sospecha,
y quien da la mitad, no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.
SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
Canciones con historia: La isla bonita - Madonna
«La isla bonita» es una canción de la artista estadounidense Madonna, publicada como el quinto y último sencillo de su tercer álbum de estudio True Blue, el 25 de febrero de 1987 a través de Sire Records. Fue compuesta como una elegía y se le ofreció en un primer momento a Michael Jackson, si bien fue Madonna quien la aceptó finalmente y reescribió la letra con Patrick Leonard. «La isla bonita» es el primer tema de la artista con influencia latina y presenta arreglos de percusión cubana y guitarras españolas, además de maracas, armónica, así como una combinación de percusión sintética y tradicional. La letra describe una «isla bonita» y, según la propia Madonna, es un tributo a la belleza de los latinos.
La canción gozó de popularidad internacional y llegó a los puestos más altos en las listas de países como Austria, Canadá, Francia, Alemania ySuiza. Fue el cuarto sencillo en llegar al primer puesto en el Reino Unido, lo que hizo que superara el récord de la artista con mayor cantidad de sencillos número uno; por su parte, en Estados Unidos llegó al cuarto lugar de la lista Billboard Hot 100. En el video musical que acompaña la canción, Madonna representa a dos personajes diametralmente opuestos: una niña santurrona y una apasionada latina; el estilo latino y el traje de flamenca rojo que usó marcaron tendencia más adelante. El tema está entre los más interpretados en vivo por la cantante y figuró en cinco de sus giras mundiales, incluyendo Sticky & Sweet Tour. Lo interpretó frecuentemente en su forma española, a veces junto con canciones tribales o folclóricas y remezclas. Numerosos artistas han versionado este tema, entre ellos la cantante francesa Alizée, para su álbum de 2007 Psychédélices.
Wikipedia
Conocemos como arte del Renacimiento al movimiento artístico creado en la época en la que dio comienzo a la Edad Moderna, en la Italia de finales del siglo XIV y el siglo XV. Históricamente, el arte acompañó un tiempo de esplendor en todos los campos, donde destacaron los descubrimientos geográficos y las conquistas mundiales. Una evolución que empujó a la sociedad desde la economía agrícola y feudal, donde primaba el arte gótico, hasta las ciudades, donde se desarrolló la economía urbana y mercantil, así como la importancia de la educación, el arte y la música, ahora entendido como algo de todos y no solo de los grandes poderes. Además de la revolución en lo formal, se vivió un Renacimiento en el mundo de las ideas y la filosofía, empujado por el desmembramiento de la religión cristiana y el invento de la imprenta.
El Renacimiento hace referencia a los esfuerzos por hacer renacer de las tradiciones “antiguas”, de la venerada Grecia e Italia clásica. Los artistas modifican este clasicismo para que pueda absorber los desarrollos modernos, aplicando el conocimiento científico. El artista toma conciencia del individuo, al que estudia tanto psicológica como físicamente. Alimenta el saber y respeta el estudio de la anatomía, donde las figuras respetan modelos clásicos. Se desarrollo el humanismo, y, por lo tanto, la concepción de que el hombre era lo más importante, el centro del mundo. Este artista, además, domina habitualmente varias áreas de conocimientos. Se prodigan inventores y científicos. Entre los grandes nombres polifacéticos destacan Leonardo da Vinci, Michelangelo, Donatello, Sandro Botticelli y Raphael, entre muchos otros.
Surgido en el máximo esplendor de la Florencia de 1400, el Renacimiento se separa en dos grandes épocas: el Quattrocento y el Cinquecento (s. XVI), donde la presión de los Papas dispuestos a controlar el mundo del arte empujó a los artistas italianos a emigrar, propagando los valores del renacimiento en la Europa Occidental.
La arquitectura de esta época se caracterizaba por tener dos edificios de usos distintos. Por una parte están las iglesias (los religiosos), y, por otra, los hechos con objetivos civiles, desde ayuntamientos hasta edificios de distinto calado que comenzaban a multiplicarse por las ciudades. El valor de las proporciones es la característica principal de cualquiera de las construcciones, igual que en la escultura y la pintura. Busca inspiración en el ideal del arte clásico, huyendo del gótico pero integrando la perspectiva cristiana. Los arquitectos tratan de dar funcionalidad a los edificios, para que sean utilizados por los humanos. Debe existir una conversación, una relación espacial, entre el observador y el arte, dando una perspectiva nueva a las construcciones. Asimismo, se vuelven a utilizar los pilares, columnas y balaustradas clásicas, sustentando cúpula, bóveda de cañón y cubiertas planas con casetones. Algunos de los ejemplos más famosos son el Palacio Medici Riccardi de Michelozzo, en Florencia, o el Museo del Louvre en París. El artista pasa de ser un simple artesano a un profesional en alta estima por la sociedad. Anteriormente, los arquitectos nunca habían sido figuras famosas de sus sociedades.
La escultura, de nuevo, basa sus esfuerzos en desarrollar la visión clásica. Al dar con los restos artísticos de aquella época, el humanismo encontró inspiración. El renacimiento de la escultura se desarrolló tanto en Florencia como en Flandes y Roma a posteriori, siempre respetando las proporciones, perspectiva y tomando como inspiración la naturaleza. Algunos de los elementos predominantes son los retratos o bustos y los temas mitológicos -volviendo a la Griega- y religiosos, así como el estudio de la anatomía, recuperando desnudos. Pese a que a veces se representaran historias legendarias, los personajes habituaban a tener posiciones realistas, humanas, naturalistas… con expresiones de dramatismo. De este modo, la representación de la Pietà de Miguel Ángel Buonarroti está más viva que nunca, mientras que los distintos Davides parecen figuras casi vivas, gracias en parte a la expresividad de sus rostros. Los materiales principales, el mármol y el bronce, aunque en España predominaría la madera.
A grandes rasgos, la pintura también estaba caracterizada por el naturalismo y la perspectiva, pero su gran avance lo vivió esta vez en Flandes, donde, entre otras cosas, se descubrió la técnica del óleo. Perviven, como en el resto de las facetas, las características del clasicismo, y se valora el estudio de la expresión, la luz y los claroscuros. Se estilan soportes como techos, paredes, tablas… El pintor dibujaba un plano de la naturaleza, y, dentro de ella, al humano. Especialmente destacables son La Gioconda y La última cena de Leonardo Da Vinci, la Capilla Sixtina de Michelangelo y La escuela de Atenas de Rafael Sanzio.
Más allá de los tres artes principales, el Renacimiento acaparó la filosofía, la cerámica, la literatura, la música…
El Renacimiento comenzó a renquear durante la segunda mitad del s. XVI, pasando a convertirse en Manierismo (clasificado como otro arte), que evolucionó con distinciones según el territorio. Al final, el arte renacimiento dio pasó al barroco.
Renacimiento: Introducción - Arquitectura - Escultura- Pintura- Renacimiento español
http://www.xavierre.com/dptos/arte/manual/Renacimiento.pdf
El Renacimiento: Quattrocento italiano y arte flamenco
http://clio.rediris.es/n34/arte/13%20El%20Renacimiento,%20Quattrocento%20y%20arte%20flamenco.pdf
jueves, 13 de noviembre de 2014
EL ARTE CLÁSICO: EL ARTE GRIEGO
EL CONTEXTO HISTÓRICO Y LOS FACTORES CONDICIONANTES DEL ARTE GRIEGO
El “arte clásico” es un concepto de la Historia del Arte que nos remite a la antigüedad, época en la que se forjaron las bases formales y estéticas del arte occidental. Unos ideales a los que se volverá, de forma recurrente, en diferentes momentos de la historia, como comprobaremos a lo largo del curso.
Pero quizás deberíamos plantearnos primero la siguiente pregunta: ¿qué entendemos por “clasicismo”? ¿Algo pasado de moda? ¿algo que representa un ejemplo o paradigma de perfección? ¿la encarnación de un ideal?. Es seguro que la mayoría de vosotros habéis utilizado alguna vez este término en vuestras conversaciones referidas a la moda…o a cualquier otra circunstancia. El término “clásico” se utiliza con mucha frecuencia, pero en la Historia del Arte sólo hay un arte clásico, y éste nació y se formó en la antigua Grecia y tuvo su continuación en la época del Imperio Romano. De su gestación y culminación nos vamos a ocupar en este tema, pero antes es necesario abordar aquellos factores que, desde diferentes ámbitos, condicionaron y determinaron su desarrollo.
El tiempo histórico
Lo primero será precisar los límites cronológicos, es decir, el espacio temporal por que discurre el proceso de formación y la culminación del arte clásico. Si nos referimos primero al arte griego (del arte romano nos ocuparemos más adelante), es necesario utilizar la misma periodización que se sigue para el estudio de su historia. De este modo, tendríamos:
• El período arcaico: s. VIII-VI a. de C.
• El período clásico: s. V-IV a. de C.
• El período helenístico: s. IV-II a de C.
El período arcaico es una época de formación, de tanteo y concreción de algunas de las formas que culminarán en la siguiente etapa. En estos primeros tiempos afloran y se perfeccionan, sobre el sustrato propio, las diferentes influencias que concurren en el arte griego: la de la civilización cretense, la civilización Micénica y, sobre todo, las grandes civilizaciones orientales, especialmente la egipcia. Es una época en la que el arte evoluciona desde el geometrismo y la abstracción hacia el naturalismo expresivo.
El período clásico representa la culminación y perfeccionamiento de todas las manifestaciones artísticas griegas, tanto a nivel formal como técnico. Esta plenitud coincide, y no por casualidad, con el apogeo político, económico y cultural de las “Polis” griegas, en especial Atenas. En estos años nace la “Democracia” como forma de organización política del Estado. El siglo V a. de C. es el verdadero siglo de oro de la cultura griega. La decadencia política de las polis a lo largo del s. IV a. de C., consecuencia directa de las guerras del Peloponeso, marca un cambio fundamental en el arte, que evoluciona hacia nuevas formas de expresión.
El período helenístico supone una profunda transformación de la civilización y la cultura griega. El imperio creado por Alejandro Magno (336-323 a de C.) hará posible la difusión de la cultura griega por un espacio geográfico que desbordó los estrechos límites de la época clásica. Con la cultura griega viajaron las formas artísticas y las soluciones técnicas ideadas por los griegos que, a partir de ese momento, se convirtieron en el referente estético indiscutible en toda la cuenca mediterránea. Para muchos historiadores esta etapa está ya fuera de los límites cronológicos del arte griego, por considerar que sus resultados estéticos son distintos del arte griego clásico.
El ámbito geográfico
Aunque los límites temporales son relativamente restringidos, los geográficos aparecen, por el contrario, notablemente amplios. Los griegos (o Helenos, como ellos se llamaban así mismos, es decir, habitantes de “Helas” o la “Hélade”) nunca constituyeron una nación o estado unitario en el sentido moderno del término. Se trataba más bien de un conjunto de tribus que tenían en común la lengua, la creencia en unos mismos dioses y mitos ancestrales, así como unos mismos antepasados. Es decir, compartían una misma cultura. Nunca llegaron a constituir un estado homogéneo y siempre estuvieron organizados políticamente en “Polis” o “Ciudades-Estado” independientes entre sí y, a menudo, rivalizando entre ellas en continuas guerras. De entre las muchas polis griegas destacaremos, por diferentes razones, a Atenas, Esparta, Corinto, Tebas, Éfeso, etc.
Su origen histórico se remonta a los grandes movimientos de pueblos que se produjeron en la llamada Edad del Bronce (entre el I-II milenio antes de nuestra era). Las llamadas invasiones indoeuropeas trajeron a la Península Balcánica a estas tribus, los “Aqueos”. Pero pronto empezaron a sentirse estrechos en el rudo, montañoso y difícil medio físico de esas tierras rodeadas por el mar y fragmentadas, además de las tierras continentales, en más de 8.000 islas. La vocación marinera y viajera de este pueblo, además de otras circunstancias, determinaron un amplio movimiento migratorio a lo largo y ancho del Mar Mediterráneo. Muchas de las polis griegas fundaron “colonias” en las dos orillas de este mar a partir del s. VIII a de C., por las costas meridionales de la Península Itálica y en la isla de Sicilia, a la que llamaron la “Magna Grecia”; a lo largo de las costas de la Península Ibérica, de Asia Menor (la actual Turquía), en las costas de la actual Francia, por el norte de África…incluso en las costas del Mar Negro.
Muchas de las más antiguas ciudades de estos territorios deben su origen a aquellas primeras colonias griegas. En estos lugares los griegos implantaron su civilización, que allí floreció de forma extraordinaria, a veces mejor que en la madre patria (las Metrópolis fundadoras…). De tal manera, que al hablar de la civilización griega no nos estamos refiriendo al reducido ámbito geográfico de la actual Grecia, sino al amplio, diverso y rico mundo de la “civilización griega”, que extendió su lengua, sus mitos, sus dioses….su modo de vida, en definitiva, a lejanas tierras, convirtiendo a la cuenca mediterránea en el verdadero crisol de la civilización clásica. El resultado es, sin embargo, una civilización con caracteres y resultados unitarios. Y es el arte el mejor testimonio de ese pasado griego. Hoy, cuando viajamos, podemos encontrar un templo griego en la isla de Sicilia, un teatro en las costas de Turquía, o restos de la bella ciudad de Alejandría, en Egipto. Todos ellos son el mejor testimonio de aquella civilización que legó a la Humanidad un ideal de belleza que hoy, casi veinticinco siglos después, seguimos considerando clásico.
Las claves de la civilización griega
Ya hemos dicho antes que los griegos nunca constituyeron un estado unitario; se trataba, más bien, de una comunidad de hombres libres, de una “Comunidad de Ciudadanos”. La libertad y la independencia individual son la base de esta sociedad. La igualdad de derechos (la isonomía) entre los hombres libres, los únicos ciudadanos, constituye uno de los pilares sobre los que se construye el gobierno del pueblo, la Democracia. El individuo, consciente de su valor, se convierte en el eje de su cultura. Por ello, la cultura griega es una “cultura antropocéntrica”, donde, como diría Protágoras, “El Hombre es la medida de todas las cosas”. Este individualismo se traslada al ámbito artístico, donde el artista se convierte en un hombre consciente de su propia valía y genio creador; su obra aparece como una creación libre y cobra fama a través de los tiempos. Fidias, Praxíteles o Polícleto no son sólo nombres, son la encarnación del ideal clásico de belleza, individuos concretos, artistas en definitiva.
Otro aspecto clave de la civilización griega lo constituye su rica mitología y su religión. En la mitología mediterránea los antiguos dioses eran manifestaciones de las fuerzas de la naturaleza, encarnación de las fuerzas que regían los destinos del hombre y determinaban el ciclo de la vida y la muerte. Estos viejos dioses serán desplazados y su lugar lo ocuparán unos nuevos dioses que sienten y actúan como humanos, pero frente a los cuales el hombre puede actuar con libertad. Estos dioses representan una religiosidad humanizada. No estaba regida por una casta sacerdotal. Todo hombre libre podía convertirse en sacerdote; toda persona inspirada por las musas podía cantar a los dioses y a sus hazañas. Su poder no podía regir la vida espiritual de los ciudadanos griegos. La Mitología griega será, además, la principal fuente de inspiración para los artistas y determinará, sobre todo en la época arcaica y clásica, la iconografía y los temas a tratar. La mitología es el vínculo entre todos los griegos; las hazañas e historias que entrelazan la vida de estos dioses jóvenes, bellos y eternos, y de los héroes, estaban impregnadas de individualidad y sus comportamientos, raramente ejemplares, eran tan humanos como los de los propios hombres. Si en la Biblia se dice que dios creó al hombre a su imagen y semejanza, podemos afirmar que los hombres griegos crearon a los dioses a su imagen y semejanza; y ahí reside la radical diferencia entre su religiosidad y la de las grandes civilizaciones orientales o la que impondrá, posteriormente, el cristianismo. Serán, por tanto, los dioses y sus hazañas, los que servirán de cauce para expresar el ideal clásico de belleza forjado por los griegos.
Por último, otro de los factores claves de la civilización griego fue la posibilidad de ejercer con libertad la tarea de pensar; dicho de otro modo: la libertad de pensamiento. A diferencia de las civilizaciones anteriores, que contemplaban la naturaleza como un conjunto de fenómenos inconexos, los griegos llegaron al convencimiento de que la naturaleza constituye una unidad regida por leyes que pueden ser conocidas. El razonamiento, la observación y la experiencia son los instrumentos que permiten conocer los fundamentos de la realidad. La filosofía y la ciencia, en sus múltiples campos de estudios, nacen entonces desde la racionalidad humana, desde su capacidad para pensar y observar el mundo. En el s. VI a de C. Pitágoras, creyó encontrar en el número, en las matemáticas, la clave ordenadora del mundo. La armonía y la proporción que se descubren tras la misteriosa aritmética del cosmos será la base del ideal de belleza clásico.
Athair ar neamh, Dia linn Athair ar neamh, Dia liom M’anam, mo chroi, mo ghloir Moladh duit a Dhia
Fada an la, go samh Fada an oiche, gan gruaim Aoibhneas, athas, gra Moladh duit a Dhia
Moraim thu, o la go la Moraim thu, o oiche go hoiche
Athair ar neamh, Dia linn Athair ar neamh, Dia liom An ghealach, an ghriain, an ghaoth Moladh duit a Dhia
(Irish
Gaelic)
Padre Celestial, nos bendiga Padre Celestial, Dios me los bendiga Mi alma, mi corazón, oh Alabado sea usted
Largo día tranquilo Larga es la noche sin oscuridad Alegría, alegría, amor Alabado sea usted
Te alabo en el día a día Te alabo, noche tras noche,
Padre Celestial, nos bendiga Padre Celestial, Dios me los bendiga La luna, el sol, el viento Alabado sea usted
Oyeme con los ojos – Sor Juana
Inés de la Cruz
Óyeme con los ojos, Ya que están tan distantes los oídos, Y de ausentes enojos En ecos de mi pluma mis gemidos; Y ya que a ti no llega mi voz ruda, Óyeme sordo, pues me quejo muda.