Píndaro
(Grecia, -0518
aC--0438 aC)
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Poeta griego, generalmente
considerado como el mayor poeta lírico de la literatura griega.
Píndaro
nació en el año 518 a.C., en Cinoscefalae, cerca de Tebas, en el seno de una
familia aristocrática conocida como los ageidas.
Sus
amplios conocimientos geográficos, su tono aristocrático y su espíritu
panhelénico pueden atribuirse, al menos en parte, a la influencia de su
familia en toda Grecia.
Al
parecer estudió con la poetisa de Boecia, Corinna, y fue derrotado por ella
en un concurso poético. Corinna le aconsejó entonces "sembrar con la
mano, y no con todo el saco", en alusión al uso excesivo del ornamento
mitológico en la obra temprana de Píndaro.
En
años posteriores, Píndaro viajó por todo el mundo griego, y su fama nacional
le hizo merecedor de numerosos encargos.
Pasó
dos años en Sicilia, invitado por Hierón I, rey de Siracusa, y compuso Epinicios (extravagantes cantos de alabanza)
para Hierón y otros reyes, así como para las más nobles familias griegas.
Ningún
otro poeta griego supo expresar como él la unidad espiritual preservada por
la religión y la lengua común, y por la tradición recuperada de los juegos
olímpicos panhelénicos.
Tan
grande fue la fama de Píndaro que cuando Alejandro Magno saqueó Tebas, en el
año 335 a.C., dejó intacta su casa.
Píndaro
representa la culminación de la lírica coral griega, compuesta para ser
cantada, con acompañamiento musical, por coros de jóvenes, en oposición a la
lírica personal, cantada o recitada por una sola voz.
Píndaro
compuso para los dioses himnos, ditirambos, odas, canciones, cantos fúnebres
y elogios, pero de toda esta producción no quedan más que unos cuantos
fragmentos.
Su
obra conocida abarca al parecer sólo una cuarta parte del total de su
producción, y está formada por cuarenta y cuatro epinicios u odas triunfales
en honor de los vencedores de los cuatro grandes juegos nacionales:
olímpicos, pitios, itsmios y nemeos.
Su
estructura es bastante compleja y contienen una importante carga moral, así
como un profundo sentido religioso, que siempre fue uno de los rasgos más
notables de la lírica coral griega.
El
procedimiento habitual de Píndaro para alabar a los vencedores de los juegos
consistía en insertar en la parte central del poema un mito que expresaba el
estado de ánimo general en esa ocasión o relacionaba al héroe victorioso con
el pasado mítico.
En
Píndaro se observa un tratamiento de los mitos griegos distinto al de los
poetas épicos y más próximo al de la tragedia ática.
Del
mismo modo, introduce en sus odas numerosas reflexiones de carácter religioso
y moral, y proclama la inmortalidad del alma y la existencia del juicio
futuro.
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