miércoles, 25 de marzo de 2015

Cartago: el origen de un imperio
Leyendas sobre el origen de Cartago
Si un pueblo destacó en los tiempos clásicos por su atroz odio a Roma fue Cartago. Ambas naciones se enfrentaron hasta que una de ellas fue exterminada. Los motivos de ese odio tan profundo eran más que evidentes y se justificaban en parte, en el argumento usado por Virgilio en su poema épico de la “Eneida” . Un poema que con el transcurrir de los años se ha convertido en un clásico de la literatura universal.
La Eneida de Virgilio; el mito de Eneas
Virgilio en el s.I a. C, mezcló en su epopeya la leyenda con la realidad, a la manera de los legendarios mitos griegos de los poetas épicos -como Homero o Hesíodo-, en los que los hombres destacados aparecen como héroes de grandes hazañas que se entremezclan con la intervención de los dioses y con elementos trágicos conducidos por la acción de la fatalidad del destino.
Así eran los mitológicos relatos homéricos, los más antiguos del pasado griego.
Pero los romanos también quisieron tener su propia leyenda para el origen de Roma…El texto de la Eneida resulta casi una transcripción de los poemas homéricos a partir de la guerra de la destrucción de Troya. Así pues, Virgilio creará la Eneida para, además de complacer y vanagloriar al emperador Augusto por pacificar el Imperio (siendo uno de los primeros ejemplos de propaganda política en la Historia), atribuir un origen legendario a Roma creando el mito de Eneas.
El mito de Eneas presenta a éste como un héroe troyano que tras la destrucción de Troya quemada por el ejército aqueo, huye con el objetivo de llegar a las costas del Lacio para fundar una nueva Troya. La aventura peregrina de Eneas dura siete años, hasta que es acogido en el emergente reino de Cártago, gobernado por Dido o Elisa de Tiro, la primera reina de Cartago. Los dioses-Venus y Cupido- intervienen y Dido se enamora perdidamente de Eneas. Después volverá a mediar otro dios, Júpiter para arrebatárselo.
Según la Eneida, la huida de Eneas de los brazos de Dido, se produce por voluntad de los dioses. Pero Dido, tras la partida de Eneas y mortalmente herida de amor, se quita la vida, maldiciendo antes a toda la estirpe venidera de Eneas y clamando el surgimiento de un héroe vengador. De esta forma Virgilio creaba un magnífico melodrama cuyo argumento justificaría en el futuro la eterna enemistad entre dos pueblos hermanos, el de Cartago y el de Roma, lo que devendría en las guerras púnicas. Lo cierto es que Eneas y los troyanos consiguieron llegar a las costas del Lacio. Allí el troyano negoció favorablemente con el rey local latino casándose con su hija Lavinia. Esto desencadenó una guerra con otras tribus locales, pero finalmente se fundó el asentamiento de Alba Longa, eregido por Eneas y el hijo de Lavinia, Silvio.
Con el tiempo, los romanos sintieron a Eneas como propio y trescientos años después, según el mito romano, uno de sus descendientes, Rómulo, fundó Roma en el 753 a.C.
La tradición oral afirma que Virgilio, en su lecho de muerte, encargó quemar la Eneida, y se argumentan dos razones, bien porque al final quiso desvincularse con la propaganda política del emperador Augusto, o quizás porque no consideraba su obra no satisfacía sus expectativas.
Es incuestionable que la Eneida tuvo una gran acogida a lo largo de los siglos y una importantísima influencia sobre todo en la Edad Media.
Cartago fue en la Antigüedad una próspera ciudad y una verdadera potencia de su tiempo que se enfrentó a la gran Roma en las conocidas como “guerras púnicas”. El Origen de Cartago hay que buscarlo en un grupo de fenicios, que procedentes de Tiro llegaron al norte de África y fundaron una nueva ciudad aproximadamente en el siglo XIII a. C. con el nombre de Qart Hadast. La historia de su fundación ha estado durante casi tres mil años envuelta en leyendas. Varios de estos mitos han sobrevivido y llegado a nuestros dias a través de la literatura griega y latina. Según estas leyendas; la ciudad de Cartago fue fundada por la reina Dido (Elisa o Elissar) quien salió de Tiro huyendo del asesino de su esposo, su hermano menor, Pigmalión, que quería a toda costa, convertirse en el nuevo rey de Tiro. Dido con su exilio habría evitado que su pueblo llegara a una inevitable guerra civil
Fuentes históricas sobre la fundación de Cartago
Entre las muchas fuentes históricas que hacen referencia a la fundación de Cartago, los escritores antiguos de los siglos V a.C. y V d.C. tratan de manera más o menos directa la fundación de la “ciudad nueva” (Cartago) de Occidente, emplazada en una península del golfo de Túnez y en el centro de un paso estratégico de las rutas de navegación por el Mediterráneo central. Timeo de Taormina, a caballo entre los siglos IV y III a.C., precisa que la fundación tuvo lugar treinta y ocho años antes de la primera olimpiada, cuya celebración se sitúa en el 776 a.C. El poeta romano Virgilio creía que la fundación de la ciudad coincidió con el fin de la Guerra de Troya; sin embargo, es más probable que la ciudad fuera fundada en algún momento entre 846 y 813 a.C.
Justino, s.II d.C
Parece que hay unanimidad en que los textos más coherentes y con cierta validez histórica sobre la fundación de Cartago son, sin duda, los de Justino.
Justino (Marco Juniano Justino o Justino Frontino ) fue un historiador latino del S.II o III d.C, que vivió probablemente en Roma. Justino escribió una antologia de la historia universal de la obra del historiador galo-romano del S.I a. C, Trogo; titulada de “Historiae Philippicae libri XLIV”, ahora perdida . Consiste en extractos, casi inalterados, unidos por resumenes.
Ante todo, del texto de Justino parece vislumbrarse la existencia de una querella dinástica en el seno de la monarquía tiria.
Sus textos confirman que el rey Muto había dejado como herederos del trono a sus dos hijos, Pigmalión y Elisa. A la muerte de Muto el pueblo remite el poder a Pigmalión a pesar de su juventud. La historicidad de estos personajes parece asegurada, pues aparecen en otros textos, como el de Timeo o Flavio Josefo, éste último pudo tener acceso indirecto a los anales tirios.
Conclusiones de la obra de Justino según las “Consideraciones históricas sobre la fundación de Cartago” de Jaime Alvar y Carlos G.Wagner
Del texto de Justino se desprende que Elisa había sido relegada del poder.
Dejando al margen el polémico tema de que una mujer tuviese la posibilidad de gobernar, lo que parece claro es que el pueblo no tenía la más mínima autoridad política para llevar a cabo una acción como la que le atribuye Justino. En tales circunstancias, parece lógico afirmar que el relato de Justino es una recreación novelada de un enfrentamiento en el seno de la aristocracia tiria con motivo de la sucesión de Muto, cuyo heredero legítimo sería Pigmalión. Este era demasiado joven, es decir, no tendría la edad necesaria para reinar legalmente y por tanto Elisa sería la regente hasta que su hermano alcanzase la mayoría de edad. Por motivos que se nos escapan,pero que deben ser ajenos al aducido por Justino, Elisa es apartada del poder político.
Ante tales circunstancias intenta recuperarlo con una jugada bien calculada: se casa con su tío materno, Acerbas, sumo sacerdote de Melqart y que como tal ocupaba el primer rango en la ciudad tras el propio rey. Se deduce de esta operación una nueva postura política de Elisa, aproximándose a la oligarquía mercantil, frente al sector poseedor de bienes inmuebles que apoyaría a Pigmalión. Este matrimonio parece extremar la tensión y polariza hasta tal punto las posiciones que obliga a una solución inmediata: Pigmalión asesina a Acerbas que se había convertido en su principal rival político. Efectivamente, Acerbas podía reclamar el trono de Tiro porque pertenecía a la familia real, como cuñado del rey Muto y como consorte de una legítima heredera del trono. Por otra parte, sus posibles pretensiones no son en absoluto utópicas: en tanto que sacerdote de Melqart y personaje más influyente en el sector mercantil de la oligarquía tiria.
El margen de la actuación política que Elisa y Acerbas han dejado a Pigmalión es tan estrecho que la única salida que le queda a éste es el magnicidio. Los motivos desencadenantes del asesinato de Acerbas son, vistos desde esta perspectiva, de peso suficiente y parecen más comprensibles que la simple avaricia aducida por Justino. A esta compleja situación dinástica habría que añadir, para comprender mejor los móviles que motivaban las actuaciones de unos y otros, la contraposición de intereses políticos y económicos de las facciones en litigio, ocasionada por la inestable situación internacional.
El asesinato de Acerbas produjo el efecto esperado por Pigmalión, pues la decapitación de la facción favorable a Elisa desorientó a sus miembros, entre los que se encontraban destacados representantes de la aristocracia tiria.
Tras el magnicidio, Elisa y sus partidarios mantuvieron una discreta política de silencio mientras calibraban la reacción adecuada. Sin embargo, ahora la relación de fuerzas había variado considerablemente, debido quizá a algún otro elemento que no podemos determinar con seguridad. Aunque en las ciudades fenicias existían asambleas de carácter popular, su margen de actuación política parece haber sido bastante estrecho, por lo que no parece que en él cupiera la posibilidad de inclinarse en favor de uno u otro heredero, ni que su opinión fuera vinculante.
Así Elisa y los suyos llegan el convencimiento de que la única salida viable era el exilio. Del texto de Justino se desprende que éste fue preparado con el máximo secreto, lo que reforzaría la existencia de un estrecho cerco de Pigmalión en torno a la facción disidente.
La continuación del relato de Justino encierra también una información rica en interpretación. La huida de Elisa y sus partidarios, bajo la forma en que la narra nuestro epitomista, evidencia con claridad meridiana que la fundación de Cartago no es más que una consecuencia de luchas políticas internas.
La Fundación de Cartago por DIDO
Mientras reinaban en Asiria Samsiadad V y la reina Semíramis, tan celebrada por los historiadores griegos, murió el rey de Tiro : Mutón I, dejando por sucesor a Pigmalión, niño de 11 años, y a Elisa, de pocos más, que debían reinar juntos. Cansado el pueblo de la forma aristocrátrica de gobierno, proclamó a Pigmalión por único rey. Excluída del trono, Elisa se casó con Sicarbaal, sumo sacerdote de Melcart y jefe de la aristocracia.
Por orden del joven rey, partidario de los demócratas, fue asesinado Sicarbaal. Para vengarse, tramó Elisa una conspiración con la aristocracia; pero habiendo fallado el intento, se vio obligada a expatriarse, embarcándose al efecto con otos muchos nobles, llegando cerca de la actual Túnez, donde los sidonios habían fundado la colonia de Cambé.
La huida de Elisa y sus partidarios, según Justino, evidencia que la fundación de Cartago no es más que una consecuencia de las luchas internas de la aristocracia tiria. Ahora bien, la fundación de la nueva colonia no es más que el broche final de una aventura que forzosamente tenía que concluir de la forma en que lo hizo. Se podría arguír que la historia de Elisa podría haber acabado en Chipre, en Utica, o en cualquier otra colonia de Tiro y no necesariamente en la fundación de un nuevo establecimiento.
Su única posibilidad es establecerse en un nuevo asentamiento a la espera de que las circunstancias en Tiro les sean favorables para regresar. El lugar escogido para este exilio transitorio reúne los requisitos necesarios para mantener un contacto indirecto con la metrópoli y observar un mínimo de seguridad frente a posibles represalias procedentes de Tiro. Por ello, se establecen en las proximidades de una antigua fundación colonial, Utica, alejada de la metrópoli, pero no excesivamente distante.
La evolución interna de la política en Tiro hizo imposible el sueño del regreso y al cabo de algún tiempo los habitantes del asentamiento temporal decidieron levantar, en las proximidades del lugar al que habían llegado Elisa y los suyos, una auténtica nueva ciudad: Qartihadastí. Elisa, es conocida desde entonces con el nombre de DIDO ( la fugitiva), fundó allí una ciudad que los griegos llamaron Carquedón y los romanos: CARTAGO.


Canon en re mayor - Pachelbel
El Canon (cuyo nombre completo es Canon y Giga en re mayor para tres violines y bajo continuo; en el original alemán: Kanon und Gigue in D-Dur für drei Violinen und Basso Continuo) es la obra más conocida del compositor alemán de música barroca Johann Pachelbel.
Pachelbel compuso esta obra alrededor de 1680, siendo originalmente una obra de música de cámara para tres violines y bajo continuo; posteriormente se han realizado arreglos para una gran variedad de instrumentos y conjuntos. Originalmente, una giga en la misma tonalidad (re mayor) sigue al canon, pero esta última danza se ejecuta o graba con mucha menos frecuencia. El Canon es muy conocido por la progresión armónica de los instrumentos de cuerda, que lo han convertido en una de las piezas más reutilizadas en la música académica contemporánea.
El Canon suele incluirse en compilaciones musicales con otras piezas de la época barroca junto con el llamado Adagio de Tomaso Albinoni (arreglado por Remo Giazotto) y el Aria en re menor de la Suite nº 3 en re mayor de Johann Sebastian Bach; también se utiliza frecuentemente en las celebraciones de bodas
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https://www.youtube.com/watch?v=oDvtJlmIJgc



Georg Philipp Telemann
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(Alemania, 1681-1767)
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Compositor alemán cuya obra amplísima es característica de la transición entre el barroco y comienzos del clasicismo. Nació en Magdeburgo, Prusia, de padre pastor luterano, estudió en la universidad de Leipzig. Telemann se formó a sí mismo en el estudio de diversos instrumentos. Trabajó para diferentes iglesias y orquestas privadas de Leipzig, Sorau (actualmente Zary, Polonia) y Eisenach hasta 1721, fecha en la que se trasladó a Hamburgo, donde permaneció como director de música de la ciudad hasta su muerte. Telemann está considerado como uno de los compositores más fecundos de su época y su estilo representa la transición entre el barroco (Johann Sebastian Bach) y el clasicismo (Carl Philipp Emanuel Bach o Christoph Willibald Gluck). Supo combinar con maestría el contrapunto barroco convencional con la alegría italiana de sus melodías y la riqueza de la orquestación francesa. Telemann, autor de 40 óperas, 44 pasiones, 12 ciclos anuales de cantatas, múltiples oratorios, numerosas canciones y gran cantidad de música instrumental, por ejemplo, 600 oberturas, fue uno de los compositores de mayor éxito de su época. Sin embargo, a su muerte su música cayó en el olvido hasta que en la década de 1930 se comenzaron a realizar grabaciones de gran parte de su producción. Actualmente su música forma parte del repertorio habitual de las salas de concierto. © M.E.
Canciones con historia:”Born on the Bayou" Creedence Clearwater Revival
"Born on the Bayou" es una canción de la banda estadounidense Creedence Clearwater Revival que fue lanzada como single un 5 de Enero del año 1969 como Lado B de la clásica "Proud Mary". Además esta pieza musical está incluída en su segunda placa comercial titulada "Bayou Country", un disco marcado por la música sureña y lleno de hits que marcaron ese mítico año 1969.
El líder y cerebro de los Creedence, John Fogerty, contó en una entrevista con la Rolling Stone, que esta canción tuvo sus inicios tras un concierto que dieron en el Avalon Ballroom ubicado en San Francisco.
En esa ocasión, los Creedence entraban en séptimo lugar al escenario tras otras bandas que tambien participaban del show. Antes de entrar en escena, John empezó a tocar con un grupo de jóvenes que ordenaban los instrumentos. Asi fue como, John empezó a improvisar una melodía en su guitarra, mientras los dos "roadies" lo seguían al bajo y a la batería. Ese día tocaron una pieza improvisada que luego se llamaría "Born on the Bayou".
Si bien John Fogerty nunca vivió cerca de un pantano, en esta ocasión, y con motivo de escribir la letra de esta canción, se imaginó como hubiese sido su infancia en esos sectores, y en especial en la fechas cercanas al 4 de Julio, dia de la independencia de los Estados Unidos. "Estaba tratando de escribir como lo hacían los buenos compositores, o sea sin guitarra en mano, simplemente mirando la pared de mi departamento. En esas paredes me imaginé la historia, y escribí algo ligado al "Hoodo", o sea sobre algo mágico, místico, altamente espiritual, y que esta representado en un fantasma o una sombra, que no es necesariamente malo, pero sin duda es de otro mundo. En el fondo, quería escribir algo al estilo Muddy Waters. " señalaría J.C. Fogerty en una entrevista con la Billboard.
"Born on the Bayou" es una canción que mezcla el buen rock (o "Swamp Rock") con realismo mágico. Con una introducción única, basada en una guitarra que lentamente aparece al vuelo y con una letra que retrataba varios aspectos culturales de estados Unidos, esta canción es un cuadro oscuro pero también fascinante y no exento de detalles que la dejan muy bien criticada.
Musicalmente, esta pieza es una joya, en donde cada acorde de guitarra es una joya, mientras un concentrado Doug Clifford lleva en su batería un ritmo sencillo que calza perfectamente en medio de los potentes riffs de los hermanos Fogerty.
"Born on the Bayou" fue el comienzo de un disco maravilloso, y además fue el primer paso musical en un año que marcó el éxito mundial de Creedence Clearwater Revival, una banda que dejó mucha fanaticada y que quedó en la historia del rock.
Les dejamos esta canción, que además es la favorita del maestro John Fogerty...


Legiones Romanas
La Legión Romana (del latín legio, leva) era la unidad militar básica de la antigua Roma. Consistía en un cuerpo de infantes pesados de entre 5.000 y 6.000 (más tarde hasta 8.000) soldados de infantería y varios centenares de jinetes. Las legiones tenían asignado un nombre y un número; se identificaron cerca de 50, pero nunca llegaron a existir tantas en un mismo momento de la historia de Roma. Usualmente había 28 legiones con sus auxiliares, y se reclutaban más según las necesidades y la situación en cada momento.
HISTORIA
Originalmente, en la época de los Reyes, la legio englobaba al ejército romano en su totalidad, compuesta de ciudadanos romanos reclutados para las armas. En algún momento, posiblemente al comienzo de la República Romana, la legio estaba subdividida en dos legiones separadas, cada una bajo mando de uno de los dos cónsules.
En los primeros años de la República, cuando las campañas militares romanas estaban centradas principalmente en rechazar multitud de invasiones, no se sabe a ciencia cierta si el poder militar de las legiones fue desplegado completamente en su conjunto. Las legiones se organizaron de un modo más formal en el siglo IV adC, cuando las guerras en las que Roma se veía involucrada se hicieron más frecuentes y estratégicamente mejor planificadas, y la armada consular se dividió en dos legiones. Los tribunos militares aparecieron después del año 331 adC. La organización interna de la legión fue más sofisticada, de la clásica falange se pasó al sistema de cohortes, manípulos y centurias.
Más tarde, durante el Imperio, la legión era comúnmente reforzada por tropas aliadas, las allae. Estas tropas eran reclutadas entre mercenarios o entre pueblos cuya habilidad bélica era bien conocida en el mundo antiguo, como los jinetes númidas o los honderos baleares. Su función era generalmente la de actuar como auxiliares de las tropas romanas, principalmente legionarios.
Durante los períodos finales de la República de Roma y la Roma Imperial, las legiones desempeñaron un rol político importante, al tiempo que se profesionalizaban completamente. Sus acciones podían asegurar el destino de un Emperador romano, o destruirlo. Un ejemplo es la caída de Vitelio en el Año de los cuatro emperadores, decidida en el momento que las legiones del Danubio eligieron apoyar a Vespasiano.
Cerca del siglo I adC, la amenaza demagógica de las legiones quedó claramente identificada. Los gobernantes no podían alejarse de sus provincias con sus Legiones. Cuando Julio César cruzó el río Rubicón para dejar sus provincias y trabarse en armas en Italia, se precipitó una crisis constitucional.
ORGANIZACIÓN
En la República, la existencia de las legiones fue efímera. Con excepción de las Legiones I a IV, que formaban la armada consular (dos por cónsul), las otras unidades se reclutaban por campaña. El carácter permanente tuvo lugar fundamentalmente por cuestiones internas; en particular para garantizar su lealtad al Emperador, y no a sus generales.
Durante el Imperio, la legión fue estandarizada, con símbolos y una historia individual en donde los hombres servían con orgullo. Las legiones eran comandadas por un legado o legatus. Rondando los treinta años de edad, usualmente serían senadores por tres años. Los subordinados inmediatos del legado, serían seis tribunos militares elegidos - cinco oficiales regulares y el sexto, un noble representando al Senado. Había un grupo de oficiales prestando servicios médicos, ingenieros, cronistas y el praefecti castrorum (prefecto o comandante de campo), que había servido como primipilum, o primer centurión, siendo éste un personaje muy respetado. Por debajo del primipilo se hallaban los centuriones, que tenían como subordinado a un optio. Por debajo se hallaba la masa de legionarios, entre otros especialistas como sacerdotes y músicos.
A mediados de la República, las legiones se componían de las siguientes unidades:
1) Caballería o equites.
Esta era originalmente la unidad más prestigiosa, donde los romanos jóvenes y saludables comenzaban a destacarse antes de iniciar sus carreras políticas. El equipamiento necesario era pagado por cada jinete, y consistía en un escudo redondo, casco, armadura corporal, espada y una o más jabalinas.
La caballería era excedida en número en la legión. En un total de cerca de 3000 hombres, habría apenas unos 300 jinetes, divididos en 10 unidades de 30 hombres. Al mando de cada unidad, había un decurión. Sumada a esta caballería pesada, habría una caballería liviana que reclutaba ciudadanos más pobres y jóvenes de buena salud, pero sin la edad suficiente para entrar en la hastati o en la equites.
2) Infantería liviana o velites.
Los velites eran básicamente lanzadores de jabalina y hostigadores en general y no tenían una organización formal precisa o una función en el campo de batalla; eran utilizados según la necesidad. Provenían de los estratos económicamente más bajos de la sociedad.
3) Infantería pesada.
Era la unidad principal de la legión. Se componía de ciudadanos legionarios que pudieran pagar el equipamiento compuesto de casco de bronce, escudo, armadura y lanza corta (pillum). El arma preferida era el gladius, un tipo de espada corta. La infantería pesada era subdividida de acuerdo a la experiencia de los legionarios en tres líneas separadas:
Los hastati (sing. hastatus) eran los más jóvenes y formaban la línea delantera, iban armados con dos pila de distintos pesos, para que una tuviera más alcance y la otra perforase los escudos. En el cuerpo a cuerpo, usaban la espada.Como armadura era común el uso de placas de bronce sujetas con correas de cuero, que tapaban el corazón y parte el pecho. También usaban casco de bronce y el scutum (escudo largo romano).
Los príncipes (sing. princeps), hombres con edades rondando los 30 años, componiendo la segunda línea de la legíon, iban armados al igual que los primeros, pero en lugar de la placa del pecho, podian pagarse una coraza de cota de malla de anillos.
Los triarii (sing. triarius) eran los soldados veteranos y alineados atrás, sólo entrarían en combate en situaciones extremas. A diferencia de los principes, en lugar de los pila usaban una lanza larga, para formar en una sólida falange erizada de puntas de lanza, que contuviera al enemigo.
Cada una de estas líneas estaba subdividida en manípulos, la menor subunidad del ejército, compuestas de dos centurias comandadas por el centurión mayor. Las centurias eran nominalmente de 100 soldados (de allí el nombre), pero en la práctica podían llegar a ser solo 60, sobre todo en las manípulas triarii, menos numerosas. Cada centuria tenía su estandarte, y era compuesta de diez unidades llamadas contubernia. En un contubernio había 8 soldados compartiendo tienda de 4 plazas (los otros 4 estarían siempre de guardia) piedra de moler, una mula y un caldero (dependiendo de la duración de la travesía).
En batalla, las manípulas eran organizadas comúnmente en una formación de cuadrícula llamada quincux. Las manípulas de príncipes cubrían los espacios abiertos dejados por los hastati, siendo cubiertos los propios por las manípulas triarii.
Cuando se desplegaba una legión en el combate, cada centuria formaba normalmente un cuadrado de 10 hombres de frente por 8 de fondo. Así, una centuria se colocaba tras la otra y formaba un manípulo, formando un cuadrado de 10 hombres de frente por 16 de fondo. En las crónicas de Polibio y Vegecio se relata como que el espacio entre filas era de 3 pies, siendo entre columnas de 4 pies (tomando como referencia que un infante pertrechado ocupa un espacio de dos pies de ancho por uno de fondo -60 x 15 cm-, deducimos que cada centuria podía ocupar un cuadrado aproximado de unos 50 pies de frente por 40 de fondo, es decir, 15 metros por 12.
En las cohortes, los tres manípulos formaban juntos en línea, pero dejando una distancia entre sí suficiente como para que la segunda centuria de cada manípulo pudiese ocupar el espacio entre las centurias situadas al frente. Esta formación dispuesta con tres centurias de frente por dos de fondo ocuparía un espacio en el campo de batalla de aproximadamente unos 75 m de frente, pero teniendo que dejar un espacio de 15 m con referencia a la cohorte situada en su flanco izquierdo, de forma que su centuria situada en la segunda línea a la izquierda pudiera desplegarse en este espacio.
Las cohortes generalmente se disponían en tres líneas denominadas acies o al menos para César la formación en "triplex acies" es la habitual. En caso de que se contase con pocos efectivos también se podía formar en "acies dúplex", pensado para poder mantener un mismo frente de batalla ante un enemigo superior en número, evitando así el ser superado por las alas y, una vez envuelto, derrotado. Dado que una legión estaba formada por 10 cohortes, en la formación de triplex acies se obliga a que una línea tenga una cohorte más que las otras dos, siendo habitual el despliegue en el campo de batalla de cohortes de distintas legiones, eso sí, procurando que las cohortes de una misma legión estuvieran próximas unas a otras.
LAS REFORMAS DE MARIO
La división de la infantería en secciones especializadas, hastati, príncipes y triarii, desaparecerá con la reforma de Cayo Mario, a finales del s. II adC.
A partir de la reforma, la infantería legionaria constituye un cuerpo homogéneo de infantería pesada, sin distinciones por razón del armamento o la edad de los soldados. Del mismo modo, se eliminó de la legión el contingente de velites, que ya estaba totalmente en desuso: la infantería ligera de las legiones primitivas era muy poco efectiva, como se demostró una y otra vez durante las Guerras Púnicas y fue sustituida por cuerpos especializados de "auxiliares", que en época imperial, procedían de levas entre los indígenas de las diversas provincias, agrupándose según su origen étnico y conservando su estilo peculiar de combate.
Esta reforma se debió a la necesidad de crear un nuevo contingente militar para la defensa del territorio romano tras las gravísimas derrotas sostenidas por el ejército en las guerras contra Cimbrios y Teutones, dos tribus germánicas que habían atravesado las fronteras romanas en el transcurso de su migración hacia la Galia, entre los años 106 y 105 adC.
Estas derrotas, de proporciones catastróficas, junto con el progresivo desinterés por la milicia por parte de las clases sociales superiores, implicaban que la cantidad de hombres disponibles para combatir era demasiado exigua, y supusieron el abandono del concepto "ejército de ciudadanos" por parte de Roma. Mario instituyó un ejército profesional de nueva planta, reclutado entre las clases sociales inferiores, los infraclassem, hasta entonces exentos del servicio militar. A partir de este momento el legionario es un soldado profesional, que recibe una paga por su servicio y la promesa de mejoras económicas una vez concluido.
Pero esto implicaba también un grave riesgo para la estabilidad de la República, ya que a partir de este momento los soldados empiezan a ser leales únicamente a quien les paga, a quien les dirige: al general. De ahora en adelante, el ejército se convierte en un factor decisivo en la vida política romana, ya que cualquier personaje que cuente con el apoyo de las legiones puede utilizarlas como herramienta para obtener el poder.
Desde este momento, las cohortes, de las que habrían seis a diez, sustituyen a los manipula como unidad táctica básica. Cada cohorte se compone de 6 a 8 centurias y es liderada por un centurión asistido por un optio, un soldado capaz de leer y escribir. El centurión mayor de la legión es llamado primus pilus, un soldado de carrera y asesor del legado.
Por lo tanto, una legión se componía de alrededor de 4800 hombres de armas, y de un gran número de discípulos, sirvientes y esclavos. Las legiones podrían contener hasta 6000 hombres en batalla, aunque en ciertos momentos de la historia romana se redujeron a cerca de 1000 para refrenar comandantes rebeldes. Las legiones de Julio César tenían sólo 3500 hombres aproximadamente.
Por otra parte, desde la época de Julio César, las legiones incluían un tren de artillería bastante completo: cada centuria estaba equipada con una carroballista, una gran ballesta montada encima de un carro, y cada cohorte con una catapulta, lo que no sólo incrementaba la potencia de fuego de la legión en el combate a campo abierto, sino que servía también para la guerra de asedio.
Este pequeño ejército, capaz de batirse por sí solo en casi cualquier modalidad militar, arrastraba (especialmente en época imperial) una gran cantidad de personal civil no directamente relacionado con la legión: comerciantes, prostitutas, "esposas" de legionarios (que no podían contraer matrimonio), que al establecerse en torno a los campamentos permanentes o semipermanentes acababan dando lugar a auténticas ciudades.
En principio, era requisito imprescindible para ser legionario el poseer la ciudadanía romana.
SÍMBOLOS
Desde la reforma de Mario –alrededor del año 104 adC-, se ha venido priorizando en el seno de la legión una de las enseñas tradicionales que estos cuerpos solían llevar al campo de batalla. Se trata del águila, que se impone como símbolo legionario por antonomasia, desplazando al lobo, al toro, al jabalí y al caballo, muestras de animales totémicos pertenecientes a una sociedad campesina. Las águilas se realizan en metales nobles –plata primero, oro después- y se guardan celosamente en el "aedes signorum" o santuario del campamento.
La pérdida de las águilas, como les sucedió a Craso o Marco Antonio en Oriente o a Varo entre los germanos es el mayor deshonor que puede sufrir un cuerpo legionario.
El suboficial al cargo del águila era el "aquilifer". A mayores, existen otro tipo de estandartes, como los "signa", "imagines", "vexilla" o "dracones". El "signum" es el estandarte de cada centuria: rematado en forma de asta o mano –en recuerdo del antiguo manípulo- se decoraba con guirnaldas, cruces y discos.
En los cuerpos auxiliares los "signa" incluyen imágenes de los emperadores, con lo que el segundo tipo de estandartes -las "imagines"- es privativo de las legiones. Por su parte, el "vexillum" es la bandera que marca la posición del general en el campo de batalla, pero también es la enseña de los destacamentos irregulares, por lo que éstas reciben el nombre de "vexillationes". Se cuelgan de una barra cruzada al mástil de la enseña.
El "draco" es una cabeza de animal en bronce con las fauces abiertas a la que se añade un tubo de colores y que al agitarlo producía un ruido sordo. Los portadores de estas enseñas eran, respectivamente, los "signiferes", "imaginiferes", "vexillarii" y "draconarii".
El culto a las enseñas se realizaba con carácter permanente mediante la deposición en el "aedes", sin embargo existen ocasiones especiales en las que se honran los "signa" y "vexilla" (Rosalia Signorum), las águilas legionarias (natalis aquilae, Honos Aquilae)...
Para saber mas…

Rabindranath Tagore
(Rabindranath Thakur, Calcuta, 1861-Santiniketan, 1941)
Escritor indio. Es el más prestigioso escritor indio de comienzos del siglo XX. De origen noble, era el último de los catorce hijos de una familia consagrada a la renovación espiritual de Bengala, y se educó junto a su padre en el retiro que éste tenía en Santiniketan. En 1878 fue enviado a Gran Bretaña, donde estudió literatura y música.
Evocó este viaje en Cartas de un viajero (1881), que publicó en el periódico literario Bharati, fundado por dos de sus hermanos en 1876. De la misma época son los dramas musicales El genio de Valmiki (1882) y Los cantos del crepúsculo (1882), y la novela histórica La feria de la reina recién casada (1883).
En 1882, unas experiencias místicas le llevaron a escribir los Cantos de la aurora (1883). En este mismo año casó con una joven de 16 años, y a partir de entonces se dedicó a administrar los bienes de la familia de su esposa y a viajar por toda Bengala. En 1890 realizó un segundo viaje a Gran Bretaña. De este período son las colecciones poéticas Citra (1896) y El libro de los cumpleaños (1900).
En 1901 fundó una escuela en Santiniketan (Hogar de la Paz), en la que estructuró un sistema pedagógico que defendía la libertad intelectual del ser humano. En 1904 publicó el ensayo político El movimiento nacional en el que se pronuncia en favor de la independencia de su país. En 1910 apareció La ofrenda lírica, una de sus obras más conocidas.
A partir de 1912 recibió numerosas invitaciones para pronunciar conferencias en Europa, EE UU y algunos países asiáticos, labor que le sirvió para acrecentar su prestigio. Durante la I Guerra Mundial, y al agudizarse la agitación en la India, tuvo que definir su postura política y adoptó una postura pacifista exenta de nacionalismo. En sus últimos años se dedicó casi por completo a la administración de su centro de estudios, que a fines de 1921 se convirtió en universidad internacional con el nombre de Visva Bharati, y fue declarado universidad estatal en 1951.
De su extensa producción literaria, cabe citar además los dramas Kacha y Devayani (1894), El cartero del rey (1913), Ciclo de la primavera (1916) y La máquina (1922); las novelas Gora (1910) y La casa y el mundo (1916); los poemarios La luna nueva (1913), El jardinero (1913) y La fugitiva (1918), y algunas colecciones de sus conferencias, como Sadhana (1912) y La religión del hombre (1930). Recibió el premio Nobel de literatura en 1913.



Canciones con historia: A Winter's Tale - Queen

El tema que presento hoy es mas que una canción, es un estado de animo, es una despedida, es pesar, es regalo. A Winter's Tale es uno mas de los numerosos éxitos de la banda londinense Queen. El sencillo forma parte del álbum Made in Heaven, lanzado en 1995, tras la muerte de Freddie Mercury en 1991.

A Winter's Tale fue escrito después de las sesiones de grabación de Innuendo y nacía mientras un debilitado Freddie Mercury miraba por la ventana del estudio de grabación del grupo, en Lake Ginebra. El toque psicodélico del tema lo dice todo sobre su estado de ánimo. A Winter's Tale se grabó de una sentada, en una única sesión, como si fuera un directo, puesto que el tiempo se la acababa, y con razón, a dos semanas de la grabación la voz de Freddie se apagaba.

A Winter's Tale no es un gran éxito, no fue n.º 1 en ninguna de las listas, posiblemente porque es uno de sus temas mas personales e íntimos. Solo en Gran Bretaña alcanzó el top 10 y consiguió escalar hasta el n.º 6.

Información recopilada de La Wikipedia en inglés.
Letra traducida por Sheol 13.

Cuento de invierno

Y llega el invierno
Cielos escarlata brillan
Gaviotas lo atraviesan
Los cisnes flotan
Chimeneas humeantes
¿Estoy soñando?
¿Estoy soñando?
Las noches se dibujan
Hay una luna sedosa en el firmamento
Los niños están fantaseando
Los adultos se reúnen
¡Qué grata sensación!
¿Estoy soñando?...
¿Estoy soñando?
Soñando...
Tan quedo y pacífico
Soñando...
Tranquilo y feliz
Soñando...
Hay una especie de magia en el aire
Soñando...
¡Qué vista tan magnífica!
Soñando...
Una escena impresionante:
Los sueños del mundo
En la palma de tu mano.

Soñando...
Una acogedora charla informal
Soñando...
Un poco de esto, un poco de aquello
Soñando...
El sonido de unas risas se asoman
Soñando...
La suave lluvia golpea mi cara
Soñando...
¡Qué lugar tan extraordinario!
Y los sueños de los niños
Son la esperanza de los adultos
Es todo tan hermoso
Como un paisaje pintado en el cielo
Las montañas parecen alcanzables
Niñas lloran y gritan
Mi mundo está dando vueltas y vueltas y vueltas
Es increíble
Me hace tambalear.
¿Estoy soñando?
¿Estoy soñando?
Es dicha.

http://cancioneshistoria.blogspot.com.ar/2012/12/a-winters-tale-queen.html