La experiencia del “Sturm und Drang” fue decisiva para la
música europea, en pro de la nueva concepción de la música culta, y que el
célebre teórico Heinrich Cristoph Koch, en suMusicalisches
Lexikondel 1802, sintetizaba
así: “La expresión de los sentimientos, en sus más variadas manifestaciones, es
lo verdadero, el último fin de la música y por esa razón el primero, requisito
fundamental de cada músico (...) La manifestación de nuestros sentimientos
(...) es una consecuencia de la representación de cuanto sentimos en nuestro
corazón.” Estos son algunos de los principales rasgos del “Sturm und Drang”, la
selección de tonalidades menores, el redescubrimiento del contrapunto, una
armonía clara, sin que ello implique un alejamiento del cromatismo tan
recurrente en la música de Bach, el empleo de la dinámica —cada vez más
evidente y desesperada— esquemas rítmicos sincopados, así como la presentación
temática al unísono por parte de toda la orquesta, son esos algunos medios que
ostensiblemente hallamos en las obras de Franz Joseph Haydn.
A Franz Joseph Haydn (Rohrau,31 de marzode1732Viena,31 de mayode1809), junto con Mozart y Beethoven, se le
considera uno de los máximos exponentes del clasicismo vienés. Asimismo se le
distingue como el "padre" de la sinfonía e intrétpido renovador de la
sonata para piano y del cuarteto de cuerda.Su
obra, prolífica, contiene sinfonías, conciertos, música de cámara, obras
vocales y corales, misas y oratorios, entre otros géneros como lasStüke für Spieluhr.
En sus postreros años vieneses Haydn se dedicó a la
composición de misas y oratorios, comoLas
sieteúltimas palabras de
Cristo en la cruz(1796), con
texto del barón Gottfried van Swieten,La
Creación(1798)y Las Estaciones(1801).
Fue
en su segundo viaje a Londres cuando Haydn conoció el texto que le serviría
paraLa Creación.Setrata
de una adaptación deParadise
Lost(1663) (El Paraíso
perdido)del insigne poeta
británico John Milton; (sin duda alguna lagran
obra miltonianaque le ha
merecido fama internacional)—..El
Paraíso perdidoes una vasta
producción, tan épica como ditirámbica, que nos introduce a una visión muy
particular, compleja y gloriosa, de la Creación partiendo del relato del Génesis.Haydn solicitó de su amigo el barón
van Swieten la traducción del texto de Milton al alemán.
EnLa Creaciónde Haydn es relatada por los ángeles
Gabriel, Uriel y Rafael. Cuanto se creó en los seis días —en el séptimo Dios
descansó— se describe de forma concisa, breve y detallada, primeramente
(recitativos) para ser glosado a continuación (arias, dúos...). El final de
cada uno de los días es halagado y festejado por los coros de las milicias
celestiales (coro).
En
el final de la segunda parte se describe el cenit de la obra de Dios: la
creación del hombre.
La
tercera parte de la obra es una gran conclusión en la qué se narra la vida
placentera de nuestros primeros padres Adán y Eva, en el Paraíso.
«La
tensión fundamental del oratorio comprende desde la presentación del caos antes
de aparecer la luz de la razón, hasta la armonía pura, principio del tercer
acto (tres flautas, símbolo de la armonía y de la Trinidad)», según el director
de orquesta Jordi Mora.
Casi
tres años es lo que le comportó la elaboración de la partitura. A modo de
apostilla diremos que antes de comenzar a componer, se arrodillaba y pedía luz
y fuerza al Señor.Die
Schöpfung se
estrenó el 29 de
Abril de 1798 bajo la dirección del propio Haydn.
«Esta
sorprendente obra —comenta el maestro Mora— es como un homenaje haydiniano a la
tradición barroca, donde se combinan genialmente la sencillez de los temas con
el más elaborado contrapunto utilizando además una cuidada y original
instrumentación. La Creación es el triunfo de la delicada combinación entre
simplicidad y calidad, el lenguaje musical es aquí tan universal como
comprensible, a semejanza del que Mozart obtuvo conDie Zauberflöte(La Flauta Mágica). Tras una
posible prohibición de ejecución, del oratorio que nos ocupa, en las iglesias,
por parte de un presbítero, Haydn argumentó “estoy convencido que tras escucharLa Creación, los corazones de
muchas personas estarán más movidos que después de oír un sermón de ese
personaje”».
El día27 de marzode1808en
Viena asistió Haydn a una audición deLa
Creacióndirigida porAntonio Saliericon el texto en italiano. En el teatro
había una delegación de músicos entre los que se encontrabaBeethoven.
De sobras conocida es la cabal importancia
de este compositor dieciochesco en el terreno de la música instrumental
sinfónica y de cámara, dentro de la estética conocida como el Clasicismo
musical, al igual que su aportación en la música religiosa donde sobresalen
composiciones de gran relieve como sus oratorios de madurezLa creación(1798) yLas estaciones(1801). Sin embargo, mucho menos
conocida y difundida es su contribución al género operístico, del cual nos dejó
un número considerable de composiciones – veintiséis- que aún aguardan
ser recuperadas y reincorporadas en las programaciones de nuestros coliseos. A
pesar de que algunas de ellas han sido resucitadas por la industria
discográfica, sus títulos distan mucho de ser conocidos por el gran público y
raramente aparecen en las programaciones, dejando así al margen una interesante
faceta de esteKapellmeister,
repleta de deliciosos momentos musicales.
Quisiéramos esbozar unas pocas pinceladas
sobre la aportación de Haydn a este género musical, centrándonos con algo más
de detalle en la primera ópera del compositor estrenada en España (¡1967!) –Il mondo della Luna-, recientemente
recuperada, dentro de la iniciativa “Taller d’òpera” en coproducción del Gran
Teatre del Liceu y el Teatre Lliure de Barcelona junto al Teatro Arriaga de
Bilbao. Cabria apuntar pero, como ya veremos, que este “olvido” de las
creaciones operísticas de Haydn no es fruto de simple o fortuita dejadez, sino
también en gran parte consecuencia de un sentido dramático y narrativo bastante
convencional por parte del compositor, mucho más superficial que el de sus
creaciones vocales religiosas, aunque no por ello exentas de una música de gran
calidad, con pasajes de gran relieve y belleza musical.
Aunque según parece sus primeros contactos
con el género operístico se remontan a los años de juventud como músico
independiente, dentro del incipiente género delsingspiel, la práctica
totalidad de su producción estará comprendida y determinada a su cargo deKapellmeisteral servicio de los Esterházy. Poco
tiempo después de haber entrado al servicio de esta familia nobiliaria ya
tenemos noticia del estreno de la primera ópera italiana de Haydn,Acide(1762), de la que tan solo se conserva
la obertura y unas pocas arias. En 1768, conLo
speziale–la más conocida y
representada de sus óperas en el repertorio internacional hasta nuestros días-,
se inauguró el teatro de ópera del palacio de los Esterházy, escenario que
acogerá muchos de los títulos operísticos de los compositores más destacados
del momento (Paisiello, Cimarosa, Martín i Soler, Sarti, Anfossi, Piccini,
Traetta, Guglielmi, entre otros) y que con el tiempo mantendrá una actividad
importante, destinada no solo a celebraciones y ocasiones solemnes sino también
a servir una temporada de ópera regular, de la cual podían gustar los propios
empleados de su servicio. En este marco será donde verán luz por primera vez
muchas de las creaciones de Haydn.
De forma más o menos paralela a su
evolución en el terreno de la música instrumental, la producción operística de
Haydn experimentará un proceso de madurez que podríamos situar, de acuerdo con
el Dr. Roger Alier(2), a partir de 1773, conL’infedeltà
delusa, ópera que mereció los elogios de la emperatriz María Teresa en su
estancia en Esterház. Este mismo año también se estrenará como compositor de
óperas para un teatro de marionetas situado en un gruta del palacio de los
Esterházy, todo ello coincidiendo con el período en que el teatro de Esterház
incrementa su actividad, con una plantilla de 24 instrumentistas que se
reforzaban ocasionalmente y la contratación, por parte del príncipe Miklós
Esterházy, de una plantilla suficiente de cantantes para poder llevar a cabo
las constantes representaciones. Un hecho significativo puede darnos una idea
acerca de lo arraigada que estaba la actividad en dicho teatro, cuando en
noviembre de 1779 un incendio lo destruyó completamente (junto a muchas de las
composiciones operísticas de Haydn) y en apenas un año estaba ya nuevamente
reconstruido y en activo.
Dentro de este período, que concluirá con
la ópera seriaArmida(1784) – posteriormente, ya fuera del
servicio de los Esterházy, recibirá el encargo de una ópera (L’anima del filosofo, ossia Orfeo
ed Euridice) que no pudo ser estrenada en vida del compositor-, su
escritura musical se hará eco de sus logros en el género instrumental,
adquiriendo cada vez una paleta más rica y variada, llena de matices y
comentarios a cargo de la madera, muy superior al nivel habitual de los
compositores italianos del momento y con algunos pasajes que nos sugieren
ya la escritura mozartiana. Todo ello lo encontramos progresivamente
desarrollado en óperas comoL’incontro
improvviso(1775),La vera costanza(1779),L’isola disabitata(1779), la deliciosaLa fedeltà premiata(1780) y sus dos últimas
creaciones para EsterházOrlando
paladino(1782) y la antes
citadaArmida.Con todo, y muy a pesar de la
brillantez de muchos de sus pasajes instrumentales y vocales, el sentido
teatral de estas composiciones deja entrever un Haydn mucho menos vinculado a
la narración dramática que a la experimentación instrumental, cosa que en la
actualidad lo sitúa a un nivel de popularidad muy inferior –por lo que al
género operístico se refiere, por supuesto- que muchos de sus colegas
coetáneos, por no hablar de grandes renovadores del género como Gluck y
del gran genio musical y dramático de Mozart.
Un ejemplo de todo esto lo podemos
apreciar enIl mondo della
luna,ópera bufa italiana,
estrenada en Esterház el tres de agosto de 1777 y estrenada en España por el
grupo amateur del Club de Fútbol Junior de Barcelona en 1967. Su libreto,
basado en la obra de Carlo Goldoni, nos narra las vicisitudes de un crédulo
burgués aficionado a la astronomía (Buonafede) que es embaucado por un avispado
conocido (Ecclittico) y dos amigos más, ambos enamorados de sus dos hijas y
criada, haciéndole creer que ha sido transportado al mundo lunar para así
arrancarle el consentimiento para el matrimonio con las hijas y criada, y sus
respectivas dotes. A pesar, naturalmente, de la distancia histórica y estética
respecto a nuestros días, el libreto de Goldoni logra desarrollar con gran
eficacia y comicidad el entramado de la obra, vestido sobre una sencilla trama
con grandes dosis de crítica hacia las pasiones levantadas por las modas y
aficiones más innovadoras y pretenciosas de aquellos tiempos (el telescopio) y
sobre los vínculos sentimentales y motivaciones económicas que se esconden tras
ellos. No es de recibo pues, como han pretendido recientemente algunas
voces críticas, achacar la poca fortuna que ha gozado la obra a la supuesta
inconsistencia o frivolidad de su libreto, sin considerar el momento histórico
en que se inscribe y los gustos y perspectivas culturales a que
pertenece, como muy ejemplarmente pone de entredicho la enorme popularidad de
que gozó esta comedia en sus días, siendo musicada también por compositores
como Baldasare Galuppi (1750), Pedro Avondano (1765), Nicolò Piccinini (1770),
Gennaro Astaritta (1775), Giovanni Paisiello (1775) y Marcos Antonio Portogallo
(1790), entre otros.
La música que sostiene esta comedia se
inscribe plenamente dentro del lenguajegalantea la orden del día, incorporando
algunos de los logros musicales que más tarde elevarían la figura de Haydn a un
ineludible referente dentro de la historia de la música occidental. Su
partitura está escrita para la orquesta que Haydn tenía a su cargo en Estarház,
a saber: dos flautas, dos oboes, dos fagotes, dos trompas, dos trompetas,
timpani, cuerda y clavicémbalo. Con todo ello, el compositor construye una
deliciosa obra, utilizando un lenguaje refinado y siempre elegante, con una
escritura rica en soluciones harmónicas y de amplios recursos musicales; con un
plano tonal centrado en el Mi bemol mayor (mundo lunar) y sobre el Do y Re
(mundo terrenal) . Es de destacar su tendencia a la economía de los medios
vocales, eludiendo todo tipo de superfluas ornamentaciones, el refinamiento en
la resolución de las cadencias, así como el gran hallazgo tímbrico en muchos de
sus pasajes, con gran relieve de la madera.
Esto podremos apreciarlo ya de entrada en
la exquisita página sinfónica que sirve de obertura, en Do mayor, –reutilizada
posteriormente por el compositor como primer movimiento de su Sinfonía nº 63-,
en deliciosos momentos vocales como el quinteto inicial “O Luna lucente...”,
las arias “La ragazza col vecchione” (Buonafede), “Mi fanno ridere quelli che
credono” (Cecco) o “Una donna come me” (Lisetta) del primer acto y el delicado
concertante del Finale
primode oscilantes melodías
y modulaciones entre tonalidad menor y mayor (alusión a la muerte y la vida,
respectivamente). Así mismo destacan la aria de Flaminia “Se la mia Stella” y
los diversos interludios danzados del acto segundo con una escritura de
bellísima factura, reutilizados también posteriormente por Haydn como material
para tríos de flauta, violín y chelo. En el tercer acto sobresale el dúo “Un
certo ruscelletto” (Ecclittico y Clarice) de gran lirismo melódico,
sabiamente sostenido por cuerdas y madera. En cuanto a la tesitura de sus
personajes, Haydn sigue las convenciones de la ópera bufa: un bajo bufo para el
papel del crédulo padre Buonafede; un tenor lírico-ligero, con agilidad y
nobleza de línea, para el avispado Ecclittico; una mezzo para el originario
papel paracastratode Ernesto y un barítono o bajo bufo
para el papel de Cecco (amigo de Ecclittico y su criado); las voces femeninas
corren a cargo de una soprano lírica con dominio de la coloratura (Clarice),
una soprano lírico-ligera con una particela de arriesgadas agilidades
(Flaminia) y una mezzosoprano con facilidades para la coloratura y tintes
picarescos (Lisetta)
Sin lugar a dudas cabe considerar esta
obra como un auténtico logro de la música escénica de la segunda mitad del
siglo XVIII, que ilustra elocuentemente la poco conocida faceta del Haydn
operista. Un compositor que pese a no disponer el sentido ni los recursos
teatrales de algunos de los compositores operísticos de su tiempo como
Paisiello o Cimarosa, supo vestir la escena con una música de riquísima
factura, muy superior a la mayoría de los prestigiosos autores italianos del
momento, pero que dentro del conjunto dramático tiende a cobrar una autonomía
que no acaba de cuajar plenamente la obra como un todo orgánico y seescapaal definir el perfil psicológico de
sus personajes –tarea que llevará prodigiosamente a cabo su compatriota Mozart
pocos años después-. Con todo, la brillantez musical de muchas de sus páginas
merecería un mayor reconocimiento por parte del público de hoy, aunque ello
implique un cierto esfuerzo por superar los interminables recitativos al uso de
la época y un pequeño salto por encima de las tan arraigadas, y a la vez
cegadoras, estéticas romántica y verista. Esperemos que algún día
alguien tome nota de ello y podamos disfrutar del revival operístico de Haydn.
http://www.filomusica.com/filo61/haydn.html
Haydn
enamorado: Sonata en mi bemol
Franz Joseph Haydn siempre estuvo consciente de que, físicamente, no era un
Adonis. Según uno de sus biógrafos, alguna vez expresó no poder comprender cómo
era que lo habían amado tantas mujeres hermosas en su vida: "no podían
haber sido cautivadas por mi belleza", señaló. Con todo, su primer
enamoramiento, a los 27 años, no solo no fructificó sino que tomó la senda
equivocada.
Mientras servía al conde Morzin, en Viena, el compositor se entusiasmó con
Therese, la hija de un peluquero donde seALOJABA,
pero Therese no estaba hecha para el matrimonio y poco después ingresó a una
orden religiosa. El peluquero ofreció entonces a la hermana mayor, Maria Anna.
En noviembre de 1760, se casaron. Una vida entera acompañará Maria Anna a Haydn,
en un matrimonio sin hijos que tampoco conoció la felicidad.
Profundo conocedor del personal a su servicio, el príncipe Nicolás de Esterházy
comprendió a cabalidad las razones que oblicuamente esgrimió Haydn para que la
mediocre cantante italiana Luigia Polzelli permaneciera en la corte pese a sus
esmirriados talentos, cuando Nicolás quiso despedirla en 1780. Luigia, de
dieciocho años, había llegado a palacio un año antes, e iniciado poco después
una relación con el maestro que duró hasta 1791, cuando la relación se agotó
por sí sola.
Al parecer, mayor interés mantuvo el maestro con la señora Maria Anna von
Genzingen, nombrada Marianne en la intimidad. Esposa del médico personal
del príncipe Nicolás y aventajada pianista de afición, mantuvo con Haydn una
relación fundamentalmente epistolar aunque abundante que solo terminó con su
muerte repentina en 1793 a los 38 años. Haydn tenía sesenta y uno.
Sonata en mi bemol N° 59
La sonata para pianoforte en mi bemol, una de las más exquisitas del
maestro, fue escrita para Marianne von Genzingen en 1790. En carta anunciándole
su dedicatoria, Haydn solicita especialmente su atención respecto del segundo
movimiento:
"...pues contiene muchas cosas que
analizaré para vuestra gracia cuando sea el momento. Es algo difícil pero está
lleno de sentimiento."
Construida según las habituales pautas clásicas,
sus tres movimientos son: 00Allegro 08:03Adagio e cantabile 17:28
Finale:
tempo di minuet
La versión, brillante, es del maestro austriaco Alfred Brendel.
Fue escrita
para el patrón de Haydn, el príncipeNikolaus
Esterházy, durante una estancia en la que Haydn y la corte de
músicos permanecieron en el palacio de verano, enEszterháza. La estancia fue más larga de lo
esperado y los músicos en su mayoría fueron obligados a dejar a sus mujeres en
casa, enEisenstadt, por lo que en el último movimiento
de la sinfonía, Haydn instó sutilmente a su patrón a dejarles volver a casa.
Durante eladagiofinal
cada músico deja de tocar, apaga la vela de su atril y se va en orden, dejando
al final sólo dos violines tocados consordina(tocados
por el propio Haydn y elconcertino,Alois
Luigi Tomasini). Esterházy al parecer entendió el mensaje: la corte
regresó a Eisenstadt al día siguiente.
El primer
movimiento de laSinfonía n.º 85contiene una referencia a esta
sinfonía.
El primer movimiento de la obra es un episodio turbulento en fa sostenido
menor, una tonalidad extremadamente inusual para usar en esa parte de la obra.
Comienza a la manera típica del periodoSturm und DrangdeHaydn,
con arpegios menores descendentes en los primeros violines junto con notassincopadasen los segundos violines y acordes
mantenidos en los vientos. El movimiento sigue laforma sonata, pero se desvía del modelo común
en varias ocasiones (justo antes de la recapitulación, por ejemplo, se
introduce nuevo material, que debería haberse usado como el segundo sujeto de
la exposición en una obra más convencional).Aparte de estas desviaciones de la
norma, el primer movimiento es "bastante difícil de ser percibido como
revolucionario" y "no es tan intrépido, al contener un desarrollo que
solo se aventura a los niveles de IV, II♭y VI, además de la mediante y la tónica".
El segundo
movimiento, lento enla mayory
en compás de 3/8 también está escrito en forma sonata. Comienza con una
relajante melodía tocada por violines con sordina, representando un motivo que
"tiene hipo". El ambiente gradualmente se vuelve más sombrío y
meditabundo con la alternancia entre modos mayores y menores, asemejándose a
pasajes de las últimas obras deSchubert. A continuación siguen una serie de
suspensiones disonantes mantenidas durante varios compases, que son extendidas
hasta una gran duración por Haydn mientras que el mismo material aparece en la
recapitulación. James Webstersiente
la música comoprogramática,
expresando el añoro del hogar.
El
siguiente minueto está en la tonalidad defa sostenido mayor;
su principal peculiaridad es que la cadencia final de cada sección está
construida de manera que suena muy débil (cayendo en el tercer tiempo), creando
una sensación de incompletitud.
El último
movimiento empieza como es característico en Haydn, como un final rápido y en
2/2, escrito en forma sonata y en la tonalidad de la obra: fa sostenido menor.
La intensidad rítmica se incrementa mediante el uso debariolageal
unísono en la parte del primer violín. La música finalmente alcanza el final de
la recapitulación en un pasaje que suena como si la sinfonía acabara, pero de
repente es interrumpida por una cadencia rota.
A
continuación sigue una larga coda, como si de un segundo movimiento lento se
tratara, que es extremadamente inusual en sinfonías clásicas y probablemente
sonaría muy sorprendente para el Príncipe. Está escrito en compás de 3/8 y
modula de la mayor a fa sostenido mayor, momento en el que los músicos van
abandonando sus puestos. El final es una especie de anticlímax deliberado y se
suele interpretar en un suavepianissimo.
Esteadagiofinal
incluye una curiosidad que no todo oyente es capaz de percibir al oír una
grabación: varios músicos tienen solos pequeños justo antes de marcharse. El
orden de salida es: primer oboe y segunda trompa (con solos), fagot (sin solo),
segundo oboe y primera trompa (con solos), contrabajos (solo), violonchelos
(sin solo), violines orquestales (con solos; músicos de primera silla no
tocan), viola (sin solo). Los violines de primera silla se quedan para
completar la obra.
Una
interpretación habitual de esta sinfonía suele durar unos veinticinco minutos.
Wikipedia
martes, 14 de octubre de 2014
Joseph Haydn: Concierto para violonchelo nº 1 en Do mayor, Hob. VIIb:1
Con sus movimientos “Moderato – Adagio - Allegro” el concierto para violoncello fue compuesto probablemente en 1761 ó 1762 y estrenado por el violoncellista Joseph Franz Weigl con la orquesta de Esterházy en Eisenstadt, Austria.
Hasta hace poco se creía que Haydn [compositor de incontables sinfonías, cuartetos para cuerdas y sonatas para piano] había producido sólo algunos conciertos. Después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, han salido a la luz más de veinte. El Concierto para Violoncello en Do mayor es una de esas obras. En 1761 Haydn dejó atrás diez años de trabajo como compositor independiente para entrar en la corte del príncipe Anton Esterházy, donde permaneció durante cerca de tres décadas.
El príncipe empleaba una orquesta residente que era considerada grande: inicialmente tenía 11 intérpretes más algunos adicionales provenientes del personal militar del príncipe y de las iglesias locales. Aprovechando estos recursos y el entusiasmo del príncipe por la música, Haydn aumentó el número de la orquesta a 28 instrumentistas: pares de flautas, oboes, fagotes, trompetas y trompas. Haydn estaba impresionado por la calidad de los músicos de Esterházy y se dedicó a componer conciertos para ellos. El concierto para cello en Do mayor fue uno de los primeros. La escribió para Joseph Franz Weigl, un violoncellista y compositor empleado en Esterháza entre 1761 y 1769. Una copia de la obra llegó a la biblioteca del conde Kolowrat de Praga, a quien le gustaba coleccionar conciertos para violoncello. Tenía alrededor de 30 de ellos copiados para que los interpretara su orquesta residente. El conde, como la mayoría de los entusiastas de la música de la época, se preocupaba mucho por contar con las últimas novedades, aunque no se planteaba lo importante que era preservar la música para la posteridad. La obra no se publicó y cuando dejó de tener el atractivo de la novedad, desapareció.
Todo lo que se sabía de ella era que figuraba en un catálogo de sus obras que Haydn elaboró en 1765. Durante dos siglos se creía que el concierto (además de, posiblemente, otro concierto en Do mayor para cello que también aparece en el mismo catálogo) se había extraviado. En 1937 Anthony van Hoboken lo incluyó en su monumental catálogo de Haydn como obra perdida. Pero la partitura se había conservado en bibliotecas privadas de Praga. El otro concierto en Do no se ha podido encontrar. Su tema de apertura, que aparece en el catálogo de Haydn, es lo suficientemente parecido al del concierto que tratamos para que los estudiosos piensen que ambos deben haber sido versiones diferentes de la misma obra. Ninguno de los dos debe confundirse con el posterior Concierto para Violoncello en Re mayor, compuesto en 1783.
Tras la Segunda Guerra Mundial muchas colecciones privadas de Checoslovaquia fueron confiscadas por el gobierno y llevadas a la Biblioteca Nacional. Fue allí, en 1961, donde el musicólogo Oldrich Pulkert descubrió la partitura del concierto. Los estudiosos de Haydn establecieron su autenticidad y su estreno moderno por el violoncellista Milos Sádlo y la Orquesta Sinfónica de la Radio Checoslovaca dirigida por Charles Mackerras, tuvo lugar el 19 de Mayo de 1962. Esta obra temprana (contemporánea de las Sinfonías 6, 7 y 8) ya muestra que Haydn es un maestro de la escritura instrumental. La parte del solo de cello es completamente idiomática. El concierto refleja la forma ritornello del concierto barroco así como la estructura naciente de la forma allegro de sonata. Como en los concerti grossi barrocos, el conjunto orquestal es pequeño: cuerdas, dos oboes y dos trompas.
Es posible que Weigl fuera el único violoncellista de la orquesta Esterházy cuando Haydn compuso el concierto, ya que en la partitura existe una sola línea devioloncello, marcada alternativamente “solo” y “tutti”. Sin embargo, también hay una línea de basso continuo que pudo ser interpretada por cualquier otro violoncellista, por el propio Haydn al clave, o por un contrabajo. El virtuosismo del solista es patente tan pronto como el cello hace su entrada. Tras la introducción orquestal, el solo del instrumento interpreta el tema de la apertura con acordes plenos que utilizan las cuatro cuerdas. El virtuosismo se despliega aún en mayor medida con notas rápidamente repetidas, la extraordinaria gama de agudos y los veloces contrastes del registro. Haydn confió a su solista una cadenza hacia el final del primer movimiento.
En el movimiento lento (orquestado sin vientos) el violoncello hace su entrada dramáticamente con una nota larga, tocando mientras las cuerdas de la orquesta vuelven a abordar el tema de la apertura. Dos compases más tarde el cello continúa imitando esta melodía. A Haydn le gustaba este gesto: dentro del movimiento, elvioloncello hace su entrada varias veces sobre una nota sostenida. Este movimiento, como el primero, incorpora una cadenza.
En el finale, airoso y cordial, también el violoncello entra con una nota larga, tras una extensa introducción orquestal. Una vez interpretado ese tono, el cello parece quedar atrapado dentro de sí mismo y regresa a él una y otra vez. En este movimiento se explota el virtuosismo del instrumento solista, especialmente en los pasajes donde el violoncelloalterna entre tonos bajos y altos, de modo tal que pareciera que dos instrumentos interpretasen un contrapunto. Haydn utiliza varias veces la entrada con notas sostenidas, la última de las cuales es un Sol muy agudo y penetrante.
Existen 106 sinfonías escritas por el compositor clásico Joseph Haydn. Entre estas, 104 tienen números asociados con ellas que fueron asignados originalmente por Eusebius Mandyczewski en 1908 en el orden cronológico que era conocido en esa época. Durante las siguientes décadas, se encontraron numerosas inexactitudes en la cronología (especialmente en los número más bajos), pero los números de Mandyczeski tenían un uso tan aceptado que cuandoAnthony van Hoboken compiló su catálogo (Hoboken-Verzeichnis) de las obras de Haydn, incorporó la numeración de Mandyczeski en el Catálogo I (e.g., la sinfonía n.º 34 viene marcada como Hob. I/34).1 Además, durante ese periodo, dos sinfonías más fueron descubiertas (a las cuales se les asignó las letras A y B, sin seguir el sistema Mandyczeski ) llevando el total a 106.
Sinfonía concertante (Haydn)
La sinfonía concertante en si bemol mayor, Hob. I/105, de Joseph Haydn fue compuesta en 1792. Se trata de una obra orquestal con cuatro instrumentos en el grupo de solistas: violín, chelo, oboe y fagot. Consta de tres movimientos:
1.Allegro
2.Andante
3.Finale. Allegro con spirituo