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martes, 18 de noviembre de 2014

C.W. Gluck: TELEMACO

En plena labor reformadora de la ópera, tras haber publicado su maravilloso Orfeo ed Euridice, y previa a su otra cumbre lírica, Alceste, Gluck compuso una ópera en dos actos que fue sepultada por los siglos: Telemaco ossia L’isola di Circe (1765)

El motivo fue la celebración de la boda de José II de Austria con María Josefa de Baviera, para cuyas festividades aportó también otras dos obras: Parnaso Confuso y el ballet Semiramide. La ópera no tuvo éxito alguno y no volvió a subir a las tablas hasta el año 1987 en Salzburgo.

Durante esa catarsis de la opera seria que Gluck comenzaba a producir, Telemaco se mueve en un ambivalente doble plano, manteniendo la aristocrática presencia, rígida y distante, de la vieja escuela, pero dotándola de sus elementos diferenciadores, en cuanto al predominio de la acción dramática, en sus conjuntos, corales, recitativos orquestales, en sus arias sin da capo, insuflándole retazos de una Belleza tan desconocida como encantadora.

El libreto de Marco Cotellini nos traslada a la antigüedad clásica, como es obligado ante tan magnos fastos, para contarnos las peripecias de Telémaco que parte en busca de su padre, el héroe Ulises, que está prisionero, por amor, en la isla de Circe, junto a sus hombres que han sido transformados en árboles. Allí el joven Telémaco, ante la desesperación de la diosa hechicera, ayudará a la liberación de su padre y encontrará a Asteria, su prometida perdida.

http://cuestiondesensibilidad.blogspot.com.ar/2012/03/cw-gluck-telemaco.html

Telemaco - Gluck

Telemaco - Aria Circe

lunes, 13 de octubre de 2014


Alcestes (Gluck)

Alcestes (título original en italiano, Alceste) es una ópera en tres actos con música de Christoph Willibald Gluck y libreto en italiano de Ranieri de Calzabigi, estrenada en Viena en 1767. Una segunda versión, revisada, más conocida hoy en día, fue estrenada en París en 1776.

Historia

Se estrenó en el Burgtheater de Viena el 26 de diciembre de 1767. La presentación de Alceste en París, en 1774, supuso una total remodelación de la ópera, hasta el punto de que casi son dos óperas distintas: los personajes no son exactamente los mismos y las escenas se ordenan de forma diferente. La versión parisina es considerada superior a la italiana y es esta versión, a menudo traducida al alemán, al italiano o al inglés, que se representó en el siglo XX en los principales teatros de ópera.
Se conocen algunos de los cantantes del estreno en Viena (1767) y en París
Admeto, tenor, en Viena, Giuseppe Tibaldi; en París, Admète fue Joseph Le Gros.
Alceste, soprano, Antonia Bernasconi / Rosalie Levasseur.
Sumo sacerdote, barítono, Laschi / Gélin.
Hércules, en París, barítono Henri Larrivée.
Apolo, en París, barítono Moreau.
Evandro, tenor Pilloni / Tirot.
Eumelio y Aspasia, los hijos de Alceste, en Viena, niños cantores.
Esta ópera forma parte del repertorio, a pesar de que plantea tres problemas: “la falta de garra para el espectador actual del tratamiento hierático de la trama, el anticlímax musical que es todo el acto III, y la dificultad de encontrar una auténtica soprano dramática que además cuente con la verdadera técnica belcantista que exige el papel principal” (J. M.ª Martín Triana).
Maria Callas protagonizó Alceste en La Scala en 1954.
La Metropolitan Opera ha presentado Alceste en tres temporadas diferentes, con cuatro sopranos interpretando un total de dieciocho representaciones. El estreno en el Met fue el 24 de enero de 1941, con Marjorie Lawrence. Hubo otras cuatro representaciones esa temporada, dos con Lawrence y dos con Rose Bampton. En la temporada de 1951-52, Kirsten Flagstad canto Alceste en cinco representaciones, incluyendo su despedida de la compañía el 1 de abril de 1952. El 6 de diciembre de 1960, Eileen Farrell debutó en el Metropolitan cantando Alceste; lo cantó un total de ocho veces esa temporada. Su última representación del papel fue el 11 de febrero de 1961.
La Ópera Lírica de Chicago abrió la temporada de 1990 con una representación de Alceste cantada por Jessye Norman.
De enero a marzo de 2006, Catherine Naglestad apareció en diez interpretaciones de Alceste con la Ópera Estatal de Stuttgart. Esta ópera rara vez se representa en la actualidad; en las estadísticas de Operabase aparece con sólo 6 representaciones para el período 2005-2010.

Argumento

La historia tiene lugar en Tesalia, en época mítica.

Acto I

El rey Admeto se halla gravemente enfermo y próximamente morirá. Su mujer Alceste se dirige al templo para consultar a los dioses. El Oráculo dice que el rey morirá salvo que alguien acepte reemplazarlo. Alcestes acepta morir en lugar de su amado esposo.

Acto II

El pueblo celebra la salvación de su soberano. El rey se entera de que, para ello, otro ha aceptado morir en su lugar, pero no averigua quién es hasta que llega su esposa y el talante entristecido de esta se lo da a entender. Entonces se niega a seguir viviendo si ella tiene que morir, y decide seguirla.

Acto III

El pueblo se lamenta de la suerte de Alcestes. Llega Hércules, amigo de los esposos, y al enterarse de lo que ocurre, jura que los salvará. Alcestes se dirige a las puertas del hades. Detrás de ella viene su esposo Admeto, para morir en su lugar. Ambos discuten, pretendiendo morir uno en lugar del otro. Llega incluso Hércules, amenazando a los dioses del Averno. Los dioses del Olimpo, conmovidos por el amor conyugal, deciden perdonar a ambos. Al final, Admeto, Alcestes y Hércules cantan en el atrio del palacio elogios a Apolo. El pueblo lo celebra.

Análisis musical

Libreto

El libreto de la versión italiana es de Ranieri de' Calzabigi. Para la presentación en París Gluck se basó en un texto nuevo de Le Blanc du Roullet. Se basa en la obra Alcestis de Eurípides.

Piezas destacadas

La obertura es famosa, introduce al ambiente y tono de la obra.
El aria más famosa es la “Ombre, larve” (“Divinités du Styx” en la versión francesa), de Alcestes; es un aria poderosa para una cantante fuerte, que se ve acompañada por el sonido típico de tres trombones. Este personaje tiene otras dos arias de gran belleza en el Acto II: O dieux! Soutenez, de gran dificultad vocal, pues debe cantarse las notas altas en pianissimo; yAh! Malgré moi.
La instrumentación con tres trombones destaca en otros momentos de la obra, con su carácter siniestro y fúnebre.
En esta obra destacan los coros, como elemento de origen griego que busca la revitalización del género.

Valoración

Es la segunda ópera “de reforma”, después de Orfeo ed Euridice, en la que el compositor y libretista pretendían introducir cambios en el género, en busca de una ópera más dramática y menos sometida a los caprichos de los cantantes.
“La ópera llamó la atención por su poderosa envergadura, mucho mayor que la de su precursora Orfeo ed Euridice y, aunque ha tenido menos difusión que ésta, sigue siendo una obra que se emprende con sumo respeto por su calidad y su severa grandeza vocal, orquestal y teatral” (R. Alier). Esta obra no ha conocido el mismo éxito que Orfeo ed Euridice por la debilidad de su acción dramática.
Con ocasión de la publicación del libreto en 1769, Calzabigi añadió un prefacio firmado por Gluck, en el que definió las características de su reforma de la ópera, limitar la música a su verdadera función, que era servir a la poesía, evitando ornamentos superfluos. “Era la primera vez en la historia de la música en la que un compositor explicaba al público el sentido de su obra y sus propósitos al realizarla” (R. Alier):
Cuando me dispuse a escribir la música de Alceste me propuse desnudarla enteramente de todos esos abusos que, introducidos por la vanidad mal entendida de los cantantes, o por una complacencia exagerada de los maestros, desfiguran desde hace tiempo la ópera italiana, y que la convierten, del más pomposo y bello de los espectáculos, en el más ridículo y aburrido.
Christoph Willibald Gluck, citado en La discoteca ideal de la ópera
La opera, en particular en su versión parisina, reúne los rasgos expuestos en su manifiesto, en particular:
· Arias da capo: muy pocas o ninguna.
· Ninguna oportunidad para improvisaciones vocales o muestras de virtuosismo vocal.
· Nada de largos melismas.
· Palabras más inteligibles.
· Menos repeticiones del texto dentro de un aria.
· Era menos clara la distinción entre recitativo y aria, entre pasajes líricos y declamatorios, con menos recitativos en total.
· Recitativos acompañados, en lugar de secos.
· Líneas melódicas más simples y fluidas.
· Una obertura unida por su tema o carácter a la acción posterior.
· Mayor preeminencia del coro, dándole, a imitación del drama griego clásico, una papel importante comentando los sucesos que se desarrollaban en la escena.
Es la más “griega” de todas sus óperas de reforma.
Otro de sus rasgos novedosos es que no tiene ningún papel para voz de castrato, aunque Gluck volvería a usar un castrato en su siguiente ópera, Paride ed Elena.
Pese a toda su pasión e intensidad, está narrada con melodías que fluyen calmadamente y armonías serenas que parecen, paradójicamente, aumentar en vez de disimular la fuerza emocional. Su espíritu se acerca a las tragedias clásicas francesas de Corneille y Racine. (McLeish)


Wikipedia


domingo, 7 de septiembre de 2014

Ifigenia en Tauride (Argumento)

Christoph Willibald von Gluck
(1714-1787)

Reformador de la ópera, sus primeras innovaciones son visibles en el ballet Don Juan (1761) y en la ópera Orfeo y Eurídice (1762), proseguidas tras un nuevo viaje a Italia en 1763. Regresó a Viena donde compuso Alceste y posteriormente viajó a Parma. De vuelta a Viena, dio lecciones a la archiduquesa María Antonieta, quien más tarde le protegería como reina de Francia.

Es ésta la penúltima ópera de Gluck, en la cual se dan los pasos definitivos hacia la reforma que este compositor buscaba dar el género lírico. La escribió cuando estaba radicado en París en plena beligerancia con el compositor Piccini. Posee un libreto de Nicolas-François Guillard, basado en la tragedia homónima de Eurípides y un drama de Guymond de la Touche. En la adaptación de la música a la historia la obra logra una cabal humanización de la trama, superando incluso cuanto contenido mitológico había en ella. La obra elimina la inclusión del ballet y sintetiza a la perfección los ideales de su autor, por cuanto Gluck no sólo se plantea como un triunfador en sus propósitos sino que se yergue como un artista clásico en la más amplia acepción del término.
Compositor: Christoph Gluck
Libreto: François Le Blanc Du Roullet, según la tragedia de Racine, basada a su vez en la de Eurípides
Título original: Ifigenia i Aulis
Acción: Aulide, ciudad de Grecia, siglo XIII a. C.
"Ifigenia en Táuride" fue estrenada en Francia, en el Teatro de la Opera de París, el 18 de mayo de 1779
 [ver Timeline] La acción se desarrolla en cuatro actos después de la guerra de Troya, en el siglo 13 antes de Cristo.Previa a la trama misma debe saberse que Ifigenia es la hija de Agamenón, rey de Micenas. Este ha sido asesinado por su esposa Clitemnestra, quien en seguida también ha sido ultimada por su hijo Orestes. Ifigenia es ignorante de estos acontecimientos y ha llegado a ser sacerdotisa de Diana en la isla de Táuride, habitada por los escitas.

Acto Primero
Una tempestad sacude a la isla.
En el templo de Diana se encuentran varias doncellas griegas que ofician como sacerdotisas.
Estas son presididas por Ifigenia, quien acaba de tener un sueño que la ha agitado tanto como la tempestad reinante. Algunas sacerdotisas tratan de calmarla. Finalmente la tormenta se aplaca.El rey Toas llega agitadísimo. También él ha tenido sueños terribles y teme por su vida. Sólo eliminando a los enemigos se sentirá seguro y por ello da orden a Ifigenia que sea ella quien de muerte inmediata a cualquier extranjero que pase por allí. Los escitas que acompañan al rey secundan sus palabras y danzan al son de una música primitiva.Dos extranjeros que vienen de tierras lejanas llegan ante Ifigenia. Uno es Orestes, que huye desde hace dos años de su patria, Argos, porque se siente culpable de haber matado a Clitemnestra, su madre. El otro es Pilades, su devoto amigo, que sigue a Orestes dondequiera que éste vaya.Según las normas que ha dictado el rey Toas, los extranjeros deberían ser ejecutados. Pero Ifigenia, al enterarse que son griegos, los interroga respecto de cómo están las cosas en Argos y del destino de la familia real. Orestes, avergonzado de su crimen, oculta su identidad y señala que sólo Electra sobrevive de toda la familia.

Acto Segundo
Orestes y Pilades esperan su destino. Al remordimiento que consume a Orestes por el matricidio cometido se agrega ahora un sentimiento de culpa por haber llevado a su amigo a una situación tan desmedrada y que está poniendo en peligro su sobrevivencia. Pilades es llevado por unos guardias y Orestes se queda solo y en estado de sopor en un calabozo del templo de Diana. Aparecen entonces las Furias, que lo atormentan por ser el asesino de su madre (recuérdese que las Furias son divinidades vengativas de la mitología griega). Llega Ifigenia e interroga más en detalle a Orestes, pero éste no se da a conocer. Ifigenia supone entonces que definitivamente su hermano ha muerto y organiza solemnes honras fúnebres por él y la familia.
Un solemne ritual sagrado cierra el acto.

Acto Tercero
Ifigenia decide enviar a Grecia sólo a uno de los prisioneros, al que librará de la pena de muerte. El elegido será quien lleve un mensaje a Electra. Ifigenia piensa en Orestes, pero los dos amigos se pelean por morir y salvar al otro.Orestes amenaza con suicidarse, de modo que finalmente Ifigenia tiene que decidirse por Pilades. Éste, sin embargo, promete que salvará a su amigo o perecerá en el intento.

Acto Cuarto
Se celebran los preparativos para la ejecución de Orestes. Ifigenia tiene la impresión de que una fuerza superior le impedirá asestar el golpe mortal a la víctima del sacrificio. Las sacerdotisas en pleno invocan a la diosa Diana. Orestes asegura a Ifigenia que su muerte es algo justo. Finalmente Ifigenia toma el puñal sagrado para ejecutar a Orestes, quien se despide de la vida dando a conocer su verdadera identidad. Las sacerdotisas saludan en él a su legítimo rey, e Ifigenia asegura a Orestes que su matricidio ha sido perdonado. Muy inquieto llega el rey Toas, pues no se han llevado a cabo las ejecuciones. Toas decide actuar él mismo y se dispone a matar a Orestes cuando entra Pilades, quien mata al rey. Los griegos con los que ha vuelto Piladse se disponen a la matanza de los escitas, pero la diosa Diana se aparece para defender las vidas de sus lejanos súbditos, aunque favorecerá el retorno de Ifigenia, Orestes y Piladse a Grecia.

Hasta 1762 compuso en el estilo de sus contemporáneos, cultivado especialmente en Italia y marcado por una música destinada a los virtuosos del canto. Pero con el tiempo, Gluck se mostró en desacuerdo con el carácter convencional de la ópera italiana que se distinguía por una brillantez superficial y una densa ornamentación melódica. Comenzó a desarrollar un nuevo estilo, por medio del cual intentó recuperar el propósito original de la ópera: expresar sentimientos y emociones transformados en palabras, por medio de la música. Persiguiendo este fin colaboró con el gran renovador del ballet, el francés Jean Georges Noverre. Hacia 1760 entró en contacto con el poeta italiano Ranieri di Calzabigi; éste escribió un libreto para Gluck que coincidió perfectamente con las ideas del compositor sobre el equilibrio que debía existir entre la música y las palabras. La ópera que resultó de esta unión fue Orfeo y Eurídice, que sobrepasó en grandeza, calidad dramática y espontaneidad a todas sus anteriores composiciones. Se estrenó con gran éxito en Viena el año 1762. Del resto de sus grandes óperas sobresalen Alceste (1767) y Paris y Elena (1770), con textos de Raniero de Calzabigi; Ifigenia en Áulide (libreto de Ruullet, 1774) y Armide (1777).

Otras Operas de Gluck
Los chinos (1754)
La danza (1755)
La inocencia justificada o La vestal (1755)
Orfeo y Euridice (1762)
Los peregrinos de La Meca o El reencuentro imprevisto (1764)
La corona (1765)
Paris y Elena (1770)
Ifigenia en Aulide (1774)
Alceste (1776)
Armida (1777)
Ifigenia en Tauride (1779)
Eco et Narciso (1779)


http://www.blogclasico.com/2008/10/christoph-gluck-ifigenia-en-tauride.html

jueves, 14 de agosto de 2014



“Orfeo ed Euridice” de Christoph Willibald Gluck

Orfeo y Eurídice es una ópera en tres actos del compositor alemán Christoph Willibald von Gluck (Erasbach, 1714 – Viena 1787), con libreto de Raniero de Calzabigi basada en el mito de Orfeo, y fue estrenada en el Teatro de la Corte de Viena el 5 de octubre de 1762.
Tiene una estructura sencilla basada sólo en tres personajes, ballet y coro, siendo la primera pieza de la reforma operística planeada por Gluck.
La reforma gluckiana afectó a la estructura de la obra: no hay recitativos “secos”, sino sólo acompañados por la orquesta. Las arias son sencillas y sin la estructura tripartita de la ópera seria (aria da capo) excepto la última, Che faro senza Euridice, universalmente alabada por su belleza. Pese a su intento de eliminar a los cantantes “de exhibición”, Gluck se vio obligado a utilizar al castrato del teatro imperial vienés para el papel principal.
Años más tarde, al presentar esta ópera en París, con libreto francés de Pierre-Louis Moline basado en el de Calzabigi, completó la reforma, cambiando el castrato protagonista por un tenor. Esta versión es más completa, porque Gluck redondeó la escena de los Campos Elíseos. El estreno de esta versión, tuvo lugar en París el 2 de agosto de 1774.

Personajes

·                                 Orfeo — mezzosoprano, contralto o tenor (según la versión)
·                                 Eurídice  soprano
·                                 Cupido  soprano
·                                 Pastores y ninfas, furias y espectros del infierno, 
héroes y heroínas de los Campos Elíseos, seguidores de Orfeo — Coro

Argumento

La acción se desarrolla en la Grecia mitológica.
ACTO I
Montículo de la costa helénica en el cual está emplazado un túmulo funerario. El afligido Orfeo llora con desconsuelo sobre la marmórea losa que cubre los restos mortales de su amada Eurídice, fallecida recientemente. Coreado por los amigos que le han acompañado hasta el fúnebre lugar, canta una conmovedora aria (Chiamo il mio ben). Orfeo está dispuesto a realizar cualquier sacrificio, por enorme que sea, a afrontar el más espantoso peligro, con tal de rescatar de su tumba a su hermosa prometida. Así lo ofrece a los dioses en un heroico recitado en el cual les invoca suplicante y les increpa al mismo tiempo, por lo crueles que con él han sido. Como respuesta a sus palabras, se le aparece el dios Amor, que acude a su conjuro.
Éste informa al desesperado mancebo que el omnipotente Zeus ha oído sus lamentos e imprecaciones y enternecido por su dolor le permite llegar hasta el mundo lejano e invisible de los dioses y las furias, en donde podrá luchar para recobrar a su amada. Primeramente deberá vencer la resistencia de Plutón y los espíritus malvados que le rodean, quienes tratarán de impedirle la entrada a la mágica región; para luchar con ellos no debe emplear otra arma que el encanto de su voz y la seducción de sus canciones. Otra advertencia importante es la de que, una vez encuentre a Eurídice, debe tener en cuenta que para efectuar felizmente su rescate no puede en ningún caso volver la vista atrás para contemplarla, hasta que hayan atravesado las aguas pestilentes de la laguna Estigia; de no hacerlo así, su prometida moriría irremisiblemente. Orfeo acoge con gran júbilo el mensaje de los dioses, dándoles las gracias por haber atendido su ruego e implorando su ayuda para la arriesgada empresa que va a iniciar.
ACTO II
Cueva sombría que sirve de entrada al averno. Aparece Orfeo, el cual es amenazadoramente recibido por las Furias que habitan en la lobreguez del antro, condenadas a montar guardia eternamente. Ellas le insultan por su osadía de haber llegado hasta allí y tratado de penetrar en aquel infernal paraje cuyo paso está vedado a los mortales. Las amenazas son cada vez más inquietantes con repetidos gritos de ¡No!, el atemorizado Orfeo trata de calmarlas (Deh! placatevi), y recordando las palabras del dios Amor, recurre a su arma como cantante entonando una dulce canción en la que expresa su infinita pasión por Eurídice y la honda pena que le ha causado su muerte. Amansadas por el hechizo de la música y el son cristalino de la voz del cantante, las Furias se apiadan de sus pesares y finalmente ellos dejan paso a la nueva emoción que ahora sienten (Ah!, quale icognito affetto), y para que pueda encontrar a su amada, le permiten entrar en el terrible reino cuyo única puerta de acceso custodian. Se abren las puertas de los Campos Elíseos, valle paradisíaco, en donde los espíritus bienaventurados vagan libremente gozando por una eternidad de la paz y dicha que han merecido sus vidas ejemplares. Se escucha la Danza de los Espíritus Benditos, quienes, conducidos por uno de ellos, cantan su alegre existencia en este bello lugar (Questo asilo).
Aparece Orfeo, prosiguiendo su peregrinaje en busca de Eurídice. El coro de seres angelicales, le saludan dándole la bienvenida. Informados del deseo que le ha traído hasta allí, van en busca de su amada y se la presentan. Orfeo, al percibir la sombra adorada intenta abrazarla, loco de dicha, pero recordando la severa advertencia del dios Amor, se abstiene de ello y tomando a Eurídice de la mano se la lleva del grupo de espíritus, mirando en dirección opuesta y conduciéndola hacia los confines del valle en donde se encuentran la laguna Estigia y la salida del reino de las sombras, mientras los Espíritus Benditos los contemplan y animan a Eurídice a volver (Torna, o bella). Ella le sigue dócilmente, aunque muy extrañada de la inexplicable actitud de su amado, que en vez de demostrar su contento por el encuentro, la arrastra brutalmente sin prodigarle ni una sola mirada de afecto.
ACTO III
Interior de un espeso bosque. Orfeo, que ha soltado por un instante la mano de su prometida, continúa avanzando en su camino sin detenerse y llamando a Eurídice para que le siga, pues sabe que las pantanosas aguas de la fatídica laguna no están lejos y no quiere perder tiempo en atravesarlas y alejarse de una vez de aquellos parajes de maldición. Mas la intrigada doncella, que continúa sin comprender el porqué de aquel extraño comportamiento, está celosa por lo que juzga desdén en la aparente indiferencia de su amado (Che fiero momento).
Deteniéndose de pronto, se niega a dar un paso más si éste no la mira y le jura que la quiere, pues es preferible regresar a donde estaba que retornar al mundo de los vivos sin poseer su cariño. Orfeo trata en vano de resistir a este amoroso llamamiento. Olvidando la prohibición de los dioses y no obedeciendo más que al impulso de su corazón de enamorado, se vuelve repentinamente y estrecha a Eurídice entre sus brazos. Inmediatamente la bella muchacha desfallece sin vida.

http://www.fiorellaspadone.com.ar/operas/argumentos/orfeo-y-euridice.html