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jueves, 30 de octubre de 2014

HISTORIA BREVE DE TEOTIHUACAN

La Zona Arqueológica de Teotihuacan se localiza en el estado de México, es considerado uno de los sitios prehispánicos más importantes descubiertos hasta el día de hoy. Es testimonio material de una de las ciudades prehispánicas mejor planificadas y extensas del mundo antiguo.

Es símbolo de desarrollo cultural, artístico, religioso, político y social de la cultura mesoamericana, y que aún después de su abandono continúa siendo objeto de la construcción simbólica colectiva. Por sus valores históricos, culturales y educativos,  no solo es el sitio arqueológico más visitado en México, sino se ha consolidado como un destino turístico internacional.

Teotihuacan significa el “lugar donde fueron creados los dioses” y debe su nombre a los mexicas, que la llamaron así seis siglos después de su abandono. Alcanzó los 22 kilómetros cuadrados de extensión y fue uno de los polos culturales del área conocida como Mesoamérica. Su alcance abarcó desde el norte hasta el sur del México actual, así como Guatemala y Honduras, regiones con las que mantuvo un intercambio traducido en influencias estilísticas y arquitectónicas.

Su valor universal se aprecia en el diseño urbano ortogonal, definido por la calzada de Los Muertos en el eje norte-sur y las canalizaciones del río San Juan en el este-oeste, disposición que se vincula con el paisaje y sus elevaciones naturales, como el cerro Gordo y la sierra de Patlachique. Sobre ese plano se trazaron calles, palacios, templos y conjuntos habitacionales con una población multiétnica dedicada a la producción artesanal, el comercio, el sacerdocio y la guerra.

También se caracterizó por su cultura material, como la pintura mural o los objetos cerámicos y de piedra ofrendados en edificios y entierros de todas las clases sociales. De sus numerosas construcciones, distribuidas en tres mil hectáreas, las más importantes se hallan en la calzada de Los Muertos, entre las que destacan las pirámides del Sol y la Luna, la Ciudadela, los conjuntos Oeste y de La Ventilla, el Gran Complejo y los palacios de Tetitla, Atetelco, Tepantitla, Yayahuala y Zacuala.

Teotihuacan se incorporó a la lista de sitios considerados como Patrimonio Mundial por la UNESCO, el 11 de diciembre de 1987. Reúne los seis criterios culturales,  todos los que ha definido el organismo internacional, para ser objeto de dicha declaratoria:

1. Representar una obra maestra del genio creativo del hombre.
2. Ser la manifestación de un intercambio de influencias considerable, durante un periodo determinado o un área cultural específica, en el desarrollo de la arquitectura o de la tecnología, la planificación urbana o el diseño prehispánico.
3. Representar un testimonio único, o por lo menos excepcional, de una tradición cultural o de una civilización aún viva o desaparecida.
4. Ser un ejemplo sobresaliente de un tipo de construcción, de un conjunto arquitectónico, tecnológico o de paisaje, que ilustre una o más etapas significativas de la historia de la humanidad.
5. Constituir un ejemplo sobresaliente de asentamiento humano o de ocupación del territorio que sea tradicional y representativo de una o varias culturas, especialmente si se ha vuelto vulnerable por el efecto de cambios irreversibles.
5. Estar asociado directa o materialmente con acontecimientos o tradiciones vivas, ideas, creencias u obras artísticas y literarias de significado universal extraordinario. Sólo se aplica en circunstancias excepcionales y es utilizado con los demás criterios.


Relevancia astronómica

Según Alejandro Sarabia, director del sitio arqueológico, aunque el tema ha sido poco estudiado se tiene conocimiento de dos lugares que fueron esenciales para la observación astronómica en el sitio: la Pirámide del Sol y la llamada Cueva astronómica, ubicada cerca de dicha estructura.

El especialista menciona que en esta pirámide, el astro rey se oculta exactamente frente a ella, el día 13 de agosto, mientras que para el 19 de febrero surge por su parte posterior. En cuanto a la cueva, se dice que los teotihuacanos registraban en ella el paso cenital del Sol dos veces por año, de una manera exacta.

Otro punto a destacar sobre Teotihuacan es que los investigadores coinciden en que la estructura urbana de la ciudad estuvo regida, al momento de construirla, por diferentes puntos astronómicos que, hasta el momento, no han sido definidos.

Un siglo de investigaciones
Como parte de las celebraciones para conmemorar los primeros cien años de investigaciones en la Zona Arqueológica de Teotihuacan, estado de México, se exhiben en el ex museo de la zona, por primera vez, 70 piezas arqueológicas halladas en el “Barrio Zapoteca”, ubicado en la parte norponiente del lugar.

Gente de nubes en tierra de encuentros es el título de la exposición, que hasta el 30 de abril de 2009 muestra al público la importancia que tuvo el llamado “Barrio Zapoteca” en la vida social, política, económica y cultural de Teotihuacan.

Dividida en seis salas, la muestra lleva a los asistentes por un recorrido histórico-arqueológico en el que conocerán el papel que tuvo el comercio en este sitio y la relación con Monte Albán, Oaxaca, así como la importancia del establecimiento de un grupo zapoteco en la urbe teotihuacana.

Los visitantes también aprenderán cuáles eran las actividades a las que se dedicaban y cómo eran sus costumbres funerarias, todo lo anterior mediante un discurso museográfico compuesto por piezas arqueológicas y fotografías de las investigaciones, así como de diferentes temporadas de campo que arqueólogos del INAH han realizado en el “Barrio zapoteca”  o Tlailotlacan (gente de tierras lejanas), de 1960 a la fecha.

 http://www.inah.gob.mx/boletines/7-zonas-arqueologicas/2836-historia-breve-de-teotihuacan


Hallan ofrenda prehispánica con más de 50 mil objetos en Teotihuacán



Más de 50 mil objetos con un gran valor económico y simbólico conforman la majestuosa ofrenda que investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron al final del túnel que se encuentra bajo el Templo de la Serpiente Emplumada en la la zona arqueológica de Teotihuacán.
En una rueda de prensa esta mañana, la directora del INAH, Teresa Franco, dio a conocer el descubrimiento que forma parte del proyecto Tlalocan. Camino bajo la tierra que se desarrolla en el sitio desde hace 5 años.
La hipótesis principal es que la rica ofrenda antecede el sitio donde estarían los restos de un importante dignatario teotihuacano. No obstante, será hasta enero, cuando inicie una nueva temporada de exploración, cuando se compruebe o deseche esa idea.
Por el momento, se han recuperado materiales únicos y preciosos entre los que destacan cuatro esculturas labradas en piedra, una masculina y tres femeninas, ornamentadas con joyería prehispánica elaborada en jade y piedra verde.
También hay decenas de grandes caracoles procedentes del Golfo de México y el Caribe, miles de cuentas de diversos materiales, pelotas de hule, huesos de grandes felinos, discos de pirita y una caja de madera conteniendo decenas de conchas trabajadas y los esqueletos de escarabajos.
Ha sorprendido el hallazgo de abundantes restos de aves, así como más de 15 mil semillas de tuna, jitomate, maíz y restos de flores de calabaza. Hay piezas elaboradas en ámbar, unos 4 mil objetos de madera en excelente estado de conservación, cuchillos de obsidiana, espejos de pizarra y pirita labrados por una de sus caras, y unos pequeños restos de piel, que está por definirse si corresponden a algún animal o un humano.
El equipo de trabajo encabezado por el arqueólogo Sergio Gómez han confirmado que el túnel no solo se utilizó como repositario de ofrendas, sino que es una metáfora del acceso al inframundo, por lo que la probabilidad de hallar restos de un alto dignatario son muchas.
Lo anterior contribuye a entender que Teotihuacán fue construida como una réplica de la manera como se concibió el cosmos en la época de su fundación (alrededor de los años 150 y 200 de nuestra era): arriba la región celeste, en medio el plano terrenal y abajo el inframundo.

http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/10/29/hallan-ofrenda-prehispanica-con-mas-de-50-mil-objetos-en-teotihuacan-1221.html


lunes, 29 de septiembre de 2014

Historia del Mariachi

El mariachi no es un invento de una sola persona, sino el producto de una cultura mestiza, religión y música que surgió desde los años 1500. Los historiadores aseguran que en 1533, Fray Juan de Padilla enseñó a la gente nativa de Cocula la doctrina cristiana usando la música española. Los indígenas hicieron rápidamente el esfuerzo por incluir el violín y la guitarra en sus grupos y demostraron tanto talento para copiar los instrumentos que, tiempo después, el indígena Justo Rodríguez Nixen inventó la vihuela usando un caparazón de armadillo. Más tarde el guitarrón fue introducido usando tripas de animales como cuerdas. A lo largo de los siglos XVI y XVII, la música española comenzó a florecer en todo México y junto con la música nativa, dio paso a una mezcla de percusión mestiza y melodía que originó el mariachi.

En algún momento se creyó que la palabra mariachi venía de la palabra francesa "mariage" ("para la boda o la unión"), relacionando al grupo musical con las fiestas durante la ocupación francesa en el occidente de México. Ésta fue una versión muy conocida y la que más duró, incluso aparece en algunos libros de texto; sin embargo fue rechazada en 1981, cuando en los archivos de una iglesia, fue descubierta una carta escrita por el padre Cosme Santa Ana al arzobispo, en donde se queja del ruido de los "mariachis" y fechada en 1848, mucho antes de la ocupación francesa, lo que desmiente el origen francés de la palabra. La versión más acertada y sencilla es que el término mariachi se creó en Cocula, Jalisco en el siglo XVI por los indios "cocas", descendientes de los chimalhuacanos para referirse a "músico o ejecutante de algún instrumento". Sin embargo, no hay una versión oficial del origen de la palabra, pero parece ser mucho más antigua de lo que se pensaba.

Aunque gozaron de una tradición de varios centenares de años, la música del mariachi era sobre todo una forma de arte de la gente del campo usada como acompañamiento para bailar y era aprendida y enseñada "de oído" solamente. No fue sino hasta principios del siglo pasado en que el mariachi se fue estandarizando con la llegada masiva a la Ciudad de México, después de la Revolución, de grupos que interpretaban este género como el Mariachi de José y Cirilo Marmolejo, llegado al Distrito Federal en 1927. El mariachi, hasta entonces, consistía en un conjunto de instrumentos de cuerdas exclusivamente: guitarra, guitarrón, vihuela y algunas veces arpa, aunque en la parte sureste de México, también se incluyó la flauta para interpretar el huapango.

Ya entrados los años treintas, el futuro Presidente Lázaro Cárdenas, en un esfuerzo por unificar la tradición cultural y musical de México, invitó al Marichi Vargas de Tecalitlan (creado por Gaspar Vargas en 1898) a acompañarlo a su campaña en 1936, otorgándole a la música del mariachi gran popularidad y convirtiéndola en un referente de México. Vargas incluyó entonces a un músico entrenado: Rubén Fuentes para dirigir al grupo, estandarizando éste los arreglos de los sones e insistiendo en el uso de la música escrita y no fue sino hasta los años cincuentas en que fue incluida la trompeta y se adoptó el traje de charro como vestimenta del mariachi, tal y como hoy lo conocemos

http://aztecacharrua.webcindario.com/lahistoriadelmariachi.htm



viernes, 26 de septiembre de 2014

El Peñón de los Baños - México

En los códices prehispánicos y mapas virreinales de la cuenca de México, siempre aparece un cerrito elevado, situado hacia el oriente, a corta distancia de México-Tenochtitlán. En siglos pasados el agua lo separaba de la urbe y ahora es parte de ella. Es el Peñón de los Baños, que recibe ese nombre porque desde hace siglos de sus entrañas brotan aguas termales ricas en minerales como bicarbonato, magnesio, calcio, potasio y litio, entre muchos otros. A ello se añaden los 46 grados de temperatura con los que emana de las profundidades de la tierra, en donde seguramente algún volcán subterráneo le otorga todas esas propiedades.
Resulta fascinante pensar que en este lugar tomaron baños los emperadores aztecas y texcocanos. En esa época el cerro recibía el nombre de Tepetzinco y aún se le representa con su glifo toponímico, que muestra el cerrito con dos piernas en actitud de correr.
A lo largo de su historia distintas construcciones han albergado el manantial, algunas lujosas y otras de gran modestia. En el apogeo mexica tenía suntuosas edificaciones y después de la conquista el templo azteca fue sustituido por uno cristiano y las instalaciones fueron viniendo a menos, aunque nunca dejaron de funcionar. En el siglo XVIII les dieron una arreglada y se construyó una bellísima capilla barroca, que todavía existe, urgida de una buena restauración.
Durante el porfiriato los baños vivieron una época de oro, en gran medida porque, entre otros, el respetado doctor Liceaga avaló científicamente las bondades terapéuticas del manantial, recomendando inclusive que se bebieran sus aguas. Esto llevó al suegro de Porfirio Díaz, don Manuel Romero Rubio, a adquirirlos y construir lujosas instalaciones. En un predio anexo estableció una planta embotelladora para comercializar el líquido. La mejor guía de la ciudad de esos años dice: “El servicio de este establecimiento, que tiene un amplio y lujoso hotel, con restaurante anexo, con capilla, boliche, sala de bailes, etc., es muy esmerado”.
Durante el siglo XX en la zona se desarrollaron colonias populares y poco a poco las edificaciones de los baños fueron decayendo, la planta embotelladora y las lujosas construcciones fueron demolidas. Actualmente se conservan unas modestas instalaciones rodeadas de edificios de departamentos. En el centro, en una isla jardinada, se encuentra la hermosa capilla y a un costado los cuartos de baño, individuales o de pareja, limpísimos, con un excelente servicio y la posibilidad de darse un buen masaje después del sabroso remojón. Sale auténticamente fortalecido si está sano, y mejorado de sus dolencias, si es el caso: asma, reumatismo, artritis, ciática, lumbago, bronquitis, estrés y previene la osteoporosis.
Su director don Jorge Espinosa, culto maestro retirado, quien con un pequeño grupo mantiene con esfuerzo vivos los baños, le puede enseñar la capilla y contarle la historia del lugar, que se encuentra a unos pasos del aeropuerto, en la calle de Quetzalcóatl y Circuito Interior. Desde el circuito se puede ver la primorosa cúpula de la capilla.
Los baños funcionan los 365 días del año, de 6 a 20 horas, y si tiene dudas de cómo llegar, el teléfono es 5571-2870.
La marquesa Calderón de la Barca, a raíz de una visita, escribió en 1841: “Fuimos a pasear al Peñón (...) donde hay unos baños que se consideran un remedio universal (...) No dejamos de pensar que fortuna podría hacer con estos baños un yanqui emprendedor si fuera su dueño, edificara aquí un hotel (…) y embelleciera este rústico templo de agua caliente”. Igual nos preguntamos como no hay un mexicano emprendedor que vea su potencial y garantice su supervivencia. En las largas esperas que tienen que sufrir muchos viajeros en el aeropuerto, una magnífica opción sería cruzarse a los baños, en donde se relajarían entre vuelo y vuelo con las reconfortantes aguas, en estos que seguramente son los baños termales más antiguos de América.



                                                                    Peñon de los baños


viernes, 12 de septiembre de 2014

Los Niños Héroes del Castillo de Chapultepec

Este episodio de la Historia de México ocurre en el año de 1846 siendo presidente de México Antonio López de Santa Anna, durante el cual ocurre la guerra de Estados Unidos contra México.

La guerra fue declarada por el presidente James Polk con fines expansionistas, ya que pretendían apoderarse de las provincias mexicanas de Alta California, Nuevo México y, en caso conveniente, de Chihuahua.

Durante el tiempo que duró la guerra (del 8 de marzo de 1846 al 30 de mayo de 1848), en México reinaba la anarquía: en ese periodo hubo siete presidentes y sólo siete de los 19 estados que en esa época formaban la federación mexicana participaron en la defensa de la soberanía nacional.

Esta intervención por parte de Estados Unidos contó con varias campañas, una de ellas la de Veracruz-México. La batalla de Chapultepec pertenece a la última parte de esta campaña. El 13 de septiembre de 1847, las fuerzas norteamericanas decidieron tomar el castillo de Chapultepec donde se alojaba desde hacía 3 tres años el Colegio Militar.

En el Colegio Militar como su nombre lo dice estudiaban los jóvenes que deseaban hacer carrera en el ejército. Fue ahí donde 6 cadetes dieron la vida para salvar a su patria, sus nombres son: Juan de la Barrera, Juan Escutia, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez, y Francisco Márquez, todos ellos tenían edades de entre 13 y 17 años; cuentan que cuando todo había acabado un oficial norteamericano observando el rostro de los cadetes muertos, dijo lleno de sorpresa algo como: "¡Pero si son apenas unos niños!". Tal fue el origen de la expresión "Los niños héroes".

La batalla en Chapultepec comenzó con un intenso bombardeo de artillería, ocasionando graves estragos al edificio y a la infantería que lo defendía, que poco pudo hacer ante el alcance de los cañones. La defensa de Chapultepec estuvo el mando del general Nicolás Bravo, quien disponía de 200 cadetes del Colegio Militar y 632 soldados del Batallón de San Blas, al mando del teniente coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, además, Antonio López de Santa Anna llevó al pie del cerro a 450 hombres. Derrotado el batallón de San Blas, los norteamericanos atacaron por el poniente y el sur del Colegio Militar, donde fueron detenidos durante algunas horas por los cadetes; pero más tarde las divisiones de Quitman y Pillow lograron escalar el Castillo. En el interior del inmueble la lucha fue cuerpo a cuerpo; finalmente, la heroica resistencia de sus defensores cedió ante la superioridad numérica y material de los norteamericanos quienes tomaron el edificio e hicieron prisioneros al general Nicolás Bravo, Mariano Monterde –director del Colegio– y varios alumnos sobrevivientes.

Después de ser ocupada la Ciudad de México, el 2 de febrero de 1848, en la sacristía de la Basílica de Guadalupe fue firmado el convenio con el que se dio fin a la guerra. Con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, México perdió gran parte de su territorio. Reconocía al Río Bravo como límite meridional de Texas; además, cedía a los Estados Unidos norteamericanos los territorios de Nuevo México y Alta California. Por su parte, el gobierno norteamericano se comprometía a pagar las reclamaciones de sus ciudadanos contra México, a no exigir compensaciones por los gastos de guerra y a pagar 15 millones de pesos por los territorios cedidos.

Así el 13 de Septiembre son recordados todos los héroes que dieron su vida para salvar a la patria durante la guerra contra Estados Unidos.

En la Ciudad de México se realiza un desfile con la armada y en el Castillo de Chapultepec se hace una ceremonia con cañones para recordar a los "Niños Héroes". En las demás partes del país se conmemora con ceremonias cívicas.

Fuente: http://www.sanmiguelguide.com/ninos-heroes.htm