Entre la amplia legión de responsables de algunas catástrofes, siquiera en el capítulo de sospechosos sin mayores pruebas, destaca el nombre de un músico ruso no demasiado conocido por aquí: Glazunov.
De él se dice que dirigió borracho el estreno de la Sinfonía Nº 1 de Rachmaninov, lo que hizo que el público la rechazara y el compositor entrara en una crisis de la que salió… con su Concierto para piano y orquesta Nº 2, uno de los mayores éxitos de público de todos los tiempos. Pero hoy no vamos a hablar de Rachmaninov sino de Glazunov y su obra.
Estamos ante un compositor de largo y variado catálogo, de inspiración nacionalista y música que parece heredera directa de una línea que parte de Chaikovski. Pese a haber sido condecorado como artista del pueblo, en 1928, aprovechando un viaje a Viena con una delegación soviética para el homenaje a Schubert, desertó y se quedó a vivir para siempre en Europa occidental.
Una de sus obras de madurez es el Concierto para piano y orquesta Nº 1, compuesto en 1911 (escribió otro seis años más tarde), que está lleno de melodías apasionadas y requiere de un gran virtuosismo. Les dejo esta obra interpretada nada menos que por Svjatoslav Richter.
http://blogs.elcorreo.com/divergencias/2013/07/05/ningun-fin-de-semana-sin-musica-el-concierto-para-piano-no-1-de-glazunov/
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